Intérpretes Criollos que nos dejaron en esta década

Con el fallecimiento de Oscar Avilés, el criollismo pierde una de sus figuras importantes. «La Primera Guitarra del Perú» se suma a la lista de músicos que nos tomaron la delantera y solamente en esta década, la lista es considerada. A continuación, recordaremos a las figuras que partieron a la eternidad desde 2004.

Pedro Carlos Soto de la Colina «Caitro Soto» (1934-2004)

Fue un destacado cantautor, cajonero y representante de la música afroperuana. Tras varios años trabajando en diversos oficios, descubrió su vocación musical en casa de la conocida «Valentina», impulsadora impotante del folklore afroperuano. Cuando conoció en 1957 a Chabuca Granca, su carrera dio un vuelvo importante porque lo apoyó con la creación de la asociación cultural Perú Negro, grupo que llevó el sabor y color de la música peruana por diversas partes del mundo, ganando un enorme prestigio.

Alicia Lizárraga (1917 – 2004)

Fue una destacada cantante arequipeña, cuyo éxito la llevó a ser conocida como «La Cholita Linde del Perú». Inició su carrera músical en la década del 30 junto a Nelly Villena, con quien formó el dúo «Las Trigueñitas». Se caracterizó por una voz de timbre agradable, rica en matices y suave ondulación.

alicia

Esther Granados (1926 – 2012)

Debido a su popularidad en las radios locales, se ganó el apelativo de «Reina de de la Jarana» y forma parte del selecto grupo de las seis grandes de la Canción Criolla. Debutó en 1939 en los escenarios y formó parte del elenco de Radio Lima, que reunió a los más destacados intérpretes de la música criolla bajo la dirección de Filomeno Ormeño. Su frase «solita me jaraneo» la identificó como cantante de temas alegres y su repertorio estuvo lleno de temas inspirados en el criollismo.

Rafael Matallana (1930 – 2010)

«El Caballero de la Canción Criolla». Fue su apelativo en honor a la elegancia que desplegaba en la entonación de valses y marineras. La misma Chabuca Granda lo calificó como la mejor voz del criollismo. Debutó en el grupo Los Costeños con Julio Velásquez y Enrique Borjas.

Eddy Martínez (1933 – 2011)

Su nombre original fue Guillermo Bedoya Martínez. Pese a nacer en el Callao se trasladó a Chiclayo para cursar sus estudios primarios y secundarios. A los 19 años se trasladó finalmente a Lima donde inició su carrera en Radio San Cristóbal apadrinado por el actor argentino Jorge Reyes. Durante cinco años fue considerado como el mejor cantante melódico del Perú y su carrera está marcada por su participación en el dúo «Los Ases del Perú» con quien interpretó el tema «Perú Campeón», obra que adquirió fama cuando la Selección de Fútbol clasificó al Mundial de México 1970.

Jesús Vásquez (1920 – 2010)

Conocida como la Reina y Señora de la Canción Criolla, Jesús Vásquez se ganó el reconocimiento en el ámbito criollo con su interpretación del vals «El Plebeyo», del maestro Felipe Pingo Alva. En 1939 se hizo del apelativo de «Reina…» tras un concurso organizado por la revista «La Lira Limeña», evento que le permitió a Doña Jesús incrementar su fama en el ambiente artístico a pasos agigantados. Su fama musical llegó a  Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela, Centroamérica, Estados Unidos, México, Francia e incluso Australia.

Arturo Cavero (1940 – 2009)

El «Zambo» fue dueño de una voz privilegiada y al mismo tiempo potente. Junto a Oscar Avilés formó uno de los mejores dúos que la música peruana pudo tener a lo largo de la historia. Cavero le cantó muchas veces al Perú y mostró su lado más peruano cuando en 1987, cantó el «Contigo Perú» en las instalaciones de la OEA, entidad que lo consideró a él, Oscar Avilés, Jesús Vásquez, Augusto Polo Campos y Luis Abanto Morales como «Patrimonio Artístico de América».

«Pepe» Vásquez (1961 – 2014)

Fue uno de los mejores representantes de la música negra. «Ritmo de Negros», «Le dije a Papá» y el «Jipi Jai» fueron los temas que hicieron bailar a más de uno en los escenarios. Su partida a los 52 años no solo fue sentida por la cultura afroperuana sino por todos los fieles seguidores de la música peruana.

Oscar Avilés (1924 – 2014)

«La Primera Guitarra del Perú» nació en el Callao. Su gusto por la música criolla se inició escuchando a su padre, José Avilés Cáceres, en diversas reuniones sociales. Al principio, Don José no quería que su hijo fuera músico, pero presionado por sus amigos que vieron su talento, aceptó que Óscar se dedicara a la guitarra. Empezó su carrera como cajonero del dúo «La Limeñita y Ascoy» pero se afianzó aún más con la guitarra en 1946 con su ingreso a Los Trovadores Criollos y un año después con Los Morochucos.

«No es más que un breve adiós» querido Pepe

En el criollismo reina el talento con la guitarra, la fuerza del cajón, la elegancia de las letras y la energía de sus intérpretes para transmitir toda la magia de nuestra música peruana al mundo. Uno de los tantos representantes nos ha dejado, la voz de Pepe Vásquez se apagó para siempre y los domingos de festejo, de música negra, ya no serán los mismos.

Pepe

A las 6:45 de la tarde del 25 de marzo del 2014, José Porfirio Vásquez Montero se despidió de los suyos para partir a la eternidad y encontrarse con otros grandes de la música criolla. No hará bailar más aquí, pero no cabe duda que donde esté, seguirá tocando los mejores festejos, interpretará su clásico «Jipi Jai» y mantendrá a la armónica como su gran y eterno cómplice.

Fue el 2012 cuando Pepe tuvo que ser operado de la pierna derecha a consecuencia de la diabetes. La posterior amputación lo afrontó con valentía y coraje, porque para él, era más importante contar con «la voz», aquella voz que nos transportó directamente a un ambiente festivo, capaz de quitarnos los problemas de encima y entregarnos a un Perú quimboso, alegro y lleno de contagiante ritmo.

Pepe Vásquez se fue, querido y recordado por muchos, pero quiso irse dejando un pequeño legado: Su hijo Priamo Porfirio, de apenas días de nacido. Pepe no se quiso ir de este mundo sin dejar una vida más, sin apostar por un nuevo ser que lleve en sí la alegría y vitalidad otorgada por la música peruana. 

El Jipi Jay

 

Difusor de la música negra

Pepe Vásquez nació el 25 de noviembre de 1961 en Lima en medio de una familia con profunda tradición afroperuana. Fue el hijo menor de Porfirio Vásquez Aparicio, quien fue considerado como uno de los pioneros de la tradición negra en la música peruana. Su madre, Elia Montero de la Colina, era hermana del gran cajonero Caitro Soto de la Colina, y prima hermana de Ronaldo Campos y Susana Baca.

Su etapa profesional arrancó en los años 80. El «Jipi Jai» se convirtió en una de las canciones más reconocidas de Pepe, aunque no fue la única. «Le Dije a Papá» la compusó en homenaje a su padre y es brillantemente interpretada por él y también por Eva Ayllón. Fueron varios años dedicados a la difusión de la música peruana y también al trabajo en el escenario compartido junto a otros grandes interpretes nacionales como Eva Ayllón, Gianmarco, Lucila Campos.

Ritmo de Negros:

 

Luego de sufrir la amputación de su pierna derecha, llegó el reconocimiento a su trayectoria artística y al aporte realizado en beneficio de la música criolla. Recibió una pensión vitalicia por parte del Estado Peruano aunque eso no supera al enorme cariño que ganó por parte de todo un país que ayer bailó al son de sus canciones y que hoy, lamentando su partida, repiten lo que él escribió en sus inicios: «No es un hasta luego, no es más que un breve adiós».

El «Pepe» hincha

Hablar de música criolla es hablar de Alianza Lima. Numerosos artistas le cantaron al equipo blanquiazul: Felipe Pinglo, Arturo «El Zambo» Cavero, Nicomedes Santa Cruz, Lucha Reyes y Pepe Vásquez no fue la excepción.

«Gallo Negro» es considerado por muchos como el segundo himno del club. Lo escribió Pepe, en un claro amor por la camiseta blanquiazul y tuvo la brillante idea de cantarla junto a otros dos grandes iconos de la música negra y aliancistas también: Lucila Campos y el gran Caitro Soto.

Cuando uno entra al estadio «Alejandro Villanueva» por el acceso a tribuna oriente se encontrará con un mural en la pared, es el del gran Pepe Vásquez, quien aparece junto a Lucila Campos con la frase que muchos aliancistas llevan consigo a la hora del festejo, del cajón, del ritmo negro peruano: «No hay gallo para mi gallo».

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