Hay personas que vivirán eternamente a través de las obras que dejaron a su pueblo. Chabuca Granda es una de ellas ya que a pesar de haber pasado 20 años desde la fecha de su muerte, ella sigue viva en los corazones del pueblo peruano y en el mundo entero a través de sus composiciones que en gran número han sido grabadas por cantantes de gran trayectoria internacional y su canción más conocida «La Flor de la Canela» ha sido traducida a muchos idiomas.
Cuando empecé a escribir sobre mi país desde el extranjero, uno de mis primeros escritos se los dediqué a un personaje que para mí significaba mucho porque a través de sus canciones fui creciendo y cuando decidí vivir fuera del Perú, por medio de esas canciones mantenía vivo el amor por mi patria… «Déjame que te cuente… Chabuca» lo titulé en ese entonces y quise dirigirme a ella a su manera, con versos del alma, con versos que sonaran a melodía criolla, con versos que hablaran de amor por la tierra que a uno lo vio nacer. Fue así que dirigiéndome a ella me di cuenta que en lo sucesivo debía seguir incluyendo versos a mis escritos cada vez que fuera posible.
Chabuca Granda nos abandonó en cuerpo el 8 de marzo de 1983, pero su espíritu no nos abandonará jamás así pasen mil años. Ella no nació en Lima, sin embargo, quiso a Lima más que muchos y se identificó con la Lima de sus amores a través de sus composiciones. Con su vals «Lima de veras», le cantó a su Lima querida… «Así es la Lima que quiero / y esa es la Lima que lloro, / la ciudad de mil quimeras, / la del trapío que adoro, / la que dio la marinera, / la que sabe a resbalosa, / ¡a qué volverla modosa / si esa es la Lima de veras!».
Chabuca tenía un don especial para componer y crear versos, con gran facilidad podía darle vida a puentes como lo hizo con esa estupenda canción «Puente de los Suspiros», un lugar que ha sido y es refugio y testigo de muchas parejas de enamorados… «Puentecito dormido / y entre el murmullo de la querencia, / abrazado a recuerdos, / barrancos y escalinatas. / Puente de los Suspiros, / quiero que guardes, / en tu grato silencio, / mi confidencia».
Ella enalteció la figura de la mujer limeña y de chalanes a través de sus composiciones… «José Antonio, José Antonio / ¿Por qué me dejaste aquí? / Cuando te vuelva a encontrar / que sea Junio y garúe; / me acurrucaré a tu espalda / bajo tu poncho de lino / y en las cintas del sombrero / quiero ver los amancaes / que recoja para ti, / cuando a la grupa me lleves / de ese tu sueño logrado / de tu caballo de paso / ¡Aquél del paso peruano!».
“La Flor de la Canela” se ha convertido en una especie de segundo himno nacional para los peruanos. No existe peruano que viva en el extranjero y que no haya alguna vez derramado una lágrima o sentido el corazón latir con mayor rápidez al escucharla… «Jazmines en el pelo y rosas en la cara / airosa caminaba la flor de la canela / derramaba lisura y a su paso dejaba / aromas de mixtura que en el pecho llevaba. / Del puente a la alameda menudo pie la lleva / por la vereda que se estremece, al ritmo de su cadera / recogía la risa de la brisa del río / y al viento la lanzaba, del puente a la alameda».
Chabuca no sólo es una leyenda de la música criolla peruana sino que es parte de la historia del Perú. Chabuca adoraba a Lima, del mismo modo todo Lima también adoraba a Chabuca… ese fue un idilio eterno que duró toda su vida y trasciende aún después de su muerte. El compositor español Manuel Alejandro honró a Chabuca con una composición que interpretada por Raphael, dio la vuelta al mundo para homenajearla… «Déjame que te cante, Chabuca, limeña, con versos de tu alma, con sones de tu tierra… Déjame que te diga, Chabuca, limeña, que se quedó llorando la Flor de la Canela»… y no sólo dejó llorando a la Flor de la Canela, sino que dejó llorando a todo el Perú junto a las guitarras y los cajones que siempre la acompañaron.
Déjame que te cuente Chabuca / déjame que te diga que fuiste y serás única / déjame que te muestre lo que sembraste / déjame que te llore en este instante.
Dario Mejia
Melbourne, Australia