PATRICIA SARAVIA

Patricia Saravia acaba de cumplir una década en este obligado peregrinar de todo artista: conciertos, grabaciones, recitales, entrevistas… Pero sigue con las mismas ganas del primer día. Esas ganas que las llevaron a apartarse de lo tradicional para iniciar su búsqueda personal hacia las nuevas formas de la música peruana. No fue fácil, y mucho menos si se pretende nadar en contra de la corriente; pero, la Saravia ha sabido hacerse paso a través del tiempo con esa voz que estremece cada vez que pronuncia su canto. Primero sería «Atrapar un instante», material que reúne diez temas muy bien logrados, tanto en la melodía, como en el trabajo armónico, que fue la primera carta de presentación de la intérprete y que recoge canciones como «Cardo o Ceniza», de nuestra infaltable y recordada Chabuca Granda; «Sombra» y «Hojarasca», de Daniel Escobar; y la «Negra presuntuosa» de Andrés Soto.

Pero la Saravia continuamente apura el paso, y ya está en una y otra cosa. Fue así que tiempo después editaría «Entre el son y el corazón», un nuevo trabajo fonográfico que descubre canciones como «María María»«Encuentro» -otra buena canción de Daniel Escobar-, «Tierra Mestiza» -su homenaje a nuestra América Latina-, entre otros, con novedosos arreglos y caras nuevas en el marco musical.

1993, también depararía algunas sorpresas, no sólo por sus tantas presentaciones en vivo, sino porque su carrera artística experimenta nuevos aires, -ella le llamaría sones- mucho más maduros y un tanto apartados de los matices negros. Así surgen, dulcemente, cantos de la sierra peruana como«Matarina» carnaval cajamarquino. «Como he de vivir sin ti» huayno ayacuchano y «No Valentín», contagiante ritmo negro, con el sólo propósito de quebrar las formas habidas. Una suerte de buenos acordes, una melodía subyugante y las percusiones haciendo lo suyo detrás de esa voz tierna, fuerte… conmovedora.

(*) Comentario de Manuel Valencia, Editor de «Culturales» del Diario «Expreso» de Lima, Perú, setiembre/1995