(Vals)
En los registros de diversas grabaciones del conocido y muy difícil
vals «Idolatría», del pianista limeño (barrioaltino) don Oscar Molina Peña,
nacido el 24 de septiembre de 1876, hijo del entonces gran violinista
Dr. Vicente Molina y de Altamira Peña.
Dedicado a quien mas luego sería su esposa, Juana Rosa Pardo,
el año 1906 compone este magnífico vals, desconocedor de técnicas musicales,
nonfió esta obra al conocido compositor y músico, don Romualdo Alva.
El Autor de «Tu hermosura», realizó Idoliatría con la instrumentación
magnífica por el conocido músico argentino, el maestro Rodolfo Coltrinari,
editada por Edotorial La Rosa, y preparada y cantada por la gran
«La Soberana» Eloisa Angulo.
Lo curioso de este vals es que existen dos versiones, a cual la original???
La que he encontrado, y pardiez! que conmigo la tengo, es la siguiente…
La idolatría
el signo del amor,
al culto nos lo dá,
al ser que tanto adoré
y tanto ruego pedí
hasta que al fin
la pude vencer.
Si con mi llanto
cesan mis penas,
yo te idolatro
y nunca temas
que soy tu amante
fiel y constante,
y corresponde
a mi fiel amor.
Los latidos
de mi pecho
están a tu lado ya,
y en vano
yo los recuerdo
cuando no
los he de hallar.
Quiero que
mis dulces caricias
tú las armonices
en valle de lágrimas,
donde las penas
de mis amoríos
y lamentos tristes
me hacen sufrir.
Al pié de una imágen
pidiéndoles amores,
más que seducida
por amor de un día,
donde se susurran
las tiernas caricias
de la idolatría.
Estas coplas son copiadas textualmente, me pongo por garante de su fidelidad
Enviado por Walter Huambachano I.
Te estoy buscando, porque mis labios
extrañan tus besos de fuego.
Te estoy llamando, y en mis palabras
tan tristes mi voz es un ruego.
Te necesito, porque mi vida sin verte
no tiene sentido y van
y van por el mundo mis pasos perdidos,
buscando el camino de tu comprensión.
Apiádate de mi, si tienes corazón,
escucha en sus latidos la voz de mi dolor.
//Pero regresa, para llenar el vacío
que dejaste al irte, regresa, regresa
aunque sea para despedirte,
no dejes que muera sin decirte adios//
La noche cubre ya con su negro crespón,
de la ciudad, las calles que cruza la gente
con pausada acción.
La luz artificial, con débil proyección,
propicia la penumbra que esconde en su sombra
venganza y traición.
Después de laborar, vuelve a su humilde hogar,
Luiz Enrique, el plebeyo, el hijo del pueblo,
el hombre que supo amar, y que sufriendo está
esa infamante ley de amar a una aristócrata
siendo plebeyo él.
Trémulo de emoción, dice así en su canción:
El amor siendo humano, tiene algo de divino.
Amar no es un delito, porque hasta Dios amó.
Y si el cariño es puro y el deseo es sincero,
¿por qué quitarme quieren la fé del corazón?
Mi sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo
el alma en que se anida mi incomparable amor.
Ella de noble cuna y yo, humilde plebeyo,
no es distinta la sangre, ni es otro el corazón.
Señor, ¿por qué los seres no son de igual valor?
Así en duelo mortal, abolengo y pasión,
en silenciosa lucha condenarnos suelen
a grande dolor, al ver que un querer,
porque plebeyo es, delinque si pretende
la enguantada mano de fina mujer.
El corazón que ve destruido su ideal,
reacciona y se levanta en franca rebeldía,
que esconde en su humilde faz.
Y el plebeyo de ayer es el rebelde de hoy,
que por doquier pregona la igualdad en el amor.
Enviado por Walter Huambachano Icaza
(VALS PERUANO)
Letra de Isabel «Chabuca» Granda
Musica de Isabel «Chabuca» Granda
Este es un vals peruano de la inolvidable Chabuca Granda que
no es muydifundido y que le dedico a su madre como
«Fina Estampa» se lo dedicara a su padre.
A traves de lo que cuentan adivino
como a una niña bonita de pie fino,
la figura menudita y en el talle
un despliegue de gracia y de lisura.
Como aromas de los huertos te envolvías
y llena de su fragancia y su frescura
encendías el camino, pues llevabas para alumbrarte
estrellas de terciopelo.
Azafrán de Castilla, ajonjolí, romero santo.
Ponías en el pecho alhelí, nardos y encanto,
y al pasarte decían preguntando:
Qué tienes en el pecho que huele tanto?
Rumor de quitasueños y manantial brota en tu risa,
color de azucena y capulí dan tus colores
y al entreabrir tu boca la sonrisa,
despliega el bicolor de mis amores.