TRANVIAS LIMEÑOS

HISTORIA DE LOS TRANVIAS EN LIMA

En 1862 se inician los planes que, luego de varios intentos, culminan en 1877 con la construcción del tranvía urbano de Lima (con tracción animal). La empresa que lo construyó estaba dirigida por Mariano Antonio Borda, quien había firmado un contrato con el Municipio en 1876. Para ello Borda fundó la EMPRESA DE TRAMWAYS, cuya gerencia desempeño hasta 1898. El 7 de febrero de 1878 se realizó el primer viaje por la línea que partía del Paseo de las Aguas, en el barrio de Bajo el Puente (hoy Rímac). La dirección técnica de los trabajos estuvo a cargo del ingeniero Manuel Marca (a quien se le considera el introductor de los tranvías en el Perú), quien trabajó en esta empresa desde su origen hasta 1905.

El servicio fue inaugurado oficialmente el domingo 24 de marzo de 1878. Se trataba de un tranvía de coches sobre rieles jalados por caballos (¿mulas?). En 1890 esa empresa ya tenia tres líneas que atravesaban la ciudad. Así en 1877 se estableció un servicio de tranvías de tracción animal. Su línea principal, debido a la falta de un número adecuado de carros, después de una década, cubría de manera deficiente el recorrido desde los Descalzos hasta la Exposición. Existían también más de un centenar de coches de alquiler, unos cincuenta coches de uso particular y unas quinientas carretas de dos y cuatro ruedas, jalados por caballos. En ese entonces Lima contaba con alrededor de 100 mil habitantes.

Tranvia jalado por caballos en el centro de Lima

Cabe recordar que después de la terminación de la Guerra con Chile, (la ocupación y el saqueo), nuestra Capital de la República seguía presentando un lamentable estado de crisis y atraso.

Las comunicaciones con el Callao y los Balnearios eran atendidas por el Ferrocarril Inglés de Lima, Callao y Chorrillos y por el Ferrocarril de la Magdalena que ofrecían cinco viajes diarios al Callao, siete a Chorrillos y cuatro a la Magdalena, dos de estos en coches abiertos. En ese entonces se utilizaban locomotoras a vapor.

En 1898, la EMPRESA DE TRAMWAYS cambió de propietarios, quienes unieron capitales para incrementar las líneas e introducir mejoras. Así se crea la COMPAÑIA DEL FERROCARRIL URBANO DE LIMA, con un capital de ese entonces de 50,000 libras peruanas. A inicios del siglo esa compañía contaba con cuatro líneas.
1 Descalzos – Exposición
2 Monserrate – Cercado
3 Camal – Acequia de Islas
4 Malambito – Santa Rosa
El transporte público de Lima se fue modernizando aceleradamente a inicios de este siglo. Entre 1902 y 1906 el tranvía de Lima (que se había inaugurado en 1877 con tracción animal) inició su conversión a la tracción eléctrica y fueron contruidas dos nuevas líneas de tranvía eléctrico: a Chorrillos, en febrero de 1904, y al Callao, en junio de 1904.

 

Lima, Calle la Merced hacia 1890

Lima, primer tranvia urbano electrico, 1906

En 1903 fue iniciada la construcción del TRANVIA ELECTRICO LIMA CHORRILLOS. Su construcción fue culminada en 1904 y se inauguró el 17 de febrero de ese año. Fue el primer tranvía eléctrico del Perú. Inicialmente sólo llegaba hasta Barranco, pero el 3 de marzo del mismo año el servicio fue extendido hasta Chorrillos. En 1906 la empresa del TRANVIA ELECTRICO LIMA CHORRILLOS tenía un total de 26 kilómetros de vías férreas. En 1904 la COMPAÑIA DEL FERROCARRIL URBANO DE LIMA suscribió un contrato con el Municipio para electrificar el tranvía mediante el sistema trolley. Los trabajos de conversión estuvieron tambien a cargo del ingeniero Manuel Marca. La primera línea de tracción eléctrica fue puesta en servicio el 1 de junio de 1906 (Descalzos – Exposición, Tranvía urbano). Sucesivamente fueron convertidas las otras líneas hasta que, en 1918, la extensión total de la red de tranvías urbanos de tracción eléctrica era de 39 kilómetros.

El comienzo de la electrificación

Tranvia en la «calle del Tren», Chorrillos


Tranvia recorriendo la Escuela Militar de Chorrillos

 

El tunel de la Heradura fue construido para los Tranvias

Si bien sus primeras y eventuales manifestaciones comenzaron a partir de 1886, sólo a comienzos del siglo XX el empleo de la electricidad aumentaba relativamente rápido en el Perú.

En 1895, a fin de electrificar sus instalaciones (movidas hasta entonces con fuerza hidráulica proporcionada por el río Huatica), la Sociedad Industrial de Santa Catalina (empresa textil) fundó la Empresa Transmisora de Fuerza Eléctrica (que el 1ro de enero de 1900, cambió su razón social por la de Empresa Eléctrica de Santa Rosa) cuya central de instaló en el lugar en que hasta ahora se halla la Central Térmica del mismo nombre de propiedad hasta hace poco de Electrolima.

La Empresa Eléctrica de Santa Rosa adquirió la concesión que la Municipalidad de Lima había otorgado en 1896 a la «South American Light Power and Traction Co.» para la instalación del alumbrado eléctrico en las calles de Lima en reemplazo del alumbrado a gas que se utilizaba desde 1855. Para cumplir con sus nuevas obligaciones, la empresa amplió la potencia de su central instalando alternadores movidos por vapor en tanto que completaba los estudios para la instalación de una central hidroeléctrica en Chosica.

La Empresa Eléctrica de Santa Rosa no era la única de su clase en Lima pues, al poco tiempo de su fundación, el industrial molinero Juan B. Peral procedió a electrificar las instalaciones de su molino y en 1899 formó la Sociedad de Alumbrado Eléctrico y Fuerza Motriz de la Piedra Liza, instalando su central frente a la de Santa Rosa en la margen opuesta del Rímac.

En 1901 se sumó a las anteriores la Compañía Eléctrica del Callao que tuvo vida autónoma muy corta pues en 1904 la Empresa Eléctrica de Santa Rosa adquirió todas las acciones de sus competidoras al igual que la mayoría de aquellas de la Empresa del Gas de Lima, echando así las bases de la que luego serían las Empresas Eléctricas Asociadas.

En 1906 la Compañía del Ferrocarril Urbano de Lima, que hasta la fecha había utilizado la tracción animal, había dispuesto la electrificación de sus servicios. En el mismo año la Empresa Eléctrica de Santa Rosa obtenía la concesión para la instalación de una línea de tranvías eléctricos de Lima y Callao; En 1903, bajo la razón social de Tranvía Eléctrico de Lima y Chorrillos, se había constituido una nueva empresa que instaló una central térmica en Limatambo.

En 1910 Lima y balnearios contaba con 220,000 habitantes y «Empresa Eléctricas Asociadas» debía abastecer a toda la ciudad de luz y fuerza motriz. Ese año dejó de ser un trust de empresas para tener una sola personería jurídica. Ese fue el segundo paso luego de la fusión empresarial. En los nuevos estatutos, aprobados el 25 de agosto de 1910, introdujeron cambios en el directorio.

A lo largo de las décadas del 10 y 20, el servicio de tranvías de la empresa se efectuó en cuatro líneas: la línea urbana de Lima y las líneas interurbanas del Callao, Chorrillos y Magdalena. En 1923 el conjunto de estas cuatro líneas tenía un total de 166 kilómetros. El plan de expansión aprobado en 1922 contemplaba la reforma de este servicio. En efecto, fueron construidos nuevos tramos y renovados otros, así como se renovaron los tranvías. Una innovación de esos años fue el tendido de rieles y durmientes sobre un material llamado «balastro», que era de piedra chancada elaborada en una planta especialmente construida por la empresa.

Sin embargo, y a pesar de esas mejoras, desde 1925 la operación de los tranvías se vio fuertemente afectada por la competencia de los nuevos ómnibus introducidos. Un hecho que afecto el servicio de los tranvías fue la suspensión del servicio eléctrico durante varios días seguidos, en el verano de 1925, a causa de las inundaciones y huaicos que inutilizaron temporalmente las centrales de Chosica y Yanacota. Durante los días de paralización del suministro eléctrico los tranvías dejaron de circular. Ello ocasionó la aparición del aún incipiente servicio público de ómnibus que empezó a atender la demanda de transporte desatendida por los tranvías. En realidad se trataba de que la empresa tenía costos que los ómnibuses no tenían. Se trataba de una competencia desigual ya que los tranvías debían pagar el costo de sus vías, talleres e instalaciones, mientras que los ómnibus utilizaban gratis las vías pagadas por el Estado y sólo pagaba las reparaciones efectivas realizadas en talleres particulares o en la vía pública. Los ómnibus aumentaron su número y cada día restaban al tranvía de un numero apreciable de pasajeros.

El resultado de esta competencia fue que desde fines de la década del veinte la operación de los tranvías comenzó a ser deficitaria. El número de pasajeros transportados tendió a disminuir.

 


Tranvia de fabric. nortamericana marca Brill, la Colmena, 1935


La Colmena adornada con Tranvias «Brill» en la ruta a la Punta, 1935

Ante esta situación la empresa debió rebajar sus tarifas, gracias a lo cual en 1933 el número de pasajeros transportados se incrementó a casi 27 millones. Sin embargo, esa recuperación no fue suficiente para lograr un superávit en el ejercicio tranviario. Por ese motivo, en 1934 la empresa decidió transferir las líneas de tranvías y dedicarse exclusivamente a la generación y distribución de energía eléctrica. La operación de transferencia de los tranvías fue aprobada en la junta extraordinaria del 28 de abril de 1934. El nombre en inglés de la empresa eléctrica, que era «Lima Light, Power & Tramway Co.», pasó a ser «Lima Light & Power Co».


Tranvia de fabric. Italiana – Breda- en el centro de Lima


Tranvia Breda en los tallleres de mantenimiento

Hacia la mitad del siglo XX una implacable campaña del diario La Prensa, vocero del neoliberalismo, se trajo abajo a la compañía de tranvías sólo porque era una empresa pública, una de las muy escasas que existían entonces. Se acabo entonces con un transporte barato, limpio y eficiente. Luego escuchamos durante años los proyectos para construir un Metro que era descartado con el argumento del costo, mientras en ese lapso otras ciudades de menor tamaño como Caracas o Santiago, lo construían.

En lugar de repotenciar a los tranvías la ley 15786 liquidó el transporte eléctrico de las calles de Lima. Los tranvías dejaron de circular en 1965.

Si uno visita cualquier país medianamente desarrollado, se da cuenta inmediatamente de la importancia y la calidad del transporte masivo, normalmente de propiedad estatal o municipal y bajo estricta supervisión de los usuarios. Europa ha cimentado una conciencia de esto. En cualquier ciudad norteamericana es un tema de primer orden y cuando existen concesiones privadas, las regulaciones son muy severas para garantizar el interés social.

 

Tranvia Breda recuperado por el Museo de la Electricidad, Barranco

 
Nota: Recomendamos la visita al Museo de la Electricidad, que se encuentra en la calle Pedro de Osma 105- Barranco- Lima, en el cual se encontrara una exposición dedicada a los tranvías, asi como el «Tranvía del Recuerdo» en funcionamiento. Tel: 477-65-77

 

*** Información recopilada por César Jiménez

Luis Pardo Novoa

Si la mente no nos traiciona, casi a fines de 1955, en Chiquián, capital de la provincia de Bolognesi en el departamento de Ancash; se erigió un mausoleo a Luis Pardo Novoa, más conocido desde mucho antes como el «Bandido Romántico». Dicho busto fue cincelado por el escultor peruano Vidal León.

La propia Beneficencia Pública de Chiquián se asoció al homenaje, cediendo gratuitamente cuatro metros de terreno en el cementerio local «:…en razón de la obra benéfica cumplida por Luis Pardo Novoa, en favor de los necesitados»; exaltándosele a la categoría de Benefactor. Este hecho, fue considerado como una reivindicación a su memoria.

Luis Pardo, descendía de una familia conocida como pudiente en Chiquián, su tierra. Fue hijo de don Pedro Pardo, un hacendado de «Pancal»; quien llegó a ser Sub Prefecto de la provincia de Cajatambo.

El «Bandido Romántico», dio muestra de su gran temple, apenas a los 11 años de edad; cuando se vio obligado a vengar la muerte de su padre, quien fuera emboscado por los hermanos Alvarado, cuando se dirigía en viaje vacacional a su hogar-hacienda. Los mató de dos certeros disparos de carabina; pero aquello no calmó su pena. Su padre moría cinco días después del atentado y muy pronto, la pena se llevó igualmente a su señora madre.

Cuenta la leyenda, que años más tarde, Luis Pardo tomó parte en una fracasada revolución encabezada por don Augusto Durán, quien fuera acusado falsamente de haber impuesto fuertes cupos a los notables de las provincias. Encarcelados, entre ellos Luis Pardo; tuvo que huir de la cárcel para de allí en adelante ser constantemente perseguido por la justicia. Se enfrentó innumerables veces a la fuerza pública, en incursiones que dejaron varias muertes y con lo que se le declaró abiertamente como un bandolero.

Dicen que su valor llegaba a la temeridad y en una ocasión ingresó solo, sin ningún acompañante, a la casa de sus más encarnizados enemigos, donde se celebraba una fiesta familiar. Se entregó a la diversión con la mayor naturalidad, sin preocupación, y sus atemorizados rivales no se atrevieron a molestarlo en lo más mínimo.

En otra oportunidad, estando en la ciudad de Supe, lejos de sus predios y teniendo precio sobre su cabeza por orden del Subprefecto y del Gobernador de Huaral; espectaba animadamente una corrida de toros desde el balcón de la casa de un amigo. Pronto fue descubierto por sus enemigos y ante la inminente captura, se lanza al ruedo y poncho en mano cita a la fiera, la torea y la doblega entre atronadores aplausos de la concurrencia y las petrificadas autoridades, que no atinaron a nada.

Y de tal forma, de aventura en aventura, doblegando a quienes abusaban del pueblo; enfrentando igualmente a la muerte en las pampas como en las ciudades, muere como caen los hombres de su estirpe, solo, en una emboscada preparada por quienes no pueden enfrentarlo mirándolo a los ojos, directamente. Pero vende cara su muerte al enfrentarse a 50 gendarmes de caballería al mando de un mayor.

El pueblo que supo de su generosidad, lloró su deceso. Sus hazañas fueron con el tiempo, anécdotas que formaron parte de la historia de su pueblo, Chiquián; la Pampa de Lampas, su segura morada y de gran parte del departamento de Lima. Y la musa de los poetas se inspiró en ellas, para cantarlas y contarlas a las nuevas generaciones. (LARS).

colaboración:»Boletin de New York»

Canto a Luis Pardo o La Andarita
(Vals – Abelardo Gamarra «El Tunante» )

Ven acá mi compañera
ven tú mi dulce andarita

tú sola sola solita

que me traes a la quimera

De aquella mi edad primera

que en los campos desolado

junto a mi madre amada

y de mi padre querido

era semejante al nido

que hace el ave en la enramada.

Por eso es que yo quiero al niño

amo y respeto al anciano

al indio que es mi hermano

le doy todo mi cariño

Yo tengo el alma de armiño

cuando veo que se explota

toda mi cólera brota

y de tristeza me indigno

cual una araña maligna

que hoy aplasto con mi bota.

Surge la pálida luna

sobre la noche serena

halla en los campos la avena

se mece como visión

detrás de cada peñón

parece ver a su amada

que viene como escapada

en busca de su corazón.

Si me persigen traidores

siempre fueron sin entrañas

se espantan de mis hazañas

que no son, si no rencores

dónde están mis defensores

ya para mí no hay clemencia

nadie sufre nadie llora

si han de matarme en buena hora

pero matenme de frente

Yo soy señores Luis Pardo el famoso bandolero

El espejo de mi vida

La obra de Felipe Pinglo, el filósofo de la canción ciudadana, es tan grande y hermosa que se sigue, y seguirá, estudiando y entonando a pesar de haber pasado muchísimos años de haber sido creada. En ella podemos encontrar poesía, romanticismo, una manera especial de narrarnos lo que sucedía alrededor de la gente, la sociedad, las costumbres y el amor. También nos hace reflexionar, como es el caso del vals «El espejo de mi vida» que fue compuesto hace 70 años por nuestro inmortal bardo criollo.
Con «El espejo de mi vida», Felipe Pinglo nos hace meditar y que veamos nuestra vida como reflejada en un espejo para que si no supimos aprovechar de ella en forma positiva, despertemos ante la realidad de la vida y nos demos cuenta, de una vez, que los años no pasan en vano ni que toda la vida seremos los mismos, luciendo bien o con la misma fuerza de la juventud. A través de «El Espejo de mi Vida», Pinglo nos mandó su mensaje para que cambiemos a tiempo y sembremos valores que perduren a través del tiempo y de la muerte.
El músico, cantor y compositor Alcides Carreño fue quien, a pedido de Pinglo, estrenó el vals «El espejo de mi vida» en el Teatro Apolo, situado en la Calle del Chirimoyo 941 (actual novena cuadra del Jr. Puno), Barrios Altos. Carreño conservaba el apunte de puño y letra suscrito por Felipe Pinglo, dedicándole su vals «El espejo de mi vida», el cual tenía la firma de Pinglo y tenía la fecha 14 de setiembre de 1935. Dicho apunte fue apreciado por Roberto Martín quien entrevistó a Alcides Carreño, apareciendo dicha entrevista, «El Pentadrama de Alcides Carreño», en la página 11 del suplemento VSD de La República del viernes 1 de octubre de 1982.
Según Aurelio Collantes, cuando Pinglo se encontraba guardando cama debido a los primeros espasmos asfixiantes, desde su lecho de enfermo pidió un espejo para peinarse. Al contemplar su rostro demacrado Pinglo comenta: «Ya estoy viejo, hay arrugas en mi frente». Tomando su cuaderno de apuntes que guardaba bajo la almohada escribe la letra del valse (Pinglo Inmortal, Lima 1977).
Pero Collantes también señala de que en torno a este maravilloso vals, el sastre Jorge Lázaro Loayza, que tenía su sastrería en la Calle Trinitarias (actual séptima cuadra del Jr. Ancash), ha sido objeto de reportajes donde declara tener la guitarra del maestro y que en su espejo de prueba brotó repentista la evocación de los años mozos.
A pesar de haber transcurrido 69 años de la desaparición física de Felipe Pinglo, el inmortal bardo criollo sigue siendo el más grande compositor de música criolla del Perú, por ello se mantiene siempre presente en la memoria de todos los que gustan y aman nuestro acervo criollo.
El espejo de mi vida
(Vals Peruano)
Autor: Felipe Pinglo Alva
Ayer tarde me he mirado en el espejo,
pues sentía por mi faz curiosidad,
y el espejo al retratar mi cuerpo entero,
me ha brindado dolorosa realidad.
Ya estoy viejo, hay arrugas en mi frente,
mis pupilas tienen un débil mirar,
y mis labios temblorosos y arrugados
saboreando están los besos
que ayer dieron y hoy no dan.
Tuve amores y mujeres a porfía,
fui mimado y halagado con afán,
mas aquella juventud que yo tenía
fue muy loca y no la supe remediar.
Con los años huyeron mis privilegios,
uno a uno mis idilios vi fugar,
y hoy tan sólo de este apogeo me quedan
bucles, retratos, pañuelos,
cartas de amor y nada más.
El espejo en que me vi hoy es mi amigo
porque mudo me ha mostrado la verdad,
yo conozco el secreto del olvido
y comprendo el porqué de mi orfandad.
¡Pobre viejo! dirán todos al mirarme,
¡pobre viejo! el eco repetirá;
y este viejo ensayando una sonrisa,
una mueca de desprecio
con orgullo ofrecerá.
Dario Mejia
Melbourne, Australia

LA LIMA DE ANTAÑO

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Casa Torre Tagle en Lima - Coco Martin - Archivo de PromPerú
Casa Torre Tagle en Lima - Coco Martin - Archivo de PromPerú
Balcones Coloniales de Casa de Osambela  Domingo Giribaldi - Archivo de PromPerú
Balcones Coloniales de Casa de Osambela Domingo Giribaldi - Archivo de PromPerú

La ciudad de los Reyes, después de las guerras civiles entre los conquistadores, se estableció como el Virreynato del Perú, cabeza de la gobernación de Nueva Castilla y Arquidiócesis principal en el nuevo mundo. Ya establecido el gobierno virreynal, la vida de la sociedad limeña en esa época se caracterizaba por la convivencia ya de muchas razas, dando lugar el mestizaje racial. 

El virrey dirigía el gobierno de España desde el Palacio de Gobierno, mientras que en las calles caminaban

Casa Goyeneche - Domingo Giribaldi - Archivo de PromPerú
Casa Goyeneche - Domingo Giribaldi - Archivo de PromPerú

españoles, indios, negros y mestizos en general. Lima guarda entre sus calles y jirones una rica tradición colonial que no se ha perdido completamente, a pesar de cumplirse ya 468 años de existencia. Aquellas viejas casonas, los lujosos y elegantes balcones que adornaban las calles, además de varias iglesias que datan aún de ese período virreynal, entre otros elementos, han venido a formar parte de una colección invalorable de tesoros históricos que rememoran aquella vieja Lima, la Lima de antaño, «que aún conserva el garbo altivo de los Virreyes».

Caminaban intelectuales, nobles, pueblerinos, campesinos, soldados, pregoneros, comerciantes, mercachifles. Lima se convertía así en la cuna del mestizaje peruano. Y su población crecía aceleradamente. Uno de los personajes simbólicos de Lima era la Tapada, la famosa mujer limeña. Es zalamera, coqueta, risueña. Su vestimenta, su forma de andar, su arrogancia y picardía la caracterizaban de cualquier otra mujer en el mundo. Se cubría el rostro dejando ver sólo uno de sus ojos, sombreado, brillante. Mostraba la mitad de la pierna y su dócil y menudo pie de moza. Caracteriza a la época, de mentalidad frívola y cortesana.

Calesa frente a Catedral de Lima - Domingo Giribaldi - Archivo de Promperú
Calesa frente a Catedral de Lima - Domingo Giribaldi - Archivo de Promperú

Vestían de Saya y se cubrían la mitad del torso con un Manto, sea para la ida a misa o el paseo en la Ciudad de los Reyes. Cabalgaban para ir de fiesta a la pampa de Amancaes, y en el paisaje campestre adornaban sus sombreros o sus moños con lazos de colores. También los cholos con usuttas (ojotas) o arrieros, negros nicaraguas y angoleños, indios de Jauja o Morococha, que van siguiendo a las morenas nodrizas o amas de leche, que amamantan a los hijos de los señoritos.Otros escenarios y estampas, comunes de la época son los huasos y las lavanderas. A las seis de la mañana, las lecheras, las biscocheras, el zanguitero, el florero de jazmines y mixturas,(flores secas perfumadas en el regazo) las chicheras, las fruteras, las tamaleras de uva, los lanceros de escolta y los clérigos entre rezos y mercados.

 

 

 

 

 

 

 

LA TISANERA

LA TISANERA
LA TISANERA

La vendedora de tisanas ofrecía una bebida con pequeños trozos de cáscaras de piña o de limón. La tisanera ocupaba la segunda escala de los vendedores de refrescos.

La tisanera se ubicaba en plazas, plazoletas, mercados y lugares públicos, al lado de una enorme olla de barro metida en una canasta de caña entretejida.

Habían tisaneras ambulantes con la olla encanastada en la cabeza y otras jaladas por un borrico; y se anunciaban con su pregón:

«¡¡la tisanera se va!….tiisaaana con nieve!!»

 

LA CHAMPUCERA

La champucera se estacionaba en las puertas de las tiendas, solares y callejones, con todos los enseres propios de su oficio, como el bracero, la olla, las cucharas de palo y el farolito colgado con una vela de sebo encendida.

En las noches de invierno se expendía el champuz de agrio y un niño a pedido del dueño entonaba esta estrofa:

 

«Champuz caliente,
vamos con el café limeño muchacha;
el que se come medio, se come un real,
para el colegial:
venid, venid, que ya está:
El cuartillo por delante
y la taza por detrás»

 

 

LA LECHERA

Cabalgando en un viejo caballo trotón y llevando a su derecha e izquierda los porongos de lata, la lechera recorría los caseríos en las primeras horas de la mañana, trayendo su producto a Lima desde las haciendas algo distantes, y gritando con voz atiplada :

«¡¡la lechera !!..¡¡la lechera!!»

 

EL AGUADOR

Antiguamente el pueblo de Lima dependía del aguador, para conseguir este líquido de primera necesidad.

Los aguadores iban a pie o en burro. Los primeros cargaban una pipa pequeña al hombro y los segundos, dos pipas en los lomos del animal.

El sonido de una campanilla anunciaba a las criadas que había agua disponible, quienes respondían:

«¡¡aguador, écheme usted un viaje!!».

 

 

EL MERCACHIFLE

El mercachifle era un comerciante de menor cuantía, quien salía por las calles con sus atadillos al hombro y gritando:

«¡¡Coca a medio y cuartillo la vara…Damasco para manteles y servilletas…Bramante para sábanas..!!»

A Lima no sólo se le aprecia por su historia, sus calles, sus plazas y la calidez de su gente, sino también por sus platos típicos y bebidas exóticas que degustaban los limeños y foráneos, encantados con tan exquisitos manjares como los siguientes: el ajiaco -guiso criollo a base de ají-, el bizcocho «chancayano», los buñuelos, el champuz de agrio -especie de dulce parecido a una mazamorra-, la chicha de garbanzos -bebida espirituosa elaborada con garbanzos-, la chicha terranova, las humitas -pasta dulce hecha de harina de maíz aderezada con pasas-, la pachamanca -manera criolla de cocer los alimentos dentro de un pozo abierto en la tierra y tapado con piedras calientes- y los picantes -elaborados con carne, pescado, charque y papas. Pero los aficionados gustaban más del cebiche, vendido por las picanteras, que anunciaban sus viandas:

«¡¡la picantera…ajiaco, charque, cebiche!!…¡¡motecito pelado!!»

EL CALLEJÓN DE LIMA

“Alegre taconear hace crujir el cuarto dieciséis

a la voz varonil de un buen cantor que sabor

en pleno jaranear pide un cajón antes de amanecer

y empieza la sabrosa marinera.”

 

Callejón de un solo caño

Victoria y Nicomedes Santa Cruz.

 

El callejón ha sido el lugar ideal para las jaranas limeñas. Quién sabe si por la estrecha vecindad de sus habitaciones, que se apiñan en fila india. Ello determina una obligada familiaridad, para bien o para mal.

Porque el habitante del callejón limeño no tiene privacidad y comparte penas y alegrías con el vecino del costado o del fondo. El Callejón es entonces, un mundo aparte, con leyes propias inquebrantables.

La jarana de Callejón tuvo resonancia, justamente, por esa confraternidad humana que la música y el baile convocan. Cada Callejón de Lima (El Buque, las Siete Puñaladas, El Falco, Del Fondo) se cerraban para determinado cumpleaños o efemérides. Mudos testigos eran el caño de agua, único y compartido por los que habitaban el predio, y la gruta de cualquier Virgen o santo al cual rendía culto la vecindad.

 

NOBLEZA DE CALLEJÓN

 

No ha merecido el Callejón glosas de elogio y sí un adjetivo despectivo muchas veces aplicado injustamente: “callejonero”. Se entiende por él a una persona de baja estofa, incivil, y de mal hablar.

Afortunadamente, algunos compositores como Serafina Quinteras han reivindicado el Callejón en su nobleza y por haber sido cuna de ciudadanos ilustres y honrados ( en los años cuarenta, la pieza teatral “Callejón” de Serafina Quinteras, logró gran éxito radial y escénico).

Los años han tugurizado los callejones hasta extremos inconcebibles.

Muchos de ellos sobreviven casi en ruinas pero siguen en pie, amenazados por sismos o polilas.

Muertos los bardos, han quedado silenciosos, como mudos escenarios de las jaranas de ayer.

 

Lima : Paseos por la ciudad y su historia

Editado por el Diario Expreso

Origen de la expresión «Palizada»

Por los años 1886 funcionó en Abajo el Puente ( hoy Rímac) en la calle Contradicción, en una finca de altos con vista al río, una «casa de tolerancia» acreditada por la calidad de sus pupilas, en la mayoría limeñas, de gran «trapío» y gentileza,  y bellas sin par.
Esta casa era regentaba por una hembra de rezagos de juvenil guapeza, llamada María Luisa, y más conocida por «La Tintorera», la cual tenía una hermoza hija, muy arrogante, de hermoso rostro, talle alto y esbelto; que a diario vestía con bata larga y blanca y un grueso cachiné rojo enroscado al cuello, parecía uno de esos afiches que simbolizan la Patria, posando sentada y con el pabellón nacional.
El ingenio travieso y forajido de la época acabó por bautizarla  con el alias «La Libertad Parada»
A este templo del amor concurrían los mejores partidarios del codo empinado, o de la copa, del baile y otras cosillas que no creo oportuno detallar, remitiéndome simplemente a la buena imaginación del lector.
Cierta noche en que una de éstas escenas hallábase en pleno auge, se produjo súbito un tumulto desconcertante en el salón, al sentirse los ruidos furibundos de uno de las más bravos y atronadores  repuntes del río Rímac, que por falta de defensas técnicas de aquel entonces, causaban daños considerables, pues sus aguas torrentosas arrastraban cuanto hallaban al paso, palos árboles, ramas, animales, muebles, grandes piedras, etc.
Todo quedó paralizado, baile, copas, y…etc. porque las ninfas, azoradas corrían sin soltarse del brazo de sus galanes; igualmente el vecindario se aglomeraba en las barandas del puente Balta y de Piedra.
Y, cuando la furia de las aguas ladrillosas del «Río Hablador», era de infundir miedo, porque amenazaban salirse del cauce, invadiéndolo todo, a la «Libertad Parada» se le ocurrió gritar a voz en cuello : «Vengan, corran, apúrense para que vean esta enormidad de palos que, atropellándolo todo, se meten en los cercos y en las chozas sin poder contenerlos. Si les digo que es una palizada furibunda y temible como no se ha visto nunca».
La palabra «palizada», un impromtu, sin ninguna intención, pero dicho con una sonrisa tan maliciosa, acompañada de miraditas de reojo a los… «que te dije…» fue acogida con hurras y aplausos y hasta hubieron copas por las mozas de trapío que adivinaron… «la tripa que traíase».
 
Y…colorín colorado… 

Enviado por Walter Huambachano Icaza