Callejones, Leyendas e Historias de Faites

Algo que identificaba a la Lima de antaño eran los famosos callejones que eran solares habitados en su mayoría por la gente obrera de Lima y que en muchos casos datan desde la época colonial. En los callejones nacieron las jaranas criollas, allí se forjaron grandes guitarristas, compositores y cantantes que dieron lustre a nuestra música criolla. Al “Callejón de un solo caño” le compusieron hasta un vals y la gente que los habitaba era conocida por ser alegre, creativa, jaranera, pícara y con una “chispa” envidiable.
De los callejones salieron los vendedores de “revolución caliente”, los organilleros que hacían bailar a su monito y nos leían la suerte, los lecheros, los ropavejeros, las tamaleras, picaroneras, anticucheras, mazamorreras y demás vendedores que muchos de ellos están ya desaparecidos. Allí se forjaron los más guapos, los “mechadores”, los “faites” y, lamentablemente, también muchos delicuentes.
La mayor parte de callejones, solares o quintas eran y hasta ahora son de propiedad de la Beneficencia Pública de Lima. La Beneficencia nombraba una persona encargada que viviera en el callejón o solar para que las represente y sea quien les haga llegar las necesidades o problemas que allí ocurrían. La Beneficencia no le pagaba sueldo a esta persona, pero en retribución a sus servicios no le cobraba la renta por la vivienda que ocupaba. Esa debe ser la razón por la cual en algunos callejones le decían «misia» a la «portera» o encargada. Esto lo sé muy bien porque mi madre fue una de esas porteras a quien la Beneficencia nunca le pagó un sueldo, pero le otorgó en forma gratuita un cuarto al fondo de la quinta donde nací.

Desde que tuve uso de razón conocí a ese cuarto con el sobrenombre de «La Venganza». Nunca nadie pudo saber el origen de ese sobrenombre, pero «La Venganza» era lo más conocido y nombrado de mi antiguo barrio ya que allí dormíamos mis tres hermanos y yo. Un cuarto exclusivo de cuatro muchachos llamaba la atención en mi antiguo barrio, aparte que mis hermanos se encargaban de tejer y crear cuentos y leyendas en torno a nuestro cuarto que todo aquel que llegaba a poner un pie dentro de nuestro cuarto, pues se sentía como más importante o como si hubiese puesto un pie en la luna.

Las chicas de nuestro barrio escuchaban entusiasmadas las historias que mis hermanos contaban sobre “La Venganza”, y mis amigos junto a mis hermanas, se encargaban de realzar más esas historias despertando aún más el deseo y entusiasmo en las chicas por conocer la famosa Venganza. «La Venganza es dulce», al menos nuestro cuarto era el único tipo de venganza que si era dulce, es lo que mis hermanos siempre decían (yo soy el benjamín de la familia). Hasta crearon una especie de requisitos que tenía que cumplir cualquier chica que deseara conocer “La Venganza”, siendo muchas las que se morían por cumplir los requisitos y poner un pie en dichoso cuarto. Pero hasta donde yo sé, nunca ninguna chica (aparte de mis hermanas) puso un pie en ese cuarto mientras nosotros vivimos allí.

Mi infancia trancurrió entre callejones de Los Barrios Altos ya que los corredores eran de tierra aplanada y propicios para el juego de bolas, chapitas y trompo así que cuando en alguno de ellos no encontraba  muchachos con quienes jugar, pues me iba a otro callejón. Ya me había acostumbrado a que todos los días me den mi castigo con el «San Martín» (¿existirán todavía?) porque salía temprano de casa y regresaba por la noche a comer y dormir. Creo que a eso se debe mi pasión por los viajes.

Todavía existen callejones o quintas que son como otro barrio dentro del mismo barrio. En la calle «San Ildefonso», primera cuadra del Jr. Andahuaylas hay dos solares grandes. «El callejón del buque» en la calle «Suspiro» y otro callejón más que hay en esa calle son realmente algo increíble. Allí se armaban unas jaranas criollas donde acudían los criollos más renombrados de antaño. La calle Suspiro es una calle paralela al Jr. Huanta y viene a ser la primera cuadra del Jr. Cangallo que la encuentran cuando suben por el Jr. Junín, viniendo de la Av. Abancay, y pasan el Jr. Huanta, la siguiente calle hacia la izquierda es la calle Suspiro y en su intersección con el Jr. Junín estuvo por muchos años colocada una piedra grande que la conocían como «La Piedra del Diablo».

Cuentan que durante la época de la colonia se presentó el diablo en la calle “Suspiro” y atravezó la piedra aquella, razón por la cual esa piedra de aproximadamente un metro de alto tenía un hueco en el medio. La calle aquella fue pavimentada pero nadie se atrevió a remover la piedra de su lugar ya que se suponía era del diablo, así que nadie quería estar en pleito con él. Hace unos años, en uno de mis viajes a Lima, pude todavía ver a la piedra en su mismo lugar. Pero hace unos meses cuando estuve en Lima y el taxi se desvió del centro debido a una manifestación, pasamos por el Jr. Junín con el taxi así que quise mostrarle al taxista la famosa “Piedra del Diablo”, pero me pareció o tal vez la vista me falló, ya que no la vi. De repente el alcalde Andrade la removió sin saber la historia de esa piedra y por eso perdió las elecciones… quién le manda meterse con el diablo.

En la cuadra uno del Jr. Huanta hay una quinta muy conocida en todo Los Barrios Altos, la «Quinta Pinasco». Esa quinta es enorme y a diferencia de otras tiene dos pisos y creo que hasta tres ya que yo en realidad nunca la recorrí en forma completa, sólo parte de ella visité y por supuesto que me jaraneé allí ya de adolescente. En la Plaza Buenos Aires, junto al que era el cine «Conde de Lemos», que me parece que ya no es cine, está la «Quinta San José» que parece un pueblo dentro del barrio aquel y hasta tiene su cancha de fútbol dentro que cada vez que ibamos a jugar fútbol contra ellos, pues ibamos en grupo de no menos de 50… por si acaso.

Después en «Las Carrozas», cuadra uno del Jr. Huánuco, en los Jirones Maynas, Huari y en muchas partes de Los Barrios Altos todavía existen callejones y solares. Claro que uno de los lugares más tugurizados y que lamentablemente lo volvieron cuna y refugio de delicuentes es «La Huerta Perdida» donde sólo llegué hasta la puerta ya que de entrar allí si se podía entrar, pero nadie te aseguraba de que salías vivo.

El “Faite” era el guapetón que no le tenía miedo ni al Diablo. Los “faites” genuinos tenían hasta indumentaria propia, usaban sombrero suelto, americana cruzada, pantalón bombacho y eran dueños de todos los corazones que se alquilaban en la ciudad. Se tejieron muchas historias y leyendas alrededor de los “faites” y la más conocida es la del duelo a chaveta entre dos “faites” de inicios de los 1900s, “Carita” y “Tirifilo”.

La historia o mejor dicho leyenda del duelo entre «Carita» y «Tirifilo» la escuché de boca de otros cuando era niño. El duelo aquel entre dos de los delicuentes y «faites» más conocidos de esa época tuvo lugar en 1915, cerca a la «Estación de Desamparados», por los rieles del tren y teniendo cerca también al río Rímac. A dicho duelo asistieron hasta periodistas que fueron los que después narraron y convirtieron en leyenda dicha pelea. Un vals fue compuesto al respecto, «Sangre Criolla», y años más tarde, ese gran escritor como lo fue Ciro Alegría lo hizo conocer al mundo en su «Duelo de Caballeros».

Dario Mejia
Melbourne, Australia

Un Barrio con Historia

Muchas personas desconocen realmente los límites de los Barrios Altos y quizás ni cuenta se han dado que transitan o trabajan en esa zona. Los Barrios Altos está limitado por el Río Rímac, la Avenida Abancay, la Av. Grau y su prolongación. El Congreso de la República está dentro de su área por lo que bien harían nuestros padres de la patria en elaborar leyes que protejan y sobre todo reconstruyan o rehabiliten esa zona muy tradicional de nuestra Lima que tiene una plaza que fue considerada por muchos años como la segunda principal de Lima, después de la Plaza Mayor, me refiero a la Plaza Bolívar.

El Congreso tiene dos plazuelas. La del frente es una plazuela o plaza con mucha historia, «Plaza Bolívar» y la que está en su parte posterior es una Plaza que fue construida junto con el local del Congreso, «Plaza del Congreso».

Como de niño viví a sólo una cuadra de la Plaza Bolívar, fui testigo de ciertos cambios que en ella ocurrieron y descubrí también a través de la lectura que dicha plaza es histórica y fue por mucho tiempo el centro cultural e intelectual de la vieja Lima ya que entre otros, ahí estuvo ubicada la Universidad de San Marcos que fue demolida para dar paso a lo que ahora es el Congreso. De ahí se desprende que la cuadra dos del Jirón Ayacucho se llamaba antiguamente «Calle de la Universidad» y fue cercenada cuando se construyó el local del Congreso.

La Plaza Bolívar es también conocida como «Plaza de la Inquisición» ya que allí quedaba el local de la Santa Inquisición, muy temida por muchos durante la época de la colonia. En su museo se exhiben los instrumentos y aparatos de tortura que utilizaba dicha institución. Con el crecimiento de Lima se perdió gran parte de dicho local ya que se tenía que dar paso a la construcción de la Avenida Abancay. Lo que siempre tuve curiosidad fue el saber si en las noches penaban las almas al interior de la Bomba Roma que se construyó a su costado y sobre terreno que había sido de la Santa Inquisición. Tal vez algún bombero que haya pasado la noche en ese local pueda contarnos si se podía dormir bien ahí.

Ricardo Palma, en sus «Anales de la Inquisición de Lima», contó una anécdota sobre la tan temida Santa Inquisición: «Premunidos en sus privilegios, llegó ocasión en que los inquisidores se atrevieron a llamar a juicio hasta el representante de la corona. Citado a comparecer ante el Tribunal el marqués de Castelfuerte, se hizo escoltar hasta la puerta por una compañía de sus guardias y dos piezas de artillería. Penetró en la sala de audiencias, colocó su reloj sobre la mesa y previno a sus señorías que, si antes de sesenta minutos no había terminado la sesión y salido él a la calle, sería cañoneado el edificio. Dicho esto, tomó asiento y contestó a las futilezas que se le preguntaron. Inútil es añadir que media hora después el virrey se retiraba tranquilo».

Por estar la Universidad de San Marcos ahí ubicada, la Plaza Bolívar fue conocida también con el nombre de «Plaza de la Universidad» y ahí solían reunirse los intelectuales de la Lima antigua, siendo también el centro de las ceremonias más importantes de aquella época.

Ramón Castilla fue quien inauguró la estatua de Simón Bolívar que tiene dicha plaza y que fue mandada a construir en Europa. Desde esa fecha, dicha plaza adoptó el nombre de «Plaza Bolívar». En la ciudad de Caracas, Venezuela, hay una plaza que tiene una estatua idéntica a la que hay en la Plaza Bolívar de Lima, y es que ellos maravillados por la belleza de dicha estatua pidieron permiso a las autoridades peruanas de entonces para utilizar los moldes con que se construyó dicha estatua.

Durante la época militar de los 70s el Congreso de la República estuvo cerrado y ello originó que se descuidara dicha Plaza. Durante la noche dicha plaza era invadida por los «peloteros» de diversas partes de los Barrios Altos y se organizaban allí partidos de fulbito hasta la madrugada. Toda la plaza fue dividida en canchas de fulbito.

Con el retorno de la democracia, se le hicieron trabajos de reparación y embellecimiento y ya no permitían que se juegue fulbito allí de noche, así que se volvió un poco solitaria. Ciertas mujeres de la noche se aprovecharon de dicha soledad en que se encontraba la plaza y la convirtieron en su centro de operaciones y de «trabajo». Años después alguien tuvo la horrible idea de cercar dicha plaza y hasta ahora se encuentra cercada, habiéndosele quitado parte de la estética con el cerco de hierro que tiene.

La historia del Perú, en parte, se desarrolló alrededor de la Plaza Bolívar en los Barrios Altos. Del mismo modo hay otras plazas y lugares en los Barrios Altos que están llenas de historia por lo que es deber de nuestras autoridades el rehabilitar dicho barrio tradicional de nuestra querida Lima.

Dario Mejia
Melbourne, Australia

Estrellita del Sur

Si hay un vals peruano que ha dado la vuelta al mundo y se encuentra en la lista de los clásicos…ese es «Estrellita del Sur» letra y música de Felipe Coronel Rueda. Como ya es costumbre poco o nada se sabe de él y por medio de esta entrevista actualizada llegaremos a conocer aspectos totalmente desconocidos de este gran músico peruano radicado en Buenos Aires-Argentina muchísimos años.

«Estrellita del Sur»
El vals peruano que dio la vuelta al mundo – 1era Parte
por Raúl Alvarez-Russi

En la capital argentina Buenos Aires era el año 1983 , una tarde soleada en una confitería esquina Córdoba y Pellegrini habíamos quedado en encontrarnos con dos glorias de la música ciudadana del Perú, Miguel Paz autor de la letra del Vals «Desdén» y Felipe Coronel Rueda autor y compositor del clásico de clásicos «Estrellita del Sur», esta reunión la había planificado Hernán Delgado un
excelente músico arequipeño que vivía muchos años en Buenos Aires.

Esa tarde comenzó una amistad que ha perdurado en el tiempo, a pesar de vivir los dos en la misma ciudad y ser los dos socios de la Sociedad Argentina de autores y Compositores (SADAIC) no se veían mucho y cada uno tenían sus intereses, desde ese momento me di la tarea de acercarlos, eramos tan pocos en esos tiempos , profesionales y estudiantes que residíamos en Buenos Aires y pude escribir esta entrevista, son dos historias, dos vidas de compositores peruanos que han dado gloria al cancionero peruano. Miguel Paz ya no está con nosotros, murió en un accidente en pleno centro de Buenos Aires hace unos años y de él me queda su sonrisa franca y su hogar siempre abierto para un amigo sincero como buen norteño, sus contables e incontables anécdotas (la verdadera historia jamás contada «porque se separaron ‘Los Trovadores del Perú’ en pleno super éxito con un contrato millonario para viajar a New York a grabar discos y continuar su ascendente internacionalización») en esas tardecitas de Buenos Aires en su departamento de la Calle Sarmiento y su esposa argentina Alicia.

Felipe Coronel Rueda con quien mantengo un contacto fluido y su esposa italiana Erta en su casa del barrio de Villa Urquiza realizamos esta entrevista.

…»Nací en el Callao y viví hasta los ocho años en la Calle Colón, luego nos mudamos con mis padres Doña Esperanza Rueda, Don Abel Coronel y mis seis hermanos a Chacra Colorada»…nos dice con un dejo de tristeza recordando los momentos de infancia para luego retornar a su habitual humor…»Soy el único artista de mi familia»…»el único que no trabaja»…

Residiendo en la Argentina casi 60 años, ha vuelto al Perú en seis oportunidades, la última vez hace casi 40 años por eso muchos creen que no vive o que es una leyenda, que nunca existió, músico de corazón partió a buscar nuevos horizontes con el conjunto «Los Mensajeros del Perú» que lo conformaban Carlos Dávila, Luis Abanto Morales y el director del grupo Ramón Irizar, el viaje empezó en Chile abarcando una extensa gira por diversas ciudades del hermano país. En el puerto de Iquique conoce a una hermosa joven de nombre Mercedes «Meche» Pineda y él dedica el hermoso vals «Estrellita del Sur» corría el año 1948,… » yo tenía 24 años, era un amor de juventud» rememora, pero acota que tuvo problemas y fue prohibido en Chile por su letra porque pensaban que era una reclamación de tierras por la Guerra del Pacífico…/No te digo un adiós/ estrellita del sur/ porque pronto estaré/ a tu lado otra vez/

CONTINUARA….

Allá por los años cuarenta Buenos Aires era la meta para los artistas latinoamericanos especialmente para los peruanos ya que por esa época no había estudios de grabación en Perú y viajaban a la capital argentina por temporadas para realizar las primeras grabaciones y los caminos tomados eran generalmente por Chile o por Bolivia como fue el caso de «Los Trovadores del Perú» pero «Los Mensajeros del Perú» que lo integraba Felipe Coronel Rueda lo hizo por Chile, ahí compuso su vals célebre «Estrellita del Sur» y siguieron camino a Buenos Aires.

Continúa 2da parte…

Así fue el comienzo de este vals, que luego ya caminara solo, cuando llegaron a su destino final la capital porteña estando en una reunión se presenta Alfredo Gobbi conocido músico y director de una típica argentina y como peruanos les pide referencias de un vals que llegó de Chile, sin saber que en el grupo estaba el autor y compositor. Fue el primero en grabarlo en el año 1951 y luego vinieron las versiones de Libertad Lamarque, Alberto Castillo y, Leo Marini sin olvidarnos que la primera grabación que se hizo conocida en el Perú fue la que realizara Yolanda Vigil «La Peruana».

Recuerda su primera obra titulada «El Diario de mi Vida» que lo grabara una grande de la música ciudadana peruana Eloísa Angulo «La Soberana» de quien guarda gratos recuerdos, «fue la primera en dar a conocer mis composiciones y grabarlas, la llevaré siempre en mi recuerdo y en mi corazón» manifestó bastante emocionado.

«Estrellita del Sur» es la composición que más satisfacciones le ha brindado. Siendo socio de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) en la cual está inscrita toda su producción musical, le llega liquidaciones desde Japón, Inglaterra, Israel, Australia, Estados Unidos, Grecia, Francia, de países africanos y países latinoamericanos…»Es que SADAIC cuida muy bien los intereses de sus asociados y eso es lo que quisiera que sucediera en mi patria. Que todos se unan y puedan formar una sola entidad fuerte para cuidar el patrimonio musical de nuestro país» expresa con convicción.

CONTINUARA…

Otra gran figura que vivía en Buenos Aires por ese tiempo era Rosa Gutiérrez «Fetiche» a pesar que vivían a pocas cuadras en el mismo barrio residencial de Villa Urquiza no tenían contacto, al crear y fundar la Asociación Cultural Felipe Pinglo Alva en la Argentina pude reunir en varias oportunidades en reuniones privadas y en homenajes a estos grandes de nuestra música: Fetiche, Miguel Paz y Felipe Coronel Rueda.

Parte Final…

Transmite su admiración por el Maestro de los Autores y Compositores Peruanos Felipe Pinglo Alva a quien le dedicara una composición que tituló «Bardo Criollo» y que le entregara a su hija Carmencita Pinglo en uno de sus viajes, este tema sigue prácticamente anónimo porque nadie lo ha grabado, Coronel Rueda está totalmente vigente y entre sus composiciones no conocidas se destacan los temas editados por la Editorial Lagos de Buenos Aires el vals peruano «Botoncito de amapola», el huayno «Princesita Andina» y el carnavalito «Charango Chicha».

El Centro Cultural General San Martín fue el escenario donde la Asociación Cultural Felipe Pinglo Alva en la Argentina le ofreciera un homenaje en 1987 por sus 40 años como autor y compositor entregándole el premio «AMAUTA» -Guardianes de la Tradición- conjuntamente con Rosa Gutiérrez «Fetiche» en sus 34 aniversario de actividad artística haciéndose presente numeroso público así como la colonia artística argentina.

Felipe Coronel Rueda nació un 23 de Setiembre de 1924 estando a un paso de sus primeros ochenta años sigue componiendo y cantándole a su Perú afirmando que no tiene rango militar…»ese es mi apellido»… «y paterno»… recuerda a su país, su familia, sus amigos, sus barrios de infancia y juventud, aunque ya echara raíces en la Argentina, su segunda patria y país que tanto respeta a la música peruana en especial al vals peruano.

BARDO CRIOLLO Vals Peruano

dedicado al Maestro de los Autores y Compositores
del Perú Felipe Pinglo Alva

Hidalgo caballero de nuestra canción
diste con tu vida nueva inspiración
ahora y siempre en la lejanía
escucharás tu insólita armonía

En el pentagrama grabado quedó
pluma literata caudal musical
para flamear en la cima
del horizonte triunfal
la bandera blanca
de tu musa inmortal.

Fuiste cual paloma mensajera
que trajiste a la tierra
el poema genial
eres el mañana que has tejido
con sus rimas y tañidos
nuestro acervo popular

Fuiste cual un sol de primavera
que alumbraste a la pradera
con su trova virginal
Mi voz en el silencio azul
de tu morada
dejarán flores perfumadas
para ti FELIPE PINGLO ALVA

RECORDANDO A ALEJANDRO AYARZA «KARAMANDUKA»

Una noche que no los dejaron entrar de «zampones» al Teatro Lima, arrunzaron con los coches estacionados hasta Barbones, donde en represalia, desengancharon y espantaron los caballos.
En un baile de fantasía realizado en el foyer del Teatro Olimpo – hoy Municipal, Karamanduka se disfrazó de mujer y «coqueteó» toda la noche con un marinero inglés, a quien le «gorreó» muy buenos tragos y que al final se llevó un gran chasco al quitarse la peluca «Ayarcita».
Avecindaba Alejandro Ayarza por la Plazuela de San Sebastián, ubicación de la Botica del iqueño Tellería, a quien por su parecido con el personaje de la zarzuela La Verbena de la Paloma, lo apodaron «Don Hilarión» y lo fastidiaban reventando cohetesillos a altas horas nocturnas.
Algo chispeados el grupo palomilla, se encaminó a La Torrecilla a casa de Meche Medrano, contigua a la de La Mamita. alli la Palizada se puso en bomba con botellas de Anís del Mono y cerveza alemana «Bulldog», festejándo el serenateo a un parroquiano.
En éste lugar de diversión era pianista un sujeto rechoncho y negro albino. apodado «Piojo Blanco», que algunas vecs alternaba como organista en la iglesia de Las Nazarenas cuando se realizaban casamientos u honras fúnebres.
Estando medio «chato» y culebreando veredas nuestro amigo llegó adelantado al templo y haciendo zetas de puro borracho, subió las escaleras que conducían al órgano, donde se entregó a los brazos de «Morfeo»
Habiéndo ya principiado los responsos, era el momento preciso de preludiar la «Serenata de Schubert»; sin oír las llamadas de campanillas que el Sacristán le hacía, éste se amoscó y le «frotó» las orejas para despertarlo, el músico soñaba con la tremolina de La Meche… y despertándose a medias, arremetió estrepitosamente  con las vibrantes notas de una marinera!!!
Mientras tanto en el lupanar se había armado una «bronca» de la piquitri mangansuerva, con botellazos, cabezas rotas etc, etc, etc, tuvo que intervenir el Mayor de la guardia con una buena dotación de «cachacos» y llevaron a los jaranistas con guitarra y todo a los calabozos de la Primera Comisaría de Monserrate. Allí fungía de Comisario Civil interino el mentado «Dinamita» quién al oír la zarabanda que aramba esta banda de zamarros, les propuso que en el término de una hora compusieran una canción que no fuera conocida, sino nadie salía hasta mandarlos a la Intendencia.
Karamanduka y su grey aceptó el desafío y al cumplirse el plazo salieron muy orondos a compas apresurado, entonando estas coplas :
«Somos los niños mas conocidos
de esta noble y bella ciudad…»
 
 
Inspirado en narraciones varias, sobre todo de don Aurelio Collantes, «La Voz de la Tradición»
 

Enviado por Walter Huambachano I.

EL PISCO

Pisco
Pisco

El Pisco es una denominación de origen exclusivamente peruana.-

El Pisco es el aguardiente de uva peruano obtenido de la destilación de los caldos frescos de la fermentación exclusiva del mosto de uva (jugo de uva), siguiendo las prácticas tradicionales establecidas en las zonas, productoras previamente reconocidas y declaradas como tales por la legislación nacional. Las únicas zonas productoras de Pisco son la costa de los departamentos de Lima, Ica, Arequipa, Moquegua y los valles de Locumba, Sama y Caplina del Departamento de Tacna en el Perú.

El Pisco, además de ser la bebida tradicional del Perú desde tiempos de la Colonia española, y símbolo de la peruanidad, constituye también lo que en el comercio internacional se conoce como una denominación de origen.

De acuerdo a lo dispuesto por el Arreglo de Lisboa relativo a la protección de las denominaciones de origen y su registro y según la definición establecida por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), se entiende por denominación de origen al nombre de un país, de una region o de un lugar determinado, que sea utilizado para designar a un producto originario de ellos, cuyas cualidades y características se deben exclusiva y esencialmente al medio geográfico, incluidos los factores naturales (geografía, clima, materia prima, etc.) y los factores humanos (mano de obra, arte, ingenio, tradición, etc.).

Por su parte, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) considera, además de estos elementos, el factor de «notoriedad» o «reputacion» que deben tener las denominaciones de origen para ser consideradas como tales. Se trata pues, de un concepto integral que reviste significativa importancia para el sector vitivinícola pues constituye un valioso instrumento jurídico para el desarrollo de una economia, ya que tienen por objeto la «promoción colectiva» garantizando calidad, procedencia y, en muchos casos, tradición e historia de productos que son fruto del íntimo vínculo entre grupos humanos y la tierra de donde provienen.

Asimismo, las denominaciones de origen constituyen un mecanismo de defensa del consumidor y de la libre y leal competencia, pues el Acuerdo sobre los Derechos de la Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), suscrito en el marco de la Organización Mundial del Comercio, establece en la Sección III referida a las Indicaciones Geográficas, que «los países deberán impedir la utilización de indicaciones que sugieran que un producto proviene de una región geográfica distinta de su verdadero origen, induciendo al público a error, e incluso, cualquier otro tipo de utilización que constituya un acto de competencia desleal.»

Como se puede concluir, uno de los elementos indispensables para el reconocimiento de una Denominación de Origen y/o Indicación Geográfica es la pre-existencia de un referente geográfico que precisamente da origen a la denominación de un producto elaborado en ese determinado territorio. Es en este contexto que los países establecen el marco legal adecuado con la finalidad de impedir que la utilización de una designación o presentación de un producto indique que éste proviene de una región geográfica distinta de su verdadero lugar de origen.

 

Los tipos de Pisco.-

Los tipos de Pisco que han sido desarrollados debido a la habilidad y el ingenio de los pisqueros peruanos, y que hoy día son objeto de reconocimiento mundial, son los siguientes:

 

Puro: de uva Quebranta. También se pueden utilizar otras variedades no aromáticas como la Mollar y la Negra.

 

Aromático: de uvas aromáticas derivadas de la familia de los moscatos.

 

Mosto verde: originado por la destilación de mostos de uva en proceso de fermentación (es decir aquellos mostos en los cuales no se ha transformado el azúcar en alcohol).

 

Acholado: resultado de la destilación de mostos de diversas variedades de uva.

El perú ha iniciado un reclamo en USA, para que Chile no llame «Pisco» a su aguardiente de uva. Chile despidete del Pisco.

LA PEÑA LA HORADADA

 

Se hizo conocida la frase de»que siga la jarana aunque no se como mañana», porque tenía mucho de cierto. Las fiestas podían durar 2 ó 3 días, y cuando se terminaba el dinero, se recurría a las salvadoras casas de empeño. Allí se podía pignorar no solo joyas. tambien ternos, camisas y hasta los zapatos cuando la situación apremiaba. Una de las más conocidas estaba ubicada en la Peña Horadada.

LA PEÑA HORADADA

A propósito de la casa de empeño que quedaba en la Peña Horadada, se le denominaba así por ser una pieza de piedra con un extraño orificio en el centro, instalada en la esquina del Jr. Cangallo con junín.

Alberto Medrano, de la 15 Cuadrilla del Carmen y vecino de la zona, nos relata la simpática leyenda que se cierne en torno a esta mole, desde hace mucho tiempo. «Se dice acerca del callejón El Buque, ubicado en la esquina frente a la Peña había una jarana de rompe y raja con la mejor música de la Guardia Vieja, la jarana estaba en su apogeo, cuando uno de los cantores repara en un sujeto, muy extraño, muy bien vestido, enjoyado y que galanteaba, haciéndose merecedor de la atención de las damas invitadas. Cuando el cantor lo observa bien, se da con la sorpresa de que el sujeto no llevaba medias y que un espeso pelaje sobresalía por la basta del pantalón. Entonces ordena a todos que cierren las puertas y ventanas…¿Qué pasa? preguntaron absortos los invitados que danzaban una pegajosa polca de la Guardia Vieja…entonces el cantor gritó: !..Aquí está el demonio..¡ bañémosle en agua bendita….iban a reaccionar los más curtidos criollos, cuando el sujeto salió disparado por una de las ventanas del solar, cruzando Junín y perforando así -para siempre – la peña que empezaron a llamarle «Horadada». concluye Albertito de la 15 Cuadrilla.

Enviado por José Olivera

La Guardia Vieja

A pesar de las transformaciones urbanas que sufrió la capital, ésta mantuvo hasta los primeros años del siglo pasado su conglomerado de barrios con algunos rasgos coloniales. Dentro de ese marco urbano, los callejones albergaron a la mayoría de limeños de bajos recursos económicos (generalmente de extracción obrera). Fue precisamente en esos estrechos recintos donde se empezaron a armar las primeras jaranas al compás de la música criolla, animadas por músicos no profesionales, los que cantaban y tocaban valses y polcas en medio de marineras, tristes y yaravíes, así como mazurcas y cuadrillas de moda.

Los cumpleaños, bautizos y matrimonios eran motivo suficiente para festejar con amigos y vecinos del barrio. Las celebraciones en honor a la imagen de algún santo católico, que algunos callejones guardaban en su interior, terminaban también, luego de las misas y las procesiones por el barrio, en grandes verbenas criollas. Y ni qué decir de las alegres fiestas que se realizaban durante los días de carnaval en los corredores de antaño.

La música criolla –según Carlos Santa Cruz– cobró tanta notoriedad entre las clases populares, que los “distintos barrios le imprimieron estilos ligeramente diferenciados”, luego de haber asimilado el valse vienés, que ingresó primero a las casas de la oligarquía y de las capas medias de la ciudad. Así, se podía distinguir, por ejemplo, la procedencia de los guitarristas por su manera de tocar o el barrio de origen de los cantantes por su forma de entonar la voz y por el ritmo que le daban a las canciones.

RITMOS POPULARES

Desde una perspectiva histórica, la canción criolla ha pasado por diversas etapas. Si bien por mucho tiempo no existió una idea única ni muy precisa para distinguir los distintos momentos en su evolución, las investigaciones pioneras de José A. Lloréns, De la Guardia Vieja a la generación de Pinglo: música criolla y cambio social en Lima, 1900-1940, sirvieron para unificar dichos criterios. La llamada Guardia Vieja –explica Lloréns– fue la primera etapa de la canción criolla (va de fines del siglo XIX hasta 1920), la cual se caracterizó fundamentalmente porque fue “producida y consumida por las propias clases populares” de Lima. Destacaron dos importantes cantantes, Eduardo Montes y César Manrique, los primeros criollos en grabar discos. Esta generación tuvo otros importantes cultores, que interpretaban principalmente valses y polcas.

La orquesta del pueblo, llamada así por algunos compositores de la Guardia Vieja, estuvo integrada mayormente por artesanos y obreros que no obtuvieron beneficios económicos por su labor artística. Por ello, no tuvieron interés en registrar oficialmente sus obras, muchas de las cuales perduran actualmente en calidad de anónimas (como El guardián, Tus ojitos, Brisas del mar).

Las canciones de la Guardia Vieja se aprendían directamente del compositor en los festejos sociales, adonde sólo acudían los familiares y los conocidos del barrio (recordemos que hasta entonces aún no se había masificado el uso del fonógrafo, el cine sonoro o la radio). Las canciones tampoco fueron registradas por medios gráficos, ya que la mayoría de los artistas no contaban con una preparación técnica ni formal para la composición musical.

PSICOANALISIS DEL VALSE

Entre los distintos géneros musicales que produjo la Guardia Vieja, el valse fue el que más hondo caló en el sentir de los pobres de Lima, pues las letras transmitían hechos que concordaban con la temática emocional de su existencia cotidiana. En tal sentido, el valse emergió como un indicador de valores primarios de las masas populares de aquellos tiempos. Este género musical –dice el historiador estadounidense Steve Stein– expresó en palabras las sensaciones de sufrimiento que acompañaron su diario vivir y “la resignación como su respuesta a la adversidad y la crisis”. Las historias relatadas en las numerosas canciones producidas en aquella época testifican esa apreciación.
En la canción Amargura, de Laureano Martínez Smart, por ejemplo, se pone de relieve la sensación de sufrimiento cuando el protagonista lamenta que su felicidad haya concluido al ser adulto: “(…) muy tristemente voy por ahí delirante, soñando con la infancia que nunca volverá (…)”. Añade que está solo y no tiene a quien confiar de su pena y desesperación: “(…) Tan sólo mi guitarra me acompaña por el mundo, con ella las tristezas siempre suelo disipar (…)”.

Por su parte, la resignación ante las condiciones desfavorables queda de manifiesto en el valse Cruel destino. Allí el protagonista de la canción aparece manipulado por las fuerzas del destino: “(…) Es culpa del destino que separa el cariño que nació de nuestras vidas (…), confórmate si el destino lo depara (…), resígnate al destino amargo y cruento (…)”.

Años más tarde, entre 1920 y 1925, la música criolla entró en crisis al introducirse en el gusto popular por nuevas modas foráneas, como el tango, el jazz y el foxt-trotz, que hasta entonces no habían sido escuchados, pero que a raíz de la masificación de los modernos medios de difusión, como el fonógrafo, fueron asimilados con inusitada rapidez por los jóvenes de todas las condiciones sociales. Sin embargo, la generación de la Guardia Vieja había ya plasmado su estilo característico, con el que marcó una etapa en el desarrollo de la música criolla, y con ello, la base que permitió luego a la conocida generación de Pinglo enriquecer, variar y renovar nuestra música criolla.

Artículo escrito por: ROBERT MEDINA PECHO

***Fuente: http://www.editoraperu.com.pe/edc/02/06/27/cul4.htm

ALMA, CORAZÓN Y VIDA

Si hay algo que le falta a nuestros futbolistas es jugar con Alma, Corazón y Vida. El día que pongan aquello, quizás podamos volver a ver a nuestra selección en un mundial.

A nuestros políticos también les falta poner Alma, Corazón y Vida para sacar adelante a nuestra patria. Los intereses personales son los que priman en ellos y no el interés de la patria.

Nuestras chicas del vóley, en cambio, han vuelto a ponerle Alma, Corazón y Vida a su juego y estarán presentes en el Mundial de Japón 2006.

«Alma, Corazón y Vida», más que una especie de lema, es el título de un hermoso vals peruano compuesto por Adrián Flores Albán quien nació el 8 de setiembre de 1926 en Sullana, Piura. «Alma, Corazón y Vida» es la composición más conocida de Adrián Flores Albán, la cual ha sido interpretada por cantantes de fama internacional. Flores Albán es también autor de «Como una visión», «Ausencia», «Por nuestro amor», «Que viva Sullana», «Más allá», «Castigo», «Cruel destino», «Enigma de amor», «Sólo tú», «Recordando Sullana» y otros más.

Gonzalo Toledo en su artículo «Alma, corazón y vida… nada más», publicado en «El Comercio» el martes 19 de diciembre de 1989, contó como nació aquel hermoso y emblemático vals que se convirtió en uno de los clásicos de nuestro cancionero popular:

«Fue en marzo de 1949 que prendado de una linda quinceañera de la localidad de ‘Casitas’, comprensión de la provincia tumbesina de Contralmirante Villar, de nombre Eva, donde tuvo esta feliz inspiración, que entre otras cosas dice: Porque no tengo fortuna, / estas tres cosas te ofrezco, / alma, corazón y vida / y nada más…

Adrián no fue afortunado en lograr su sueño, por cuanto Eva se casó con un próspero comerciante de la zona y ante tal evidencia, decidió marcharse a Lima radicando en la criolla calle Barbones de los Barrios Altos. Recuperado del impacto sentimental, se propuso estrenar el vals y lo hizo con la juvenil cancionista Teresita Bergamino en 1952. Luego lo incluyeron en su repertorio Los Embajadores Criollos, Los Morochucos, Roberto Tello, Luis Alberto del Paraná, y ‘Alma, Corazón y Vida’ alcanza insospechada difusión y por ende la preferencia pública.»

Entre los intérpretes de fama internacional que han incluido «Alma, Corazón y Vida» en su repertorio, se cuentan: Los Panchos, Libertad Lamarque, Pedro Vargas, Leo Marini, José Mojica, Arturo Gatica, Argentino Ledesma, Raphael, Django, Paloma San Basilo y muchos más.

Alma, Corazón y Vida es lo que debemos ponerle a todo lo que hagamos en la vida si queremos mejorar como personas y, sobre todo, sacar adelante a nuestro país.

Alma, Corazón y Vida
(Vals Peruano)
Autor: Adrián Flores Albán

Recuerdo aquella vez
que yo te conocí,
recuerdo aquella tarde,
pero no me acuerdo
ni como te vi.

Pero si te diré
que yo me enamoré
de esos tus lindos ojos
y tus labios rojos
que no olvidaré.

Oye esta canción que lleva
alma, corazón y vida;
estas tres cositas nada más te doy.
Porque no tengo fortuna,
estas tres cosas te ofrezco:
alma, corazón y vida, nada más.

Alma, para conquistarte;
corazón, para quererte;
y vida, para vivirla junto a ti.

Dario Mejia

Melbourne, Australia
[email protected]

Chabuca Granda

INFORMACION VARIA

Pablo Carreño Blas
 
Hermano de Alcides, fue autor del Vals «Traición», que incorporaron a su repertorio las hermanas Chávez; y, también, de «Ironías», y «Bajo los escombros». Compuso las polcas «A Gozar», «Bailar… bailar» y «Eran tres»; esta última fue cantada por Esther Cornejo y Rosa Contreras.
 
 
Alcibíades Coronado
 
Dejó un vals, «Nobles bohemios», caballito de batalla de más de un serenatero, cuyos primeros versos dicen: «Se oyen las guitarras y laudes, / tristes melodías que son penas, / en que se recuerda con cariño / a los nobles bohemios que se fueron». En otra estrofa se añora a «Pinglo, Saco y Bocanegra, / tres maestros sin igual, / fueron los que enriquecieron / nuestro folklore nacional».
 
 
Felipe Coronel Rueda
 
Nació en el Callao, pero vivió en Chacra Colorada. Integró el cuarteto «Los Mensajeros del Perú» con Luis Abanto Morales, Miguel Angel Sánchez y Ramón Urízar. Estuvo en Argentina y Chile. Se estableció en Buenos Aires, donde se casó. Autor de «A mi barrio», «El diario de mi vida» y «El bardo criollo». Sin embargo, la más popular de sus canciones es «Estrellita del Sur» (Cuando lejos de ti quiera penar el corazón, / violento en su gemir recordaré de tu reír, / su vibración que fue canto de amor, / himno de paz; / ya no habrá entonces dolor, / todo será felicidad»).
 
 
José Miguel Correa Suárez
 
Modesto panadero, nacido en Catacaos (distrito de la provincia de Piura) el 8 de mayo de 1913. Autor de «Extravío», «Nunca me faltes», «Alma herida», etc. «Fundó ‘Los Tacaleños’ con Francisco Miranda, Rolando Reyes y Telésforo Antón» (Niko Cisneros).
 
 
Víctor Correa
 
Nació el 28 de abril de 1895. En 1915 compuso «Mi última duda», después «Petita». «La gitanilla», «Amarga verdad» y otras canciones. Falleció el 10 de abril de 1989.
 
 
Erasmo Díaz Luján
 
Nació en Chincha (1925). Pianista. Estudió en el colegio de los Salesianos (Lima) y letras en San Marcos de 1951 a 1952. Autor de «Cariñito», «Valsecito de ayer» y «Sincera confesión».
 
 
Adrián Flores Alván
 
Autor del vals «Como Visión» («La única sensación de mi vida, / la única emoción de mi alma / ha sido cuando en la playa tendida, / dejaste mi corazón ya sin alma»). Y de «Alma, corazón y vida» («Recuerdo aquella vez / que yo te conocí / recuerdo aquella tarde pero no me acuerdo / ni cómo te vi»). Con ambas canciones contribuyó al ascenso artístico de «Los Embajadores Criollos», cuando este conjunto actuaba en Radio Victoria.
 
 
Alberto Haro
 
Pianista y compositor nacido el 8 de abril de 1926. Compuso los valses «Tú y yo», «Prenda mía», «Tiéndele la mano» y, sobre todo «Hilda» el más celebrado de todos.
 
 
José Márquez Collazos
 
Cantante, guitarrista y compositor de «Por qué me abandonaste», que comienza así: «Dime por qué me has abandonado, / toda la vida he de llorar, / porque tus cantos llenos de encantos / siempre me han hecho alegrar». Lo difundió Jesús Vásquez.
 
 
Luis Abelardo Núñez
 
O Luis Abelardo Takahashi Núñez. Sustenta su prestigio con «Amarte es mi delirio», que hicieron popular Luis Abanto Morales, como solista, y el conjunto «Fiesta Criolla». Núñez le puso música al vals de Tito Barrera «Engañada» («No creas que si tú te alejas, / te voy a rogar…». Compuso «Imaginación», que Irma Céspedes y Oswaldo Campos incluyeron en muchas de sus actuaciones: «Deja que aspire el perfume de tu cabellera, / quiero embriagarme con ella y luego soñar, / mientras navego en las aguas de tus lindos ojos / bajo la luz de la luna poderte besar»). «Embrujo» («No sé qué encanto posee la tierra mía, / será quien sabe el embrujo de sus mujeres…») y «Con locura» («Yo te amé con locura que hasta me imaginé…»), así como «Ansias», le han dado gratos momentos.
 
 
Adalberto Oré Lara
 
Suscribió «Nunca podrán» («Muchas cosas te están diciendo de mí / pues lo que quieren es separarme de ti…»), «Camino de traición» («Sé que ya tienes tu amor, / sé que te vas a casar; / sólo quiero que me digas…»), «Murió el Sargento», «Oh, Victoria» y la polca «Si, don Luis».
 
 
Amador Paredes
 
Se le recuerda por el viejo vals «Irene» («Irene tú eres mi vida, / Irene tú eres mi alma, / eres la diosa divina, / el amor de mis amores…»).
 
 
Félix Pasache
 
Compositor prolífico: «Nuestro secreto», «Déjalos», «Dime la verdad», «Se acabó y punto», «Cosas de mi vida», «Mi amiga la tristeza», «Sigue tu rumbo», «Dijiste adiós», «Tu capricho». Muchas de sus obras han sido interpretadas por Arturo «Zambo» Cavero.
 
 
Miguel Paz
 
Nació en Chiclayo el 15 de julio de 1917. Le pertenece el vals «Desdén» («Aunque mi vida está de sombras llena, / no necesito amar, no necesito»).
 
 
Francisco Reyes Pinglo
 
Nació en Sechura el 9 de noviembre de 1912. En Lima desde 1934. Compuso «Nativa», «Nostalgia», «Mañanita» y «Secreto», con letras de la poetisa Amparo Baluarte. Son de él, en cambio, de manera total, «Amada», «El Peregrino» y «San Miguel de Morropón». Falleció el 21 de enero de 1990.
 
 
Elsiario Rueda Pinto
 
Se hizo conocido con los valses «Clamor» («Anoche te tuve en mis brazos, / un solo momento, momento de amor, / eterna juramos la dicha / con ansia infinita, bendito clamor»), «Balcón» y «Chiquita linda».
 
 
Braulio Sancho Dávila
 
Albañil, fallecido entre 1920 y 1922, «aproximadamente a los 34 años» (Collantes). Valses: «Idolo» (en disputa con Nicanor Casas), «La guerra mundial», «La mariposa», «Ausencia», «El peregrino», etc. y de las polcas «Que bonitos ojos», «El italiano» y «Triunfos de amor».
 
 
Guillermo Suárez Mandujano
 
Nació en 1888 y trabajó como zapatero. Son sus obras: «Adela», «Entre los dos» (letra de Pedro Bocanegra), «El voluntario», «Isabel», «Soy un cazador», «Bella mujer», «La volante», «Despedida de mi madre». Falleció en 1922.
 
 
(*) Fuente: «Canción Criolla, Memoria de lo nuestro» de Manuel Zanutelli Rosas.
Manuel Zanutelli Rosas ha escrito en las páginas editoriales de casi todos los periódicos de Lima. Es miembro Correspondiente del Centro de Estudios Histórico-Militares. Es autor de «El Callao, nuestro puerto», «Evocaciones históricas», «Guerra del Pacífico», «Guía biográfica del periodismo peruano», «Pisco, bebida tradicional y patrimonio del Perú», «Los que vinieron de Italia», «Felipe Pinglo… a un siglo de distancia», y otros más.