Carmencita Lara

Carmencita Lara
Carmencita Lara

Dama de los valses tristes
Durante sus 54 años de vida artística, Carmencita Lara popularizó valses que le cantan al desamor, la tristeza y la esperanza.

Su voz quejumbrosa es como el pañuelo que alivia las penas y la nostalgia. “Llora cholo, llora. ¡Y sufre!” Así fue desde sus inicios, así lo es hasta hoy. Carmencita Lara no sólo ha viajado por todos los rincones del Perú, sino también por varias ciudades de Europa y América Latina, en las que convocó las catarsis colectivas en sus recitales.

Sin embargo, en su casa de Comas, ella intenta superar sus tristezas personales. Comenta que el asalto que sufrió en su hogar el año pasado la ha dejado sin recursos económicos. Además, le cuesta obtener las regalías de medio siglo de éxitos porque sólo tiene dos discos compactos reconocidos: Éxitos de Carmencita Lara y Siguen los éxitos volumen 2. Los aproximadamente mil discos de carbón y vinilo sólo sirven para el orgullo de la familia.
Hace 54 años su esposo Víctor Lara le inventó a Julia Rosa Capristán García un seudónimo. Se prestó el nombre de su madre y la bautizó con éste para siempre. Así nació Carmencita Lara, conocida también como “la reina de la rockola”.

Desde entonces, juntos saborearon los aplausos de miles de admiradores. El acordeón de Víctor es el acompañante inseparable de la voz aguda de Carmencita, que es capaz de tocar el dolor de los corazones rotos de los melancólicos. Juntos embelesaron los coliseos y las radioemisoras de la capital que hoy sólo vemos en las fotos en blanco y negro. “Siempre hemos cantado a los pobres, a los humildes y marginales”, afirman.

Sus temas pertenecen hoy a los recuerdos, pero sus mensajes no han perdido vigencia. “Olvídala amigo”, “El árbol de mi casa”, “Llora, llora corazón” y “Devuélveme a mi madre” son algunos títulos del ramillete de éxitos que en sus escasas presentaciones le reclaman como si se tratara de la canción más importante de la última semana.

Nadie puede negar los aportes de la pareja de artistas a la música peruana. Ella acabó con el estigma de que los criollos no cantan huainos. Adoptó también por primera vez el sonido del acordeón y la batería en el vals peruano. Además, inauguró la fórmula exitosa de fusionar la voz femenina con el arpa. Otras le siguen actualmente los pasos, aunque no quieran reconocerlo.

Pero la dama mayor de la canción popular está cansada y no desea subir a los escenarios ni efectuar giras como antaño. Sólo el aplauso de su público la anima en ocasiones a coger el micro. Otras veces la insistencia de los empresarios termina convenciéndola.
Tampoco es una figura habitual de los programas de televisión, no obstante haber sido invitada en varias oportunidades. “No me gusta cantar con pista musical, sino con el acompañamiento de mi conjunto.”

Ni concede entrevistas ni participa en reuniones sociales. Carmencita Lara, la dama de las canciones tristes y amadas, preferiría vivir sólo de sus regalías. Mientras el estribillo y su voz sigan escuchándose en las emisoras, ella desearía sólo ver a su nieta convertirse en una Carmencita Lara nueva, pero que le cante a la alegría. (José Vadillo Vila).

Carmen Rosa Capristán Garcia
«Carmencita Lara»
La Reina de la Rockola

Una Reina en su estilo, que el Criollismo Olvido injustamente.

Al mencionar su nombre artistico,»Carmrncita Lara» estoy seguro que a nuestras mentes llegan inmediatamente valses criollos que se hicieron populares e innolvidables en nuestros barrios, especialmente en las «Rockolas» y en el corazón de muchos peruanos que admiraron, la forma de interpretar las sentidas letras que esta dama supo seleccionar para formar su propio repertorio, que la hizo grande.

Hay que reconocer con tristeza, que apesar que las radios capitalinas de aquel entonces, habian centrado sus programaciones criollas a otros grupos de artistas, «Llamando las cosas por su nombre», Carmencita Lara era ignorada por esas emisoras, pero como sucede en estos casos, la tenacidad de Carmencita no tuvo limites mientras que la «ARGOLLA» se encargaba de hacerla a un lado, ella se daba el lujo de llenar todos los coliceos y los teatros habidos y por haber, que existian en las populosas ciudades de la gran Lima y sus Provincias, el publico masibamente acudia a verla y a escuchar sus canciones tales como «Olvidala Amigo», «El Arbol de mi casa», Llora, llora corazón», «Los Cuervos» y tantos otros exitos que penetraron el alma de sus seguidores que no la olvidan.

Tambien hay que reconocer que Carmencita Lara fue una innovadora de nuestro vals criollo no solo en su forma de interpretarlo si no tambien en el acompañamiento, era su esposo el maestro Victor Lara quien contribuyo a que Carmencita tuviera una instrumentación distinta a las demas interpretes, no olvidemos que fue el quien introdujo el Acordion al vals criollo, ese vals que Carmencita paseo por todo el Perú, ese vals criollo que traspaso las fronteras, permitiendo de esta forma que nuestro vecino Ecuador al escucharla la adoptara, la hizo suya y la hizo grande, colocandola en el sitial que su propia patria le habia negado, un lugar que Carmencita se habia ganado a pulso, ahi si podemos decir con honestidad aquel dicho «Nadie es Profeta en su Tierra». Ella tambien interpreto Hauynos y Pasillos, que mas hay que decir de esta dama peruana orgullo de nuestra nación. Carmencita Lara fue idolo en otras tierras en el Ecuador, hasta hoy se escuchan sus canciones hasta hoy las radios programan sus bellas melodias, hasta hoy se preguntan que fue de Carmencita Lara?.

Una vez mas me pregunto, que podemos contestarles, a todas aquellas personas que preguntan por ella, digame alguien si en algun momento una revista o algun periodico o alguna emisora radial se a preocupado por investigar que fue, de Carmencita Lara, «La Reina de la Rockola» ?

Por que tenemos que esperar que nuestros artistas se nos enfermen o se nos vayan, para hablar de ellos? o simplemente si nos enteramos que estan en desgracia inmediatamente sale la noticia amarillista haciendo leña del arbol caido, por que? se nos hace tan facil olvidar lo innolvidable.

Lo ultimo que hemos sabido de Carmencita Lara, es que esta enseñado canto y baile en la escuela «Estados Unidos», del pueblo de Comas, que los medicos le han recomendado una cirugia inmediata a una dolencia que esta molestando su rodilla izquierda, que la felicidad se la dan hoy sus alumnos que la admiran y la respetan, que esta luchando por que las autoridades le permitan mantener su casita la que esta apunto de perder debido a algunas deudas las cuales no ha podido consolidar, hay que dejarle saber al publico, que desgraciadamente hace poco fue asaltada en su propio hogar y que estos delincuentes la despojaron de todas sus pertenencias y de sus ahorritos que con mucho sacrificio ella habia podido mantaner hasta ese entonces, aun y todo eso, las autoridades no hacen nada para ayudarla. Y pensar que los corruptos politicos pueden salir airosos de sus fechorias y a nuestra Carmencita Lara le queremos quitar lo unico que le queda, su vivienda y el derecho ha ser recordada como lo que fue, Carmencita Lara nuestra indiscutible
» Reina de la Rockoloa».

Otra pregunta que queda en el aire, que pasa con la ley del artista? la que fue instaurada hace ya unos años, ademas segun Carmencita Lara ella y su esposo el maestro Victor Lara fueron fundadores de la APDAYC y no esta recibiendo las regalias que dicha institución tendria que hacerle llegar, por que simplemente no reconecen sus grabaciones, acaso se trata de seguir ignorandola, por fabor señores respetemos a nuestros artistas, reconoscamos de una vez y por todas quien es y que significa para el pueblo peruano y para el criollismo, Julia Rosa Capristán Garcia, Carmencita Lara, «La Reina de la Rockola».

Desde Pennsylvania:
Victor Hurtado Riofrio

RONNY ZUZUNAGA

Limeño de nacimiento, Ronny recibe la formación artística no solo en casa, si no tambien en la escuela, los Colegios Hans Christian Andersen y el prestigioso «Salesiano» lo tienen como primera voz de sus Coros y ganador de los festivales escolares ; es en el primero donde conoce a su Maestra, la reconocida profesora del Conservatorio Elsa Ramirez, ella lo encaminará en la correcta técnica vocal e impulsará su sensibilidad interpretativa.

En la década de los 80, momento muy dificil para la música peruana Ronny apuesta por ella, sin medios de comunicación, ni prensa que apoye los valores nacionalista, van perdiéndose jovenes valiosos, pero Ronny no desmaya, gana festivales, se convierte en promotor y crea fuentes de trabajo para sus compañeros.
Hijo mayor de una familia de profesionales, termina la carrera de educación y la ejerce durante 6 años en su Alma Mater, la Pontificia Universidad Católica del Perú.
 
Los 90 llegan con una esperanza, primero el Festival de la Punta, luego el Festival del Centenario de Pinglo, Finalista del «Decouvertes» de Radio France International , y luego su  «Universidad artística » la ya legendaria «Palizada» donde no solo triunfa como solista estelar sino como Director artístico…. Vendran luego los viajes y otros locales y retos; trabaja como coordinador del espacio criollo del programa «Simplemente Lola » de Canal 2, inaugura y dirije los nuevos locales criollos de moda, Conduce el taller de nuevos artistas de Radio Nacional del Perú, es Docente del Instituto nacionalista «Contigo Perú» con Augusto Polo Campos y  miembro fundador de «Avanzada Criolla» con Mario Cavagnaro.
Es vital velar por el futuro de lo nuestro al lado de la empresa privada, crea  el  Festival interescolar de la Canción Criolla «Edelnor y los criollitos del Siglo XXI» manteniendo un taller para los niños ganadores y elaborando con los niños, las primeras producciones discogáficas multimedias e interactivas en la historia de nuestro criollismo.
Ronny no descuida su discografía y con el Diario «La República» graba  «Las mas grandes Obras de nuestro Criollismo» produción que rompe los esquemas en ventas .
Actualmente ha cumplido un año de éxito inenterrumpido conduciendo y dirigiendo el programa «CLASE CRIOLLA» en Radio Nacional , llegando a ocupar el primer lugar en sintonia de la emisora del Estado .
 
Gran calidad vocal , fuerza interpretativa y una performance de  primer nivel, colocan a     Ronny Zuzunaga como el mejor exponente de su generación y con justa razón es bautizado hace ya varios años por la Señora Cecilia de Risco, al presentarlo como :
 «Criollismo con Clase »    
                                                                                                  F. Marini

Eusebio «Pititi» Sirio

Para muchos, y razón no les falta, Eusebio Sirio, mejor conocido como «Pititi», es el mejor cajoneador peruano. Y es que entre él y la madera hay un comercio ancestral, que se remonta al batir y retumbar de los tambores africanos. De sus manos surge primero el ritmo, que luego irá aderezando con velocísimos repiques, inesperadas síncopas, tresillos perfectos en su barroquismo y un swing que parece propio de alguien poseído por el mismo diablo (un demonio bueno en este caso, valga la aclaración). «Pititi» es maestro por partida doble. Es decir, no solamente porque ejerce pleno dominio sobre su instrumento, sino también porque imparte lecciones de cajón tanto en el Museo de Arte de Lima como en la Escuela Nacional de Folklore José María Arguedas. Hace unos años, «Pititi» perdió la vista, pero en él la vida puede más y esa desafortunada circunstancia no ha sido óbice para que siga demostrando por qué, a la hora de acariciar el cajón, es el mejor. Aquí, la voz del maestro. Oído a la música, señores.

Yo nací en la avenida Francisco Pizarro cinco veintiocho, interior número doce, en el Rímac. Ese barrio se llamaba Malambo. Ahí nací, te digo, posiblemente el veinte del ocho del cincuenta y uno, hermano. Mis padres son Eusebio Sirio y Adela Castillo. Mi papá era músico de los Barrios Altos, tocaba guitarra. Mi mamá era una persona muy conocida, ya que era sobrina del señor Manuel Quintana Aldón, a quien llamaban «El Canario Negro». Oigame, yo vengo de una estirpe así, callada. De mi infancia recuerdo sobre todo a la gente que se reunía para jaranear y cosas por el estilo. Por la casa caían, te voy a contar, hermano, el señor Elías Ascues, el señor Augusto Ascues, el señor Pancho Caliente, mi tío Francisco Flores, el señor Arístides Ramírez, También llegaban el señor Huambachano y el «Chino» Soto, hermano, y qué te digo, un montón de gente más. Yo de chico me apegaba mucho a las piernas de mi tío Augusto Ascues; él cantaba y al mismo tiempo me tenía en sus brazos. También recuerdo las sorpresas. La sorpresa era la fiesta que se hacía sin que se enterara el dueño de casa, pues. A veces venían temprano y decían hoy es santo de Eusebio, vamos a hacer una sorpresa. Bueno pues, decían, y se ponían de acuerdo en qué traía cada uno, y cada uno llegaba en la noche con su sorpresa, ¿me entiendes? Entonces el señor Eusebio llegaba a su casa con la idea de acostarse y en eso se prendía la luz y todo estaba listo para la fiesta, con cadenetas y todo. Hasta el otro día era la cosa.

Fui a un colegio, llamado Experimental Villacampa, y luego al colegio España en la Alameda de los Descalzos. Llegué a tercero de media y luego terminé en una nocturna de Comas. Mi papá me decía que yo tenía que seguir estudiando, que no tenía inquietudes para tocar; pero yo seguía tocando, me acuerdo. Ponía un disco de cuarenta y cinco en el pick up, que así se llamaba antiguamente, y yo acompañaba. Hasta que un día mi tío Ernesto Soto me dice: «sobrino, acompáñame a la casa de César Lévano, hoy es su cumpleaños». Yo le dije bueno pues, vamos, ya que estamos acá… Acá en La Florida fue el asunto. Yo tenía en ese tiempo, hermano, catorce o quince años. Y bueno, llegamos a la casa de César Lévano. Y en eso vimos que en la casa estaban la señora Alicia Maguiña y don Carlos Hayre. Entonces mi tío Ernesto me pidió que lo acompañara en un tema. Mandaron sacar uno de los cajones de un ropero, y me puse a tocar junto a él. ¿Y sabes qué, hermano? Eso le cayó a la señora Alicia Maguiña como pera en el agua. La señora se quedó encantada y me pidió que le dejara mi dirección, que ella viajaba y que a su regreso quería que tocara con ellos. Para ese entonces, ya no vivía en Malambo, sino en Limoncillo, por el mercado; ahora se llama Prolongación Tacna, creo. Eso habrá sido el año sesenta y ocho más o menos. Cuando menos pensé, me fue a buscar don Carlos Hayre para que fuera a su casa. Así comenzamos a trabajar, hicimos un long play, se llamó «Alicia y Carlos». La señora Alicia no me decía Pititi, me decía Eusebio Sirio. Lo de Pititi fue una ocurrencia de mi señora madre. Cuando yo estaba muy chico, había una radionovela y uno de los personajes era Pititi. Entonces un día yo pasaba por ahí y escucho que mi madre dice Pititi y yo volteo y entonces me dice Pititi, Pititi, ven, ven, Pititi. Ahí me quedé con lo de Pititi.

 

Te hago saber, para que sepas bien claro. Mira, yo he visto a diferentes percusionistas, pero no llegué a ver a Monserrate. Sí vi tocar al «Gancho» Arciniegas. Y había un señor al que yo paraba viendo y seguramente molestando, pidiéndole que me enseñara algunas cosas, era el señor «Morocho» Contreras, que tocaba con el conjunto Los Trovadores del Norte, donde estaba también Rafael Otero López, el compositor de «Odiame». Ellos tocaban en Radio Victoria y yo iba a cada rato, pues, para ver al «Morocho» Contreras. Yo lo observaba atentamente, cada movimiento, cada golpe, su misma presencia. Esas tardes me enseñaron mucho, hermano, me ayudaron a conocer un poco más a profundidad este maravilloso instrumento de percusión.

 

Un día la señora Alicia y don Carlos me dicen para ir a Buenos Aires. Tenía ella que cantar una muliza. Mira hermano, era la primera vez que iba a pisar un avión. Acá no subo, me dije, acá retrocedo yo con esto. Pero al final subí y fuimos en el avión, además, con César Altamirano y Lucho Neves. Llegamos a Buenos Aires y nos fuimos al City Hotel. Tenía dieciséis años no más, hermano. Y andaba solo, porque me levantaba temprano para buscar a la señora Alicia y a don Carlos y no estaban, y César y Lucho estaban como locos trabajando en unos arreglos. Al tercer día me empecé a desesperar, porque ¿qué hacía yo solito en esa ciudad inmensa? En eso, paseando por el hotel, veo a un patita que pasa con una etiqueta en la solapa que decía Perú. Me acerqué. ¿Tú eres peruano?, le dije. Sí, me contestó. Yo también soy peruano, le dije otra vez. ¿Con quién has venido? Yo he venido con un grupo que está acá, el grupo Perú Negro. Oye, no sabes el alivio. ¿Y dónde están?, llévame por favor. Cuando entramos a la habitación me encuentro con el grupo completo ahí. Dicho sea de paso, yo no conocía a nadie del grupo, sólo a Rodolfo Arteaga, el hijo de Valentina, que me reconoció de inmediato y me presentó a todos. Estaban ahí Ronaldo Campos, Caitro Soto, Lucila Campos, en fin. Así, de casualidad nomás, encontré compañía, y más trabajo, porque me hicieron bailar en el Luna Park mientras Césear Calvo recitava unos versos.

También tuve la suerte de conocer a la señora Chabuca Granda, y es más, la suerte de trabajar con ella. Recuerdo una vez que nos invitó a su casa para formar el grupo Matalaché. En esa reunión estuvo también Cecilia Barraza. De Chabuca aprendí mucho, hermano. Lo más importante: convencerme de que las cosas las tienes que hacer cada día mejor. Trabajé con ella cerca de ocho años, junto con Alvaro Lagos y Caitro Soto. Ensayábamos en su casa, allá en la esquina de Veintiocho de Julio con La Paz, en Miraflores. En Buenos Aires grabamos un disco precioso, titulado «Cada Canción con su Razón». En ese disco participó también Lucho Gonzales.

 

En la vida uno nunca sabe, ¿no?, ¿qué me iba a imaginar yo que me iba a quedar ciego? Pero perdí la vista. Yo no sabía qué me pasaba, todo comenzó con unos dolores de cabeza terribles, pero nadie sabía qué tenía yo dentro del cuerpo. Ya vivía en Comas con mi madre. Ibamos a un médico y a otro, y nada, nadie daba con lo que tenía. Hasta que descubrieron que tenía un tumor en el cerebro que me estaba afectando la vista. Y un día, en mi propia casa, perdí la visión. Me deprimí terriblemente, me alejé de la música cerca de un año, paraba recluido en mi casa. Me había quedado completamente solo. Una persona que me ayudó mucho fue Enriqueta Rotalde, que es ahora directora de la Escuela Nacional de Folclore. Ella me fue a ver al Hospital de Collique. De ahí me pasaron al Hospital Obrero. El doctor Esteban Roca y el doctor Polo Sabogal me operaron. De ahí me fui a neoplásicas para un tratamiento de baños de cobalto y para que me hicieran un par de tomografías de las que salí limpiecito, hermano. Después de haber pasado por eso, me di cuenta de que había perdido a Dios, así que me apegué a Nuestro Señor Jesucristo, y con él camino. Lo que tengo ahora es lo más bello que puede tener un hombre: paz, por la gracia de Dios.

 

«Pititi» vive ahora en olor de serenidad. Recién casado hace ocho meses con Elizabeth Urquiza, profesora de arte, la vida en él ha vuelto a florecer. La ceguera ya no es problema ni carga para nadie. El propio «Pititi» baja los cinco pisos que lo separan de la calle 6 de Agosto, en Jesús María, para hacer sus compras en la bodega o en la farmacia, o para abordar algún taxi en las noches de trabajo. De hecho, hay algunos taxistas que lo conocen y lo esperan en la puerta. Lo demás es accesorio. Cuando dicta sus clases de cajón, ningún detalle se le escapa y conoce perfectamente el sonido de cada uno de sus alumnos. Y cada vez que toca, según nos confesó, es tal el éxtasis que se apodera de él, que ve pasar su vida como una película y recuerda esas jaranas aurorales, los tiempos en que era acólito en las iglesias de San Lorenzo y San Alfonso, las tardes en que miraba extasiado al «Morocho» Contreras o al «Gancho» Arciniegas. A golpe de cajón, para suerte de todos, «Pititi» ha vuelto de las tinieblas.

Juan Gonzalo Rose

Juan Gonzalo Rose
Juan Gonzalo Rose

Juan Gonzalo Rose nació en la ciudad de Tacna, pequeña ciudad de provincia y de vida apacible que ni aun el continuo tránsito de viajeros y los avatares de un comercio dinámico, consecuencia de su condición fronteriza, han podido turbar. La infancia de Rose transcurre allí, en su tierra natal, circundada por el desierto costero, alguna playa cercana y unos cuantos valles cálidos y hermosos que aportan a cualquier espíritu sensible, la cuota de naturaleza y toque rural. Rose debió haber recorrido muchas veces las diversas comarcas tacneñas, por la huella innegable que sus textos transmiten de ellas. Estudio el ciclo primario en una escuela en la que su padre era a la vez profesor y Director, y luego la secundaria, hasta el tercer año, en un colegio nacional. Hacia 1942 ó 1943 Rose se traslada a Lima donde concluye su escolaridad. En 1945, año crucial en la historia peruana, Rose –que tiene entonces 17 años- ingresa a la Facultad de Letras de la Universidad de San Marcos. En las elecciones generales de ese año (uno de los pocos comicios verdaderamente libres en la vida política nacional) resulta elegido como presidente José Luis Bustamante y Rivero y este hecho significó el inicio de un período de ejercicio democrático pleno que grandes sectores de la población y en especial los jóvenes viven con intensidad y pasión. La universidad desde luego es uno de los centros principales de la actividad política y de la prédica ideológica. Nuestro poeta entra en el torbellino de la acción y asume con claridad la opción revolucionaria al mismo tiempo que su vocación poética empieza a manifestarse. Poemas suyos aparecen y su figura se hace presencia habitual en los recitales poéticos de entonces. De otro lado, vibrantes manifestaciones, agitadas asambleas, debates y enfrentamientos cuentan también con su presencia de militante convencido. Rose además hace periodismo y se desempeña durante algún tiempo como auxiliar de cátedra.

El 12 de Abril (sabado) se cumplen 20 años de la desaparicion fisica del poeta Juan Gonzalo Rose, orgulloso tacneño, que escribio bellos versos que musicalizados por Victor Merino estan en la historia de la musica ciudadana del Peru…»Tu Voz», «Por tu ventana dormida» y «Si un rosal se muere» son los poemas que escribio especialmente para darlos a conocer en genero de vals peruano.

Un recuerdo para este gran poeta peruano que fue ganado por la musica criolla del Peru.

Enviado por Raúl Alvarez-Russi

OLGA MILLA

«La carrera de Olga Milla es la historia de una profunda fe en la calidad de la música popular del Perú. Sus presentaciones en Los Estados Unidos, España y su nativo Perú han desplegado sobriedad y gusto impecables tanto en sus interpretaciones como en su repertorio.

Como productora, su CD CARICIA es un logro remarcable donde Olga reúne los más prominentes músicos peruanos de nuestros días interpretando una representativa muestra de canciones del Perú mestizo y costeño, con un saludo a los Andes.

De niña en Lima, ella tuvo el privilegio de escuchar en familia a clanes de criollos interpretando especiales repertorios. Esta experiencia la inspira más tarde a asistir a similares reuniones. En una de ellas conocería a la legendaria Chabuca Granda, quien más tarde la animó a que continuara escribiendo, cantando e incursionando en el área de producción.

Cuando termina sus estudios de Comunicaciones en la Universidad de Lima, Olga decide investigar la música popular peruana y sus escasas oportunidades en el circuito comercial urbano. A lo largo de los años participa en eventos culturales con la comunidad peruana en USA y España y colabora con periódicos y radio programas como La República, «Perú Cerca de ti» y «Déjame que te Cuente»

Uno de sus más queridas presentaciones fue su tributo a los escritores e investigadores peruanos José María Arguedas y José Durand Flores que Olga tituló «Música Mestiza del Perú» en la prestigiosa sede de Americas Society en Manhattan. Ahí, ella llamó como invitados especiales a presentarse por primera vez en los Estados Unidos a los maestros Jaime Guardia (charango) y Máximo Damián (violín andino) al lado de Carlos Hayre (guitarra criolla y afro-peruana). Con la guitarra de Edmundo Vargas, Oscar Stagnaro (bajo), José Luna (cajón) y miembros del Ballet Afro Peruano este íntimo concierto destaca como uno de los más originales para la música folklórica y popular peruana de los últimos años por la constelación de talentos que reunió en ese país.

Su álbum CARICIA nos entrega a Olga como una productora artística que conoce profundamente la música peruana, una compositora de verso nuevo y una intérprete íntima y emotiva, cálidamente felicitada por «Criollismo» de Radio Nacional del Perú. El periódico peruano «El Comercio» lo llama «una pequeña joya». En USA, este cd ha sido escuchado en la Radio Pública Internacional, integrando la discografía recomendada por el elogiado programa radial AfroPop Worldwide y ha tenido excelentes comentarios de la revista Latin Beat, Folk & Acoustic Music Exchange y el Detroit Metro Times

Actualmente Olga reside en los Estados Unidos y se encuentra abocada a la grabación de su segundo CD el que subrayará el trabajo de distinguidos guitarristas y percusionistas peruanos.

PATRICIA SARAVIA

Patricia Saravia acaba de cumplir una década en este obligado peregrinar de todo artista: conciertos, grabaciones, recitales, entrevistas… Pero sigue con las mismas ganas del primer día. Esas ganas que las llevaron a apartarse de lo tradicional para iniciar su búsqueda personal hacia las nuevas formas de la música peruana. No fue fácil, y mucho menos si se pretende nadar en contra de la corriente; pero, la Saravia ha sabido hacerse paso a través del tiempo con esa voz que estremece cada vez que pronuncia su canto. Primero sería «Atrapar un instante», material que reúne diez temas muy bien logrados, tanto en la melodía, como en el trabajo armónico, que fue la primera carta de presentación de la intérprete y que recoge canciones como «Cardo o Ceniza», de nuestra infaltable y recordada Chabuca Granda; «Sombra» y «Hojarasca», de Daniel Escobar; y la «Negra presuntuosa» de Andrés Soto.

Pero la Saravia continuamente apura el paso, y ya está en una y otra cosa. Fue así que tiempo después editaría «Entre el son y el corazón», un nuevo trabajo fonográfico que descubre canciones como «María María»«Encuentro» -otra buena canción de Daniel Escobar-, «Tierra Mestiza» -su homenaje a nuestra América Latina-, entre otros, con novedosos arreglos y caras nuevas en el marco musical.

1993, también depararía algunas sorpresas, no sólo por sus tantas presentaciones en vivo, sino porque su carrera artística experimenta nuevos aires, -ella le llamaría sones- mucho más maduros y un tanto apartados de los matices negros. Así surgen, dulcemente, cantos de la sierra peruana como«Matarina» carnaval cajamarquino. «Como he de vivir sin ti» huayno ayacuchano y «No Valentín», contagiante ritmo negro, con el sólo propósito de quebrar las formas habidas. Una suerte de buenos acordes, una melodía subyugante y las percusiones haciendo lo suyo detrás de esa voz tierna, fuerte… conmovedora.

(*) Comentario de Manuel Valencia, Editor de «Culturales» del Diario «Expreso» de Lima, Perú, setiembre/1995

Jose Pepe Vasquez

Jose Pepe Vasquez
Jose Pepe Vasquez

El hijo menor del gran Porfirio Vásquez, cabeza de una familia que conservó en toda su pureza el arte negro heredado de sus antepasados. Como consecuencia, sus canciones más populares y simbólicas son «Raíz del festejo» y «Le dije a papá». Tiene el mérito también de haber adaptado a nuestros ritmos negros una canción norteamericana que tituló «Jipi Jay». Son destacados también, su festejo «No Valentín» y un vals titulado «A mamá».

Augusto Ascuez Villanueva

Augusto naciò el 07 de Octubre de 1892 y fue bautizado en la parroquia de San Làzaro el 03 de abril de 1893. Hijo de Jorge Ascuez y de  Nicolasa Villanueva, ambos de Lima, designaron en condiciòn de padrino a Guillermo Beunza y Margarita Pèrez. Elìas, su hermano, era menor que Augusto, naciò el 20 de junio de 1895 y recibiò el sacramento del bautismo – llevado a la pila por los padrinos de su hermano el 09 de febrero de 1896.

Crecieron en el barrio de Malambo, trabajaron como albañiles desde sus mocedades y en esa actividad continuaron hasta la vejez. En 1929 Elìas partiò rumbo a Chile, en gira artìstica, con el celebrado compositor, moreno también, Alejandro Sáen, Gregorio Villanueva, Jorge Acevedo y Teresa Arce, quien años después destacarìa en el teatro nacional.

Estuvieron fuera del paìs dieciocho meses. Sáenz se quedó, Acevedo falleció en Valdivia, y el resto emprendió el regreso.

Elías pasó a vivir en 1939 a la Avenida del Trabajo No. 308 del tercer Barrio Obrero del Puente del Ejército, inaugurado en beneficio de las  personas de modestos recursos económicos. Casas de dos, tres, cuatro  y cinco habitaciones, el pago por el alquiler era variable y, en cierta manera, cómodo: 10 soles al mes en el primer caso, 16,50 en el segundo, 18 en el tercero y 30 en el cuarto.

Augusto y Elías eran sobrinos de Mateo Sancho Dávilay Clara Boceta,

del Callejón de la Cruz, en Malambo, quienes los criaron.

Retoño de esta pareja fue Braulio Sancho Dávila, autor del vals «Abeja» y, según Durand, de «Dios» y «la versión original de Idolo». Esta afirmación hay que tomarlas con reservas, pues se atribuye también a NIcanor Casas y la familia del recordado compositor de «Anita» ha disputado la auditoría desde hace tiempo.

 Brauli Sancho Dávila tuvo, entre su numerosa familia, tres primas que llevaban en las venas el baile popular, la jarana limeña: Bartola, Isabel y Peta. Tío tambien, y tío de trago y amanecida de Augusto y Elías fue Santiago Villanueva, para los amigos simplemente «Chocolate». Uno de sus hijos (Mamerto) se casó con Melchora Martínez; de esta pareja nacería el futbolista Alejandro Villanueva, ídolo de Alianza Lima, integrante en 1936 del equipo de fútbol que viajó a Berlín para intervenir en las Olimpiadas y, en el consenso deportivo, uno de los mas grandes futbolistas peruanos.

Elías falleció en 1973, Augusto el 17 de agosto de 1985. «El Comercio» destacó  tan sentida desaparición con un titular que decía: «Murió reliquia de criollismo». Tenía 95 años. Sus restos fueron velados en el Pasaje Acapulco (avenida Juan Manuel del Mar 1350, Chacra Colorada).

AGUSTO ASCUEZ VILLANUEVA

 

Augusto naciò el 07 de Octubre de 1892 y fue bautizado en la parroquia

de San Làzaro el 03 de abril de 1893. Hijo de Jorge Ascuez y de

 Nicolasa Villanueva, ambos de Lima, designaron en condiciòn de padrino a Guillermo Beunza y Margarita Pèrez. Elìas, su hermano, era menor

que Augusto, naciò el 20 de junio de 1895 y recibiò el sacramento del bautismo – llevado a la pila por los padrinos de su hermano el 09 de febrero de 1896.

Crecieron en el barrio de Malambo, trabajaron como albañiles desde sus mocedades y en esa actividad continuaron hasta la vejez. En 1929 Elìas partiò rumbo a Chile, en gira artìstica, con el celebrado compositor, moreno también, Alejandro Sáen, Gregorio Villanueva, Jorge Acevedo y Teresa Arce, quien años después destacarìa en el teatro nacional.

Estuvieron fuera del paìs dieciocho meses. Sáenz se quedó, Acevedo falleció

en Valdivia, y el resto emprendió el regreso.

Elías pasó a vivir en 1939 a la Avenida del Trabajo No. 308 del tercer

Barrio Obrero del Puente del Ejército, inaugurado en beneficio de las

 personas de modestos recursos económicos. Casas de dos, tres, cuatro

 y cinco habitaciones, el pago por el alquiler era variable y, en cierta manera, cómodo: 10 soles al mes en el primer caso, 16,50 en el segundo, 18 en

el tercero y 30 en el cuarto.

Augusto y Elías eran sobrinos de Mateo Sancho Dávilay Clara Boceta,

del Callejón de la Cruz, en Malambo, quienes los criaron.

Retoño de esta pareja fue Braulio Sancho Dávila, autor del vals «Abeja» y,

según Durand, de «Dios» y «la versión original de Idolo». Esta afirmación hay

que tomarlas con reservas, pues se atribuye también a NIcanor Casas y la familia del recordado compositor de «Anita» ha disputado la auditoría desde hace tiempo.

Brauli Sancho Dávila tuvo, entre su numerosa familia, tres primas que llevaban

en las venas el baile popular, la jarana limeña: Bartola, Isabel y Peta. Tío

tambien, y tío de trago y amanecida de Augusto y Elías fue Santiago Villanueva, para los amigos simplemente «Chocolate». Uno de sus hijos (Mamerto) se casó

con Melchora Martínez; de esta pareja nacería el futbolista Alejandro Villanueva, ídolo de Alianza Lima, integrante en 1936 del equipo de fútbol que viajó a Berlín para intervenir en las Olimpiadas y, en el consenso deportivo, uno de los mas grandes futbolistas peruanos.

Elías falleció en 1973, Augusto el 17 de agosto de 1985. «El Comercio» destacó

 tan sentida desaparición con un titular que decía: «Murió reliquia de criollismo». Tenía 95 años. Sus restos fueron velados en el Pasaje Acapulco (avenida Juan Manuel del Mar 1350, Chacra Colorada)

 

José Escajadillo

José Escajadillo
José Escajadillo

Sin lugar a dudas uno de los autores y compositores más cantados en la actualidad. Surgió en los años setenta, ha triunfado en 18 festivales, ha compuesto cientos de temas, la mayoría de los cuales después de ser grabados por nuestros mejores interpretes, se han convertido en éxitos: «Jamás impedirás», «El viejo y el mar», «El artista», «Huellas», «Todavía» y «Que somos amantes» bastarían para demostrarlo. Sin embargo, dando una prueba más de su talento, creó en el 95 la hermosa marcha militar, «Los Gigantes del Cenepa».

Uno de sus CD: Lo mejor de José Escajadillo tiene entre sus temas a: Un vals a la distancia, Yo perdi el corazón, solo siempre solo, tal vez, no digas nada y calla, amada de los años viejos, Cuando pregunten por ti, Yo soy, para toda mujer hay un mañana, cuando no me quieras, cada dia, que nos paso a los dos.

Laureano Martínez Smart

Laureano Martínez Smart
Laureano Martínez Smart

Hijo de José Martínez Esquivel y Juan Rosa Smart, no tuvo que abandonar ningún pueblo para ver la capital por que era limeño, nacido en los Barrios Altos, el 4 de Julio de 1903; aunque Pedro Duran Quevedo («Perucanta» No. 1, sin fecha), decía que el nacimiento fue el 4 de Agosto de 1907. También contó que en su juventud fue jockey.

Dos son los valses que le dieron popularidad, «El Provinciano» («Las locas ilusiones me sacaron de mi pueblo/ y abandoné mi casa para ver la capital»), y «Amargura» («Quisiera que volvieran los días de la infancia/ para vivir alegre y sin preocupaciones….»)

Autor prolífico, compuso «Compañera mía» en honor a su esposa («Compañera mía,/ santa mujercita,/ siempre bondadosa,/ en mis horas tristes/ y en mis alegrías fuiste cariñosa….»; «Invoco tu nombre«, como homenaje  a su hija; y otras muchas canciones, entre ellas «Decepción» (letra de Serafina Quinteras), «Destino» (letra de Juan Sixto Prieto) «Fatalidad» )letra de Juan Sixto Prieto), «Lima de Antaño» (letra de Juan Sixto Prieto) «Para ti es mi canción«, y entre otras «Quiero» (letra de Leonidas Yerovi, hijo).

Compuso la polca «Cholita» para el que su inseparable amigo Juan Sixto Prieto  escribio los versos. Hizo el arreglo musical de «Ingrata palomita», polca también. En la década del 40 tenía una casa musical en la calle Gallinazos No. 381 (tercera cuadra del Jr. Puno); en el No. 1342 de «El Cancionero de Lima«, de enero-febrero de 1941, se publicó un aviso de su establecimiento. Vendía partituras para piano, boquillas de saxofón y clarinete. También ofrecía a su clientela violines, guitarrras y arcos. Alquilaba pianos y baterías.

Martínez Smart llevaba la música en el alma. Contagiado por otros ritmos lanzó al mercado la rumba-fox «Pasó el carretón» en 1944, año en que también llevó al pentagrama el pasodoble «Sol de Madrid» con letra de Juan Sixto Prieto y, siempre con el concurso de este olvidado versista, el swing «Dalias traigo para ti«.

A propósito del vals «Fatalidad» («Nocturno, de celaje deslumbrante,/ su encanto,/ rememoro a cada instante,/ romance/ de un momento que viviera….»), desde hace muchos años, se ha hecho notar que no se canta la última estrofa, siendo, como es, tan bella: «Estrella,/ fugitiva que mi anhelo,/ te llevas por desconocido cielo,/ delante, no me robes la alegría./ Sin tu influjo luminoso/ mi existencia es un destrozo/ ¡oh querida! son tus ojos miguión./No me dejes en las brumas,/ con tu dulce amor perfumas/ como nadie, ni nocturno de pasión».

Martínez Smart fue autor de otro vals que desde que empezó a cantarse a través de la radio «pegó» en el gusto popular: «Hace tiempo«, que dice en sus primeros versos: «Hace tiempo que me tienes como loco,/ hace tiempo que no te dejas ver./ No comprendes mujer que me haces daño….»

Falleció a los 61 años el 17 de Enero de 1964. Fue casado con María Navarro.

Cortesia:Cecilia Nuñez