Amparo Baluarte

La gran poetisa peruana Amparo Baluarte nació en la ciudad de Moquegua el 24 de setiembre de 1921. Fue a fines de la década de los 30’s cuando el talento de esa gran poetisa se incorpora a la canción popular convirtiéndose en una de las más fecundas entre las mujeres peruanas. Autora de aproximadamente 200 canciones entre valses, polcas y otros, como pasillos y boleros, vivió inmersa en un mundo de versos, rimas, poemas y canciones.

Desde el año 1951 hasta 1980 publicó nueve poemarios de los cuales se hizo un compendio en el año 1984 que fue publicado en la «Antología de la Poesía de Amparo Baluarte».

Su talento autoral fue unido a la de grandes compositores naciendo de esa manera canciones que han dado mucha gloria a nuestra música criolla como los valses «Así será mi suerte», «Juventud, que te vas», «No quiero recordar», «Noche Criolla» y las polcas «Mágica Flor» y «Vivacia» con Nicolás Wetzell; los valses «Nativa», «Nostalgia», «Secreto» y la polca «Mañanita» con Francisco Reyes Pinglo; la polca «Alborada» con Alcides Carreño Blas y el vals «Separación» con Polo Bedoya Bambarén. Filomeno Ormeño, Juan Reyes Calderón y otros grandes compositores también unieron su talento al de Amparo Baluarte.

Falleció el 19 de diciembre de 1992 y sus restos descansan en su amada Moquegua.

Por cortesia de Peruan-ita

Es sabido que el influjo de la tierra ejerce una acción determinante y definida en el carácter y en la vida misma de los seres que nacen sobre su suelo. Y si es el caso, en particular como es el que nos ocupa, que esa tierra haya sido regada con el dolor y la sangre de sus hijos predilectos que se inmolaron en horas lejanas, luctuosas y de triste recordación como es el de nuestra sureña ciudad de Moquegua, tan vinculada al sentimiento nacional y a nuestra historia, este influjo adquiere caracteres indelebles y muy especiales, los que en un día veinticuatro de un jubiloso y primaveral Setiembre de hace unas cuantas décadas se manifiesta con un raro esplendor cuando presurosa llega a este mundo una moqueguana egregia, que más tarde será el orgullo de su terruño y de su país; ella es AMPARO BALUARTE CORNEJO.

Fueron sus padres don Felipe Neri Baluarte Ugarteche y la distinguida dama doña María Encarnación Cornejo de Baluarte, ambos moqueguanos.

Más adelante apreciaremos la profunda huella que el permanente cariño y el recuerdo que AMPARO siempre profesó a sus padres, primero en vida de los mismos y posteriormente honrando su memoria, se perenniza en diversas etapas de su fecunda obra poética.

El año mil novecientos cincuenta y uno contrajo matrimonio con don Ángel Alvarado Valdez -su «alma gemela» como lo proclamaría años más tarde en sus versos enamorados, oriundo del Departamento de Amazonas, Profesor de Coros Escolares del Ministerio de Educación, con quien comparte un hogar en el que impera el amor y el afecto verdadero, sólidamente afianzado durante largos años de feliz unión.

AMPARO, por esas cosas del destino, vino a Lima en compañía de sus padres a la temprana edad de cinco años y aquí se quedó cursando sus estudios en el Colegio María Auxiliadora del Callao. Pero no por ese hecho olvidó su lejana y amada Moquegua, pues ella vive bajo la permanente nostalgia del suelo que la vio nacer y al que le ha entregado su afectuoso recuerdo en versos sentidos que testimonian su memoria.

Su infancia y su posterior asomo a la juventud transcurre en un hogar en el que no se hace ostentación de riquezas, pero en el que existe un sólido soporte espiritual que impregna todo su ser de bondad y dulzura y forja la fragua incandescente de su intelecto creador.

Es así que sucesivamente y cual si fuera una ola incontenible, sus poemas toman forma y al materializarse se engarzan unos con otros formando un collar precioso inmenso, inacabable, pues de su mente ligada en íntima comunión con su espíritu, que fulgura como si hubiera recibido un soplo divino, la poesía fluye con la vital fertilidad que emana de su radiante juventud.

Sus tempranas obras literarias fueron recogidas por destacados compositores nacionales que tuvieron en los poemas de AMPARO la fuente de inspiración para producir temas musicales que engalanaron con brillo sin igual una década de oro en el cantar popular de nuestra patria (comprendida entre los años 1940-1950), pródiga en temas musicales que el tiempo no alcanza a borrar y han quedado para deleite de las generaciones venideras.

Podemos mencionar entre muchísimas de sus co-producciones, pues AMPARO aporta las letras, su cálido e idílico vals «Secreto», una de las canciones más difundidas y conocidas de nuestro cancionero y de la que se conocen y están registradas veintidós grabaciones por distintos intérpretes tanto en el Perú como en el extranjero, el poético vals «Cerca de ti», la perfumada y también ampliamente difundida polka «Mañanita», su tersa y anhelante «Nostalgia», temas que se complementan en la parte musical con la participación de Francisco Reyes Pinglo, a esa incomparable y descriptiva «Noche Criolla», rebosante de alegría y auténtico sabor limeño, la sutil «Fantástica», el vals «La Espera» en cuyas notas se trasunta la ansiedad por la demora del ser amado en acudir a la cita de amor; tenemos también ese bello manojo de polkas conformado por «Viva…ia» y «Mágica flor» y el expresivo vals «No quiero recordar» entre otras tantas composiciones musicalizadas por el maestro y eximio laudista don Nicolás Wetzell y así, debiendo hacer penosas abstenciones por razones estrictamente de espacio, de cientos de otros poemas llevados al pentagrama por destacados compositores, llenaríamos páginas enteras proclamando el significado que tiene el aporte del Talento, la inspiración y el verso florido y galano de AMPARO para llenar de poesía las letras de nuestro cancionero popular, el mismo que ha contribuido a enriquecer y enaltecer como muy pocos han logrado hacerlo a través de los años.

Por otra parte, la rima y la métrica en la poesía de AMPARO se ha caracterizado por el esmerado afán y cuidado que siempre ha puesto nuestra insigne poetisa en la conformación gramatical de sus poemas. De esa manera, la conjugación musical de los mismos se ve facilitada por la homogeneidad de las sílabas que conforman sus versos haciendo que su incorporación dentro de la rigidez imperante en los compases musicales se vea facilitada en extremo, dando oportunidad al lucimiento de todo aquel que musicalice el incomparable mensaje que encierra su poesía.

AMPARO BALUARTE es la poetisa auténtica de nuestra canción y tuvo el singular acierto de aparecer en el firmamento musical cuando nuestro cancionero popular más lo necesitaba, engalanando con su talento páginas musicales que supieron calar hondamente en nuestro más profundo sentimiento y en tal razón obtuvieron de inmediato el favor y el aplauso no solamente dentro de nuestras fronteras sino que han sabido transponerlas hacia distintas latitudes y figuran en el repertorio de artistas consagrados a nivel mundial, contribuyendo a la exitosa difusión internacional de nuestro cantar, asociando el nombre de AMPARO a esa nostalgia que se siente y experimenta cuando se escuchan en países hermanos los acompasados versos de su canto. Esta faceta tan particular de AMPARO ha sido recogida en las páginas de su libro «ALMA CANCIONERA» editado el año mil novecientos sesenta y siete. (Quinto Libro).

Mas el éxito alcanzado por AMPARO en el campo de la composición musical no ha podido sustraerla de acciones lesivas a su auténtico prestigio y por qué no decirlo, también a sus legítimos intereses, pues se han detectado diversos plagios, muchos de ellos en forma aviesa y sutil y otros en forma total, en los que se ha cambiado el título y el «nombre» del autor, perpetuándose un delito que lamentablemente debido a la carencia de una adecuada jurisprudencia, queda impune y sin la necesaria rectificación.

El reconocimiento del país entero a la participación de AMPARO BALUARTE en esta actividad literario-musical de singulares relieves y que tienen su origen en la belleza, hondura y ponderación de sus versos, podemos sintetizarlo en el tema musical en tiempo de vals «Nativa», con letra de Aurelio Collantes y música de Francisco Reyes Pinglo, hizo ampliamente conocido y divulgado y del cual incluimos las últimas estrofas que recogen el testimonio de gratitud y admiración nacional.

«AMPARO de la nueva armonía   BALUARTE de nuestra canción,auténtica es la melodía

que brota de tu inspiración»

Si bien AMPARO BALUARTE se dio a conocer mediante su aporte literario al cantar nacional, es en la poesía en la que adquiere dimensiones astrales, elevándose a las más altas cumbres de la emoción estética, deslumbrando con el insoldable misticismo de sus versos tersos, tiernos y sentidos, plenos de rara musicalidad y de dulzura, cual si hubieran sido transportados por alados mensajeros venidos de un lejano país de ilusión.

En sus primeros poemas se trasluce el tierno candor que le brota de su inocente adolescencia, que transcurre entre sueños y quimeras, entre alegrías y por qué no, entre tristezas. También se percibe en ella su temprano anhelo de poder forjar su «mundo poético» cimentado en el amor, que en sus versos adquiere dimensiones celestiales pues en él no tienen cabida la maldad, la envidia o el rencor; tan solo se siente animada de sentimientos positivos, elevados y de una acrisolada pureza espiritual.

No es por lo tanto una poesía de acabada madurez, pues le hace falta esa hondura que le confiere la experiencia que se recoge en el diario transitar por la vida; y esto es explicable si tomamos en cuenta que su temprano despertar a ese mágico mundo de rimas, versos y poesía la sorprende cuando en «ese SU mundo» todo es bueno y alcanzable, es utópico, noble, limpio y puro, pues AMPARO vive intensamente esa dulce edad de las ilusiones desenfrenadas de dudas y presentimientos, de anhelos exaltados, todos ellos rociados del más puro romanticismo con que alimenta una insaciable sed de amar y ser amada.

En esta etapa la pureza de su amor premunido de romántico embeleso la hace vibrar constantemente y, al hacerlo, canta a todo lo que ve, percibe o siente y aún a lo que inocentemente presiente. Así indistintamente canta al agua clara y cristalina, al fuego que todo lo abrasa y consume, al aire, al Sol y a la Luna que siempre es cómplice de todo romance, al lucero rutilante que es callado confidente de sus cuitas, o al viento que lleva en su vertiginoso batir el mensaje de su alma enamorada de la vida misma.

Desde su más tierna edad, luego en su febril adolescencia, más tarde en su jubilosa juventud y cuando ya florecida se asoma a la vida convertida en mujer, la imagen de AMPARO reluce nítida, fervorosa y diáfana, circundada de un aura luminosa y resplandeciente que ciñe su alma de poetisa refulgente y cuyos destellos fulguran en las rimas que con mayor o menos intensidad brotan espontánea e incesantemente de su sentir.

El correr de los años y las experiencias y vivencias que en ese discurrir se asimilan. Van cincelando su alma, dándole nuevas perspectivas, mostrándole nuevos horizontes hacia donde se dirige presurosa, guiada por su inefable sed de amar, amar y por siempre amar!… El amor es y será, como lo ha sido desde un principio, el sello característico con que rubrica y enmarca todos los actos de su vida y la fuente en que sacia sus ardores y sus ilusiones, pues quien nació para amar seguirá haciéndolo mientras tenga un soplo de vida. Esta es la mejor definición que he podido hallar para dimensionar, aunque creo no poder recoger en mis palabras la verdadera valía literaria y espiritual de AMPARO BALUARTE.

Por eso, para quien supo conjugar desde su más tierna edad el verbo amar, es fácil advertir en AMPARO de modo sustancia y preponderante su amor a Dios, a sus padres, a su terruño lejano y a sus semejantes. Posteriormente ese amor germinaría al unir su destino con el ser que conjuga sus ansias, que calma sus inquietudes y sus temores y vivifica su existencia.

Toda la producción literaria correspondiente a su asomo al mundo del verso y cuyas características hemos detallado en líneas anteriores las vuelva ansiosa, llena de esperanza y fe en su primer poemario: BREVIARIO PASIONAL, que se edita en el año mil novecientos cincuenta y dos y con lo cual brota en germen de su fertilidad literaria.

Y así, habiendo tomado contacto con el mundo de ensueño y de ilusión que para ella es «su vida», la poesía incesantemente aflora de lo mas hondo de su ser. Para AMPARO la poesía es vida y ella vive la vida en verso y como el tiempo transcurre por su cauce inexorable, dejándonos alegrías y sinsabores, esas mismas vivencias hacen que nuestra poetisa ingrese a una etapa de evidente superación y consistencia literaria que origina la publicación de su segundo libro al que denomina LA RUTA LUMINOSA, publicado el año mil novecientos cincuenta y ocho, en el que ya surge como poetisa profunda, inspirada e iluminada. Ya no solo canta al amor idealizado sino que también asoman los primeros vestigios de estado de ánimo contrapuestos, ya la desilusión se hace presente en actitudes en las que su entrega no es correspondida, añadiendo al gozo de amar el dolor que produce la incomprensión o el temor que la invade ante la posibilidad de la pérdida o alejamiento del ser amado.

También la huella de la separación surca profundamente su vena lírica y aún los elementos de la naturaleza se van revistiendo de inclemencia, de frigidez y del tedio que produce el hastío y el desasosiego.

Lo que sí se afianza es ese sólido afecto que le profesa a todos sus semejantes, a quienes identifica y valora como si fueran sus hermanos. Este amor le brota como un murmullo cuando en forma categórica, plena de convencimiento de lo que siente y ansía nos expresa con la ternura de su verso cálido y febril:

«Hoy comprendo que todos, todos son mis hermanos,

y ungidos por un óleo milagroso y divino

con mi lámpara en alto voy mostrando el camino

del amor verdadero a los seres humanos…»

AMPARO ya encontró su destino, su lugar en la vida y el por qué de su existencia; para ella la poesía es TODO y vive para ella, pues preside todos sus actos, es su principio y su fin, es su sustento material y espiritual, es el alimento con que nutre sus ansias, es como si en las alas de su verso quisiera recorrer el mundo entero…!

Y efectivamente emprende ese periplo lírico y sus poemas recorren el firmamento y llegan a otros países, algunos de ellos muy lejanos y va….es hermanos en fe y en el verso se preguntan: ¿quién es esta diosa que a las alturas se remonta, cruza mares y montañas trayéndonos su mensaje de bondad, de amor y de ternura? Es el insondable misterio de poder transmitir un sentimiento elevado por medio de las letras y si éstas se conjugan poéticamente, ese mensaje es capaz de aperturar todos los corazones.

Y cual románticos trovadores inician una cruzada epistolar con nuestra AMPARO a quien colman de ofrendas galanas que ponderan la exelcitud y virtudes tanto de la poetisa como de la mujer. Y AMPARO recoge el guante literario que le han enviado y teje sutil a veces, ingeniosa en otras y siempre afectuosa en todas, las respuestas a los cálidos mensajes que le llegan de todas partes del mundo del verso, de ese mundo de ilusión y fantasía en que ella vive intensamente.

Todo este conjunto de poemas dedicados a AMPARO y sus consecuentes contestaciones a los bardos que la ofrendan, es recogido en su tercer libro bajo el título de EPISTOLARIO LIRICO, que se publica el año mil novecientos sesenta y tres y contiene cual rico joyel, multitud de homenajes líricos que vienen de España, Argentina, Uruguay, México, Brasil, República Dominicana, Cuba, El Salvador, Honduras, Colombia, Chile y Bolivia. Este libro marca el espaldarazo consagratorio para AMPARO, pues la presenta como maestra en la poética. Es un libro en el que el aroma de las rosas queda perennizado y el jazminero destila su fragancia nocturnal en cada una de sus páginas.

En mil novecientos sesenta y cinco publica su cuarto poemario al que pone por título la esencia de su vida misma, de su propio ser: AMOR. Este libro recoge todo el fuego y la profundidad emocional que proviene de un alma enamorada. Lo divide en dos partes: la primera denominada LUZ, y la segunda SOMBRA, en las que aparecen versos llenos de optimismo, de bondad y de fe, y otros pletóricos de pesar, desilusión y desesperanza, respectivamente.

La diferencia entre las dos etapas anímicas es muy marcada, pues mientras en uno de los sonetos iniciales de LUZ define el amor en forma categórica y sencilla, en otro poema de la etapa de SOMBRA, muestra su desesperante angustia por la falta de afecto del ser amado.

Ambos versos se recogen en las líneas siguientes:

«El amor es la esencia de la vida

es aroma del blanco jazminero,

LUZ es la luz temblorosa de un lucero

es la dicha soñada y presentida…»

«Están vacías mis manos

SOMBRA porque no tengo tu amor…

estaban plenas, colmadas

de ardientes sueños en flor…»

Este manojo de versos floridos se puede reducir a la fervorosa ofrenda que hace AMPARO al comienzo de este libro, cuando expresa plenamente convencida:

«En cuatro letras

-como en cuatro brasas-

arde mi corazón…

AMOR

suprema esencia de la vida:

¡tuya por siempre soy!»

Agotado el primero de sus libros de poemas, el año mil novecientos setenta y uno se publica una nueva edición de BREVIARIO PASIONAL a la que se agregan nuevos poemas y estancias amorosas con los que se rubrica el éxito alcanzado años atrás y se afianza entre ese selecto público lector sediento de beber del cáliz de su fraganciosa poesía.

Y qué mejor para exaltar la cúspide artística ya alcanzada por AMPARO, que esa primera cuarteta de su deliciosa ofrenda de este libro en ese verso que dice:

MI NOMBRE…

«Mi nombre vino del Cielo,

me lo puso el mismo Dios;

AMPARO de la ternura

y BALUARTE del AMOR!…»

Ya a estas alturas estamos ante la presencia de una artista del verso consagrada y laureada en repetidas ocasiones. Su poesía se va haciendo cada vez más cálida, pletórica, hechizante. Y a la vez que acrecienta su verbo, en AMPARO fluye a borbotones un torrente de lo que la encandila y la acerca paso a paso a Dios, en quien reconoce al Supremo Hacedor de dichas y desventuras y ante quien postra su verso de rodillas.

De esa manera, como queriendo dar testimonio viviente de esa SU FE, en mil novecientos sesenta y cuatro publica su último libro al que le da un titular incandescente como su amor: LÁMPARA VOTIVA, que en su parte primera ofrece poemas místicos en los que hace una cálida invocación a Dios como se puede apreciar en estos versos:

«Mi corazón es lámpara votiva

que arde perennemente ante Tu Altar;

Por eso mi canción es llama vida

que te alaba, ferviente y sensitiva,

hasta que Tú la quieras silenciar…!»

Mas no es solamente el amor a Dios el que ilumina su musa sino que también rinde su homenaje de fe cristiana a muchos de los Santos que brillan en el firmamento celestial al lado de Cristo Redentor, y así una tras otra, suben sus plegarias convertidas en versos que son testimonio de su devoción.

La segunda parte lleva como sub-título «Corona Filial» y está dedicada al recuerdo fervoroso de su señora madre y está llena de poemas de tal hondura y sentimiento como aquél que dice así…:

«Yo no puedo creer que te hayas ido

al lugar del que nunca se regresa,

y en la ansiedad de verte, vive presa,

……………………..(no se entiende)……

Y vamos llegando a la etapa de la consagración de AMPARO y en la que, por derecho propio y ante la aclamación que se le brinda a su intelecto, se ciñe el laurel que testimonia su talento. Ya su poesía ha llegado a la cumbre y más allá, sólo queda la Gloria…

El año mil novecientos setenta y cinco sale a la luz su octavo libro titulado CÁLIZ DE AMOR, con cuyos versos participa en el Grand Prix de Poesie de la Ville d´Artes et Prix Louis Jullian, (Ar…s, Francia – Julio de 1972), haciéndose merecedora a la más alta distinción por su Ensamble de Poemas obteniendo Diploma y Medalla de Honor. Y así como esta guirnalda que se le ciñe en Francia, muchas otras adornarán sucesivamente su aterciopelada frente en reconocimiento a la inmensidad de su verso.

AMPARO tiene por costumbre hacer una Ofrenda poética al comienzo de cada uno de sus libros, pero en la que a mi manera de ver alcanza a describirse en cuerpo y alma es en aquella que adorna el encabezamiento de CÁLIZ DE AMOR y que dice así:

OFRENDA

«Ofrezco el brindis de la vida mía

en un CÁLIZ DE AMOR al mundo entero;

que me recuerden, para siempre quiero

los que beban mi ardiente poesía…

Late en ella la sangre de mis venas,

la fiebre que a mi cuerpo consumía,

el amargo secreto de mis penas

y el torrente de luz de mi alegría…!»

En este libro aparece una nueva faceta de la ilustre poetisa en la que saliéndose de sus pautas de rima florida y exacta, da paso a poemas como su «Requien para la paz» en el que hace una apología de la guerra y sus funestas consecuencias. También figura su retrato de los diversos Paisajes del Perú en los que pinta poéticamente todo el encanto y el colorido de las distintas circunscripciones de nuestra patria.

Pero en donde su poesía alcanza la cima del dramatismo hondo y desgarrador es en una de sus composiciones más sentidas en la que refleja un sentimiento de pesar y su desencanto al no haber podido ser madre; y este anhelo frustrado por obra del destino se manifiesta patético, inconsolable en los versos de su «Romance del hijo que……………..(no se entiende)…………

«¡Ay!…, pero me fue negado ese don de la natura… ¡mis manos están vacías, no fue mi entraña fecunda!…».

Y de esta manera vamos culminando este recorrido literario que hemos realizado tomados de la mano de AMPARO BALUARTE, y en el que nos ha mostrado los variados matices que adornan su mosaico poético.

Y el último ejemplar de estas joyas literarias es su noveno poemario que aparece el año mil novecientos ochenta y lleva un título florido, período del aroma que despide su singular contenido: FLORES DEL ALMA. En este libro ya aparece su poesía con toda la fuerza que emana de su madurez intelectual y espiritual y los versos se suceden unos a otros con una rima incomparable y esa donosura que tan solo es propia de unos pocos elegidos. En él rinde también su afectuoso tributo a la amistad y la engalana con sus Guirnaldas como sublime ofrenda de ese cariño que solamente seres como AMPARO son capaces de entregar.

Hay otro capítulo que nuestra poetisa ha titulado «Un alto en el camino» y que encierra mensajes de amor y de esperanza «de mujer a mujer» y en los que se refleja su alma diáfana, limpia y pura. Y este libro tiene lo que su autora denomina su «Broche de oro», pues así se titula el último poema que entra nuestra AMPARO con la siguiente dedicatoria: «Para el compañero de mi vida, Ángel Alvarado Valdez, con todo mi amor…».

Yo me pregunto, ¿cabe agregar algo más a todo lo que ya hemos expresado de esta laureada artista del verso? Definitivamente creo que no, salvo el hacer mención al aspecto curricular de la señora BALUARTE indicando que pertenece a la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), a la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC), a la Directiva del Club Moquegua con carácter Honorario y es además Presidenta-Fundadora del Círculo Literario y Artístico Internacional del Perú (CLAIP); ha sido galardonada por Instituciones Culturales del Perú y del extranjero y que sus obras literarias figuran en Antologías tanto de nuestra patria como de otras latitudes en donde consideran que sus versos deben figurar en el recuento universal de toda actividad creadora que encumbre a su autora a la cima de la fama.

Como dato complementario mencionaremos que, honrando su memoria y considerándola como un faro y guía de la juventud de la tierra que la vio nacer, dos promociones de la Gran Unidad Escolar «Santa Fortunata» de Moquegua llevan con orgullo su nombre.

Pero todas las cuentas de este rosario galano y florido se quedarían truncas al no completarse la decena de perlas que complementarían el misterio. Por tal razón y culminando una anhelada y largamente acariciada ilusión, se vierten en un crisol ardiente las mejores poesías que están contenidas en los nueve libros que hemos detallado y comentado y de esta manera nace esta ANTOLOGÍA DE LA POESÍA DE AMPARO BALUARTE, que ella entrega al mundo premunida de ese místico fervor con que ilumina, desde sus inicios, la tersura de su verso. En ella también se recogen los últimos poemas que han brotado de la cantera inagotable de su estro refulgente y diáfano.

Finalmente debo agregar que la señora AMPARO BALUARTE asumiendo una actitud deferente que no creo merecer por motivo alguno, me ha pedido que prologue esa ANTOLOGÍA.

Lo hago conciente de la responsabilidad que ese honroso e inmerecido encargo encierra, mas creo con absoluta certeza que la dimensión universal que ha alcanzado su obra me releva de proseguir exaltándola. Por tal motivo me he limitado a comentarla resumiendo los pasajes más determinantes de su vida poética, teniendo en cuenta la cronología observada en la aparición de sus nueve libros publicados, la misma que se observa en la presente ANTOLOGÍA.

Pasarán los años y el rastro luminoso que deja en el espacio azul del firmamento literario esta inigualable poetisa fulgurará con más y más intensidad, pues sus versos son como una pasión que se acrecienta con el tiempo y luego es imposible borrarla de nuestro corazón.

Pocas personas como nuestra laureada poetisa han dignificado tanto nuestro idioma, nuestra gramática y a la poesía con la magnificencia del lenguaje que utiliza para expresar a viva voz todo lo que siente y lleva dentro de sí, ese fuego interior que arde en el altar de su intelecto. Siempre sus pensamientos aparecen elevándose, tratando de acercarse al infinito, proyectándose hacia lo bello y lo sublime, como queriendo llegar a Dios.

AMPARO BALUARTE ha tenido la virtud de despertar en muchas personas -entre las cuales me incluyo-, ese «algo» tan personal que todos llevamos muy adentro, en un rincón del alma, y que a veces lo ignoramos durante casi toda una vida y nos hace experimentar, un sentimiento de vacío, como si algo nos faltara para poder realizarnos completamente como seres humanos. Y así estamos a la espera de la llegada de esa «Hada Madrina» que viene hacia nosotros envuelta entre pliegues de ilusión, y al influjo de su mágica varita, que en este caso es su verbo florido, fértil y deslumbrante, nos trasmita el cálido soplo que despierte nuestra musa adormilada y silente.

Pasarán los años prosiguiendo su marcha implacable, pero de lo que podemos estar seguros es que con el correr del tiempo este mundo convulso y desaprensivo que se debate en bajas pasiones, odios, rencores y mezquinos intereses, deberá enmendar su rumbo si no quiere llegar a su autodestrucción. Y entonces asomará, como una esperanza, como una luz en el camino que ilumine la oscura noche de nuestra vida, el verso terso, puro y sentido que emana de la maestría de la pluma de nuestra siempre recordada AMPARO, dando testimonio de AMOR, bondad, de paz y unión entre todos los seres del Universo pues su poesía hermana, une, comprende y perdona.

Querida AMPARO: nunca el fantasma del olvido rondará en pos de opacar el recuerdo imperecedero de tu obra. Yo te puedo asegurar que el tiempo será testigo inmortal de tu triunfo.

¡Qué Dios te bendiga eternamente!

LUIS FRANCISCO GARLAND LLOSA

Amparo: Baluarte de la inspiración popular

Amparo Baluarte es la mejor letrista del criollismo. Porque es poeta.

Ganadora de concursos literarios, su nombre y obras figuran en las antologías poéticas de América y España. Nacida en Moquegua. Fueron sus padres don Felipe Neri Baluarte Ugarteche y la distinguida dama doña María Encarnación Cornejo de Baluarte, ambos moqueguanos.

A los cinco años de edad Amparo vino a Lima en compañía de sus padres y aquí se quedó cursando sus estudios en el colegio María Auxiliadora del Callao. Es autora de los libros: «Brevario pasional», 1952; «La ruta luminosa», 1958; «Epistolario Lírico», 1963; «Amor», 1965; «Alma cancionera», 1967; «Brevario pasional» (segunda edición), 1971; «Lámpara votiva», 1974; «Cáliz de amor», 1975; «Flores del alma», 1980; «Antología poética», 1984.

Con su obra «Cáliz de amor» ganó el premio Internacional de poesía, Francia.

En su acogedora residencia de Breña se pueden ver las fotografías del Diploma de Honor que le enviaron de Francia por haber ganado el «GRAND PRIX DE POESIE» de la Ville d´Arles, 1975.

El año de 1951 contrajo matrimonio con el extranjero músico compositor Ángel Alvarado Valdez, con quien ha conformado un hogar pleno de amor. Decimos que Amparo Baluarte es la poeta del criollismo, porque todas las letras de sus ofrendas musicales tienen candor, ternura y profundidad.

«Secreto» es uno de sus más conocidos valses y ya pertenece a la inmortalidad de la lírica popular. Este valse tiene más de 20 grabaciones por consagrados músicos y cantantes. Hernando Avilés, ex – primera voz de Los Panchos, la grabó con su conjunto Los Caminantes en México. La música de «Secreto» pertenece al gran músico Francisco Reyes Pinglo.

Amparo Baluarte también tiene la gracia de la mujer limeña. En «Noche criolla» encontramos nuestra hermosa tradición: ´Ven amor, a bailar este vals en mis labios te quiero estrechar / y después pasaremos al bar / calmar nuestra sed y cenar. / Los licores provocan mi bien / y la causa limeña también / que rico está el camarón, / que dulce está el picarón / y los choclitos que tiernos son…´, etc.

(Max Dextre)

Hecho por Reneè Alvarado e Maria Julia Avellaneda

Amparo Baluarte
La gran poetisa peruana Amparo Baluarte nació en la ciudad de Moquegua el 24 de setiembre de 1921. Fue a fines de la década de los 30’s cuando el talento de esa gran poetisa se incorpora a la canción popular convirtiéndose en una de las más fecundas entre las mujeres peruanas. Autora de aproximadamente 200 canciones entre valses, polcas y otros, como pasillos y boleros, vivió inmersa en un mundo de versos, rimas, poemas y canciones.
Desde el año 1951 hasta 1980 publicó nueve poemarios de los cuales se hizo un compendio en el año 1984 que fue publicado en la «Antología de la Poesía de Amparo Baluarte».
Su talento autoral fue unido a la de grandes compositores naciendo de esa manera canciones que han dado mucha gloria a nuestra música criolla como los valses «Así será mi suerte», «Juventud, que te vas», «No quiero recordar», «Noche Criolla» y las polcas «Mágica Flor» y «Vivacia» con Nicolás Wetzell; los valses «Nativa», «Nostalgia», «Secreto» y la polca «Mañanita» con Francisco Reyes Pinglo; la polca «Alborada» con Alcides Carreño Blas y el vals «Separación» con Polo Bedoya Bambarén. Filomeno Ormeño, Juan Reyes Calderón y otros grandes compositores también unieron su talento al de Amparo Baluarte.
Falleció el 19 de diciembre de 1992 y sus restos descansan en su amada Moquegua.

Por cortesia de Peruan-ita

Es sabido que el influjo de la tierra ejerce una acción determinante y definida en el carácter y en la vida misma de los seres que nacen sobre su suelo. Y si es el caso, en particular como es el que nos ocupa, que esa tierra haya sido regada con el dolor y la sangre de sus hijos predilectos que se inmolaron en horas lejanas, luctuosas y de triste recordación como es el de nuestra sureña ciudad de Moquegua, tan vinculada al sentimiento nacional y a nuestra historia, este influjo adquiere caracteres indelebles y muy especiales, los que en un día veinticuatro de un jubiloso y primaveral Setiembre de hace unas cuantas décadas se manifiesta con un raro esplendor cuando presurosa llega a este mundo una moqueguana egregia, que más tarde será el orgullo de su terruño y de su país; ella es AMPARO BALUARTE CORNEJO.
Fueron sus padres don Felipe Neri Baluarte Ugarteche y la distinguida dama doña María Encarnación Cornejo de Baluarte, ambos moqueguanos.
Más adelante apreciaremos la profunda huella que el permanente cariño y el recuerdo que AMPARO siempre profesó a sus padres, primero en vida de los mismos y posteriormente honrando su memoria, se perenniza en diversas etapas de su fecunda obra poética.
El año mil novecientos cincuenta y uno contrajo matrimonio con don Ángel Alvarado Valdez -su «alma gemela» como lo proclamaría años más tarde en sus versos enamorados, oriundo del Departamento de Amazonas, Profesor de Coros Escolares del Ministerio de Educación, con quien comparte un hogar en el que impera el amor y el afecto verdadero, sólidamente afianzado durante largos años de feliz unión.
AMPARO, por esas cosas del destino, vino a Lima en compañía de sus padres a la temprana edad de cinco años y aquí se quedó cursando sus estudios en el Colegio María Auxiliadora del Callao. Pero no por ese hecho olvidó su lejana y amada Moquegua, pues ella vive bajo la permanente nostalgia del suelo que la vio nacer y al que le ha entregado su afectuoso recuerdo en versos sentidos que testimonian su memoria.
Su infancia y su posterior asomo a la juventud transcurre en un hogar en el que no se hace ostentación de riquezas, pero en el que existe un sólido soporte espiritual que impregna todo su ser de bondad y dulzura y forja la fragua incandescente de su intelecto creador.
Es así que sucesivamente y cual si fuera una ola incontenible, sus poemas toman forma y al materializarse se engarzan unos con otros formando un collar precioso inmenso, inacabable, pues de su mente ligada en íntima comunión con su espíritu, que fulgura como si hubiera recibido un soplo divino, la poesía fluye con la vital fertilidad que emana de su radiante juventud.
Sus tempranas obras literarias fueron recogidas por destacados compositores nacionales que tuvieron en los poemas de AMPARO la fuente de inspiración para producir temas musicales que engalanaron con brillo sin igual una década de oro en el cantar popular de nuestra patria (comprendida entre los años 1940-1950), pródiga en temas musicales que el tiempo no alcanza a borrar y han quedado para deleite de las generaciones venideras.
Podemos mencionar entre muchísimas de sus co-producciones, pues AMPARO aporta las letras, su cálido e idílico vals «Secreto», una de las canciones más difundidas y conocidas de nuestro cancionero y de la que se conocen y están registradas veintidós grabaciones por distintos intérpretes tanto en el Perú como en el extranjero, el poético vals «Cerca de ti», la perfumada y también ampliamente difundida polka «Mañanita», su tersa y anhelante «Nostalgia», temas que se complementan en la parte musical con la participación de Francisco Reyes Pinglo, a esa incomparable y descriptiva «Noche Criolla», rebosante de alegría y auténtico sabor limeño, la sutil «Fantástica», el vals «La Espera» en cuyas notas se trasunta la ansiedad por la demora del ser amado en acudir a la cita de amor; tenemos también ese bello manojo de polkas conformado por «Viva…ia» y «Mágica flor» y el expresivo vals «No quiero recordar» entre otras tantas composiciones musicalizadas por el maestro y eximio laudista don Nicolás Wetzell y así, debiendo hacer penosas abstenciones por razones estrictamente de espacio, de cientos de otros poemas llevados al pentagrama por destacados compositores, llenaríamos páginas enteras proclamando el significado que tiene el aporte del Talento, la inspiración y el verso florido y galano de AMPARO para llenar de poesía las letras de nuestro cancionero popular, el mismo que ha contribuido a enriquecer y enaltecer como muy pocos han logrado hacerlo a través de los años.
Por otra parte, la rima y la métrica en la poesía de AMPARO se ha caracterizado por el esmerado afán y cuidado que siempre ha puesto nuestra insigne poetisa en la conformación gramatical de sus poemas. De esa manera, la conjugación musical de los mismos se ve facilitada por la homogeneidad de las sílabas que conforman sus versos haciendo que su incorporación dentro de la rigidez imperante en los compases musicales se vea facilitada en extremo, dando oportunidad al lucimiento de todo aquel que musicalice el incomparable mensaje que encierra su poesía.

AMPARO BALUARTE es la poetisa auténtica de nuestra canción y tuvo el singular acierto de aparecer en el firmamento musical cuando nuestro cancionero popular más lo necesitaba, engalanando con su talento páginas musicales que supieron calar hondamente en nuestro más profundo sentimiento y en tal razón obtuvieron de inmediato el favor y el aplauso no solamente dentro de nuestras fronteras sino que han sabido transponerlas hacia distintas latitudes y figuran en el repertorio de artistas consagrados a nivel mundial, contribuyendo a la exitosa difusión internacional de nuestro cantar, asociando el nombre de AMPARO a esa nostalgia que se siente y experimenta cuando se escuchan en países hermanos los acompasados versos de su canto. Esta faceta tan particular de AMPARO ha sido recogida en las páginas de su libro «ALMA CANCIONERA» editado el año mil novecientos sesenta y siete. (Quinto Libro).
Mas el éxito alcanzado por AMPARO en el campo de la composición musical no ha podido sustraerla de acciones lesivas a su auténtico prestigio y por qué no decirlo, también a sus legítimos intereses, pues se han detectado diversos plagios, muchos de ellos en forma aviesa y sutil y otros en forma total, en los que se ha cambiado el título y el «nombre» del autor, perpetuándose un delito que lamentablemente debido a la carencia de una adecuada jurisprudencia, queda impune y sin la necesaria rectificación.
El reconocimiento del país entero a la participación de AMPARO BALUARTE en esta actividad literario-musical de singulares relieves y que tienen su origen en la belleza, hondura y ponderación de sus versos, podemos sintetizarlo en el tema musical en tiempo de vals «Nativa», con letra de Aurelio Collantes y música de Francisco Reyes Pinglo, hizo ampliamente conocido y divulgado y del cual incluimos las últimas estrofas que recogen el testimonio de gratitud y admiración nacional.
«AMPARO de la nueva armonía   BALUARTE de nuestra canción,auténtica es la melodía
que brota de tu inspiración»
Si bien AMPARO BALUARTE se dio a conocer mediante su aporte literario al cantar nacional, es en la poesía en la que adquiere dimensiones astrales, elevándose a las más altas cumbres de la emoción estética, deslumbrando con el insoldable misticismo de sus versos tersos, tiernos y sentidos, plenos de rara musicalidad y de dulzura, cual si hubieran sido transportados por alados mensajeros venidos de un lejano país de ilusión.
En sus primeros poemas se trasluce el tierno candor que le brota de su inocente adolescencia, que transcurre entre sueños y quimeras, entre alegrías y por qué no, entre tristezas. También se percibe en ella su temprano anhelo de poder forjar su «mundo poético» cimentado en el amor, que en sus versos adquiere dimensiones celestiales pues en él no tienen cabida la maldad, la envidia o el rencor; tan solo se siente animada de sentimientos positivos, elevados y de una acrisolada pureza espiritual.
No es por lo tanto una poesía de acabada madurez, pues le hace falta esa hondura que le confiere la experiencia que se recoge en el diario transitar por la vida; y esto es explicable si tomamos en cuenta que su temprano despertar a ese mágico mundo de rimas, versos y poesía la sorprende cuando en «ese SU mundo» todo es bueno y alcanzable, es utópico, noble, limpio y puro, pues AMPARO vive intensamente esa dulce edad de las ilusiones desenfrenadas de dudas y presentimientos, de anhelos exaltados, todos ellos rociados del más puro romanticismo con que alimenta una insaciable sed de amar y ser amada.
En esta etapa la pureza de su amor premunido de romántico embeleso la hace vibrar constantemente y, al hacerlo, canta a todo lo que ve, percibe o siente y aún a lo que inocentemente presiente. Así indistintamente canta al agua clara y cristalina, al fuego que todo lo abrasa y consume, al aire, al Sol y a la Luna que siempre es cómplice de todo romance, al lucero rutilante que es callado confidente de sus cuitas, o al viento que lleva en su vertiginoso batir el mensaje de su alma enamorada de la vida misma.
Desde su más tierna edad, luego en su febril adolescencia, más tarde en su jubilosa juventud y cuando ya florecida se asoma a la vida convertida en mujer, la imagen de AMPARO reluce nítida, fervorosa y diáfana, circundada de un aura luminosa y resplandeciente que ciñe su alma de poetisa refulgente y cuyos destellos fulguran en las rimas que con mayor o menos intensidad brotan espontánea e incesantemente de su sentir.
El correr de los años y las experiencias y vivencias que en ese discurrir se asimilan. Van cincelando su alma, dándole nuevas perspectivas, mostrándole nuevos horizontes hacia donde se dirige presurosa, guiada por su inefable sed de amar, amar y por siempre amar!… El amor es y será, como lo ha sido desde un principio, el sello característico con que rubrica y enmarca todos los actos de su vida y la fuente en que sacia sus ardores y sus ilusiones, pues quien nació para amar seguirá haciéndolo mientras tenga un soplo de vida. Esta es la mejor definición que he podido hallar para dimensionar, aunque creo no poder recoger en mis palabras la verdadera valía literaria y espiritual de AMPARO BALUARTE.
Por eso, para quien supo conjugar desde su más tierna edad el verbo amar, es fácil advertir en AMPARO de modo sustancia y preponderante su amor a Dios, a sus padres, a su terruño lejano y a sus semejantes. Posteriormente ese amor germinaría al unir su destino con el ser que conjuga sus ansias, que calma sus inquietudes y sus temores y vivifica su existencia.
Toda la producción literaria correspondiente a su asomo al mundo del verso y cuyas características hemos detallado en líneas anteriores las vuelva ansiosa, llena de esperanza y fe en su primer poemario: BREVIARIO PASIONAL, que se edita en el año mil novecientos cincuenta y dos y con lo cual brota en germen de su fertilidad literaria.

Y así, habiendo tomado contacto con el mundo de ensueño y de ilusión que para ella es «su vida», la poesía incesantemente aflora de lo mas hondo de su ser. Para AMPARO la poesía es vida y ella vive la vida en verso y como el tiempo transcurre por su cauce inexorable, dejándonos alegrías y sinsabores, esas mismas vivencias hacen que nuestra poetisa ingrese a una etapa de evidente superación y consistencia literaria que origina la publicación de su segundo libro al que denomina LA RUTA LUMINOSA, publicado el año mil novecientos cincuenta y ocho, en el que ya surge como poetisa profunda, inspirada e iluminada. Ya no solo canta al amor idealizado sino que también asoman los primeros vestigios de estado de ánimo contrapuestos, ya la desilusión se hace presente en actitudes en las que su entrega no es correspondida, añadiendo al gozo de amar el dolor que produce la incomprensión o el temor que la invade ante la posibilidad de la pérdida o alejamiento del ser amado.
También la huella de la separación surca profundamente su vena lírica y aún los elementos de la naturaleza se van revistiendo de inclemencia, de frigidez y del tedio que produce el hastío y el desasosiego.
Lo que sí se afianza es ese sólido afecto que le profesa a todos sus semejantes, a quienes identifica y valora como si fueran sus hermanos. Este amor le brota como un murmullo cuando en forma categórica, plena de convencimiento de lo que siente y ansía nos expresa con la ternura de su verso cálido y febril:
«Hoy comprendo que todos, todos son mis hermanos,
y ungidos por un óleo milagroso y divino
con mi lámpara en alto voy mostrando el camino
del amor verdadero a los seres humanos…
»
AMPARO ya encontró su destino, su lugar en la vida y el por qué de su existencia; para ella la poesía es TODO y vive para ella, pues preside todos sus actos, es su principio y su fin, es su sustento material y espiritual, es el alimento con que nutre sus ansias, es como si en las alas de su verso quisiera recorrer el mundo entero…!
Y efectivamente emprende ese periplo lírico y sus poemas recorren el firmamento y llegan a otros países, algunos de ellos muy lejanos y va….es hermanos en fe y en el verso se preguntan: ¿quién es esta diosa que a las alturas se remonta, cruza mares y montañas trayéndonos su mensaje de bondad, de amor y de ternura? Es el insondable misterio de poder transmitir un sentimiento elevado por medio de las letras y si éstas se conjugan poéticamente, ese mensaje es capaz de aperturar todos los corazones.
Y cual románticos trovadores inician una cruzada epistolar con nuestra AMPARO a quien colman de ofrendas galanas que ponderan la exelcitud y virtudes tanto de la poetisa como de la mujer. Y AMPARO recoge el guante literario que le han enviado y teje sutil a veces, ingeniosa en otras y siempre afectuosa en todas, las respuestas a los cálidos mensajes que le llegan de todas partes del mundo del verso, de ese mundo de ilusión y fantasía en que ella vive intensamente.
Todo este conjunto de poemas dedicados a AMPARO y sus consecuentes contestaciones a los bardos que la ofrendan, es recogido en su tercer libro bajo el título de EPISTOLARIO LIRICO, que se publica el año mil novecientos sesenta y tres y contiene cual rico joyel, multitud de homenajes líricos que vienen de España, Argentina, Uruguay, México, Brasil, República Dominicana, Cuba, El Salvador, Honduras, Colombia, Chile y Bolivia. Este libro marca el espaldarazo consagratorio para AMPARO, pues la presenta como maestra en la poética. Es un libro en el que el aroma de las rosas queda perennizado y el jazminero destila su fragancia nocturnal en cada una de sus páginas.
En mil novecientos sesenta y cinco publica su cuarto poemario al que pone por título la esencia de su vida misma, de su propio ser: AMOR. Este libro recoge todo el fuego y la profundidad emocional que proviene de un alma enamorada. Lo divide en dos partes: la primera denominada LUZ, y la segunda SOMBRA, en las que aparecen versos llenos de optimismo, de bondad y de fe, y otros pletóricos de pesar, desilusión y desesperanza, respectivamente.
La diferencia entre las dos etapas anímicas es muy marcada, pues mientras en uno de los sonetos iniciales de LUZ define el amor en forma categórica y sencilla, en otro poema de la etapa de SOMBRA, muestra su desesperante angustia por la falta de afecto del ser amado.
Ambos versos se recogen en las líneas siguientes:
«El amor es la esencia de la vida
es aroma del blanco jazminero,
LUZ es la luz temblorosa de un lucero
es la dicha soñada y presentida…»

«Están vacías mis manos
SOMBRA porque no tengo tu amor…
estaban plenas, colmadas
de ardientes sueños en flor…»

Este manojo de versos floridos se puede reducir a la fervorosa ofrenda que hace AMPARO al comienzo de este libro, cuando expresa plenamente convencida:

«En cuatro letras
-como en cuatro brasas-
arde mi corazón…
AMOR
suprema esencia de la vida:
¡tuya por siempre soy!»

Agotado el primero de sus libros de poemas, el año mil novecientos setenta y uno se publica una nueva edición de BREVIARIO PASIONAL a la que se agregan nuevos poemas y estancias amorosas con los que se rubrica el éxito alcanzado años atrás y se afianza entre ese selecto público lector sediento de beber del cáliz de su fraganciosa poesía.

Y qué mejor para exaltar la cúspide artística ya alcanzada por AMPARO, que esa primera cuarteta de su deliciosa ofrenda de este libro en ese verso que dice:

MI NOMBRE…

«Mi nombre vino del Cielo,
me lo puso el mismo Dios;
AMPARO de la ternura
y BALUARTE del AMOR!…»


Ya a estas alturas estamos ante la presencia de una artista del verso consagrada y laureada en repetidas ocasiones. Su poesía se va haciendo cada vez más cálida, pletórica, hechizante. Y a la vez que acrecienta su verbo, en AMPARO fluye a borbotones un torrente de lo que la encandila y la acerca paso a paso a Dios, en quien reconoce al Supremo Hacedor de dichas y desventuras y ante quien postra su verso de rodillas.
De esa manera, como queriendo dar testimonio viviente de esa SU FE, en mil novecientos sesenta y cuatro publica su último libro al que le da un titular incandescente como su amor: LÁMPARA VOTIVA, que en su parte primera ofrece poemas místicos en los que hace una cálida invocación a Dios como se puede apreciar en estos versos:

«Mi corazón es lámpara votiva
que arde perennemente ante Tu Altar;
Por eso mi canción es llama vida
que te alaba, ferviente y sensitiva,
hasta que Tú la quieras silenciar…!»

Mas no es solamente el amor a Dios el que ilumina su musa sino que también rinde su homenaje de fe cristiana a muchos de los Santos que brillan en el firmamento celestial al lado de Cristo Redentor, y así una tras otra, suben sus plegarias convertidas en versos que son testimonio de su devoción.
La segunda parte lleva como sub-título «Corona Filial» y está dedicada al recuerdo fervoroso de su señora madre y está llena de poemas de tal hondura y sentimiento como aquél que dice así…:

«Yo no puedo creer que te hayas ido
al lugar del que nunca se regresa,
y en la ansiedad de verte, vive presa,
……………………..(no se entiende)…..
.

Y vamos llegando a la etapa de la consagración de AMPARO y en la que, por derecho propio y ante la aclamación que se le brinda a su intelecto, se ciñe el laurel que testimonia su talento. Ya su poesía ha llegado a la cumbre y más allá, sólo queda la Gloria…
El año mil novecientos setenta y cinco sale a la luz su octavo libro titulado CÁLIZ DE AMOR, con cuyos versos participa en el Grand Prix de Poesie de la Ville d´Artes et Prix Louis Jullian, (Ar…s, Francia – Julio de 1972), haciéndose merecedora a la más alta distinción por su Ensamble de Poemas obteniendo Diploma y Medalla de Honor. Y así como esta guirnalda que se le ciñe en Francia, muchas otras adornarán sucesivamente su aterciopelada frente en reconocimiento a la inmensidad de su verso.
AMPARO tiene por costumbre hacer una Ofrenda poética al comienzo de cada uno de sus libros, pero en la que a mi manera de ver alcanza a describirse en cuerpo y alma es en aquella que adorna el encabezamiento de CÁLIZ DE AMOR y que dice así:

OFRENDA
«Ofrezco el brindis de la vida mía
en un CÁLIZ DE AMOR al mundo entero;
que me recuerden, para siempre quiero
los que beban mi ardiente poesía…

Late en ella la sangre de mis venas,
la fiebre que a mi cuerpo consumía,
el amargo secreto de mis penas
y el torrente de luz de mi alegría…!»

En este libro aparece una nueva faceta de la ilustre poetisa en la que saliéndose de sus pautas de rima florida y exacta, da paso a poemas como su «Requien para la paz» en el que hace una apología de la guerra y sus funestas consecuencias. También figura su retrato de los diversos Paisajes del Perú en los que pinta poéticamente todo el encanto y el colorido de las distintas circunscripciones de nuestra patria.
Pero en donde su poesía alcanza la cima del dramatismo hondo y desgarrador es en una de sus composiciones más sentidas en la que refleja un sentimiento de pesar y su desencanto al no haber podido ser madre; y este anhelo frustrado por obra del destino se manifiesta patético, inconsolable en los versos de su «Romance del hijo que……………..(no se entiende)…………

«¡Ay!…, pero me fue negado ese don de la natura… ¡mis manos están vacías, no fue mi entraña fecunda!…».
Y de esta manera vamos culminando este recorrido literario que hemos realizado tomados de la mano de AMPARO BALUARTE, y en el que nos ha mostrado los variados matices que adornan su mosaico poético.
Y el último ejemplar de estas joyas literarias es su noveno poemario que aparece el año mil novecientos ochenta y lleva un título florido, período del aroma que despide su singular contenido: FLORES DEL ALMA. En este libro ya aparece su poesía con toda la fuerza que emana de su madurez intelectual y espiritual y los versos se suceden unos a otros con una rima incomparable y esa donosura que tan solo es propia de unos pocos elegidos. En él rinde también su afectuoso tributo a la amistad y la engalana con sus Guirnaldas como sublime ofrenda de ese cariño que solamente seres como AMPARO son capaces de entregar.
Hay otro capítulo que nuestra poetisa ha titulado «Un alto en el camino» y que encierra mensajes de amor y de esperanza «de mujer a mujer» y en los que se refleja su alma diáfana, limpia y pura. Y este libro tiene lo que su autora denomina su «Broche de oro», pues así se titula el último poema que entra nuestra AMPARO con la siguiente dedicatoria: «Para el compañero de mi vida, Ángel Alvarado Valdez, con todo mi amor…».
Yo me pregunto, ¿cabe agregar algo más a todo lo que ya hemos expresado de esta laureada artista del verso? Definitivamente creo que no, salvo el hacer mención al aspecto curricular de la señora BALUARTE indicando que pertenece a la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), a la Asociación Peruana de Autores y Compositores (APDAYC), a la Directiva del Club Moquegua con carácter Honorario y es además Presidenta-Fundadora del Círculo Literario y Artístico Internacional del Perú (CLAIP); ha sido galardonada por Instituciones Culturales del Perú y del extranjero y que sus obras literarias figuran en Antologías tanto de nuestra patria como de otras latitudes en donde consideran que sus versos deben figurar en el recuento universal de toda actividad creadora que encumbre a su autora a la cima de la fama.
Como dato complementario mencionaremos que, honrando su memoria y considerándola como un faro y guía de la juventud de la tierra que la vio nacer, dos promociones de la Gran Unidad Escolar «Santa Fortunata» de Moquegua llevan con orgullo su nombre.
Pero todas las cuentas de este rosario galano y florido se quedarían truncas al no completarse la decena de perlas que complementarían el misterio. Por tal razón y culminando una anhelada y largamente acariciada ilusión, se vierten en un crisol ardiente las mejores poesías que están contenidas en los nueve libros que hemos detallado y comentado y de esta manera nace esta ANTOLOGÍA DE LA POESÍA DE AMPARO BALUARTE, que ella entrega al mundo premunida de ese místico fervor con que ilumina, desde sus inicios, la tersura de su verso. En ella también se recogen los últimos poemas que han brotado de la cantera inagotable de su estro refulgente y diáfano.
Finalmente debo agregar que la señora AMPARO BALUARTE asumiendo una actitud deferente que no creo merecer por motivo alguno, me ha pedido que prologue esa ANTOLOGÍA.
Lo hago conciente de la responsabilidad que ese honroso e inmerecido encargo encierra, mas creo con absoluta certeza que la dimensión universal que ha alcanzado su obra me releva de proseguir exaltándola. Por tal motivo me he limitado a comentarla resumiendo los pasajes más determinantes de su vida poética, teniendo en cuenta la cronología observada en la aparición de sus nueve libros publicados, la misma que se observa en la presente ANTOLOGÍA.
Pasarán los años y el rastro luminoso que deja en el espacio azul del firmamento literario esta inigualable poetisa fulgurará con más y más intensidad, pues sus versos son como una pasión que se acrecienta con el tiempo y luego es imposible borrarla de nuestro corazón.
Pocas personas como nuestra laureada poetisa han dignificado tanto nuestro idioma, nuestra gramática y a la poesía con la magnificencia del lenguaje que utiliza para expresar a viva voz todo lo que siente y lleva dentro de sí, ese fuego interior que arde en el altar de su intelecto. Siempre sus pensamientos aparecen elevándose, tratando de acercarse al infinito, proyectándose hacia lo bello y lo sublime, como queriendo llegar a Dios.
AMPARO BALUARTE ha tenido la virtud de despertar en muchas personas -entre las cuales me incluyo-, ese «algo» tan personal que todos llevamos muy adentro, en un rincón del alma, y que a veces lo ignoramos durante casi toda una vida y nos hace experimentar, un sentimiento de vacío, como si algo nos faltara para poder realizarnos completamente como seres humanos. Y así estamos a la espera de la llegada de esa «Hada Madrina» que viene hacia nosotros envuelta entre pliegues de ilusión, y al influjo de su mágica varita, que en este caso es su verbo florido, fértil y deslumbrante, nos trasmita el cálido soplo que despierte nuestra musa adormilada y silente.
Pasarán los años prosiguiendo su marcha implacable, pero de lo que podemos estar seguros es que con el correr del tiempo este mundo convulso y desaprensivo que se debate en bajas pasiones, odios, rencores y mezquinos intereses, deberá enmendar su rumbo si no quiere llegar a su autodestrucción. Y entonces asomará, como una esperanza, como una luz en el camino que ilumine la oscura noche de nuestra vida, el verso terso, puro y sentido que emana de la maestría de la pluma de nuestra siempre recordada AMPARO, dando testimonio de AMOR, bondad, de paz y unión entre todos los seres del Universo pues su poesía hermana, une, comprende y perdona.
Querida AMPARO: nunca el fantasma del olvido rondará en pos de opacar el recuerdo imperecedero de tu obra. Yo te puedo asegurar que el tiempo será testigo inmortal de tu triunfo.
¡Qué Dios te bendiga eternamente!

LUIS FRANCISCO GARLAND LLOSA
Amparo: Baluarte de la inspiración popular
Amparo Baluarte es la mejor letrista del criollismo. Porque es poeta.
Ganadora de concursos literarios, su nombre y obras figuran en las antologías poéticas de América y España. Nacida en Moquegua. Fueron sus padres don Felipe Neri Baluarte Ugarteche y la distinguida dama doña María Encarnación Cornejo de Baluarte, ambos moqueguanos.
A los cinco años de edad Amparo vino a Lima en compañía de sus padres y aquí se quedó cursando sus estudios en el colegio María Auxiliadora del Callao. Es autora de los libros: «Brevario pasional», 1952; «La ruta luminosa», 1958; «Epistolario Lírico», 1963; «Amor», 1965; «Alma cancionera», 1967; «Brevario pasional» (segunda edición), 1971; «Lámpara votiva», 1974; «Cáliz de amor», 1975; «Flores del alma», 1980; «Antología poética», 1984.
Con su obra «Cáliz de amor» ganó el premio Internacional de poesía, Francia.
En su acogedora residencia de Breña se pueden ver las fotografías del Diploma de Honor que le enviaron de Francia por haber ganado el «GRAND PRIX DE POESIE» de la Ville d´Arles, 1975.
El año de 1951 contrajo matrimonio con el extranjero músico compositor Ángel Alvarado Valdez, con quien ha conformado un hogar pleno de amor. Decimos que Amparo Baluarte es la poeta del criollismo, porque todas las letras de sus ofrendas musicales tienen candor, ternura y profundidad.
«Secreto» es uno de sus más conocidos valses y ya pertenece a la inmortalidad de la lírica popular. Este valse tiene más de 20 grabaciones por consagrados músicos y cantantes. Hernando Avilés, ex – primera voz de Los Panchos, la grabó con su conjunto Los Caminantes en México. La música de «Secreto» pertenece al gran músico Francisco Reyes Pinglo.
Amparo Baluarte también tiene la gracia de la mujer limeña. En «Noche criolla» encontramos nuestra hermosa tradición: ´Ven amor, a bailar este vals en mis labios te quiero estrechar / y después pasaremos al bar / calmar nuestra sed y cenar. / Los licores provocan mi bien / y la causa limeña también / que rico está el camarón, / que dulce está el picarón / y los choclitos que tiernos son…´, etc.
(Max Dextre)

Hecho por Reneè Alvarado e Maria Julia Avellaneda