VICTORIA SANTA CRUZ

Victoria Santa Cruz Gamarra nació el 27 de octubre de 1922, hermana del celebre Nicomedes Santa Cruz, nació en Lima, Perú.

Es autora y directora teatral, coreógrafa e investigadora.
Su trascendental labor en el devenir del folklore afroperuano no necesita presentación.
Ha fundado y dirigido varios elencos artísticos.
Es muy recordada por su labor al frente del «Conjunto Nacional de Folklore».

Cuando en 1959 Victoria funda con su hermano Nicomedes el conjunto CUMANANA se inicia el resurgimiento del folklore negro del Perú.

En ese año compuso la música de su canción más conocida:
el vals «Callejón de un solo caño» con letra de Nicomedes.

En 1961 viajó con una beca del gobierno francés, obteniendo premios en el Teatro
de las Naciones como diseñadora y realizadora de vestuario.

Vuelve al Perú en 1966 y funda el grupo «Teatro y Danzas negros del Perú» ,
en 1967 al frente de este conjunto su labor de restitución rescata y recrea danzas perdidas como la Zamacueca, el Alcatraz, el Zamba-landó .

 Victoria Santa Cruz es además de cantante, Directora, compositora, investigadora y Folklorista. Su labor investigativo la llevó a la creación y rescató temas ya casi olvidados. Fundo y dirigió sus propios grupos artísticos. Dirigió, desde el año 1967 hasta el 1972 La Escuela Nacional del Folklore y en 1973, le fue encomendada la conformación del Conjunto Nacional de Folklore, lo dirigió hasta 1982, desde Enero del 2000, Victoria Santa Cruz, reside nuevamente en Lima, Perú.

 Victoria, cantó y grabo muchas docenas de canciones, pero sobresalieron:”VEN A MI ENCUENTRO” (zamacueca), “PROMESAS (vals), “ILUSIONES VANAS” (Vals), y “MONONGA LA TAMALERA” entre otras.

El caso de Victoria es, sin lugar a dudas, el caso de alguien forjado sobre la base de la lucha diaria. Se inicia en el diseño de modas, para luego ingresar al legendario grupo Cumananá, que dirigiera su hermano menor. Después viaja a Francia becada, por el gobierno de este país para realizar estudios en la Universidad del Teatro de las Naciones. Creó su propia compañía de danza, teatro y música afroperuana, lo cual permitió que después de muchos años el negro peruano volviera a encontrar un espacio para poder expresarse. Luego de esto pasa a dirigir la Escuela Nacional de Folklore y mas tarde, bajo la batuta acertada de la doctora Martha Hildebrandt, fundar y dirigir el Conjunto Nacional de Folklore, que tantos éxitos obtuvo por todo el mundo y al cual echamos muchisimo de menos.

Mas tarde, y debido a una brillante intervención en un congreso donde estaban reunidos los más grandes coreógrafos, es invitada por el decano de una universidad a dar una charla en los Estados Unidos y de ahí en adelante se convierte en catedrática de la Universidad Carnegie Mellon University, donde hasta hoy enseña y donde continua con sus investigaciones. Ya lo dijo un estudioso extranjero: Victoria Santa Cruz está catalogada entre las mejores folcloristas de América. Sin lugar a dudas, todo canto, danza, agrupación o interprete solista que cultive el arte de raíz afro en el Perú, esta influenciado directa o indirectamente por Victoria Santa Cruz.

 

María del Carmen Dongo

Maestra de la percusión Afroperuana y Latino Americana.

Por sus dotes de percusionista célebre, ha trabajado junto a renombrados artistas peruanos y extranjeros, aunque en sus inicios se dio a conocer como guitarrista en el Movimiento de la Nueva Canción Peruana (1983 ).

Recién con Daniel «Kiri» Escobar, Andrés Soto, Richard Villalón y Carmina Cannavino, importantes cantautores peruanos, inició su nueva y actual faceta. Entre 1984 y 1985 continuó con el acompañamiento a reconocidos solistas y grupos del país.

 Hasta que en 1986 participó como percusionista estable en el Festival Internacional CICLA que reunió a los más destacados músicos y cantantes latinoamericanos, entre los que figuraban Silvio Rodríguez, Pablo Milanes, León Gieco, Fito Páez, Mercedes Sosa, Gonzalo Rubalcaba, entre otros.

Ese mismo año viajó a España y México, para participar en la grabación de la primera grabación discográfica de Daniel «Kiri» Escobar, titulada «Hojarasca», bajo la producción de Alberto Cortez, y en la primera grabación discográfica de la cantante peruana radicada en México: Carmina Cannavino.

En 1987, integró la delegación musical y cultural «Perú, Hoy y Siempre», presentándose en recitales en las principales ciudades de Brasil, en una temporada de tres meses. Para entonces, la reconocida cantante Tania Libertad, ya había escuchado de su talento y la contrata para ofrecer una serie de presentaciones internacionales, entre las que figura el Festival de Varadero- Cuba 1988 y sesenta conciertos por toda la República Mexicana.

Debido a su versatilidad, en 1988 participó en el Festival Latino » Joe Papp», en la ciudad de Nueva York y Nueva Jersey, siempre al lado de Tania Libertad, hasta que regresa a Sao Paulo, en Noviembre del mismo año, para la presentación Discográfica de la última producción de Tania Libertad para el mercado Brasileño y Sudamericano, bajo la dirección del maestro pianista Cesar Camargo Mariano. Presentación realizada en el primer auditorio de América «Memorial de América Latina».

Su permanencia en Sao Paulo sirvió para compartir y acompañar al afamado grupo de «Músicos Populares Argentinos MPA «, dirigido por el maestro argentino Chango Farias Gómez, agrupación donde participaba el destacado guitarrista peruano Lucho Gonzáles, con quien también inicia una importante relación musical que los llevó a compartir diversos escenarios de América hasta la fecha.

De igual manera se presenta en el gran Estadio Brasileño «Mane Garrincha» en la ciudad de Brasilia, acompañando a la cantante Tania Libertad compartiendo escenario en esa oportunidad con el afamado músico brasileño Ivan Linz.

María del Carmen Dongo regresa al Perú en 1989 para realizar la grabación del disco » Landó de la Vida y Yo», con la más importante cantante de música negra del Perú: «Eva Ayllón»; a quien acompañó durante 10 años (1989 – 1999); realizando diversas giras fuera y dentro del País. Presentaciones dentro de las cuales resaltan: Brasil en el Memorial de América Latina y Puerto Rico con El Gran Combo de Puerto Rico, en la celebración de sus 25 años.

Simultáneamente a estas actividades, ha venido acompañando a los artistas más importantes de su país como: Eva Ayllón, Juan Castro Nalli, Elsa Maria Elejalde, Nancy Calisto, Julie Freundt, Leo Amaya, Fabiola de la Cuba, Cecilia Bracamonte, Félix Casaverde, Lucho Gonzáles, Jean Pierre Magnet, Orquesta Sinfónica Nacional, Kiri Escobar, Andrés Soto, Patricia Saravia, Georgi Bahía entre muchas otras agrupaciones vocales e instrumentales de diversos géneros musicales: Jazz, Latin, Pop, Rock , Música Brasileña, etc.

En Julio de 1997 fue invitada por la Universidad Nacional de Costa Rica para ofrecer clases maestras, realizadas en el Teatro Montes de Oca para la Universidad Estatal a Distancia, Agrupación Cultural Universitaria y Embajada de Perú.

En paralelo cuenta con 15 años de experiencia en la docencia, especializándose en Técnicas de Apreciación, Entrenamiento Auditivo, Entrenamiento Rítmico, y Técnica de la gama completa de Instrumentos de Percusión Latina y Sinfónica.

Por espacio de dos años estuvo a cargo de la Cátedra de Percusión Latina en la «Escuela de Música Antara»; dirigida por el Maestro Jorge Madueño.

Se encuentra realizando estudios de Orquestación y de Técnica Instrumental de Bajo Eléctrico.

Ejecuta toda la gama de Instrumentos de Percusión Latina y Sinfónica tanto acústica como electrónica, de las marcas Latin Percussion, Yamaha, Roland y otros.

Inició el año 2000, con una gira internacional nuevamente al lado de la importante intérprete Tania Libertad; temporada que se inició con la presentación en el mes de Febrero en el FIU FESTIVAL, Festival Internacional de Cine, que se realizo en la ciudad de Miami.

A la fecha, se encuentra de regreso en el Perú, luego de culminar la gira 2000 durante la cual se encontró radicando en la ciudad de México y realizó presentaciones con Tania Libertad y Armando Manzanero en toda la República Mexicana y en las ciudades de Venezuela, Puerto Rico, USA y finalmente en Panamá.

María del Carmen Dongo, culminó la temporada 2000 con el gran concierto UNICEF – «Tengo un Sueño», al lado de grandes intérpretes como Mercedes Sosa, Alejandro Lerner, Daniela Mercury, Aterciopelados, Rubén Blades, Margarita Rosa de Francisco entre otros.

María del Carmen Dongo, desde México, se avocó a la lucha por la paternidad, revalorización, difusión y promoción del Cajón Peruano en el mundo. Esta lucha ha tenido una de sus recompensas cuando se logró que el Instituto Nacional de Cultura del Perú, declarara al Cajón Peruano como Patrimonio Cultural de la Nación, en Agosto del 2001.

Posteriormente María del Carmen realizó una de las producciones mas ambiciosas de su carrera logrando reunir a los principales exponentes nacionales del instrumento y a las agrupaciones de promoción y difusión del Folklore Peruano mas importantes del país, en una Gran Celebración, en el Auditorio del Gran Parque de Lima por esta designación; donde subieron a escena mas de 100 Cajoneros y 16 de las mas reconocidas agrupaciones. A su vez se dio homenaje (en vida y póstumo) a los grandes maestros, pilares del patrimonio musical del Perú: Ronaldo Campos, Abelardo Vásquez y Eusebio Sirio » Pititi » y Carlos » Caitro » Soto de la Colina.

En la actualidad dirige a la primera agrupación de percusiones del Perú «MANO MADERA » con el espectáculo totalmente ideado y dirigido por ella titulado » EL CAJON ES DEL PERU «. Este espectáculo ha sido considerado en este año 2002 por la critica especializada como el espectáculo más completo de percusión, danzas y canto afroperuano; habiendo sido elegido por Promperú ( ente de gobierno que tiene como tarea el difundir la imagen del Perú en el mundo ), para su presentación en el Festival Perú Cultura que se realizó con éxito en Brasil – Río de Janeiro –Mayo 2002. De igual manera se presentó este mismo espectáculo en el II Encuentro de Rescate del Patrimonio Cultural de los Países Andinos- en la ciudad Patrimonio de la Humanidad – Santa Ana de Coro, país de Venezuela- Noviembre del 2001.

A la fecha ha participado como percusionista en mas de 30 producciones discográficas para distintos sellos nacionales e internacionales.

Se encuentra próxima a grabar 2 producciones discográficas: la primera » El cajón es del Perú » (puesta en escena del espectáculo llevado al disco) y la segunda de «Percusiones del Perú y del mundo» con la presencia de la influencia africana del Perú y Brasil como protagónicos además de otros países con la misma influencia.

Es miembro activo del Sindicato Nacional de Músicos del Perú, desarrolla su labor de docencia en la percusión de manera permanente en el centro cultural de la Universidad Católica del Perú y viene dictando clases magistrales en diversos países de américa latina : Costa Rica, Venezuela, Brasil y México a la fecha.

Lucha Reyes

Lucha Reyes
Lucha Reyes

Nació el 19 de julio de 1936 en un hogar humilde. Su verdadero nombre era Lucila Sarcines Reyes. Su padre don Tobías Sarcines, murió cuando Lucha tenía apenas seis meses de nacida. Con la desaparición de su progenitor llegaron las penurias económicas al hogar de doña Lucila Reyes que estaba integrada por 16 niños. Se dedicaba al oficio de lavandera, pero los ingresos no alcanzaban ni siquiera para cubrir las necesidades básicas.aunque vivió varios años en el Callao, al fondo de la calle Marco Polo, cerca de la Mar Brava. Su niñez fue casi una tragedia, tanto que para sobrevivir trabajó hasta de «canillita».

La familia de la pequeña Lucha Reyes, ocupó un cuarto en el callejón del fondo de la calle Mercedarias. Un recinto famoso en donde se reúnen cantores y guitarristas de los Barrios Altos. Las jaranas son frecuentes y muchas veces terminan en peleas. Allí se congregaban Felipe Pinglo, «El Cholo» Nicolás, Pedro Espinel, «El Mono» Olivo, Reynaldo Adrianzén, Samuel Joya, los hermanos Zapata y otros. En ese ambiente de entreveros, Lucha reyes fue saturando su espíritu con las melodías criollas de antaño. La madre de Lucha Reyes enfermó y tuvo que dejar de lavar ropa porque sufría frecuentemente de fiebres y dolores musculares. Esta situación determinó que todos los días mendigara un poco de comida en un convento.

Surgió en «El Sentir de los Barrios», un programa que se propalaba por radio «El Sol». Cuando por sus cualidades de cantante empezó a abrirse camino, la «bautizaron» con el nombre de «La Morena de Oro». Solía presentarse en los restaurantes «El Parral» y «El Palmero».

Cuando su madre logró recuperar la salud, consiguió internarla en el convento Buen Retiro, de las Madres Franciscanas, donde permaneció por espacio de ocho años. Al evocar su estadía en el convento solía decir: «Allí supe ver la vida desde un plano más humano y cristiano. Estudié hasta el tercer año de primaria y por otro lado aprendí costura y otros trabajos manuales… El afecto y el apoyo moral de las religiosas moldearon mi carácter y me prepararon para afrontar con entereza el infortunio y las adversidades. El día de la despedida lloré mucho porque tenía buenas compañeras y me había acostumbrado a la tranquilidad conventual».

La mañana de su muerte, se levantó a las seis y media de la mañana. Su adolorido compañero de la última etapa, Ausberto Mendoza, cuenta: «Ella estaba mal de la vista. Yo le hacía de todo, hasta la pintaba. Me dijo: hoy día me vas a poner bien bonita, porque es el día de la canción criolla. Me voy a poner este vestido rojo, porque soy bien peruana carajo».

«Amaneció bien lisurienta. En el auto, cuando íbamos a la misa de la Canción Criolla en la Sociedad de Actores», le dijo al chofer de su auto: oiga tío, no me ponga radioteatro, carajo. Póngame música criolla… De repente, le dio una palmada en el hombro. Hizo una leve mueca. Después de otras dos palmadas, y estas palabras finales: ¡Ay, Dios!».

No la venció la tuberculosis (curada a tiempo). Murió de diabetes que había envejecido prematuramente sus arterias y produjo un paro cardiaco. Su entierro fue un río de voces y llanto de gente humilde.

Su música ha sido reeditada en varios CDs editados por el sello Discos Hispanos del Perú, bajo los siguientes títulos: «La morena de oro del Perú», «Siempre Criolla», «Una carta al cielo» y «Mi última canción».

Murió el 31 de Octubre de 1973. Lucila Sarcines Reyes se fue cuando estaba en la cumbre de la popularidad. Sus más aplaudidas interpretaciones fueron los valses «Regresa», de Augusto polo Campos; «Tu voz», de Juan Gonzalo Rose; «Como una rosa roja», de María Gladys Pratz; y «Mi última canción», de Pedro Pacheco.

Paco Maceda

El alma de Los Kipus

Podrán cambiar las voces femeninas, pero las canciones de Los Kipus seguirán siendo las mismas mientras Paco Maceda pueda seguir dándole a la guitarra, instrumento que ha acompañado al músico norteño durante 42 años pródigos en alegrías, y también en frustraciones.

«Estoy tan decepcionado… pero no de mí país, sino de las autoridades». Paco Maceda se pone serio y sus manos detienen los arpegios en seco. Aún está fresco el cierre de lo que pretendió ser La Casa de Los Kipus, un local en la Av. Del Ejército que permitiría el lucimiento de ellos y de nuevos valores del criollismo, y eso sigue amargando su generalmente feliz existencia.
«Invertí 20 mil dólares y no pude recuperarlos porque nunca tuvimos regularidad. Se nos negó la licencia, los vecinos se quejaban, y los municipales nos ëvisitabaní todos los días», se queja.
Luego de liberar sus demonios, don Paco vuelve a acariciar la guitarra, y mientras conversa va arrancando un fondo musical que invita a la nostalgia, pero también a materializar ese conocido lema criollo según el cual al que toca y al que canta, se le seca la garganta.
«Eso sí que no, yo no tomo ni fumo óaclara de inmediatoó. Cuando le comuniqué a mis padres que quería ser guitarrista, les dije que sería como trabajo. Yo ensayaba de seis a ocho horas diarias y he impuesto un estilo a base de la investigación».
La referencia es directa a su adolescencia, cuando decidió descolgar la guitarra que se empolvaba en la sala de su casa piurana para ver qué se podía hacer con ella. Logró domarla al oído, pero quería más. Oyó hablar del manual ëAprenda a tocar guitarra en quince días», lo consiguió y no paró hasta hacer realidad en él el titulito ese. «El resto vino con estudios de piano. Aprendí a leer música y a descubrir el gusto por las blancas y negras… me refiero a las notas, eh. Cuidado que mi mujercita vaya a pensar mal».
Al lado de él está, precisamente, la señora Gladys. Riendo con sus ocurrencias, tal como lo hace desde hace 35 años, cuando conoció a don Paco como líder de Los Kipus y decidió acompañarlo en su trayectoria por los escenarios del Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia e incluso México. Bueno, acompañarlo es sólo un decir, pues ella prefería esperar en casa.
«Siempre me he quejado de mi mujer ósostiene don Paco con inusitada picardíaó. Al quedarse, ella me obligaba a bailar con mujeres que yo ni conocía… tremendo sacrificio el que uno hace, pero así es la vida del artista. Y fíjese, ahora sí me está acompañando, no me deja… a estas alturas de mi vida, ya para qué».
La anécdota pone sabroso a don Paco, y con ganas de puntualizar algunas cosas. Dice que él empezó hacia 1955, cuando acompañó con su guitarra a Luis Abanto Morales en la grabación del emblemático valse ëNunca podrání, pero que recién su carrera se consolidó hacia 1959, como guitarrista de Irma y Oswaldo cuando éstos recorrían el país haciéndose llamar el dúo Penta.
Fue en medio de esas giras, en agosto de 1959, que a don Paco se le ocurre proponer a Genaro Ganoza (un guitarrista norteño como él y dueño de un hermoso falsete) buscar una primera voz femenina para conformar un trío. La elegida fue Carmen Montoro, y ëPor qué sigues llorandoí el primer valse que grabaron para Iempsa.
Lo curioso es que, por tener sus canciones un estilo muy cercano a los pasillos, mucha gente pensó que se trataba de un grupo ecuatoriano. La confusión se hizo mayor cuando, a principios del 60, llegó a Lima un caza talentos mexicano diciendo que había escuchado en Quito a un trío que bien podría gustar en el mercado azteca. Grande fue la sorpresa de los empresarios del espectáculo limeño, entre ellos los directivos de Iempsa, cuando el ilustre visitante dejó escuchar la grabación que había traído y empezó a sonar una canción de Los Kipus.
«Nosotros estábamos en Colombia órememora don Pacoó, pero se armó tal alboroto en Lima que nos trajeron de inmediato y apenas llegamos nos llevaron con guitarras y todo al Rosita Ríos, el mejor local criollo de entonces. No entendíamos nada hasta que nos dijeron que teníamos que grabar urgentemente ëRosa Tí y ëAnsiasí. En cierto modo eso fue bueno, porque esas dos canciones nos abrieron las puertas».
Y vaya que así fue. Durante toda la década del 60 y del 70, Los Kipus recorrieron el interior del Perú y los países vecinos como parte de una caravana promovida por el propio don Paco. «Apenas aprendí el negocio, decidí hacer empresa y organizaba dos o tres giras al año llevando a artistas como Julio Jaramillo, Los Arriagada, Los Embajadores Criollos y Tania Libertad, a los cuales sumábamos un folclorista de la zona», detalla.
Por entonces, las actuaciones se realizaban en teatros y auditorios de radio, y los viajes ósalvo a Iquitosó se desarrollaban por tierra durante casi un mes. En todos los lugares los recibían con expectativa, pues sus canciones habían conseguido identificación absoluta en el gusto popular. «Es que Los Kipus cantan lo que vive el pueblo… ¿quién no está enamorado o ha sufrido un desengaño?», enfatiza don Paco añorando las épocas en las que competía sanamente con otros grupos de calidad, como Los Romanceros, Los Embajadores Criollos, Los Cholos y Fiesta Criolla.

Tocan a la puerta y nuevamente las manos de don Paco descansan. Ingresa una jovencita que es todo sonrisas y doña Gladys se encarga de presentarla: «Ella es Elizabeth Panchano, la nueva cantante de Los Kipus». La muchacha saluda tímidamente y pide permiso para seguir acicalándose antes de la sesión de fotos. Yo aprovecho para preguntar por qué Los Kipus ha tenido tantas (casi 18) primeras voces.
«Un comité de la disquera evaluaba la pegada de las canciones, y cuando éstas bajaban me decía: ëPaco, se necesitan cambiosí. Era doloroso, pero por suerte muchas veces la salida de una cantante coincidió con sus aspiraciones de hacer carrera como solistas, y al final les iba bien».
En ese sentido, don Paco recuerda a todas con mucho cariño. «Los Kipus de ayer es lo mismo que Los Kipus de hoy», enfatiza, y pone como ejemplo el hecho que las miles de personas que los aclaman en los conos o en provincias no distingan que Pilar Valdivia fue la que impuso ëYo perdí el corazóní, o que Zoraida Villanueva provocara delirios con ëPerdisteí; y explica que si Eva Ayllón es la que tal vez esté más identificada con el grupo, es porque hoy ella sigue cantando los temas que alguna vez interpretó siendo parte del trío, como ëCariñitoí, ëNada soyí y ëHuye de míí, entre otras.
Nuevamente tocan a la puerta. Esta vez llega Víctor Meléndez (44) y es don Paco quien lo presenta como quien ocupa el lugar (momentáneamente) de don Genaro. De pronto hay dos guitarras sonando y Elizabeth también ya está lista. Las fotos empiezan y, a modo de ensayo, tocan ëTu alma y la míaí, un valse nuevo que demuestra la vigencia del sonido de Los Kipus, y que fue grabado en Miami durante su estancia en los EEUU.
«Mi familia y yo nos fuimos en el 92. Allá me junté con Genaro y con una voz femenina viajamos por casi todos los estados, incluso algunos que otros artistas no visitan. No se imagina cómo lloran los peruanos cuando tocamos ëMelgarí o ëMi lejaníaí, un valse que compuse para los que añoran su tierra».
Terminan de tocar y don Paco ha dejado ya de renegar con todo lo que le está sucediendo desde que decidió regresar al Perú, como si seguir dando vida a Los Kipus fuera una manera, también, de seguir respirando, e incluso de recuperar el optimismo (aunque ahora la televisión lo ignore, e incluso a veces lo dé por muerto). Es que la crisis económica y la indiferencia oficial podrán haberle cerrado la peña y estancado un negocio de duplicadora de discos compactos, pero aparentemente no podrá doblegar su afán de seguir haciendo lo que mejor sabe: ser el alma de Los Kipus.

Juan Alvarez

 

 

Se fue la guitarra de Tumbes
 
Integrante del trío los Kipus, Paco Maceda falleció a ayer víctima del cáncer. Sus restos mortales serán sepultados hoy, a las 3 p.m., en los jardines de la paz.
El 8 de mayo iba a recibir un homenaje
Justo cuando se le preparaba un gran homenaje, que iba a tener lugar el 8 de mayo próximo en el Parque de la Exposición, falleció ayer el guitarrista, cantante y compositor tumbesino Paco Maceda víctima de un cáncer al hígado.

Su deceso se produjo en el hospital Rebagliatti donde, en diciembre último, había superado un estado de coma. Tenía 78 años de edad. Hoy sus restos mortales serán sepultados, a las 3 p.m., en el cementerio Los Jardines de la Paz. Dos de sus hijos, que viven en el extranjero ya están en Lima. Por otro lado, la Asociación Peruana de Autores y Compositores del Perú (Apdayc), representada por José Escajadillo y Alejandro Lara, entregó a su viuda tres mil soles para ayudar en los gastos del sepelio.

Maceda, quien aprendió a tocar la guitarra siguiendo las indicaciones de una barata guía de enseñanza, se inició profesionalmente en 1955 formando con Lucho Barrios y Modesto Pastor el trío «Los Incas», que duró muy poco. Después acompañó a Luis Abanto Morales en la grabación del vals «Nunca podrán», de Adalberto Oré Lara, en la disquera Iempsa, y se convirtió en guitarrista del dúo «Irma y Oswaldo».

Fue en 1959 que le propuso a Genaro Ganoza (guitarrista y cantante también norteño (para buscar una primera voz femenina y formar el trío «Los Kipus». Fue así que eligieron a Carmencita Montoro, con la que grabaron el primer disco «Por qué sigues llorando». Sin embargo, el éxito recién llegó cuando grabaron «Rosa Té» y «Ansias», dos temas que habían triunfado en un festival de composiciones criollas.

«Los Kipus» recorrieron todo el Perú y algunos países vecinos. Su fama creció al extremo que despertó el interés en México, que envió un representante que creía que se trataba de un trío ecuatoriano. Aclarada la confusión, Maceda, Carmencita y Ganoza fueron contratados para actuar una temporada en México, donde hicieron televisión y grabaron un disco larga duración para el sello Musart.

A través de los cincuenta años de existencia que tiene «Los Kipus», ha ido variando periódicamente su primera voz femenina y así han integrado el trío en diferentes momentos cantantes como Eva Ayllón, Charito Alonso, Zoraida Villanueva, Zenobia (la esposa de Lucho Barrios), Pilar Valdivia, etc.

Antes de enfermar gravemente, Maceda había venido actuando con Elizabeth Panchano y Víctor Meléndez, y con ellos grabó el disco compacto «Los Kipus Siglo XXI». Cuando ya no podía actuar, Maceda informó que su hijo, que tiene su mismo nombre, lo reemplazará dentro del trío que continuará en actividad.

Alfredo Kato

*** Fuente: El Comercio, Sábado 24 de Abril del 2004

Alejandro Ayarza – «Karamanduka»

Don Alejandro Ayarza, nació en Lima, Cuartel Primero el 21 de julio de 1884,
criado en buena familia de gran nacionalismo, en épocas de ocupación por la guerra del Pacífico.

Estos desórdenes motivaron el desarrollo del nacionalismo entre los peruanos;
en Lima igual que en el resto del país. Es en este contexto que nace y crece
don Alejandro a quien por su silueta, blanco, pequeño, regordete bromista
y juguetón, se gana el mote de «Karamanduka».

Militar de carrera, Mayor de caballería, con un patriotismo a toda prueba, un bohemio sin par, fue el engreído de la última Palizada; murió un 31 de diciembre de 1955 en su casa de la calle Manuel Morales, en los Barrios Altos.

Les cuento el anécdota de cómo creó su famoso vals «La Palizada».
Su grupo, gente jóven de la burgesía, era conocido como bohemios, bebedores y pleitistas, se «zampanas» a fiestas sin invitación, y hasta «armaban la bronca» por «quítame ésta paja», o sea sin razones.

Estos «niños bien», criticados por Abelardo Gamarra y Manuel Bedoya, dieron «color» a una época pintoresca del criollismo de antaño.

Enviado por : Walter Huambachano Icaza

José Miguel Felipe Correa Suárez

Nació el 09 de Mayo de 1913, en la calle Comercio de la Villa Heroica de Catacaos. Sus padres don Ernesto Correa Ríos y doña Marina Suárez Urbina, estudió en la Escuela de don Ciro Tito Andrade, finalizando sus estudios, fue atraído por el fútbol que ya se practicaba en Catacaos y se enroló en «El Aguila». Su madre, temerosa que su hijo no aprendiera algún oficio por practicar ese nuevo deporte llamó a su hermano Artemio Suárez y le entregó al Churre para que aprendiera el oficio de panadero. En 1926, cuando tenia 16 años se traslado a Castilla donde rápidamente descubrió los secretos de ese oficio y al mes elaboraba los famosos pasteles de carne de tres tapas en la panadería de su tío.

Su primera afición fue el fútbol, aún cuando ya desde sus años mozos se sentía atraído por la música, pues precisamente a los 17 años compuso su primera canción que tituló «Grau Campeón», en esa época ingresó al Club Deportivo Atlético Grau de Piura deparó muchos lauros, desde 1940 hasta 1946, cuando se retiró.

Desde entonces, empieza su vida de compositor y bohemia de la que su señora madre, doña Marina Suárez Urbina, trató inútilmente de alejar. Llegó a componer más de cien canciones, sobre todo valses, polkas, tondero y marineras.

Las que mas regalías le proporcionaron fueron «Extravío», y «Nunca me Faltes Amor», Fueron también muy conocidas: «Alma Herida», «Desdeñosa», «Piura Señorial», «Mercancía», «Mis Ultimas Notas» y el tondero «Río Piura». Su mejor época fue cuando sus valses fueron grabados y popularizados en América Morena, Europa y en Japón, pero materialmente no le depararon ganancias. Todos sus temas han enriquecido a astutos empresarios, sólo recibía migajas y promesas, fue vilmente explotado.

En 1984, logró adquirir una casa en Villa El Salvador, donde se alojaba cuando iba a Lima a cobrar sus regalías.

Estando casado con doña Felicia Chinchay, a la cual dedicó «Nunca me faltes». De su matrimonio tuvo 11 hijos. Pero el mismo Correa decía que tenía muchos hijos cuyo número no podía establecer, bebedor y mujeriego, vivió la vida del bohemio al que no le preocupaba el mañana.

En 1984, Correa concurría al bar «El Palomar» en ese entonces quedaba en la Av. Loreto de Piura y estuvo libando durante veinte días seguidos, al final de los cuales se internó por tres días en el Hospital Regional. Luego retornó por varios días más al bar y nuevamente fue llevado al Hospital con derrame cerebral que se le complicó con bronco-neumonía, falleció el 29 de Octubre de 1984, sus restos mortales se encuentran en el Cementerio «San Teodoro» de Piura.

ROMULO VARILLAS

Rómulo Varillas era chalaco. En alguna ocasión confesó haber nacido en 1922. Sus padres -Domingo Varillas Oliva y Margarita Talariñas Zavala- vivieron primero en la no muy pacífica calle Loreto, donde transitar no era prudente ni de día ni, menos aún, de noche. Quizá por eso se trasladaron con sus numerosos hijos, entre ellos Rómulo, a la calle Guatemala, arteria ya desaparecida, que con México y, al frente, Moquegua, formaban parte del Callao antiguo. Todo el barrio desaparecería barrido por los bulldozer, para abrir la actual avenida Dos de Mayo.

Entre los Varillas, que fueron numerosos, aparte de Rómulo, destacaron Ramón y Aurora, quienes allá por 1954 ó 1955 actuaban con el nombre de «Los Hermanos Varillas». Cantaban bien, pero no persistieron y su éxito fue breve y fugaz.

Rumbo al sur

Un día desapareció de los escenarios limeños y se fue a Tacna. Ya no era un ídolo como antes. Ya sus horas de triunfo, de popularidad, comenzaban a esfumarse. Sólo lo escuchaban los viejos y aquellos que, sin serlo, lo recordaban como algo «histórico». Esa era la verdad y hay que decirla. Parece que en Tacna no le fue bien o no pudo situarse como él quería, como eran sus pretensiones. Cruzó la frontera y cuando desarrollaba su existencia en Arica, al parecer con el sosiego que él tanto buscaba, un derrame cerebral lo inmovilizó para el resto de sus días.

De «Los Embajadores Criollos» no quedaba nada. La armonía con sus compañeros de trabajo duró poquísimos años. La fama del conjunto quebró la estrecha amistad de otros tiempos, y la camaradería de quienes habían conocido la angustia económica, cuando nadie se acercaba a ellos, terminó por hacerse añicos.

El Pirata

Mucho se ha hablado del triste final de Varillas: enfermo, olvidado y sin dinero. Lo que hizo o no hizo con lo que ganó -jaranas, trago, mujeres, joyas- eso fue asunto de él.

Rómulo Varillas tiene el mérito de haber abierto el camino a otros conjuntos. Fue una especie de explorador que abrió trocha en un medio difícil, reacio a valorar lo nuestro. El, con sus «Embajadores Criollos», se impuso a fuerza de calidad, y logró que los que llegaron después fuesen también respetados en tiempo de presentación -radio o teatro- y, por supuesto, honorarios profesionales. Jamás «Los Embajadores Criollos» fueron número de relleno.

Cuando ellos eran puro éxito, cuando ellos eran ovacionados y admirados, surgieron -siguiendo su sombra- «Los Troveros Criollos», «Los Cholos», «Los Hermanos Dávalos» y otros.

Fabiola de la Cuba

fabiola de la Cuba
fabiola de la Cuba

Sin duda Fabiola de la Cuba es una de las más destacadas jóvenes intérpretes de la música peruana, debido a su sólida y variada formación artística y sobretodo a su talento.

Profesionalmente su salto está marcado por su participación en los Vecinos de Juan, grupo que propone una especial fusión entre la música peruana de la costa y el rock, con poemas de Juan Gonzalo Rose, Manuel Scorza, César Vallejo, entre otros.

Luego de haber trabajado durante cuatro años con esta banda, Fabiola viaja a Brasil, donde se establece por dos años, y presenta un espectáculo diferente, matizado con boleros, sones y música peruana.

Regresa al Perú, y en 1995 realiza exitosas presentaciones como primera voz con los Hijos del Sol en el auditorio del Colegio Santa Úrsula, grupo con quien ya había compartido el escenario en 1992.

En noviembre de 1996 lanza su CD titulado «DOS EXTRAÑOS», con el sello de Discos Hispanos. En esta producción interpreta once valses del gran compositor Don Mario Cavagnaro, y cuenta con reconocidos músicos como Lucho González, Alex Acuña, Ramón Stagnaro, entre otros.

Debido a su calidad artística es galardonada como la «Cantante Revelación» de 1996. A inicios de 1997, se presenta en importantes Auditorios de Lima, cerrando con broche de oro el Festival «Encuentro con el Perú», que se llevó a cabo en el Centro Cultural de la Universidad Católica. Meses después representa al Perú en el Festival Internacional OTI que se realizó en Lima con la participación de 22 países.

En Noviembre de 1998 es invitada al XIII FESTIVAL IBEROAMERICANO DE LA CANCIÓN DE PUERTO RICO, en el palacio de Bellas Artes de la ciudad de San Juan, compartiendo escenario con Valeria Lynch.

En 1999 participa en el espectáculo «ENERGIA», bien considerado por la crítica nacional. En Abril de ese año se presentó en el gran concierto «PERÚ 99» organizado por Telefónica del Perú, con reconocidos intérpretes nacionales como Gianmarco, Miki Gonzales y Eva Ayllón. Posteriormente participa en otros conciertos en provincias organizados por la misma empresa.

Fabiola de la Cuba presenta actualmente su más reciente producción discográfica «otra vez…el alma», realizada con la compañía discográfica, IEMPSA.

«otra vez… el alma» cuenta con la participación de 28 destacados músicos nacionales como Don Félix Casaverde, Santiago «Coco» Linares, Javier Munaico, José Luis Madueño y primeras cuerdas de la Sinfónica Nacional.

Juan Castro Nalli, reconocido compositor del vals «Pasito a paso…otra vez» de la autoría de la señora Chabuca Granda, interpreta el preludio en piano de esta versión para la producción de Fabiola.

Destaca la participación del director musical Víctor «Coco» Salazar, importante pilar de «otra vez… el alma» que ha tenido a su cargo los arreglos y la dirección general.

Esther Davila -«BARTOLA»

Esther Davila -"BARTOLA"
Esther Davila -"BARTOLA"

Nadie mejor que su madre, convencería a Bartola que todo inicio es doloroso, por eso, cuando ella recibió el primer golpe de su vida, sin saber que aquel marcará el inicio de una carrera que ni sospechaba. Cerró los ojos, apretó los dientes, respiró hondo y se entregó resignada a la contundencia de un cucharonazo de palo que se quebró en sus aun tiernas rodillas. Esther Dávila tenía sólo 15 años y recibió de su madre aquel castigo por haberse escapado del colegio para irse a cantar en un escenario. Eran los tiempos de las «Caravanas Culturales» y ningún joven talento que se estimara como tal, podía resistirse a la tentación de saltar a la fama a través de esa suerte de cruzadas que promovían reclutar nuevos valores de la música y otras artes.

Lo curioso es que Esther, a diferencia de otros artistas, no fue en busca de su destino, sino que el mismo se encarnó en la figura de Martha Chávez, «la peruanísima», organizadora de las famosas caravanas, quien asombrada por la voz y el precoz temperamento de Esther, quedaría fascinada por el talento de esta jovencita, que se inició como jugando.

Pero antes, de jugarse el todo por el todo en el mundo de la música y el canto, Esther, tuvo que hacerle frente al más duro de los retos: su propia madre, quien se negó a apoyarla en sus inicios por considerar que «el mundo de los artistas no es adecuado para una señorita de su casa». Si no fuera por los encantos dice ahora «Bartola»_ de Martha Chávez, quien más adelante se convertiría en mi madrina artística, mi padre no hubiera intercedido por mi para convencer a mi mamá de que concursara en la Caravana Cultural».

Y así fue como vino el primer triunfo para «Esthercita Dávila del Perú» que es así como se le conocía en sus inicios artísticos, pues ganó el concurso y un premio de 10,000 soles, con el cual su madre quedó plenamente convencida de que su hija…¡tenía talento!

En «El Plebeyo», popular lugar de encuentro de la bohemia criolla de aquel entonces, comenzó Esther, su carrera como cantante profesional y con ello vendrían también sus primeros contratos.

A la tercera va la vencida!
A pedido de «El carreta», Jorge Pérez, quien una noche la oyó cantar, Esther Dávila se presentó al popular programa «Danzas y Canciones» que dirigía Augusto Polo Campos. Nadie reparó en ella, pues imaginaban que era una más de las tantas espectadoras que pugnaban para ver a sus artistas favoritos. Cuando Esther, cansada ya de tantas horas de espera, estuvo decidida a no regresar más, Augusto Polo Campos casi con compasión le preguntó: ¿y a ti, qué te trae por aquí? Y ella sin arrendrarse le contestó: «he venido a cantar».

«Secreto» de Baluarte y Reyes Pinglo, fue la prueba de fuego de Esther. Incrédulo aun del talento de aquella jovencita, por la facilidad con que cantó ese tema, Augusto reta a Esther a interpretar otro. Fue con «Celos» que la novata cantante estaba ya por convencer a Polo Campos de su arte, pero no fue sino hasta que interpretó con magistral voz y encanto una marinera, CON LA QUE EL COMPOSITOR terminó por aceptar de que estaba al frente de una gran revelación del canto. Es as que a partir de tal descubrimiento, Augusto la bautizó como Bartola, en homenaje a la gran bailarina de marinera, Bartola Sancho Dávila, PUES CON LA MISMA INTENSIDAD QUE ESA LEYENDA DE LA DANZA LE PONIA A SUS MARINERAS, ESTHER HACIA DE LAS SUYAS CON EL CANTO.

SUS AMIGOS…

A PARTIR DE ENTONCES, Esther Dávila quedaría en el recuerdo y con él, la extraña combinación de una personalidad que tenía visos de audacia, pues sólo cuando conoció a Carlos Postigo, gran amigo y artista, Bartola, mucho más mujer; mucho más segura se apropió del escenario y del corazón de su público con una entrega nunca antes vista. La amistad con Postigo, marcó el segundo nacimiento de una artista que hizo de la autenticidad su sello personal.

Más adelante conocería al «Señor de la jarana»; Don Abelardo Vásquez, a quien le uniría una profunda amistad. De él, dice Bartola, aprendió los secretos de la verdadera jarana y de él también aprendió lo mucho que se puede llegar a amar a los grandes amigos.

Entre esas reminiscencias, que no hacen mas que traer al recuerdo los mejores momentos de una artista que ha paseado el nombre del Perú en Estados Unidos, Francia, Alemania, España, Canadá, entre otros lugares, Bartola les dedica un homenaje a todos los que, a lo largo de estos 31 años de vida artística, la acompañaron en esta travesía de «CARIÑO».

RAFAEL AMARANTO CASTILLO

Honoris Causa a un virtuoso de la guitarra

Un maestro de la guitarra en el Perú, Rafael Amaranto Castillo, será distinguido hoy jueves 29 de mayo, a las 6 p.m., en el Salón General del Centro Cultural de San Marcos, con el título de Doctor Honoris Causa, máxima distinción que confiere nuestra universidad a intelectuales, científicos, religiosos y artistas, que con su trayectoria han contribuido a la paz, el bienestar y el desarrollo de la humanidad.

Nacido en el pueblo de Coina, La Libertad, en 1935, Rafael Amaranto conformó su primer trío llamado Los Porteños, a la edad de 17 años. Con esta agrupación obtuvo el primer puesto musical en un concurso organizado por el mundialmente conocido conjunto Los Panchos.

En 1959, conjuntamente con Óscar Bromley y Félix Casareto, forman Los Caciques, que si bien tuvo una fugaz duración, alcanzó una resonancia nacional y de permanente trascendencia, de acuerdo a la crítica especializada. Entre sus temas destacan No me olvides, Paula Rosa, Recuerdos de Amor, entre otros.

Amaranto ha sido director musical, productor, maestro de canto y arreglista de reconocidos intérpretes, tales como Chabuca Granda, Lucha Reyes, Jesús Vásquez, Arturo «Zambo» Cavero, Eva Ayllón, entre otros. Asimismo, ha incursionado en diversos géneros musicales con marcado éxito.

César Miró alguna vez comentó: «La guitarra es en el Perú, uno de los más accesibles elementos de comunicación…Y entre esos virtuosos ejecutantes de la guitarra peruana, ubicamos en primera fila a Rafael Amaranto».

La búsqueda del aprendizaje y el perfeccionismo lo llevó a realizar estudios académicos en el Conservatorio Nacional de Música. Será, sin duda, una velada en la que en la persona de Rafael Amaranto se distinga a todos aquellos que siguen el derrotero de uno de los cultores más representativos de la música peruana.

 

El virtuoso de la guitarra

A los 10 años Rafael Amaranto decidió vivir de la guitarra. A esa edad le pidió a su madre que le comprara este instrumento e indirectamente le dijo que su futuro lo dejara en sus manos. Y así fue. Hasta la fecha vive de manera exclusiva de este arte y es considerado la Primera Guitarra del Perú.

«Ese regalo fue como satisfacer a un niño con el juguete más preciado. Para mí fue algo serio y lo tomé así desde el principio. Inicialmente yo mismo fui mi profesor. Me ingeniaba diversos ejercicios con la guitarra. Fue muy grato dedicarme desde muy niño a la música», dijo.

Esta pasión la heredó de su padre, también músico, quien murió cuando apenas tenía dos años de edad. Sin embargo, asegura que captó sus genes, que los cultivó con mucha pasión y estudios en el Conservatorio Nacional de Música.

Amaranto sostiene que su amistad con los integrantes del trío Los Panchos, en especial de Gil, la primera guitarra del grupo, fue crucial para su carrera. «Él me animó a estudiar la técnica de la guitarra, fue cuando descubrí la gran ventaja que supone tener conocimientos en este campo», precisó.

Recordó que conoció a Los Panchos cuando participó en un concurso, junto con su grupo, en el que fueron los ganadores. En esa oportunidad, Gil fue testigo de cómo el público se deleitó y aplaudió muchísimo con una introducción de guitarra del entonces joven Amaranto, quien recién iniciaba su carrera musical. «Esa noche me pidió que le enseñara esa introducción. Fue como si un Dios me pidiera que le enseñara. Posteriormente, al ver que tocaba rústicamente me estimuló para estudiar música», indicó.

Uno de los requisitos para ser condecorado con el Título de Doctor Honoris Causa es haber contribuido notablemente al desarrollo de la ciencia o el arte. Rafael Amaranto hace tiempo cumplió este requisito. Desde 1959 de una forma muy personal, al margen de lo que enseñan en el Conservatorio Nacional de Música o en los libros, introdujo la ejecución de la guitarra con dos dedos, «Twinpicking», que consiste en tocar alternadamente con el pulgar y el índice, como dos púas o plectros, con el que se obtiene resultados de gran fuerza y expresión tanto para la guitarra clásica como para el bajo.

Asimismo, es uno de los mejores exponentes de la música criolla y la música serrana. A partir de 1970 le da otro giro a su estilo introduciendo la guitarra eléctrica en su ejecución. «Pensé que los críticos y el público no lo aceptarían. Sin embargo no fue así. Grabé 20 discos y todos tuvieron aceptación. Las más importantes de esa época fueron en música criolla «Al ritmo de Amaranto» y «El sentir serrano de Amaranto» en el rubro del huayno.

Gracias al interés de Chabuca Granda por cultivar la buena música, Amaranto logró que los guitarristas sean reconocidos por sus arreglos. «Ella me pidió, junto al argentino Martín Torres, hacer una producción discográfica. Me dio amplia libertad para trabajar y reconoció económica y artísticamente mi servicio. Anteriormente se pagaba al guitarrista por su participación, pero no se resaltaba el nombre del director, ni los arreglos musicales que se hacían. Después de esa fecha cambió la faceta de muchos músicos», recordó.

Su trabajo es infatigable, en estos momentos se encuentra enfrascado en la formación de un grupo de música serrana que se llamará Sentir Serrano de Amaranto. Aún no quiere adelantar más detalles al respecto, pero sí nos aseguró que en esta propuesta cada una de sus temas tendrán una duración entre 6 a 8 minutos. «Las canciones de música criolla o serrana son cortas, de apenas 2 a 3 minutos, la intención es que al igual que la salsa estos géneros también tengan amplia duración», señaló.

A lo largo de los 50 años de fructífera labor artística, Amaranto también disfrutó de la internacionalización de su música. Actualmente, además de continuar con su pasión, también se dedica a la enseñanza de su arte en el círculo de estudios y Taller de Investigación Empresarial de la Facultad de Ciencias Administrativas de San Marcos. Se desempeña como director del curso completo de guitarra.

Considerado también el Guitarrista más versado del Perú, Amaranto asegura que el título de Doctor Honoris Causa que le otorgará esta noche San Marcos es el más importante. «Hay muchas distinciones, y premiaciones que le causan a uno satisfacción, pero me parece que ni todas juntas reunirían el valor que contiene esta distinción», subrayó.