Vals
Felipe Pinglo Alva
Sobre regios almohadones recostada
incitante, me sonríe, bella hurí
cual la reina de que hablan
los cuentos de hadas
deslumbrante se presenta para mi
Sus miradas son de fuego me enloquecen,
ella me ama y me ofrece frenesí
en sus ojos de querube o de nereída
se adivinan deseos de goces mil
«Droga divina, bálsamo eterno
opio y ensueño
dan vida al ser
aspiro el humo, que da grandeza
y cuando sueño, vuelvo a nacer..
Me siento dueño, de mil riquezas
lindas mujeres, forman mi harem
y en medio de ellas, yo adormilado
libando dichas, bebiendo halagos
entre los brazos, de una mujer.
Primorosas odaliscas en mi torno
obedecen mis caprichos de Rajá
y sus mimos y caricias amorosas
son tributos de esclavas a su Sultán
Una y otra me suplican que las ame
y les brinde mi cariño más sensual
Son delicias, que me duraron tan solo
lo que el opio en su ilusión pudo forjar.
«Droga divina, bálsamo eterno
opio y ensueño, dan vida al ser
aspiro el humo, que da grandeza
y cuando sueño, vuelvo a nacer
Me siento dueño, de mil riquezas
lindas mujeres, forman mi harem
y en medio de ellas, yo adormilado
libando dichas, bebiendo halagos
entre los brazos de una mujer»