La Marinera

La Marinera
La Marinera

Marinera : por Carlos Chinchayan C.

La marinera es nuestro baile Nacional. Expresión musical del sentir popular, libre y espontánea. La alegría de su ejecución con pasos y figuras donde las parejas hacen derroche de gracia, picardía, habilidad, dextreza y donaíre nos muestran un coloquio de insinuación y enamoramiento con las características propias de un hecho folklórico.

Como sabemos, la marinera tiene su origen en la Zamacueca o Mozamala. Han habido muchas discusiones e hipótesis, como que zamacueca tiene raíces españolas y africanas. Pero ahora encontramos bases documentarias, pictóricas y análisis filológicos que permiten revivir la vieja polémica y obtener, pruebas en mano.

Originalmente se le conocía como el nombre de «Zamacueca», pero en 1880 debido a la inspiración del escritor peruano Abelardo Gamárra conocido como El Tunante se le bautizó con el nombre de Marinera, en homenaje a la Gloriosa Marina de Guerra Nacional.

Este baile es el remate obligado de cualquier reunión familiar o social.

LA MARINERA GUARDA EN SUS VERSOS, MENSAJES QUE PERDURAN A TRAVEZ DE LOS TIEMPOS, NUESTRO BAILE NACIONAL DEBE MANTENER SU ESENCIA Y LAS COMPOSICIONES Y VERSOS QUE SE ESCRIBEN Y ENRIQUECEN NUESTRA MUSICA SERAN SIEMPRE UN VALIOSO APORTE PATRIMONIO DE NUESTRA CULTURA POPULAR.

AMEMOS Y RESPETEMOS LA MARINERA Y SEGURAMENTE QUE AL VER NUESTRO PATRIMONIO EN OTROS LARES SENTIREMOS EL ORGULLO DE SER PERUANOS.

El Uso del Pañuelo o Falpik ( Portadores de Pallares) :

A través de las expresiones pictográficas y de grabados que figuran en ceramios, tejidos y lienzos Mochicas, podemos descubrir que el pañuelo se usaba ya en la época prehispánica. Por otra parte, gracias a las acuarelas de fines del siglo XVIII pintadas por Jaime Martínes Compañón sobre escenas y costumbres de los Mochicas, en las que se aprecian figuras portando pequeñas bolsas notamos que, con el tiempo, las bolsas mencionadas fueron reemplazadas por pañuelos. Este, como puede verse, formaba parte obligada de la indumentaria de nuestro antiguo hombre costeño.

Vestido :

Con respecto al vestido, utilizaban una túnica con abertura a los costados para sacar los brazos, de color negro llamada » Anaco o Lotu «. Con este vestido bailaban «El Tondero», que en aquel entonces era llamado «La Danza de la Pava», que significa el apareamiento del Pavo y la Pava.

La Marinera es un BAILE CON PAÑUELO que se cultiva o practica en todo ámbito nacional, sin embargo algunos lugares, la han tomado como propia, dándole su tinte costumbrista tal es asi que podemos hablar de las siguientes marineras:

– LA MARINERA NORTEÑA es vivaz y muy alegre.

– LA MARINERA LIMEÑA que mas lenta, pero llena de gracia y salero, generalmente remata con una resbalosa.

– LA MARINERA SERRANA es de carácter melancólico.

En esta danza popular los bailarines enarbolan pañuelos que hacen flamear con gracia y elegancia, el hombre en acción conquistadora…

La mujer subyugante en gracia y coqueteria.

El baile de la marinera se hace en pareja, se hace simulando el galanteo y reviste indumentaria de especial vistosidad, en el cual un palpitar de pañuelos están siempre presentes. El origen de este baile para muchos viene de Europa Barroca y romántica, territorio y época en los que se practicaba el los salones danzas de cortejos.
Percusión de cajón y palmas, cuerdas y canto, se dan bien en ambientes reducidos como un salón o un patio; pero en escenarios más grandes estos acompañamientos desaparecen para ser remplazados por bandas de música conformada principalmente por instrumentos tales como cornetas y tambores.

La indumentaria de la mujer es sencilla en el salón o en el patio y espectacular en el coliseo, en el que ella usa una falda ceñida en la cintura y conformada por varios y vistosos vuelos, mientras que el hombre complementa su vestimenta, que es menos pretenciosa y que esta compuesta por una camisa blanca y un pantalón negro, con un poncho y un amplio sombrero de paja.

Existen tres formas en que se puede adoptar el baile de la marinera: la limeña, la norteña y la puneña. La marinera limeña se baila en los salones de las viviendas del departamento de Lima y es de movimiento moderado y elegante. La versión que campea en el departamento de la Libertad y el tradicional concurso nacional de la marinera es la norteña. La marinera puneña se baila al aire libre en las alturas serranas del departamento de Puno. Sin embargo, estas formas de marinera se pueden reducir a dos: la marinera de la costa y la marinera de la sierra.

Eva Ayllon

Eva Ayllon
Eva Ayllon

Su verdadero nombre es María Angélica Ayllón Urbina, pero adoptó el de Eva en honor a su abuela materna, con quien vivió y de quien recibió constante apoyo. La que es una de las mayores exponentes de nuestro acervo criollo, nació en Lima Perú un 7 de febrero de 1956, en el seno de una familia modesta. Aunque desde pequeña tuvo que estudiar y trabajar para ayudar al sostenimiento de su familia, desde los tres años de edad mostró indudables condiciones para el canto.
Gracias al apoyo incondicional de su querida abuela, inicia su vida artística, cantando con éxito en eventos escolares y programas juveniles de radio y televisión.

Gracias a sus naturales dotes vocales, hacia 1970 comienza a trabajar en peñas criollas con marcado éxito. El público la fue haciendo su preferida en lugares como el Rinconcito Monsefuano, La peña de los Ugarte, Los Mundialistas o Callejón de un solo caño. Esta etapa, aunque aplaudida, es para Eva sólo el inicio de su fulgurante carrera. Así, entre los años 1973 y 1975 es llamada a integrarse al trío «Los Kipus» como su primera voz. Con ellos recorre el país, entregando su arte en importantes programas de radio y televisión y grabando su primer disco de larga duración. Puede asegurarse que en 1977 Eva es ya plenamente una figura de gran éxito y propia luminosidad, por lo que comprende que debe ascender una etapa más en su carrera y decida seguir su camino como solista.

Separada ya del trío en 1978, sus canciones se difunden rápidamente y a base de su gran talento y minuciosa disciplina, logra el sitial que hoy ostenta.

A partir de 1979 su gran calidad interpretativa comienza a trasponer las fronteras de su país, pero es recién a partir de 1994 cuando realiza giras a nivel internacional con todo su staff, músicos y personal técnico por ciudades de Estados Unidos y El Canadá Desde entonces es invitada prácticamente cada año, a participar en eventos internacionales en ciudades de Chile, Argentina, México, Ecuador, EEUU, Canadá y Japón. En 1997 su calidad es reconocida a nivel mundial, gracias al éxito. obtenido en su gira de 45 días por las principales ciudades del viejo continente.

La principal y más importante intérprete peruana, está hoy en su mejor momento pues dentro de las cantantes de su género, sólo Eva se da el lujo de llenar cualquier escenario donde se presente.

«El poder cantar es el don más hermoso que Dios me pudo dar, y cantar para mi patria, el Perú, es mi mayor orgullo. A todos ustedes, gracias mil por tanto amor en cada una de mis presentaciones y también por tenerme en un rinconcito de sus hogares», afirma Eva con sencillez.

Filomeno Ormeño Belmonte

Filomeno Ormeño Belmonte
Filomeno Ormeño Belmonte

Hijo de Filomeno Ormeño y de Isabel Belmonte, nació en Lima el 6 de junio de 1899, en el distrito del Rímac. Alumno del Seminario de Santo Toribio, donde recibió sólida educación,.Antes de dedicarse al cultivo de la música fue empleado público. En 1920, a la edad de veintiún años, asumió la jefatura de correos de Casapalca. Pero el arte tenía más fuerza que el rutinario trabajo que desempeñaba en esa fría ciudad andina y volvió a Lima al año siguiente para hacerse cargo de la orquesta que animaba las funciones del Teatro Iris.

Como cuando se es joven al mundo se hace pequeño, decidió tentar suerte en el extranjero y viajó al Ecuador en 1931, acompañado de una orquesta integrada por veinte personas. Había decidido su destino; estaba convencido que la música constituía todo para él y a ella se dedicó en cuerpo y alma. En 1935 fue nombrado director de la orquesta de Radio Dusa, dos años después asumió la sub-dirección artística de Radio Internacional y al año siguiente pasó a radio Lima con motivo de su inauguración.

Autor de la «Canción de Carnaval», su calidad es comprendida por el Municipio de Lima (1938) y es premiado. Apenas estrenada «pegó» en el gusto de la gente y se hizo popular. Siguen despés otros éxitos., como Rapsodia de valses peruanos, Los mosaicos criollos, los valses Cuando me quieras (letra de Alberto Fernández) y Añorando (letra de Manuel Rubio); Festejos Peruanos, Negrita Caracundé, La Tamalera, El Congorito, etc. Su polca Labios Rojos fue un suceso en la Radio: » Que dicha es para mí/ tener en quien pensar/ tan solo pienso en ti/ mujer angelical.»

Otro de sus valses, Vivir para querer, dice: «Que dulce sueño de plácida pasión/ anida mi alma de loco soñador/ Como quisiera, lucero de mi amor/poner bajo tus ojos mi corazón/ Quiero vivir para querer/para cantar esta ilusión.»

La casa «Víctor» suscribió con él  un contrato para imprimir veinte discos con sus composiciones, como testimonio de reconocimeinto a su labor eminentemente profesional.

Otra muestra de su talento se puso de manifiesto al ser llamado para que se hiciese cargo de la dirección musical de las películas peruanas que se filmaban en ese entonces.

En 1959 el Gobierno lo condecoró con la Orden de Caballero.

Falleció el 5 de noviembre de 1975. El Diario «El Comercio» señaló que durante más de sesenta años, Ormeño fue un «dilecto cultivador e intérprete del folklore de nuestras tres regiones». Dejó registradas cincuenta pbras en la APDAYC.

Enviado por Jose Olivera

El Festejo

Ritmo erótico-festivo típico representativo del mestizaje negro peruano vigente en Lima e Ica. La letra suele ser de asunto festivo y su ritmo es vivo en compás de 6/8. Su fuga tiene una antifonía de solista y coro. La orquesta se compone de Guitarra, Cajón, Quijada y Palmas.

«El que no tiene de Inga tiene de Mandinga» este antiguo dicho popular nos indica el grado de mestizaje de los pobladores del Perú. Este baile, el Festejo, presenta en sus ritmos sentimientos festivos con estas características y con predominio de lo «negro» . Este alegre baile a adquirido en los últimos años gracias a sus contagiantes ritmos (y por supuesto gracias a sus movientos de caderas) renovada popularidad. Se atribuye a don Porfirio Vásquez la forma actual del baile.

 

Música

La base de todo festejo es el ritmo, se logra mediante golpes de cajón y la quijada de burro, cajita, agregándole últimamente las congas y el bongó. Se debe rescatar el origen peruano del cajón, que es una caja de resonancia con un gran orificio en el lado posterior. Este instrumento se está universalizando y hoy es común observar la presencia del cajón en el acompañamiento del flamenco y otros ritmos españoles.

El festejo hecho canción, se acompaña además de los instrumentos antes mencionados, con una guitarra que emite sonidos sincopados.

La coreografía

Es libre, en ella la creatividad juega un papel importante, es ágil y dinámica en la danza, combinan pasos en el lugar y pasos de desplazamiento, siendo característica de dichos pasos el apoyarse en las puntas de los pies, y dando en otros pequeños saltos en los que se levantan los pies del piso.

Los gestos, movimientos de brazos, los contorneos de cadera, movimientos de polleras o faldas, son elementos que distinguen rápidamente el festejo de otra danza, complementándose desde luego con el proceso de enamoramiento en las que las parejas se han propuesto.

Vestimenta

Es uso de la vestimenta se torna discutible en algunos casos, sin embargo algunos conjuntos utilizan la vestimenta propia de los negros esclavos en las que se aprecia la influencia africana; mientras en otro y que lo más generalizados, utilizan trajes propios del siglo XIX que consiste en camisa y pantalón con una blondas en el botapié y un pañuelo a la cintura, camisones de manga ancha y chaleco, no usan calzado.

Las mujeres utilizan en muchos casos una pañoleta amarrada a la cabeza, algunas ya no la usan; vestido o falda de colores y muy amplia, fustanes largos de color blanco, tampoco usan calzado.

Alcatraz

Alcatraz
Alcatraz

Es un Baile típico del Perú negro y pertenece al género Festejo, ejecutado en Lima e Ica. Los hombre adornados de un cucurucho tienen una vela prendida, y el juego consiste en danzar en torno a las mujeres, tratando de quemarle el cucurucho de papel que llevan prendido en el trasero, imitando mientras a ésta ave. Tiene un ritmo asincopado y complejo, acompañado de Cajón, Guitarra, Güiro y Palmas.

Baile de ritmo comunmente llamado afroperuano (festejo) de la zona de Ica-Lima
(Perú). Los participantes tratarán de evitar con cimbreantes movimientos de caderas que la pareja les queme con la vela la colita de tela o papel que llevan prendidas en sus traseros, alternandose para estos efectos el varón y la dama, al compás de los cajones peruanos y a las frases de quema!.. quema!.. quémala!… el alcatraz!… el alcatraz!

Abelardo Vásquez Días

Abelardo Vásquez Días
Abelardo Vásquez Días

El segundo disco póstumo «Canto a Abelardo», editado por sus familiares, reúne sus mejores creaciones interpretadas junto con sus compañeros de arte.

Antes de convertirse en uno de los artistas más completos del género criollo, Abelardo Vásquez Díaz (1929-2001) despertó su vocación al compás de la jarana y la música que gozó en la intimidad familiar.

A los 6 años bailaba la marinera limeña con buen estilo y lució sus mejores pasos en la película El gallo de mi galpón. Luego, junto con sus hermanos, integró el grupo formado por su padre, Porfirio Vásquez y sus hijos.

A partir de la década de 1960 destacó como excelente cantor de marinera limeña, pregones, habaneras y festejos, además de virtuoso compositor que enriqueció la música popular de la Costa. Entre sus creaciones que se mantienen vigentes figuran el alcatraz “Préndeme la vela”, los festejos “Camote asao” y “Negra Panchita”, el pregón “Pan de dulce”, y la marinera limeña “Porfirio, Pipo y Vicente”, en homenaje a su padre y sus hermanos fallecidos.

Su arte se exhibió también en escenarios extranjeros. En 1967 participó con Nicomedes Santa Cruz en el Festival de Salta (Argentina), en 1968 viajó a México para representarnos en un festival mundial, en 1971 se presentó en Colombia con el conjunto de Victoria Santa Cruz, y en 1974 actuó en Cuba en el Festival de Decimistas de Cucalambé.

En 1977 efectuó igualmente una gira por Japón con el grupo Hijos del Sol, junto con Cecilia Barraza y Jaime Guardia. En 1982 cosechó aplausos en Alemania, y al año siguiente participó en el Festival de Cosquín, en Argentina.

Su discografía incluye los antológicos Socabón (1975) y Ritmos negros del Perú (1971), con el conjunto de Nicomedes Santa Cruz, además de Los Vásquez (1974), que grabó con sus hermanos Vicente, Daniel y Oswaldo.

Su voz se lució, además, en el importante disco La marinera limeña se baila así… (1974), en el que cantó junto con Augusto Ascuez y Augusto Gonzáles “El Cura”. “Es el más importante testimonio de marinera limeña. Hasta hoy continúa haciendo las delicias de los cultores de la jarana y es el modelo de quienes se inician en el complejo arte del canto de jarana”, comenta su viuda, Marilú Loncharich de Vásquez.

Hace tres años editó su última grabación, El gran Abelardo Vásquez. Reunió composiciones suyas con creaciones de su padre Porfirio –“Los Norbos”–, y de otros destacados maestros como Pablo Casas, Máximo Bravo y José Villalobos.

Por su vida ejemplar, a Abelardo Vásquez se le dio innumerables homenajes y reconocimientos. Por ejemplo, en 1988 recibió las Palmas Magisteriales en el grado de Maestro por el Ministerio de Educación.

Esta semana presentan su segundo disco póstumo, Canto a Abelardo, en el que su voz renace en nueve temas como los valses “A Carlos Gardel”, “Cristal herido” –junto con Bartola–, la polca “Angélica”, y el pregón “El frutero” –acompañado por Carmen Flórez–. Además, el elenco de la peña Don Porfirio, espacio que creó en 1984, interpreta el tema que da título a la producción.

La presentación se efectuará el sábado 6, en el teatro Peruano Japonés, de Jesús María, a las 19.00 horas. Allí estarán presentes reconocidas figuras del canto, el baile y las décimas. No faltarán los testimonios de amigos entrañables y la presencia del homenajeado, quien volverá a emocionarnos mediante un video inédito. Recordaremos, entre la nostalgia y la gratitud, sus lecciones artísticas, sus consejos y su inmensa alegría de vivir. (RAY).

LOS CUATRO PUNTOS CARDINALES DEL CRIOLLISMO

MONSERRATE

Monserrate es el barrio del Señor de los Milagros y del Cuartel Primero. Fue cuna de criollismo gracias a Pedro A. Bocanegra y los hermanos Govea, cantores de principios de siglo que animaban las jaranas de ese barrio. Posteriormente recibiò la visita de otros criollos como Lucho de la Cuba y Juan Criado, el «arquero cantor». Por la actual iglesia de San Sebastiàn, la jarana se hacìa en una casa llamada «La Chocholì con piano» y en ella se ubicaban los centros musicales Uniòn y Bocanegra. Otro sìmbolo de Monserrate fue el maestro de mùsica Josè Sabas Libornio, de origen filipino, director de las Bandas de Mùsicos del Ejèrcito, que resultò de gran importancia en los inicios de la mùsica criolla a principios de siglo.

BARRIOS ALTOS Y «LA PEÑA HORADADA»

Cinco Esquinas es otro de los puntos claves en la historia de la mùsica criolla limeña. De Barrios Altos surgieron dos representantes mayores de criollismo galano y jaranero: Felipe Pinglo y Pablo Casas Padilla, este ùltimo autor de dos grandes valses como «Olga» y «Anita». Habìa un grupò de criollos llamado «La Volante de Cinco Esquinas» que protagonizaban las jaranas en los alrededores del jiròn Huari y del Puente Balta. Pinglo ha retratado muy bien, en su vals «De vuelta al barrio», ese paisaje barrioaltino poètico y colorido: los picarones de la abuela Isabel, los picantes de doña Luz y el almacèn del italiano. Y del barrio las Carrozas, aquèl del famoso delincuente «Tatàn».

RÌMAC Y MALAMBO

Abajo del puente tambièn tiene su historial criollo, especialmente en la zona de Malambo (hoy calle Francisco Pizarro). Malambo de los hermanos Ascuez y de los Sancho Dàvila fue zona de negros y de valientes, asì como de jaranas interminables.

Segùn Aurelio Collantes, el màs destacado de los cronistas de la mùsica criolla de Lima, el Rìmac (màs conocido como «Abajo el Puente») fue zona de grandes jaranas protagonizadas por un duo antiguo llamado Gariboto-Bancalary, por las voces de los hermanos Andrade y la de don Julio Vargas. Consigna tambièn Collantes la fama de la zamba Catalina Herbozo, cantante y guitarrista de la pulperìa rimense «La Mariposa» solìa cantar el valse «Idolo».

LA VICTORIA

Dos templos del criollismo limeño se alzan en el populoso distrito de La Victoria: el callejòn del Buque y la Peña de la Valentina. La segunda fue creaciòn de la Valentina Barrionuevo de Arteaga, reina de la fiesta victoriana y esposa de otro gran jaranista limeño, el «Manchao» Arteaga. El Buque, ubicado en la calle Luna Pizarro, fue testigo de bulliciosas jaranas organizadas por las familias negras, todas fanàticas del club Alianza Lima y de la mazamorra morada. La Peña Valentina, de màs reciente data, aùn abre sus puertas en la cuadra nueve de la avenida Iquitos. Es cèlebre por haber promovido la apariciòn de nuevos exponentes del canto y bailes negros del Perù.

Tras la muerte de Valentina, su hija, Norma Arteaga, continùa la tradiciòn familiar y organiza anualmente del premio màximo que se concede a las exponentes del baile afrolimeño: «La Valentina de Oro», galardòn que ahora es disputado por candidatas de diferente color y estrato. Es decir, el landò y el festejo ya no son expesiones exclusivas de bailarinas negras.

Libro: PASEOS POR LA CIUDAD Y SU HISTORIA.

Editora: Diario Expreso

ENVIADO POR: CECILIA NUÑEZ

Federico Barreto

Federico Barreto
Federico Barreto

08 de Febrero 1868.- Nace en Tacna, Don Federico Barreto.

Hijo del Coronel Federico María Barreto (Limeño) y de doña Ventura Bustíos,(Tacneña) José Federico Barreto Bustios nació en Tacna el 8 de febrero de 1868. Falleció en Marsella (Francia) el 30 de octubre de 1929.

Como poeta y como periodista fue uno de los ardorosos abanderados del patriotismo. Esto lo sabe muy bien su pueblo. Por eso lo ama y busca sus poemas y los recita.

Entre la intelectualidad que encabezó la tenaz resistencia a la ocupación enemiga de Tacna tiene un puesto de Honor Federico Barreto, quien, además de sus dotes de patriota, fue como hombre de letras un indiscutible valor, principalmente en la poesía.

A los 17 años de edad se inició en las lides periodísticas, colaborando con sus poesías en el diario Los Andes, fundado y dirigido por Cúneo Vidal.

 En la guerra con Chile al inicio de las acciones bélicas con Chile, y la consecuente alteración de la vida normal en la ciudad, hizo que sus padres lo enviaran a Lima para que continuara sus estudios. fue llevado a Lima pero más pudo el amor al terrunio ya que pronto regresó. En 1886 el poeta con un grupo de jóvenes entusiastas fundó el periódico El Progresistas y el círculo vigil,  Publicó varios poemas referentes al cautiverio.

Terminada la ocupación, retornó a Tacna, reiniciando su actividad intelectual, dirigida desde los primeros momentos a alentar la resistencia. Se editaba en Tacna por ese entonces El Deber, El Tacora y el periódico chileno El Eco; Barreto fundó El Progresista, que se convirtió en trincheras de la campaña antichilena.

Más tarde, con su hermano José María, fundó La Voz del Sur, asaltado y destruido por los chilenos debido a su campaña peruanista. Barreto, autor de Algo mío, Aroma de mujer y otras obras elogiadas por la crítica, murió en Marsella (Francia), el 30 de octubre de 1,929, sin haber podido estar presente en la Reincorporación de Tacna, que era su principal anhelo.

Title: Tu Castigo
Poet: Federico Barreto

Después de tu traición no he vuelto a verte
Te ocultas porque temes que algún día
Exclame en alta voz para perderte:
¡Esa mujer que pasa ha sido mía!

No temas nada soy hidalgo y fuerte
Y en mi honradez de caballero fía
Guardaré tu secreto hasta la muerte.
¡Antes que divulgarlo moriría!.

No seré yo que fui feliz contigo,
Quien salpique de lodo tu semblante,
¡Tendrás el desengaño por castigo…!

Algún día llorando como loca
Me llamarás, a gritos, y tu amante
Las manos viles te pondrá en la boca

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Title: Queja a Dios
Poet: Federico Barreto

Me has entregado, ingrata, al abandono,
y yo, que tanto y tanto te he querido,
ni tu negra traiciòn hecho en olvido
ni disculpo tu error…¡ni te perdono!

No intentes, pues, recuperar el trono
que en mi pecho tuviste, y has perdido.
En el fondo del alma me has herido,
y en el fondo del alma està mi encono.

Yo no podrìa, es cierto, aunque quisiera,
castigar como debo tu falsìa;
mas la mano de Dios es justiciera…

¡Castìgala, Señor, con energìa!
Que sufra mucho; ¡pero que no muera!
¡Mira que yo la adoro todavìa!

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PRINCE

El Circo por el pueblo está invadida,

y allí, causando admiración y pena,

Prince , el león de esplendida melena,

se revuelca en su jaula enfurecido.

Mira a la turba con el cuello erguido,

y al sentirse amarrado a una cadena,

hunde la garra en el candente arena

y grita «¡LIBERTAD! con un rugido.

Como esa fiera indómita y altiva,

conozco yo de inmortal renombre

que tambié ruge porque está cautiva.

No es Prince , no, su soberano nombre;

no está en el Sonegal su patria magna;

Su patria es el Perú.

DESDE EL DESTIERRO

De mi suelo natal estoy proscrito,

y al verme aquí, tan lejos de mis lares,

la indignación ahoga mis pesares,

y en lugar de una queja, lanzo un grito.

¿Cuál fue, decid, mi crimen inaudito?

¿Adorar a mi patria en sus altares?

¿Consagrarle mi brazo y mis cantares?

¡Pues hónranme la pena y el delito!

¡Madre Tacna, soporta tu tormento

con el valor del mártir en la hoguera.

¡Muéstrate grande hasata el postrer monento!

Fija está la humanidad entera.

Sufre, ¡pero no laces ni un lamento!

Muere, ¡pero no cambies de bandera!

EL VALLE

Amanece. De pie desde una loma 

veo a Tacna entre frondas escondido.

Desde lejos parece una paloma

con las alas abiertas en su nido.

Tras la cumbre de un monte el sol se asoma,

gorjeos de aves llegan a mi oído,

Y sinto que embriaga el blando aroma

de ese pedazo del Edén perdido.

Desde aquí todo el valle se domina.

Corre, abajo, entre sauces, el Caplina;

y guardando esta tierra encantadora,

dos titanes admiran su heroísmo:

el mar azul y el níveo Tacora.

Dos extremos: la cumbre y el abismo.

Alejandro y Rosa Dolores Ascoy

Alejandro y Rosa Dolores Ascoy
Alejandro y Rosa Dolores Ascoy

“La Limeñita y Ascoy”

Fueron hermanos; se llamaban Alejandro y Rosa Dolores Ascoy.

Unieron sus voces en 1936, para formar el dúo que les dio fama pero no dinero. Uno de sus discos de larga duración más populares fue “Glorias de la Canción criolla”.

La manera en que se inició en el canto Rosita Ascoy, la narró al columnista Alfredo Kato, de esta manera: “visitaba con mi familia la radio Goicochea cuando encontré una guitarra y me puse a tocarla. Yo toco desde los siete años. Me escuchó un señor, de Brito creo que se llamaba, que era director artístico de la emisora. Me llevó a lo que hoy se llama la cámara de transmisiones y me animó a cantar. Yo interpreté “Huérfano soy,

no conocí a mi madre”, vals que en ese entonces se cantaba mucho.

La buen interpretación que causó en Rosa Elvira Figueroa y en “un poeta Alatrista”, recordó la cantante, le abrió el camino de la emisora. Pero…su familia le dijo no. Como su madre había fallecido y su hermano Alejandro no se encontraba en Lima, tuvo que esperar…esperar que pase la tormenta.

Inició su actuación con el auspicio de las Empresas Eléctricas Asociadas, con el programa “mi guitarra y yo”. De vuelta a lima, su hermano Alejandro, hizo dúo con él previo acuerdo con los directivos de la radio. Era el año 1937.

Jorge Aprile, periodista argentino radicado en Lima, editor de la revista “ Cahuide”, los llevó al Teatro Municipal para que interviniesen en un festival; participaron con ellos: Filomeno Ormeño, Nicolás Wetzell y el cajonero Carlos Bahamonde. A partir de entonces, los cines de Lima, Callao y balnearios fueron escenarios donde su presencia se hizo notar.

Como la suerte los acompañaba, en 1939 empezaron a viajar. Su arte se imponía, se había impuesto. Argentina y Chile fue la ruta que recorrieron. Pero después Guillermo García Ocharán, esposo de Rosita, guitarrista del grupo, enfermo.

¿ Qué sabor les dejó la vida artística?, ¿Qué podían decir en 1972 cuando Alfredo Kato los entrevistó?, “….se trabajó mucho y se ganó muy poco”. Dolorosa y triste confesión.

Ascoy, antes de unir su voz a la de su hermana Rosa, había formado un dúo conocido como “Ascoy y Costa”; en 1931 ambos trabajaron en las películas nacionales “La última lágrima” y “La huérfana de Ate”. Eran conocidos por sus presentaciones en el Teatro Delicias, donde acompañados al piano por Carlos Saco, hicieron popular el vals “Las cadenas”.

Rompe con tu cariño

Las cadenas,

Las cadenas que se unen

A las ondas del quebranto:

Una palabra calmará mis

Penas,

Una sonrisa enjugará mi

Llanto.

Alejandro Ascoy vivió en el barrio de las Carrozas (segunda y tercera cuadra del Jr. Huánuco), correspondiente al cuartel 3ro en los Barrios Altos. Su hermana Rosa – “La Limeñita” – cantaba en 1945 en Radio Victoria y además solía actuar en teatros. Alejandro murió en 1986; Rosa poco después.

De: Canción Criolla, Memoria de lo nuestro (Manuel Zanutelli Rosas)

Enviado por Jose Olivera.

Daniel Alomía Robles

Daniel Alomía Robles
Daniel Alomía Robles

Siendo niño integró el coro de la catedral de su ciudad natal. Al cumplir 13 años, su madre, doña Micaela Robles, dama huanuqueña de ancestros andinos, lo envía a Lima para alentar su talento artístico en el campo de pintura y las artes manuales. En 1887, en plena adolescencia, conoció al maestro Manuel de la Cruz Panizo, negro liberto, compositor de música religiosa en varias iglesias y monasterios de Lima, quien lo instruyó en el solfeo y en el canto coral. Poco tiempo después, Panizo puso en contactoal joven Alomía con el maestro Claudio Rebagliati, compositor italiano radicado en el Perú, para los estudios de piano, armonía y composición.

Viajero infatigable desde los 15 años, recorrió el Perú internándose por los más abruptos lugares de su serranía, recogiendo los cantares y música que se transmitían de generación en generación, captando melodías tradicionales y leyendas de las épocas incaica y colonial, coleccionando instrumentos musicales y cerámicas de las antiguas culturas peruanas.

Su amistad con el Padre franciscano español Gabriel Sala en el Monasterio de los Padres Descalzos de San Luis de Shuaro fue determinante para sus orientaciones musicológicas, en la misma medida en que lo fue su amistad con Felipe Pedrell en la Argentina.

En febrero de 1897 contrajo matrimonio con la dama pianista cubana Sebastiana Godoy, hija de banqueros y hermana del poeta simbolista Armando Godoy radicado en París. De esta unión nacieron diez hijos. En 1910 el padre Alberto Villalba Muñoz lo presenta en la Universidad de San Marcos como descubridor, al lado de Castro y Alviña, de la gama pentafónica de los Incas.

A los dos años de la muerte de su esposa acaecida en Nueva York, en 1922, casó Alomía Robles con doña Carmela Godoy, hermana de la difunta, en la que tuvo dos descendientes. Sus numerosos viajes lo llevaron a trasponer las fronteras de su patria en varias oportunidades, visitando Bolivia, Argentina, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, en donde radicó en la ciudad de New York durante 14 años, desde 1919 hasta 1933.

Diversas instituciones y personalidades del mundo artístico norteamericano manifestaron profundo interés por su obra: Mr. Peter H. Goldsmith, director de la división interamericana de la «American Association for International Conciliation»; el maestro Edwin Franko Goldman, director del a famosa banda del mismo nombre; las fundaciones Carnegie y Guggenheim; las Universidades Columbia y Yale; la Unión Panamericana en Washington y el presidente Harding de los EE. UU. Este último propuso su ópera Illa Cori para ser estrenada en las grandes ceremonias de apertura del Canal de Panamá, en 1914. Lamentablemente, el conflicto bélico frustró el proyecto.

Las casas: RCA Víctor y Brunswich grabaron en 24 discos sus principales obras, de las cuales, la plegaria de la zarzuela El Cóndor Pasa es la que alcanzó mayor difusión y fama.

El 16 de junio de 1933 arribó al Callao, Perú, regresando a la patria tras prolongada residencia en Nueva York. Afincado en Lima, recibe homenajes, un nombramiento para un cargo público y numerosos estrenos con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de su entonces titular, maestro Theo Buchwald.

Atacado de septicemia fallece en Chosica – Lima, a los 71 años de edad dejando inconclusas varias composiciones y el proyecto de un departamento de investigación con el compositor puneño Theodoro Valcárcel, artista también de estirpe y vocación andinas.

Daniel Alomía Robles fue un infatigable compositor de honda raigambre andina. Sus conceptos musicales difieren radicalmente del academicismo imperante en la época. Fue, sin lugar a dudas, el primer compositor peruano y, tal vez, latinoamericano, que basó su trabajo de constructor musical en la investigación y estudio constante de los materiales sonoros nativos, específicamente andinos, es decir aquellos que definen como afirmara González Prada, «…el verdadero Perú… la nación formada por la muchedumbre de indios diseminados en la Cordillera».

Su trabajo creativo encontró en los géneros populares, en la canción y en las breves piezas pianísticas efectivos canales de expresión mezclados en sencillas y espontáneas estructuras formales. Obviamente, en trabajos más elaborados, obras de cámara, sinfónicas y dramáticas, no pretendió alcanzar las complejidades del convencional desarrollo o variación académicas, propias de las concepciones europeas, pero sí dejó hermosos testimonios de una auténtica búsqueda de expresión musical peruana.

Si, aparentemente, los méritos del recopilador opacaron su genuino talento creador, es necesario establecer que su labor de musicólogo únicamente constituye sólido complemento y fuente de inspiración para la del compositor. Alomía Robles no sólo ha legado una estupenda colección de melodías nativas sino ha logrado, como compositor, y ello es trascendente, una propuesta sencilla, pura y espontánea en el manejo de los materiales sonoros andinos, propuesta visionariamente ligada al quehacer del compositor peruano del mundo contemporáneo. (Fuente: Conservatorio. Revista Musical Peruana N° 3. 1991-1992. pp.21-23)

Daniel Alomía Robles escribe 88 canciones, muchas de ellas sin hacer uso de melodías populares, la mayoría de un exaltado romanticismo como son Volverán las oscuras golondrinas, Sobre la playa o Fue una ola de mar. En Nueva York realiza su obra más seriamente elaborada: el sexteto El Indio para flauta, oboe, clarinete, corno, fagot y piano. Tiene cuatro partes donde se alternan movimientos lentos y expresivos con danzas entusiastas y originales como la ‘Cashua’ del final, que posee una instrumentación muy colorida y original».

El cóndor pasa

La obra más célebre de Daniel Alomía Robles es la zarzuela El cóndor pasa, escrita en 1913, con texto de Julio Baudouin y Paz. Este argumento resultó ser revolucionario por su carácter político contra el imperialismo yanqui.

El libretista de El cóndor pasa seguramente había leído a Gonzales Prada, que afirmó: ‘No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes: la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda oriental de la Cordillera’…’No veamos, pues, en la cuestión indígena una crisis provincial y pasajera sino un problema nacional y permanente’…’La palabra que se dirija hoy a nuestro pueblo debe despertar a todos, poner en pie a todos, agitar a todos como una campana de incendio en avanzadas horas de la noche’…

El argumento de Baudouin y Paz transcurre en una region minera de la sierra peruana. Allí se enfrentan los explotadores y los explotados. Mister King es odiado por los trabajadores y muere aplastado por una inmensa piedra que le arroja Higinio. Pero inmediatamente surge Mr. Cup y la lucha empieza nuevamente, siendo el cóndor que vuela en el cielo símbolo de la libertad.

Este planteamiento desarrollado en la zarzuela era de una novedad absoluta en el teatro, si bien había sido ya tratado en las novelas románticas de Aréstegui, Mercedes Cabello de Carbonera y Clorinda Matto de Turner, pero en 1913 y bajo la presidencia de Guillermo Enrique Billinhurst, fue de un impacto fulminante.

En el teatro Mazzi se dio tres mil veces a lo largo de cinco años. De los ocho fragmentos musicales, el que más éxito tuvo es la cashua, que se sigue tocando hasta el presente en muchos países del mundo, siendo un éxito cantado en idiomas muy diversos.

Para entender hasta qué punto utilizaba Robles el folklore peruano, debemos decir que el principio de la melodía de esta cashua es un canto de amor de Jauja, cuyo texto en quechua dice: Huk urpichatam uywakarkani y fue publicada en el célebre libro La música de los incas, de los esposos D’Harcourt en el ejemplo musical N. 47, p.303, editado en París en 1925, doce años después del estreno de la zarzuela en Lima.

Los tres primeros compases de la canción jaujina son idénticos, pero luego la melodía cambia totalmente. Por ello, no se puede decir que no haya auténtica creación, como variación de un tema popular, por parte de Alomía Robles.

Fuente: PINILLA, Enrique. La Música en la Republica. Siglo XX. En «La Música en el Perú». Patronato Popular y Porvenir Pro-Música Clásica, Lima 1985. pp.139-140

Obras: Colección de Melodías Populares, recientementre publicada por su hijo; la ópera Illa Cori (o La Conquista de Quito por Huayna Capac); la zarzuela El Cóndor Pasa; la zarzuela Alcedo, de la que sólo queda la «Sereneta»; la opereta La Perricholi, de la cual se han encontrado fragmentos; 88 canciones para voz y piano; una Misa de Gloria (1909); y los poemas sinfónicos «El Indio», «El Amanecer andino», y «El surgimiento de los Andes»; y algunas piezas para piano.

otros datos:

Nació en Huánuco en 1871, y murió en Lima, en 1942. A los trece años fue a Lima y estudió con el maestro y compositor Manuel de la Cruz Panizo, cantor de iglesia limeño, que lo inició en el solfeo.

Siendo niño integró el coro de la catedral de su ciudad natal.
Al cumplir 13 años, su madre, doña Micaela Robles, dama huanuqueña de ancestros andinos, lo envía a Lima para alentar su talento artístico en el campo de pintura y las artes manuales.

En 1887, en plena adolescencia, conoció al maestro Manuel de la Cruz Panizo, negro liberto, compositor de música religiosa en varias iglesias y monasterios de Lima, quien lo instruyó en el solfeo y en el canto coral.

Poco tiempo después, Panizo contactó al joven Alomía con el maestro Claudio Rebagliati, compositor italiano radicado en el Perú, para los estudios de piano, armonía y composición.

Viajero infatigable desde los 15 años, recorrió el Perú internándose por los más abruptos lugares de su serranía, recogiendo los cantarees y música que se transmitían de generación en generación, captando melodías tradicionales y leyendas de las épocas incaica y colonial, coleccionando instrumentos musicales y ceramios de las antiguas culturas peruanas.

Su amistad con el Padre franciscano español Gabriel Sala en el Monasterio de los Padres Descalzos de San Luis de Shuaro fue determinante para sus orientaciones musicológicas, en la misma medida en que lo fue su amistad con Felipe Pedrell en la Argentina.

En febrero de 1897 contrajo matrimonio con la dama pianista cubana Sebastiana Godoy, hija de banqueros y hermana del poeta simbolista Armando Godoy radicado en París. De esta unión nacieron diez hijos. A los dos años de su muerte acaecida en New York, en 1922, casó Alomía Robles con doña Carmela Godoy, hermana de la difunta, en la que tuvo dos descendientes.

Sus numerosos viajes lo llevaron a trasponer las fronteras de su patria en varias oportunidades, visitando Bolivia, Argentina, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, en donde radicó en la ciudad de New York por 14 años, desde 1919 hasta 1933.

Diversas instituciones y personalidades del mundo artístico norteamericano manifestaron profundo interés por su obra: Mr. Peter H. Goldsmith, director de la división interamericana de la «American Association for International Conciliation»; el maestro Edwin Franko Goldman, director del a famosa banda del mismo nombre; las fundaciones Carnegie y Guggenheim; las Universidades Columbia y Yale; la Unión Panamericana en Washington y el presidente Harding de los EE. UU. Este último propuso su ópera ‘Illa Cori’ para ser estrenada en las grandes ceremonias de apertura del Canal de Panamá, en 1914. Lamentablemente, el conflicto bélico frustró el proyecto.

Las casas: RCA Víctor y Brunswich grabaron en 24 discos sus principales obras, de las cuales, la plegaria de la zarzuela «El Cóndor Pasa» es la que alcanzó mayor difusión y fama.

El 16 de junio de 1933 arribó al Callao, regresando a la patria tras prolongada residencia en New York. Afincado en Lima, recibe homenajes, un nombramiento para un cargo público y numerosos estrenos con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de su entonces titular, maestro Theo Buchwald.

Atacado de septicemia fallece en Chosica – Lima, a los 71 años de edad dejando inconclusas varias composiciones y el proyecto de un departamento de investigación con el compositor puneño Theodoro Valcárcel, artista también de estirpe y vocación andinas.

Daniel Alomía Robles fue un infatigable compositor de honda raigambre andina. Sus conceptos musicales difieren radicalmente del academismo imperante en la época. Fue, sin lugar a dudas, el primer compositor peruano y, tal vez, latinoamericano, que basó su trabajo de constructor musical en la investigación y estudio constante de los materiales sonoros nativos, específicamente andinos, es decir aquellos que definen como afirmara González Prada, «…el verdadero Perú… la nación formada por la muchedumbre de indios diseminados en la Cordillera».

Su trabajo creativo encontró en los géneros populares, en la canción y en las breves piezas pianísticas efectivos canales de expresión mezclados en sencillas y espontáneas estructuras formales.

Obviamente, en trabajos más elaborados, obras de cámara, sinfónicas y dramáticas, no pretendió alcanzar las complejidades del convencional desarrollo o variación académicas, propias de las concepciones europeas, pero sí dejó hermosos testimonios de una auténtica búsqueda de expresión musical peruana.

Si, aparentemente, los méritos del recopilador opacaron su genuino talento creador, es necesario establecer que su labor de musicólogo únicamente constituye sólido complemento y fuente de inspiración para la del compositor.

Alomía Robles no sólo ha legado una estupenda colección de melodías nativas sino ha logrado, como compositor, y ello es trascendente, una propuesta sencilla, pura y espontánea en el manejo de los materiales sonoros andinos, propuesta visionariamente ligada al quehacer del compositor peruano del mundo contemporáneo.

Felipe Pinglo Alva

Felipe Pinglo Alva
Felipe Pinglo Alva

El 18 de julio se conmemora el nacimiento del gran poeta y compositor peruano, Felipe Pinglo Alva, considerado el Padre de la Música Criolla y autor de una de las más importantes piezas musicales del Perú, el vals «El Plebeyo».


FELIPE PINGLO ALVA: «El Plebeyo»

Don Felipe Pinglo Alva, es considerado el padre de la música criolla, poseedor de un estilo de amplio arraigo popular que surgió en la etapa republicana y que vino a enriquecer el acervo musical de nuestra patria.
Sus creaciones, principalmente en forma de vals, son reconocidos como poemas de sobria versificación y acompasada melodía, facilitando de esta forma que el pueblo repita bellas y cultas expresiones literarias que cantan al amor, al sentimiento, la solidaridad humana y la necesidad de justicia social.
El vate criollo, contribuyó además a prestigiar a nuestro país en el plano exterior, puesto que el Perú es reconocido, entre otras características, por tener su vals con personalidad propia, aún cuando el vals -venido de la vieja Europa- se había propagado por toda América.

Don Felipe Pinglo Alva, nació en los Barrios Altos de Lima, el 18 de julio de 1899, hijo de un pedagogo y huérfano de madre desde muy niño. La pobreza en la que vivió y las enseñanzas de su padre y sus tías, fueron formándolo como niño instruido pero con sentimiento social.

Con sus propinas adquirió más tarde un rondín e intuitivamente aprendió a repetir en el instrumento musical las interpretaciones de las bandas militares ofrecidas en las retretas, en las plazas públicas de su tradicional barrio.

En 1917, ganado por la música criolla, comenzó su producción con el vals «Amelia» que, en el transcurso de diecinueve años hasta 1936 en que tempranamente falleció, llegó aproximadamente a 300 canciones; muchas de ellas perdidas o conocidas solamente en forma fragmentada.

Las más difundidas, sin embargo, son: «El Plebeyo», «El Huerto de mi Amada», «Mendicidad», «La Oración del Labriego», «Sueños de Opio», «El Canillita», «Pobre Obrerita», «Pasión y Odio», «Rosa Luz», «El Espejo de mi Vida», «Hermelinda», «El Tísico»; «Bouquet», «Amor Traidor», «Melodías del Corazón», «Celos», etc.

Es valedero decir que gracias a Pinglo la música criolla adquiere jerarquía, dándole interpretación al proceso de transculturización de nuestro pueblo, de la que nacieron también la polka, la marinera, el tondero, estilos musicales que teniendo antecedentes de otras realidades geográficas, son también auténticamente peruanos.

Felipe Pinglo Alva, falleció prematuramente el 13 de mayo de 1936, víctima de una penosa enfermedad, pero nos dejó versos y melodías, verdaderos himnos populares que enriquecieron la cultura popular.

José María Arguedas diría que «Felipe Pinglo le enseñó a los limeños a querer su música».