«No es más que un breve adiós» querido Pepe

En el criollismo reina el talento con la guitarra, la fuerza del cajón, la elegancia de las letras y la energía de sus intérpretes para transmitir toda la magia de nuestra música peruana al mundo. Uno de los tantos representantes nos ha dejado, la voz de Pepe Vásquez se apagó para siempre y los domingos de festejo, de música negra, ya no serán los mismos.

Pepe

A las 6:45 de la tarde del 25 de marzo del 2014, José Porfirio Vásquez Montero se despidió de los suyos para partir a la eternidad y encontrarse con otros grandes de la música criolla. No hará bailar más aquí, pero no cabe duda que donde esté, seguirá tocando los mejores festejos, interpretará su clásico «Jipi Jai» y mantendrá a la armónica como su gran y eterno cómplice.

Fue el 2012 cuando Pepe tuvo que ser operado de la pierna derecha a consecuencia de la diabetes. La posterior amputación lo afrontó con valentía y coraje, porque para él, era más importante contar con «la voz», aquella voz que nos transportó directamente a un ambiente festivo, capaz de quitarnos los problemas de encima y entregarnos a un Perú quimboso, alegro y lleno de contagiante ritmo.

Pepe Vásquez se fue, querido y recordado por muchos, pero quiso irse dejando un pequeño legado: Su hijo Priamo Porfirio, de apenas días de nacido. Pepe no se quiso ir de este mundo sin dejar una vida más, sin apostar por un nuevo ser que lleve en sí la alegría y vitalidad otorgada por la música peruana. 

El Jipi Jay

 

Difusor de la música negra

Pepe Vásquez nació el 25 de noviembre de 1961 en Lima en medio de una familia con profunda tradición afroperuana. Fue el hijo menor de Porfirio Vásquez Aparicio, quien fue considerado como uno de los pioneros de la tradición negra en la música peruana. Su madre, Elia Montero de la Colina, era hermana del gran cajonero Caitro Soto de la Colina, y prima hermana de Ronaldo Campos y Susana Baca.

Su etapa profesional arrancó en los años 80. El «Jipi Jai» se convirtió en una de las canciones más reconocidas de Pepe, aunque no fue la única. «Le Dije a Papá» la compusó en homenaje a su padre y es brillantemente interpretada por él y también por Eva Ayllón. Fueron varios años dedicados a la difusión de la música peruana y también al trabajo en el escenario compartido junto a otros grandes interpretes nacionales como Eva Ayllón, Gianmarco, Lucila Campos.

Ritmo de Negros:

 

Luego de sufrir la amputación de su pierna derecha, llegó el reconocimiento a su trayectoria artística y al aporte realizado en beneficio de la música criolla. Recibió una pensión vitalicia por parte del Estado Peruano aunque eso no supera al enorme cariño que ganó por parte de todo un país que ayer bailó al son de sus canciones y que hoy, lamentando su partida, repiten lo que él escribió en sus inicios: «No es un hasta luego, no es más que un breve adiós».

El «Pepe» hincha

Hablar de música criolla es hablar de Alianza Lima. Numerosos artistas le cantaron al equipo blanquiazul: Felipe Pinglo, Arturo «El Zambo» Cavero, Nicomedes Santa Cruz, Lucha Reyes y Pepe Vásquez no fue la excepción.

«Gallo Negro» es considerado por muchos como el segundo himno del club. Lo escribió Pepe, en un claro amor por la camiseta blanquiazul y tuvo la brillante idea de cantarla junto a otros dos grandes iconos de la música negra y aliancistas también: Lucila Campos y el gran Caitro Soto.

Cuando uno entra al estadio «Alejandro Villanueva» por el acceso a tribuna oriente se encontrará con un mural en la pared, es el del gran Pepe Vásquez, quien aparece junto a Lucila Campos con la frase que muchos aliancistas llevan consigo a la hora del festejo, del cajón, del ritmo negro peruano: «No hay gallo para mi gallo».

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