La Historia del Tondero

La Historia del Tondero
La Historia del Tondero

Obligado por las continuas deformaciones y confusiones a que se esta sometiendo a nuestro hermoso, peruano y piuranisimo «Tondero», nos vemos en la necesidad de llegar al fondo del verdadero origen del «Tondero».

Segun Pina Zuñiga de Riofrio en su interesante libro  «MUSICA Y DANZA FOLKLORICAS  DE PIURA», El Tondeo fue creado por el año 1708 en las haciendas de Morropon por una familia de afro-peruanos llamados, por ese entonces, «MANGACHES» por que procedian de Madagascar.

Los «Malgaches» fueron traidos por los conquistadores españoles en el siglo XVI y en la epoca de la independencia se les empeso a llamar «Mangaches» al grupo que llegaron a Piura y se quedaron en esas hermosas tierras; eso fue en el sector del norte de Piura, hoy conocida como «Mangacheria».

Fueron los «Mangaches» los creadores del tondero y segun Pina de Riofrio, los verdaderos autores fueron:

GERONIMO.- era un viejo labrador de la hacienda «Yapacter Arac» hoy «Yapatera». El cantaba y tocaba la guitarra magistralmente y con singular estilo.

EVARISTO.- Hijo de Geronimo, trabajaba en la hacienda «Malacasi».  Cuentan que  este malgache tenia una hermosa voz, los pobladores del lugar lo apodaron «TON», solia tocar un tambor hecho de calabaza grande. A ese particular instrumento aun se le llama «LAPA», confeccionado con cuero de cabra.

SATURDINO.- Hijo de Evaristo, lo apodaban «CUNDIRO» por su caminar huidizo y agachado que lo caracterizaba. Los «Mangaches» eran tambien llamados «Mandingos o Pitingos» por los indigenas «Tacllanes» que a su vez eran «Mestizos-Criollos». Se reunian todos los domingos  para espectar las populares peleas  de gallos  que constituian por aquella epoca unica diversion. Pues bien, un cierto domingo el «Mangache» Ton o mejor dicho Evaristo, incentivado por el aguardiente, se inspiro en una pelea de gallos y creo un ritmo de son alegre y cadencioso, ademas contagioso.  A este ritmo se le acoplo Geronimo rasqueteando su guitarra, al compas del tamboreo. Este ritmo contagiante hizo que la gente se  arremolinara y siguiera el compas con sus palmas; viendo esto «Cundiro» (Saturnino) se puso a bailar, tratando de imitar las poses, quites y quiebres que hacen los gallos cuando estan peleando.  Al comienzo a este ritmo se le llamo «TONDIRO» en honor a sus creadores quienes quiza cumplieron un mandato divino y nos legaron el hoy hermozo «TONDERO».

Es de deducir que tambien influencio en el nuevo baile, el rodeo elegante que hace el gallo cuando corteja a la gallina, a si como tambien los quites que con cierta gracia y salero le hace la gallina al gallo. Todos conocemos que el gallo es arrogante para caminar, para cortejar, para pelear y hasta cuando pierde la pelea, en su agonia no pierde nunca la arrogancia que lo caracterisa; de ahi que no nos explicamos el porque de algunos jovenes  que cuando bailan «Tondero» agachan la cabeza y doblan el cuerpo, eso es quitarle la escencia de lo que constituye este popular baile, dice con particular acierto el señor Aurelio Nuñez, viejo agricultor  morropano y buen bailador de «Tondero»..  De ahi que tal vez se explique que uno de los mas grandes compositores de «Tondero» que dio Piura, MIGUEL CORREA SUAREZ nos diga en uno de sus tonderos lo siguiente: ‘‘GRACIA, ARROGANCIA Y SALERO, SEÑORES….ESO ES EL TONDERO».

NOTA:  Datos recopilados por Victor G. Mendoza, extraidos de la distribuidora Mario Gutierrez Garcia y «Maryanah», Piura, Peru.

Saludos criollos….Victor Hurtado

Intérpretes Criollos que nos dejaron en esta década

Con el fallecimiento de Oscar Avilés, el criollismo pierde una de sus figuras importantes. «La Primera Guitarra del Perú» se suma a la lista de músicos que nos tomaron la delantera y solamente en esta década, la lista es considerada. A continuación, recordaremos a las figuras que partieron a la eternidad desde 2004.

Pedro Carlos Soto de la Colina «Caitro Soto» (1934-2004)

Fue un destacado cantautor, cajonero y representante de la música afroperuana. Tras varios años trabajando en diversos oficios, descubrió su vocación musical en casa de la conocida «Valentina», impulsadora impotante del folklore afroperuano. Cuando conoció en 1957 a Chabuca Granca, su carrera dio un vuelvo importante porque lo apoyó con la creación de la asociación cultural Perú Negro, grupo que llevó el sabor y color de la música peruana por diversas partes del mundo, ganando un enorme prestigio.

Alicia Lizárraga (1917 – 2004)

Fue una destacada cantante arequipeña, cuyo éxito la llevó a ser conocida como «La Cholita Linde del Perú». Inició su carrera músical en la década del 30 junto a Nelly Villena, con quien formó el dúo «Las Trigueñitas». Se caracterizó por una voz de timbre agradable, rica en matices y suave ondulación.

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Esther Granados (1926 – 2012)

Debido a su popularidad en las radios locales, se ganó el apelativo de «Reina de de la Jarana» y forma parte del selecto grupo de las seis grandes de la Canción Criolla. Debutó en 1939 en los escenarios y formó parte del elenco de Radio Lima, que reunió a los más destacados intérpretes de la música criolla bajo la dirección de Filomeno Ormeño. Su frase «solita me jaraneo» la identificó como cantante de temas alegres y su repertorio estuvo lleno de temas inspirados en el criollismo.

Rafael Matallana (1930 – 2010)

«El Caballero de la Canción Criolla». Fue su apelativo en honor a la elegancia que desplegaba en la entonación de valses y marineras. La misma Chabuca Granda lo calificó como la mejor voz del criollismo. Debutó en el grupo Los Costeños con Julio Velásquez y Enrique Borjas.

Eddy Martínez (1933 – 2011)

Su nombre original fue Guillermo Bedoya Martínez. Pese a nacer en el Callao se trasladó a Chiclayo para cursar sus estudios primarios y secundarios. A los 19 años se trasladó finalmente a Lima donde inició su carrera en Radio San Cristóbal apadrinado por el actor argentino Jorge Reyes. Durante cinco años fue considerado como el mejor cantante melódico del Perú y su carrera está marcada por su participación en el dúo «Los Ases del Perú» con quien interpretó el tema «Perú Campeón», obra que adquirió fama cuando la Selección de Fútbol clasificó al Mundial de México 1970.

Jesús Vásquez (1920 – 2010)

Conocida como la Reina y Señora de la Canción Criolla, Jesús Vásquez se ganó el reconocimiento en el ámbito criollo con su interpretación del vals «El Plebeyo», del maestro Felipe Pingo Alva. En 1939 se hizo del apelativo de «Reina…» tras un concurso organizado por la revista «La Lira Limeña», evento que le permitió a Doña Jesús incrementar su fama en el ambiente artístico a pasos agigantados. Su fama musical llegó a  Chile, Bolivia, Colombia, Venezuela, Centroamérica, Estados Unidos, México, Francia e incluso Australia.

Arturo Cavero (1940 – 2009)

El «Zambo» fue dueño de una voz privilegiada y al mismo tiempo potente. Junto a Oscar Avilés formó uno de los mejores dúos que la música peruana pudo tener a lo largo de la historia. Cavero le cantó muchas veces al Perú y mostró su lado más peruano cuando en 1987, cantó el «Contigo Perú» en las instalaciones de la OEA, entidad que lo consideró a él, Oscar Avilés, Jesús Vásquez, Augusto Polo Campos y Luis Abanto Morales como «Patrimonio Artístico de América».

«Pepe» Vásquez (1961 – 2014)

Fue uno de los mejores representantes de la música negra. «Ritmo de Negros», «Le dije a Papá» y el «Jipi Jai» fueron los temas que hicieron bailar a más de uno en los escenarios. Su partida a los 52 años no solo fue sentida por la cultura afroperuana sino por todos los fieles seguidores de la música peruana.

Oscar Avilés (1924 – 2014)

«La Primera Guitarra del Perú» nació en el Callao. Su gusto por la música criolla se inició escuchando a su padre, José Avilés Cáceres, en diversas reuniones sociales. Al principio, Don José no quería que su hijo fuera músico, pero presionado por sus amigos que vieron su talento, aceptó que Óscar se dedicara a la guitarra. Empezó su carrera como cajonero del dúo «La Limeñita y Ascoy» pero se afianzó aún más con la guitarra en 1946 con su ingreso a Los Trovadores Criollos y un año después con Los Morochucos.

La jarana se arma en el cielo: Descanse en paz Oscar Avilés

Las guitarras no volverán a sonar con tanta calidad o gallardía. El estilo de Oscar Avilés pocos lo tienen o quizás pocos lo podrán superar. Cuando uno escucha “Contigo Perú” no solo se queda con la potencia vocal del “Zambo” Cavero sino también con la elegancia que Don Oscar le imponía a la cuerda.

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No pasado ni dos semanas desde la muerte de Pepe Vásquez y el criollismo lamenta la desaparición de Don Oscar Avilés Arcos, desde hace mucho tiempo una leyenda de la música criolla y por qué no decirlo, el hombre que mejores melodías logró robarle a la guitarra en pro de las jaranas en los diversos barrios de Lima. Hace poco había cumplido 90 años pero lamentablemente un mal cardiovascular causó su fallecimiento y el luto vuelve a reinar en el ambiente criollo.

Inolvidable el dúo formado con Arturo “Zambo” Cavero, a quien acompañó en aquella maravillosa versión de “Contigo Perú”, tema considerado como el segundo Himno Nacional. Pero también, Don Oscar acompañó a otros grupos y artistas reconocidos como Los Trovadores Criollos y Los Morochucos.

Siempre hubo química con la Selección:

Sus inicios

Con apenas 15 años, en 1939, Oscar Avilés empezó su carrera musical como cajonero del dúo “La Limeñita y Ascoy”. En 1942 ganó un concurso radial organizado por el diario La Noche, y que lo ganó el trío Avilés, Núñez y Artega. En ese concurso se ganó el apelativo de “La Primera Guitarra del Perú” pues Don Oscar fue de los tres el músico que le dio más protagonismo a la guitarra, haciendo el conocido “punteo”, melodía que brilla y que hace de primera voz en toda melodía.

Formó el conjunto Fiesta Criolla en 1957 con otros músicos de la talla de Humberto Cervantes, Arístides Ramírez y Panchito Jiménez. Tras su alejamiento en 1961, acompañó a Chabuca Granda en sus presentaciones y diversas giras artísticas y trabajó también con la maestra Alicia Maguiña, con quien realizó varias giras por provincias, llenando escenarios y demostrando toda su valía en el ambiente criollo.

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“Contigo Perú”

Este tema fue creado durante el gobierno de Francisco Morales Bermúdez por el compositor Augusto Polo Campos. Fue una canción que acompañó a la Selección Peruana en los partidos de clasificación al Mundial de Argentina y se transformó en una especie de himno para el pueblo peruano. El Zambo Cavero con Avilés lo entonaron en el Estadio Nacional de Lima cuando se jugó contra Chile.

Hay una presentación especial. Ocurrió en 1987 en las instalaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Washington. Fue la mejor versión del tema para muchos, por la potencia del Zambo para cantar el tema mirando al cielo y dejando que su garganta cuente la historia de nuestro país y todo el sentimiento que el peruano guarda para sí.  Vale aclarar que ambos artistas se presentaron en aquella oportunidad junto a Jesús Vásquez, Luis Abanto Morales y Augusto Polo Campos y todos ellos fueron reconocidos como “Patrimonio Artístico de América”.

Es mejor escucharlo y vivirlo:

A lo largo de su vida recibió numerosos reconocimientos pero nada se compara con el cariño y el reconocimiento de los peruanos. Don Oscar Avilés fue quizás, de los pocos artistas que pudo ver en vida, que una de las calles del Callao tome su nombre (El Jr. Zepita donde nació y vivió sus primeros años). Se nos fue Don Oscar y el cielo sigue armando la jarana criolla.

«No es más que un breve adiós» querido Pepe

En el criollismo reina el talento con la guitarra, la fuerza del cajón, la elegancia de las letras y la energía de sus intérpretes para transmitir toda la magia de nuestra música peruana al mundo. Uno de los tantos representantes nos ha dejado, la voz de Pepe Vásquez se apagó para siempre y los domingos de festejo, de música negra, ya no serán los mismos.

Pepe

A las 6:45 de la tarde del 25 de marzo del 2014, José Porfirio Vásquez Montero se despidió de los suyos para partir a la eternidad y encontrarse con otros grandes de la música criolla. No hará bailar más aquí, pero no cabe duda que donde esté, seguirá tocando los mejores festejos, interpretará su clásico «Jipi Jai» y mantendrá a la armónica como su gran y eterno cómplice.

Fue el 2012 cuando Pepe tuvo que ser operado de la pierna derecha a consecuencia de la diabetes. La posterior amputación lo afrontó con valentía y coraje, porque para él, era más importante contar con «la voz», aquella voz que nos transportó directamente a un ambiente festivo, capaz de quitarnos los problemas de encima y entregarnos a un Perú quimboso, alegro y lleno de contagiante ritmo.

Pepe Vásquez se fue, querido y recordado por muchos, pero quiso irse dejando un pequeño legado: Su hijo Priamo Porfirio, de apenas días de nacido. Pepe no se quiso ir de este mundo sin dejar una vida más, sin apostar por un nuevo ser que lleve en sí la alegría y vitalidad otorgada por la música peruana. 

El Jipi Jay

 

Difusor de la música negra

Pepe Vásquez nació el 25 de noviembre de 1961 en Lima en medio de una familia con profunda tradición afroperuana. Fue el hijo menor de Porfirio Vásquez Aparicio, quien fue considerado como uno de los pioneros de la tradición negra en la música peruana. Su madre, Elia Montero de la Colina, era hermana del gran cajonero Caitro Soto de la Colina, y prima hermana de Ronaldo Campos y Susana Baca.

Su etapa profesional arrancó en los años 80. El «Jipi Jai» se convirtió en una de las canciones más reconocidas de Pepe, aunque no fue la única. «Le Dije a Papá» la compusó en homenaje a su padre y es brillantemente interpretada por él y también por Eva Ayllón. Fueron varios años dedicados a la difusión de la música peruana y también al trabajo en el escenario compartido junto a otros grandes interpretes nacionales como Eva Ayllón, Gianmarco, Lucila Campos.

Ritmo de Negros:

 

Luego de sufrir la amputación de su pierna derecha, llegó el reconocimiento a su trayectoria artística y al aporte realizado en beneficio de la música criolla. Recibió una pensión vitalicia por parte del Estado Peruano aunque eso no supera al enorme cariño que ganó por parte de todo un país que ayer bailó al son de sus canciones y que hoy, lamentando su partida, repiten lo que él escribió en sus inicios: «No es un hasta luego, no es más que un breve adiós».

El «Pepe» hincha

Hablar de música criolla es hablar de Alianza Lima. Numerosos artistas le cantaron al equipo blanquiazul: Felipe Pinglo, Arturo «El Zambo» Cavero, Nicomedes Santa Cruz, Lucha Reyes y Pepe Vásquez no fue la excepción.

«Gallo Negro» es considerado por muchos como el segundo himno del club. Lo escribió Pepe, en un claro amor por la camiseta blanquiazul y tuvo la brillante idea de cantarla junto a otros dos grandes iconos de la música negra y aliancistas también: Lucila Campos y el gran Caitro Soto.

Cuando uno entra al estadio «Alejandro Villanueva» por el acceso a tribuna oriente se encontrará con un mural en la pared, es el del gran Pepe Vásquez, quien aparece junto a Lucila Campos con la frase que muchos aliancistas llevan consigo a la hora del festejo, del cajón, del ritmo negro peruano: «No hay gallo para mi gallo».

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El cóndor pasa

El cóndor pasa
El cóndor pasa

El 19 de diciembre se cumplirá un siglo del estreno del tema peruano de mayor renombre, El cóndor pasa…, del cual se han hecho más de 4,000 versiones en todos los géneros y es considerada la composición que mejor representa la identidad nacional.

El teatro Mazzi quedaba en la plaza Italia, entonces llamada plaza de Santa Ana, en los Barrios Altos. Si bien “la gente decente” frecuentaba el teatro Olimpo (hoy Municipal) y el Principal (Segura), tal fue el éxito de la obra El cóndor pasa…, estrenada el 19 de diciembre de 1913, que la élite de Lima también llegó al Mazzi para verla y aplaudirla.

La obra, “un boceto dramático en un acto y dos cuadros”, fue escrito por Julio Baudouin. Llevaba música de Daniel Alomía Robles (1871-1942).

Se localiza en la mina de oro Yapac, donde vivían y trabajaban los obreros indios esclavizados por mister Mc King. Con María, él tendrá un hijo, Frank, un “indio rubio”. El esposo de ella, Higinio, consolidará su venganza, pero mister Mc King será reemplazado por mister Cup, y Frank también lo ajusticiará; luego de mucho tiempo aparece sobre Yapac un cóndor y su vuelo será la metáfora de la libertad.

El cóndor pasa… fue estrenada por la compañía española de zarzuela Juan Zapater, que llegó al Perú en 1904. Alomía Robles dio la partitura y la obra fue dirigida por el músico español José Ramos Albújar.
La temática del indio

El musicólogo Luis Salazar Mejía explica que en cuestión de temática y música, la zarzuela tiene un antecedente, ¡Pobre indio! (1868), del músico italiano Carlo Enrico Pasta, creador también de la ópera Atahualpa; Pasta contó con libretos del arequipeño Juan M. Cossio.

“¡Pobre indio! nació a raíz de la sublevación de los indios de Huancané, Puno. Y estuvo promovido por la Sociedad Amigos de los Indios, que trató de impedir la masacre indígena. Aunque se perdió el pentagrama, sabemos que su compositor juntó dos yaravíes y un huaino. El contexto de El cóndor pasa… es diferente. Por esos años, el mayor del ejército Teodoro Gutiérrez, ‘Rumi Maqui’, se pone al frente de los indígenas en Puno para evitar el trabajo gratuito. Alomía, junto a Abraham Valdelomar y otros, forma parte de la Asociación Pro Indígena, creada en 1909 por Pedro Zulen”, explica Salazar.

Vuelo majestuoso

“El cóndor pasa… solo se escenificó en el Perú. El propio Alomía hizo un arreglo para piano, con el que lo representó más de 3,000 veces por más de 12 años”, explica el promotor cultural Mario Cerrón Fetta, del colectivo cultural Centenario El cóndor pasa…, que publicaron en junio el libreto original y el CD de la música completa.

Fue tanta la fama en su momento de la obra –Alomía Robles radicó en Ecuador, Cuba y en Estados Unidos, a partir de 1917– que el propio compositor huanuqueño reconoció en una entrevista de 1933, tras 14 años en el país del norte, que más se le conocía como creador de El cóndor pasa…

En su versión original no tenía charangos ni zampoñas, como han llenado en el imaginario popular desde que lo versionó el dúo estadounidense Simon & Garfunkel en 1970 como ‘El cóndor pasa’ (‘If I could’) y luego los grupos de música latinoamericana lo hicieron suyo “hasta dejarlo completamente andino”.

El cóndor pasa… original fue escrito por Alomía Robles para orquesta y se dividía en siete partes. Usa la música pentatónica y las técnicas de la música para ópera. Sin embargo, las múltiples versiones que conocemos se han basado solo en dos partes: la cashua y el pasacalle, que inclusive se tocan en orden inverso. “No se puede negar que lo que Hiram Bingham es para Machu Picchu lo son Simon & Garfunkel para El cóndor pasa…, impulsaron su difusión”, opina Salazar Mejía.

Para Mario Cerrón –quien desde hace un quinquenio trabaja con Salazar reivindicando al compositor con videos explicativos en la web–, el Alomía Robles que compone la inmortal pieza estaba en su mejor momento. “Es una de sus más grandes creaciones por lo variada, rica y estremecedora”.

Tres años antes de estrenar su obra más famosa, en noviembre de 1910, el huanuqueño se había hecho famoso en los círculos académicos cuando desde la Casona de la Universidad de San Marcos explicó que la música auténtica del Perú era pentatónica. Por lo cual es considerado entre los tres descubridores de la pentatonía de la “música incaica” junto con los cusqueños José Castro y Leandro Alviña.

Trabajo original

Si bien las primeras diez famosas notas del pasacalle de El cóndor pasa… se pueden encontrar también en la Marcha turca, de Mozart, el gospel norteamericano ‘Joshua fought the Battle of Jericho’ o ‘El canto de las ñustas’ (Ollantay)”, de Alviño, grabada en 1917, “las escalas y melodías son creaciones de Alomía Robles”.

“El cóndor pasa… tiene mestizajes, semitonos, que en la música tradicional no se utilizan”, explica Luis Salazar. “Lo mismo sucede con ‘El himno al Sol’ (melodía inca basada en versiones oídas a indígenas en Jauja, Junín, y Huamalíes, Huánuco) y ‘Amanecer andino’, sus otras obras más significativas. Pero el sueño del compositor siempre fue poner su ópera incaica, con música pentatónica, Illacori. La conquista de Quito por Huayna Cápac”.

Julio Baudouin, por su parte, era periodista y había vivido años en la Argentina. No tenía mucha experiencia como libretista, por eso consignó que la zarzuela era un “boceto dramático”. Pero fue tal el éxito que tanto el historiador Jorge Basadre como el crítico literario Luis Alberto Sánchez y el pensador José Carlos Mariátegui la consideran la obra más importante de su época. “Unos alabaron el libreto y otros la música: la obra rompió con todo lo que se presentaba en la época, dominado por lo costumbrista”.

Datos

Luis Salazar, junto con el orquestador Claude Ferrier y Daniel Dorival, ha reconstruido la partitura a partir de los manuscritos originales.

La región Huánuco planea reeditar el libreto original y en Huancayo una asociación también montará la obra completa. Hay interés en llevarla en formato original a Argentina y Chile.

El cóndor pasa… no está incluida en el disco de oro que se envió en la sonda espacial Voyager. Entre las 31 canciones se hallan dos temas peruanos: ‘Canción de matrimonio’ y una de roncadoras.

 

Fuente: Agencia Andina