HESITACION

Autor: Pablo Casas Padilla

(polka peruana)

Fue una hesitacion al obtener tu amor

interpretar no supe tu hidalgo candor

no lo podre explicar porque supe dudar

cuando aprendi amar otro ser

desde el sufrir al querer.

Ahora quiero que comprendas

te amare tan solo a ti

porque siendo tu ajeno de un alma

tan buena te dare mi vida

y veras que asi los sueños los podremos realizar

yo que tan solo espero es un amor

sincero para feliz vivir.

En el recuerdo «Un Gran Criollo»

PABLO CASAS PADILLA

Enviado por Raúl Alvarez-Russi

HAWAI

(Vals)
Autor: Felipe Pinglo Alva

Bello Hawai eres mi edén.
en tu dominio mi ser
no olvides el pleno honor
tan sólo por querer.

Amor astral, has de sentir,
las bellas horas del ayer,
hermana del hawayal
con frenesí.

En un feliz atardecer se prolongó
boston vals una hawaina gentil
que lo invitó a bailar.

Al estrechar entre mis brazos
a ese cuerpo escultural
sentí nostalgia de amor
de aquel país.

Recordarás la tarde aquella
que en su nido aquí pasé.
Al son de un boston vals
nada quedó de amor.

No puede ser, me contestó
extranjero gentil.
Vertió en mi corazón
lágrimas al partir.

Enviado por: José Olivera

Dos voces para un Valse

Empiezo así, a esta pequeña nota extraída del programa radial «Un encuentro con nuestra música criolla» difundido el pasado lunes en 102.7 FM de 10 a 11 de la mañana a través de Radio Filarmonía y conducido por Daniel Alejos Cornelio.

El conocido valse «GUARDIAN» (yo te pido guardián que cuando muera…) que no se sabe a ciencia cierta si fue de origen peruano o argentino (me refiero a la inspiración), pero que a saber de muchos, la letra le pertenece a Julio Flores y la música a Juán Peña Lobatón, fue –por decirlo de algún modo- puesta «en el pico más elevado de la popularidad» por el Conjunto Fiesta Criolla, con el maestro Oscar Aviles a la cabeza. También fue interpretada con particular estilo por «Los Hermanos Dávalos» (Victor y José) en el cual incluyen estrofas que no fueron interpretadas por el Conjunto Fiesta Criolla.

Muchas canciones se han escrito con nombre de mujer. Felipe Pinglo Alva, fue uno de los compositores que mas canciones creó con este matiz. Tenemos por ejemplo: Amelia, Angélica, Emilia, Herminia, Rosa Luz. En ellos dejaba ver el amor y la pasión que sentía por alguna de ellas. «Matilde» es un valse que refleja justamente la ilusión que tiene hacia una mujer, especialmente en la parte «Esos tus lindos y hermosos ojos, plenos de hinojos dan resplandor, eres Matilde tu mi sultana, no seas tirana dame tu amor». Este valse fue interpretado por «El Duo Limeño» integrado por Enrique Peña y Simón Cárdenas ya hace muchos años atrás. Posteriormente «Los Cholos» «modernizan» el valse y logran también una notable interpretación de él.

Nicolás Wetsel «El Mago del Laud» (1988-1982) compartió muchas canciones con Doña Amparo Baluarte como «Noche triste», «Lejos de ti» y «Espérame» (espérame, no ves que me alimenta tu calor, espérame,, no ves que moriría sin tu amor). Este valse alcanzó gran éxito allá por los años de 1940. Años más tarde, 1960 «Los Chamas» vuelven a popularizarlo con su singular estilo. Posteriormente en 1975-1976 la Sra. Lucila Campos logra que este valse tenga gran aceptación en el ambiente criollo ya que le pone ese picante que pocos intérpretes de hoy logran.

Es conocido por todos nosotros que Augusto Polo Campos es uno de los grandes compositores de nuestro cancionero criollo, y uno de los que más aportes musicales ha dado a nuestro acervo musical. También (por expresión de él mismo) dice que es un compositor «vivencial». Así lo demostró con el conocido valse «LIMEÑA» (Limeña que tienes alma de tradición, repica las castañuelas de tu tacón…). Cuenta que un buen día, allá por el año 1964 cuando viajaba en la línea 54 que recorría la Av.Salaverry, dentro del bus viajaba una morena esplendorosa y «bien dotada» que llamó la atención del compositor (claro! también la vió bajar). Por ese entonces, Edith Barr iba a grabar un LP. Él la llama y le dice que tiene una canción para ella, era precísamente «Limeña». Edith quedó impactada por la canción que hasta le dio el nombre a este LP «LIMEÑA» en el año 1964. Luego (1964-1965) Lucha Reyes interpreta también este valse acompañada por «Los Violines de Lima» y ésta es una interpretación poco difundida pero realmente extraordinaria (Uds.se perdieron de escucharla por no sintonizar el programa).

Espero que esta pequeña síntesis del último programa les haya gustado. Si algún dato vertido en esta nota es errado o desean agregar algo más, por favor háganlo saber. Para eso estamos, para aprender unos de otros.

Enviado por Felipe

Cecilia Barraza

Cecilia Barraza
Cecilia Barraza

Se le conoce como «La pequeña grande del Criollismo», «La mujer Orquesta», «La chispa Barraza»; y es que CECILIA BARRAZA es simplemente grande y prueba de ella es su trascendencia como artista a lo largo de tres décadas de continuos éxitos.

Cecilia Augusta Barraza Hora, una limeña traviesa, cunda, tan chiquita como emprendedora. Chiquita sí, pero uno de los cimientos actuales de la música criolla. nace un 5 de noviembre de 1952 a las 7:45 horas en la ciudad de Lima

Su trayectoria artistica se inicia a traves del programa «Trampolín a la Fama»

Las notas periodísticas no dejarán de referirse a su limpia interpretación, a lo que la mujer más negra del país, Victoria Santa Cruz, dijo de ella tras invitarla a participar de su concierto en el Teatro Municipal, en 1982: «Es una exquisita artista».

Los críticos no dejarán de referirse a sus inicios.
Como lo mencionó el señor del ritmo, Eusebio Sirio Pititi, rememorando a Chabuca Granda: «Recuerdo una vez que nos invitó a su casa para formar el grupo Matalaché. En esa reunión estuvo también Cecilia Barraza. Ensayábamos en su casa, allá en la esquina de 28 de Julio con La Paz, en Miraflores».

Muchacha veinteañera, Cecilia llevó sus sueños de cantante al programa «Trampolín a la fama» de Augusto Ferrando. Desde el principio la chiquita demostró lo grande que era. Soltó toda la tonalidad de su interior cantando el primer día del concurso «Todo me habla de ti» de Alicia Maguiña y triunfó en la final con «Cuando habló el corazón», de Luis Abelardo Núñez. Desde esos inicios demostró que no era una advenediza.

Interpretaba a los grandes. Desafiaba las tonalidades más altas con su cantar diáfano que no perdía, por ello, ese sentir de barrio, ese toque a calle y sonido de pueblo.

A Chabuca Granda, con el exigente oído que tenía para las voces, no pasó inadvertido el cantar de esta chica de Magdalena. La autora de La Flor de la Canela reparó entonces en la chiquilla que ganó el concurso de Ferrando. Y le propuso viajar a México. Por esos años Chabuca era la embajadora de nuestra música.

Mientras que para otros conocedores los músicos peruanos prácticamente no existían. Para la gran señora, esos negritos de la costa, llenos de bella musicalidad, sí tenían un lugar en nuestra cultura y había que mostrarlo al mundo. Chabuca llevó a esa gente del pueblo a Argentina y México, Perú Negro entre ellos, Cecilia Barraza entre ellos, y los elogios conseguidos por fin hicieron reaccionar a los intelectuales criollos, a nuestras clases dirigentes, siempre miopes y torpes.

«Chabuca Granda prácticamente fue la que respaldó mi carrera. Cuando yo salgo de Trampolín a la fama me voy de viaje con ella a México y estuvimos en un gran teatro. Ese fue el punto de partida de mi carrera», cuenta.

En esos inicios Cecilia Barraza graba un tema memorable, de los que hasta ahora es imposible desligarla: Toro Mata.

En su estudio «Presencia africana en la cultura de la costa peruana», la meticulosa musicóloga Chalena Vásquez resalta la presencia de la cantante nacional: «Cecilia Barraza, conocida cantante criolla, graba la recopilación hecha por Caitro Soto de un tema tradicional de la zona de Cañete llamado Toro Mata».

Barraza confiesa tener predilección por los temas de Maguiña y Escajadillo. “Hay un vínculo sentimental con ellos, porque empecé en la música con sus canciones. Con un vals de Alicia Maguiña debuté en Trampolín a la fama, y en mi primer disco 45 grabé ‘Jamás impedirás’, de Escajadillo”.

Cecilia Barraza es una representante de la galería de artistas nacionales que pertenecen a la llamada Música criolla, patrimonio valioso de piezas musicales y culturales, que lamentablemente hasta hoy no obtiene la debida difusión de los medios, ya que existe un serio problema de identidad en nuestro contexto. Cecilia este año cumple tres décadas regalándonos simpatía, humor, y calidad. En estas líneas deja sueltos sus genios.

¿Cuáles son tus compositores preferidos?
C: Yo siempre canto mucho a Chabuca Granda, José Escajadillo, Alicia Maguiña, Augusto Polo Campos, son compositores que se adaptan muy bien a mi estilo. Me agrada también la música negra. Y en general toda la música de la costa peruana.

CECILIA BARRAZA EN LAS REDES SOCIALES

La difusión del trabajo de nuestros artistas es una tarea que no sólo debe ser asumida por los medios de comunicación, sino por todos los que puedan hacerlo, pues la comunicación es justamente interrelación, ida y vuelta. En ese sentido nos alegra que se haya realizado una página dedicada a Cecilia Barraza, «La pequeña grande del criollismo».

Se trata de la pagina oficial en facebook 

Hablar de Cecilia Barraza es sinónimo de alegría y fervor criollo, de esa alma feliz que ronda nuestra Lima, de una mujer que lleva sensibilizando con esmero nuestros corazones al ritmo de sus canciones.

La Palizada

Autor: Alejandro Ayarza «Karamanduca»
Versión cantada por Montes y Manrique
Somos los niños más conocidos

de esta noble y bella ciudad
somos los niños más engreidos
por nuestra propia sagacidad.
De las jaranas somos señores
que hacemos flores con el cajón
y si se ofrece tirar trompadas
también tenemos disposición.
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
yo no te la paso cholita
ni de raspadilla,
pásame la agüilla,

pásame la agüilla,
que se las educa
a la muchachada de Karamanduka.
Vengan copitas de licor fino
vengan copitas sin dilación,
venga ese rico cognac peruano
que vulgarmente llamamos ron.
Así pasamos horas contentos
con la guitarra, con el cajón
y así olvidemos los sufrimientos
con los vapores del rico ron.
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
que se las educa
a la muchachada de Karamanduka.
De las Chacritas todas las tardes
a Puerto Arturo, voy a parar,
a deleitarnos con el buen puro,
que don Silverio nos suele dar.
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
Pásame la agüilla,
que se las educa
a la muchachada de Karamanduka.
Para nosotros ya no hay trabajo
sino jaranas y deversión
y andamos siempre de arriba a abajo
cantando coplas por afición.
Nosotros somos «La Palizada»
más conocida de la ciudad
somos la gente más renombrada
por nuestra gracia y sagacidad.

 

Enviado por Walter Huambachano I.

Déjame que te cuente… Chabuca

Hay personas que vivirán eternamente a través de las obras que dejaron a su pueblo. Chabuca Granda es una de ellas ya que a pesar de haber pasado 20 años desde la fecha de su muerte, ella sigue viva en los corazones del pueblo peruano y en el mundo entero a través de sus composiciones que en gran número han sido grabadas por cantantes de gran trayectoria internacional y su canción más conocida «La Flor de la Canela» ha sido traducida a muchos idiomas.
Cuando empecé a escribir sobre mi país desde el extranjero, uno de mis primeros escritos se los dediqué a un personaje que para mí significaba mucho porque a través de sus canciones fui creciendo y cuando decidí vivir fuera del Perú, por medio de esas canciones mantenía vivo el amor por mi patria… «Déjame que te cuente… Chabuca» lo titulé en ese entonces y quise dirigirme a ella a su manera, con versos del alma, con versos que sonaran a melodía criolla, con versos que hablaran de amor por la tierra que a uno lo vio nacer. Fue así que dirigiéndome a ella me di cuenta que en lo sucesivo debía seguir incluyendo versos a mis escritos cada vez que fuera posible.
Chabuca Granda nos abandonó en cuerpo el 8 de marzo de 1983, pero su espíritu no nos abandonará jamás así pasen mil años. Ella no nació en Lima, sin embargo, quiso a Lima más que muchos y se identificó con la Lima de sus amores a través de sus composiciones. Con su vals «Lima de veras», le cantó a su Lima querida… «Así es la Lima que quiero / y esa es la Lima que lloro, / la ciudad de mil quimeras, / la del trapío que adoro, / la que dio la marinera, / la que sabe a resbalosa, / ¡a qué volverla modosa / si esa es la Lima de veras!».
Chabuca tenía un don especial para componer y crear versos, con gran facilidad podía darle vida a puentes como lo hizo con esa estupenda canción «Puente de los Suspiros», un lugar que ha sido y es refugio y testigo de muchas parejas de enamorados… «Puentecito dormido / y entre el murmullo de la querencia, / abrazado a recuerdos, / barrancos y escalinatas. / Puente de los Suspiros, / quiero que guardes, / en tu grato silencio, / mi confidencia».
Ella enalteció la figura de la mujer limeña y de chalanes a través de sus composiciones… «José Antonio, José Antonio / ¿Por qué me dejaste aquí? / Cuando te vuelva a encontrar / que sea Junio y garúe; / me acurrucaré a tu espalda / bajo tu poncho de lino / y en las cintas del sombrero / quiero ver los amancaes / que recoja para ti, / cuando a la grupa me lleves / de ese tu sueño logrado / de tu caballo de paso / ¡Aquél del paso peruano!».

 

“La Flor de la Canela” se ha convertido en una especie de segundo himno nacional para los peruanos. No existe peruano que viva en el extranjero y que no haya alguna vez derramado una lágrima o sentido el corazón latir con mayor rápidez al escucharla… «Jazmines en el pelo y rosas en la cara / airosa caminaba la flor de la canela / derramaba lisura y a su paso dejaba / aromas de mixtura que en el pecho llevaba. / Del puente a la alameda menudo pie la lleva / por la vereda que se estremece, al ritmo de su cadera / recogía la risa de la brisa del río / y al viento la lanzaba, del puente a la alameda». 

 Chabuca no sólo es una leyenda de la música criolla peruana sino que es parte de la historia del Perú. Chabuca adoraba a Lima, del mismo modo todo Lima también adoraba a Chabuca… ese fue un idilio eterno que duró toda su vida y trasciende aún después de su muerte. El compositor español Manuel Alejandro honró a Chabuca con una composición que interpretada por Raphael, dio la vuelta al mundo para homenajearla… «Déjame que te cante, Chabuca, limeña, con versos de tu alma, con sones de tu tierra… Déjame que te diga, Chabuca, limeña, que se quedó llorando la Flor de la Canela»… y no sólo dejó llorando a la Flor de la Canela, sino que dejó llorando a todo el Perú junto a las guitarras y los cajones que siempre la acompañaron. 

Déjame que te cuente Chabuca / déjame que te diga que fuiste y serás única / déjame que te muestre lo que sembraste / déjame que te llore en este instante.
Dario Mejia
Melbourne, Australia

MADRE

(VALS PERUANO)

Manuel Acosta Ojeda

Doña María Luisa Ojeda (QEPD) fue
la musa inspiradora del vals «Madre».
En la foto ella está al lado de su hijo,
el gran compositor Manuel Acosta Ojeda.

MADRE
Autor: Manuel Acosta Ojeda

Madre, cuando recojas con tu frente mi beso
todos los labios rojos, que en mi boca pecaron
huirán como sombras cuando se hace la luz.

Madre, esas arrugas se formaron pensando
¿Dónde estará mi hijo, por qué no llegará?
Y por más que las bese no las podré borrar.

Madre, tus manos tristes como aves moribundas
¡Déjame que las bese! Tanto, tanto han rezado,
por mis locos errores y mis vanas pasiones.

Y por último, Madre, deja que me arrodille,
y sobre tu regazo, coloque mi cabeza.
Y dime: ¡Hijo de mi alma!, para llorar contigo.

Enviado por Dario Mejia

Luciano Huambachano Temoche

Luciano Huambachano Temoche
Luciano Huambachano Temoche

Luciano Huambachano Temoche, compositor nacido el 29 de mayo de 1910 en Lima y, por lo tanto, de una generación posterior a la de Pinglo, es autor de un bello vals, «Barrio bajopontino»,entre otros muchos.

Debió representar mucho para los criollos María Eugenia Gallo. Donosa alegre, acaso un monumento al amor. César Enrique Ferreyros la cita tambien en su semblanza «Abajo el Puente», inserta en el opúsculo Barrios de mi cuidad que publicó en 1946.

 

Huambachano vivía en Malambo, rodeado de un vecindario mayoritariamente negro, mulato y zambo; pero él, tan jaranista como sus fraternales amigos, se sentía orgulloso de su raigambre chola, o , si queremos expresarlo de otra manera, de su linaje cupisnique. En la década de 1940 se mudó al Pasaje tercero Nº254 del cuarto Barrio Obrero, en el Puente del Ejército (Rímac).

Decía Augusto Ascuez (1892-1985) que en el grupo denominado «Los 12 pares de Francia» eran figuras destacadas tanto Luciano Huambachano como su hermano Enrique «que tocaba bandurria, piano y guitarra»; Malambo, actual avenida Francisco Pizarro, «era como una sola familia que se frecuentaba mucho para los santos y las jaranas» (Ascuez).

 

El futuro compositor criollo había sido educado en el Colegio de Adán Filomeno, un popularísimo maestro de escuela a quien don Mateo Huambachano y doña Hermelinda Temoche recomendaron al muchacho para que lo instruyese lo mejor posible y, si el caso requería, «lo metiese en vereda». Porque era un poco inquieto, travieso, amigo de la calle y de la bullanga. Pasó el tiempo y Luciano, un joven de 22 años en 1932, formó el dúo Huambachano-Pizarro.

Eran reconocidos como «Los gauchos peruanos»

por su compenetración con la música argentina. En «La lira limeña» Nº99 figura el tango «Bailarín», con letra de César Pizarro y música de Luciano Huambachano. Tocaba guitarra y piano.

Después de este periodo tanguero.del que ningún cantante o compositor criollo escapó, se definió su vocación artística.

 

LUCIANO HUAMBACHANO

Todos los años, en julio, los limeños criollos dan serenata a la Virgen del Carmen en su antiguo santuario de los Barrios Altos. Desde hace muchos años estaba a cargo de la organización de ese homenaje a la patrona de la canción criolla, uno de los devotos mas ciertos y fervorosos de la reina del Carmelo; Luciano Huambachano Temoche. Pero él que espera llegar a tan venturoso acontecimiento, murió un martes cinco de ese mes. Antes de condolerse por la desaparición de tan auténtica figura de la canción criolla, trovador, intérprete instrumental y compositor de fecunda trayectoria, rendimos homenaje a su señorío singular, a su elegancia y profunda manera de entender la amistad. Ha partido un virtuoso caballero, paladín de la fraternidad, que tanto se hizo querer y respetar por quienes tuvimos el privilegio de ser sus amigos.

 

SU CAMINO AL ARTE

Ya en 1924 el famoso dúo Huambachano-Pizarro, compuesto por Luciano Huambachano y César Pizarro, debutó en el desaparecido teatro «Royal» del jirón Cajamarca. Allí prácticamente se inicia la carrera artística del joven trovador que era eximio guitarrista. Ellos estuvieron en la inauguración de Radio Nacional , cuyo primer director fue don Antonio Garland, la primera locutora nuestra admirada doña Rosa Hernando y el pianista, nada menos que Carlos A. Saco. Desde aquellos años aurorales ¿cuántos conjuntos integró Luciano? Solo él podría habernos dado la respuesta.

Pero el impulso musical venía en la sangre porque habiendo nacido en 1910 en el corazón de Malambo, fueron sus progenitores don Mateo Huambachano, maestro y educador y su madre doña Hermelinda Temoche y Granados, ambos músicos de gran inspiración.

 

Por eso quien conoció a los Sancho Dávila y los Ascues y a lo más graneado de la canción rimense, sabía lo que decía, y quien instrumentaba piano y guitarra tan bien como Huambachano, era reconocido como maestro y autoridad en un ramo que se le desfigura por los consabidos idiotas, si se afirma fue de legitima y la mejor bohemia.

 

Como compositor deja canciones muy bellas y con un texto auténticamente limeño, citadino, flor de barrio, lo más conocido su valse: «Barrio bajopontino», que fue si se quiere una obra autobiográfica; «Chinita», «La Perricholi» y el último, tal vez «Malambo».

 

El legendario valse de César Miró y Filomeno Ormeño: «Se va la paloma», que desde hace tantos años invita a ir a las fiestas de la Virgen del Carmen, lo he sentido siempre muy ligado a mis afectos. El valse dice:-Vamos a la fiesta del Carmen. Y él que en la práctica todos los años convocaba a esa serenata clásica, don Luciano Huambachano, será siempre el más querido ausente. Más sabe la gente y lo enseña la liturgia que es la Señora Carmelitana la conductora de las buenas almas. Y ya en la compañía de su augusta y dulce patrona, señora de la música criolla, ha entrado al reino de Dios.

 

El alma de Los Kipus

El alma de Los Kipus
El alma de Los Kipus

Podrán cambiar las voces femeninas, pero las canciones de Los Kipus seguirán siendo las mismas mientras Paco Maceda pueda seguir dándole a la guitarra, instrumento que ha acompañado al músico norteño durante 42 años pródigos en alegrías, y también en frustraciones.

«Estoy tan decepcionado… pero no de mí país, sino de las autoridades». Paco Maceda se pone serio y sus manos detienen los arpegios en seco. Aún está fresco el cierre de lo que pretendió ser La Casa de Los Kipus, un local en la Av. Del Ejército que permitiría el lucimiento de ellos y de nuevos valores del criollismo, y eso sigue amargando su generalmente feliz existencia.
«Invertí 20 mil dólares y no pude recuperarlos porque nunca tuvimos regularidad. Se nos negó la licencia, los vecinos se quejaban, y los municipales nos ëvisitabaní todos los días», se queja.
Luego de liberar sus demonios, don Paco vuelve a acariciar la guitarra, y mientras conversa va arrancando un fondo musical que invita a la nostalgia, pero también a materializar ese conocido lema criollo según el cual al que toca y al que canta, se le seca la garganta.
«Eso sí que no, yo no tomo ni fumo óaclara de inmediatoó. Cuando le comuniqué a mis padres que quería ser guitarrista, les dije que sería como trabajo. Yo ensayaba de seis a ocho horas diarias y he impuesto un estilo a base de la investigación».
La referencia es directa a su adolescencia, cuando decidió descolgar la guitarra que se empolvaba en la sala de su casa piurana para ver qué se podía hacer con ella. Logró domarla al oído, pero quería más. Oyó hablar del manual ëAprenda a tocar guitarra en quince días», lo consiguió y no paró hasta hacer realidad en él el titulito ese. «El resto vino con estudios de piano. Aprendí a leer música y a descubrir el gusto por las blancas y negras… me refiero a las notas, eh. Cuidado que mi mujercita vaya a pensar mal».
Al lado de él está, precisamente, la señora Gladys. Riendo con sus ocurrencias, tal como lo hace desde hace 35 años, cuando conoció a don Paco como líder de Los Kipus y decidió acompañarlo en su trayectoria por los escenarios del Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia e incluso México. Bueno, acompañarlo es sólo un decir, pues ella prefería esperar en casa.
«Siempre me he quejado de mi mujer ósostiene don Paco con inusitada picardíaó. Al quedarse, ella me obligaba a bailar con mujeres que yo ni conocía… tremendo sacrificio el que uno hace, pero así es la vida del artista. Y fíjese, ahora sí me está acompañando, no me deja… a estas alturas de mi vida, ya para qué».

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La anécdota pone sabroso a don Paco, y con ganas de puntualizar algunas cosas. Dice que él empezó hacia 1955, cuando acompañó con su guitarra a Luis Abanto Morales en la grabación del emblemático valse ëNunca podrání, pero que recién su carrera se consolidó hacia 1959, como guitarrista de Irma y Oswaldo cuando éstos recorrían el país haciéndose llamar el dúo Penta.
Fue en medio de esas giras, en agosto de 1959, que a don Paco se le ocurre proponer a Genaro Ganoza (un guitarrista norteño como él y dueño de un hermoso falsete) buscar una primera voz femenina para conformar un trío. La elegida fue Carmen Montoro, y ëPor qué sigues llorandoí el primer valse que grabaron para Iempsa.
Lo curioso es que, por tener sus canciones un estilo muy cercano a los pasillos, mucha gente pensó que se trataba de un grupo ecuatoriano. La confusión se hizo mayor cuando, a principios del 60, llegó a Lima un caza talentos mexicano diciendo que había escuchado en Quito a un trío que bien podría gustar en el mercado azteca. Grande fue la sorpresa de los empresarios del espectáculo limeño, entre ellos los directivos de Iempsa, cuando el ilustre visitante dejó escuchar la grabación que había traído y empezó a sonar una canción de Los Kipus.
«Nosotros estábamos en Colombia órememora don Pacoó, pero se armó tal alboroto en Lima que nos trajeron de inmediato y apenas llegamos nos llevaron con guitarras y todo al Rosita Ríos, el mejor local criollo de entonces. No entendíamos nada hasta que nos dijeron que teníamos que grabar urgentemente ëRosa Tí y ëAnsiasí. En cierto modo eso fue bueno, porque esas dos canciones nos abrieron las puertas».
Y vaya que así fue. Durante toda la década del 60 y del 70, Los Kipus recorrieron el interior del Perú y los países vecinos como parte de una caravana promovida por el propio don Paco. «Apenas aprendí el negocio, decidí hacer empresa y organizaba dos o tres giras al año llevando a artistas como Julio Jaramillo, Los Arriagada, Los Embajadores Criollos y Tania Libertad, a los cuales sumábamos un folclorista de la zona», detalla.
Por entonces, las actuaciones se realizaban en teatros y auditorios de radio, y los viajes ósalvo a Iquitosó se desarrollaban por tierra durante casi un mes. En todos los lugares los recibían con expectativa, pues sus canciones habían conseguido identificación absoluta en el gusto popular. «Es que Los Kipus cantan lo que vive el pueblo… ¿quién no está enamorado o ha sufrido un desengaño?», enfatiza don Paco añorando las épocas en las que competía sanamente con otros grupos de calidad, como Los Romanceros, Los Embajadores Criollos, Los Cholos y Fiesta Criolla.

——

Tocan a la puerta y nuevamente las manos de don Paco descansan. Ingresa una jovencita que es todo sonrisas y doña Gladys se encarga de presentarla: «Ella es Elizabeth Panchano, la nueva cantante de Los Kipus». La muchacha saluda tímidamente y pide permiso para seguir acicalándose antes de la sesión de fotos. Yo aprovecho para preguntar por qué Los Kipus ha tenido tantas (casi 18) primeras voces.

«Un comité de la disquera evaluaba la pegada de las canciones, y cuando éstas bajaban me decía: ëPaco, se necesitan cambiosí. Era doloroso, pero por suerte muchas veces la salida de una cantante coincidió con sus aspiraciones de hacer carrera como solistas, y al final les iba bien».
En ese sentido, don Paco recuerda a todas con mucho cariño. «Los Kipus de ayer es lo mismo que Los Kipus de hoy», enfatiza, y pone como ejemplo el hecho que las miles de personas que los aclaman en los conos o en provincias no distingan que Pilar Valdivia fue la que impuso ëYo perdí el corazóní, o que Zoraida Villanueva provocara delirios con ëPerdisteí; y explica que si Eva Ayllón es la que tal vez esté más identificada con el grupo, es porque hoy ella sigue cantando los temas que alguna vez interpretó siendo parte del trío, como ëCariñitoí, ëNada soyí y ëHuye de míí, entre otras.
Nuevamente tocan a la puerta. Esta vez llega Víctor Meléndez (44) y es don Paco quien lo presenta como quien ocupa el lugar (momentáneamente) de don Genaro. De pronto hay dos guitarras sonando y Elizabeth también ya está lista. Las fotos empiezan y, a modo de ensayo, tocan ëTu alma y la míaí, un valse nuevo que demuestra la vigencia del sonido de Los Kipus, y que fue grabado en Miami durante su estancia en los EEUU.
«Mi familia y yo nos fuimos en el 92. Allá me junté con Genaro y con una voz femenina viajamos por casi todos los estados, incluso algunos que otros artistas no visitan. No se imagina cómo lloran los peruanos cuando tocamos ëMelgarí o ëMi lejaníaí, un valse que compuse para los que añoran su tierra».

——

Terminan de tocar y don Paco ha dejado ya de renegar con todo lo que le está sucediendo desde que decidió regresar al Perú, como si seguir dando vida a Los Kipus fuera una manera, también, de seguir respirando, e incluso de recuperar el optimismo (aunque ahora la televisión lo ignore, e incluso a veces lo dé por muerto). Es que la crisis económica y la indiferencia oficial podrán haberle cerrado la peña y estancado un negocio de duplicadora de discos compactos, pero aparentemente no podrá doblegar su afán de seguir haciendo lo que mejor sabe: ser el alma de Los Kipus.

Juan Alvarez

 

Alicia Maguiña Malaga

Alicia Maguiña Malaga
Alicia Maguiña Malaga

Distinguida cantautora que ha abarcado casi todos los géneros de música peruana. Investigadora acuciosa, alternó con grandes de la jarana criolla, como los hermanos Ascuez, Manuel Quintana y El Canario Negro. Recorrió todo el país, para nutrirse de huaynos, mulisas, huaylas, tonderos y marineras y luego producir obras como: «Viva el Perú y sereno», «Indio», «La apañadora», «Augusto dueño del santo» y «Soledad sola».

Alicia Maguiña escribió música y compuso canciones desde que tenía 13 años y vivía en Ica. Pero ese cuarto de siglo lo considera desde que grabó su primer long play: «La dueña del santo», que incluía su composiciones iniciales, esto es «Inocente Amor» (su primer valse); el popularísimo «Viva el Perú y Sereno»: «La Apañadora», tondero inspirado en las campesinas del algodón iqueño; el festejo «El Aguador» y dos huaynos «Serranata» y «Perla Andina», que recogió como inspiración con motivo de una excursión escolar realizada siendo niña en Huancayo.

La interprete comentó en una oportunidad: «Apenas tenía un año cuando mis padres: Alfredo Maguiña Suero y Alicia Málaga, me llevaron a Ica. Pasé en esa tierra inolvidable a la que considero mía, pues me siento iqueña, doce a trece años. Estudié primaria en el colegio Arbulú de esa localidad. Cuando mi padre fue designado vocal de la Corte Suprema de Justicia volvimos a Lima e ingresé a estudiar la secundaria en el colegio Santa Úrsula. Ya sabía tocar guitarra y había compuesto numerosas canciones».

«Estimo que a lo largo de toda mi carrera como compositora, los temas que han logrado mayor popularidad son: «Inocente Amor», «Viva el Perú», «Sereno» y «Indio», que se ha hecho conocido en todo el mundo; «Soledad Sola» y «Negra quiero ser».

Alicia no sólo se ha distinguido como exquisita intérprete sino también como ardiente defensora de los derechos de autores y compositores, y por su labor de difusión de nuestra música a través de los medios de comunicación.

El alma del Perú
Alicia Maguiña lanza al mercado su quinto disco compacto Tradición

Las enseñanzas de la vida perfuman sus composiciones. La esperanza del hombre persiste en Indio, el despertar del romance en Inocente amor, el vacío del ser en Soledad sola y la reivindicación de los valores en Viva el Perú y sereno.
Sus temas también cosechan las huellas de gente con ideales. José María Arguedas respira en Wiñaytam kausanki José María, las lecciones de la bailarina de marinera Bartola Sancho Dávila se reviven en Bartola, la energía de Valentina Barrionuevo de Arteaga se ilumina en Valentina y la pasión del obrero Augusto Azcues nos alimenta en Augusto duelo del santo.
Los mejores frutos de la vida son recogidos en cada tema suyo. Junto a la letra y melodía brilla su mensaje. De Alicia Maguiña hemos aprendido que cantar es un acto de fe. Y gracias a ello nuestro país conserva sus tradiciones.
Desde que a los ocho años descubrió su vocación por el arte, cada amanecer enfrentó nuevos retos. Al principio cantó a escondidas de sus padres. Después, a los 13 años, se presentó de manera anónima en radio Mundial, donde ganó un concurso. Posteriormente creó en secreto su primer vals Inocente amor.
Aunque su familia no aprobó su decisión artística, Alicia Maguiña debutó en el Grill Bolívar. Así inició un camino de días difíciles y sublimes.
Es dueña de un estilo propio para interpretar y componer. También rescató la marinera limeña de las manos del olvido y lo esencial de nuestro folclor. Grabó cuatro discos compactos y 22 larga duración.
Esta noche, a las 20.00 horas, presentará su quinto disco compacto: Tradición, apoyado por Telefónica, lo que representa el reconocimiento a sus 46 años dedicados a la creación y preservación de la música peruana. El álbum reúne 16 temas tradicionales y valiosos de su amplio repertorio.
Continúa entregándose con naturalidad a la soledad, el silencio y la meditación. Aprecia a los amigos y recuerda a sus seres queridos. Disfruta con la lectura y escribe su autobiografía. Comparte con sus radioescuchas los tesoros musicales a través del programa La hora de Alicia Maguiña, que emite Radio Nacional.

Por todo ello, no se equivocó César Miró cuando la calificó como
“una perseverancia única”. Porque sólo ella supo dominar, a su modo, las desilusiones y frustraciones. Porque nunca dejó de amar la esencia de nuestra cultura. Y porque aportó de manera permanente a redescubrir el alma peruana. (Jesús Raymundo)

(*) Fuente: El Peruano, Jueves 26 Septiembre, 2002