LA LIMA DE MIS AMORES

«Que viva Lima, viva mi patria ./. hermosa tierra de promisión ./. ciudad adornada de tauromaquia, ./. de vivanderas y serenatas, ./. que hermosa es Lima tu tradición»… «Lima Criolla», vals con el que Manuel Raygada le brindó su homenaje a la ciudad de Lima.
La ciudad de Lima, la famosa «Ciudad de los Reyes» o «Ciudad Jardín», como también se le conoció en un pasado no muy lejano, está en su mes de aniversario. Dondequiera que haya estado siempre me ha gustado resaltar lo bueno que tiene mi Lima, y digo que es mía porque hasta donde yo sé, todavía no la he vendido ni está en mi mente hacerlo.
«Oh Lima de encanto y primor ./. balcón florido asomado al mar ./. ciudad con ritmo de canción ./. y gracia de tapada colonial. ./. Gallarda capital del sur ./. colmada de progreso y de tradición, ./. Oh, Lima el embrujo hechizante ./. de locos imperios tienes la pasión ./. la magia en terreno incario ./. del gran virreinato la gran altivez»… versos con los que Jorge Huirse y Enrique Portugal nos hacen bailar al ritmo de polca con la canción «Lima».

Lima es una ciudad que se hace querer con su música, su comida y el cariño de su gente… es por eso que Lima es y será una ciudad que difícilmente alguien pueda olvidar. Para muchos el amor por Lima es un idilio eterno que durará toda la vida y que aún después de muerto seguirá trascendiendo.

La Lima que Ricardo Palma inmortalizara en sus famosas tradiciones, la Lima que batalló contra el invasor, la Lima que Chabuca Granda adoraba y con quien se identificó a través de sus composiciones, la Lima del Señor de los Milagros, la Lima de Santa Rosa y San Martín de Porres, esa Lima atravesada por el río Rímac es la que uno ama y lleva en su corazón.

«Así es la Lima que quiero ./. y esa es la Lima que lloro, ./. la ciudad de mil quimeras, ./. la del trapío que adoro, ./. la que dio la marinera, ./. la que sabe a resbalosa, ./. ¡a qué volverla modosa ./. si esa es la Lima de veras!»… estrofa del vals «Lima de veras» de nuestra grandiosa Chabuca Granda.
La Lima de Augusto Polo Campos donde cada Domingo a las 12 después de la misa muchas parejas todavía se reúnen en las plazas y parques a pasear y a cantarse su amor al compás de algún vals ya sea del Zambo Cavero o de nuestra grandiosa Eva Ayllón… esa Lima donde Oscar Avilés hace llorar a la guitarra con sus acordes incomparables.
La Lima de las tapadas y de la Perricholi… esa Lima de mujeres hermosas, inteligentes e ingeniosas que tienen una gracia y salero sin igual que lo demuestran en su andar y al sonreír.
«Limeña que tienes alma de tradición, ./. repican las castañuelas de tu tacón ./. pasito a paso vas caminando, ./. por la vereda que va entonando, ./. como si fuera un bordón ./. compases de marinera con tu tacón. ./. Boquita de caramelo cutiz de seda ./. magnolia que se ha escapado de la alameda ./. en tu sonrisa hay un pañuelo ./. que enamorado llega hasta el cielo./. perfumado de Jazmín, ./. para bailar marinera con San Martín»… un justo homenaje y reconocimiento a la belleza, gracia y encanto de la mujer «Limeña» en este hermoso vals de Augusto Polo Campos.

La Lima con su corrida de toros, sus turrones, sus anticuchos y picarones… la Lima de los tamales, la revolución caliente y tradiciones muchas de ellas olvidadas, esa es la Lima que abarrota estadios cuando juegan Alianza Lima con Universitario de Deportes.

La Lima que la UNESCO catalogara como Patrimonio Cultural de la Humanidad, con sus balcones virreinales, el Palacio Torre Tagle, los Conventos de San Francisco, Santo Domingo, de los Descalzos y San Agustín, el Paseo de Aguas, la Alameda de los Descalzos y el Puente de los Suspiros.

«¡Oh! Lima, tan hermosa, ./. te brindo esta canción ./ de alegre melodía, ./. vibrante de emoción, ./. pues siempre tu fragancia ./. se impregna en nuestras almas, ./. y aunque de tí me aleje ./. se queda el corazón»…. del vals «Lima, Ciudad Jardín» de Willy Hartmann Eguren.
La Lima con sus construcciones modernas como el Jockey Plaza o Larco Mar; globalizada con McDonald’s, KFC, Ripley, Santa Isabel y culturizada con el Gran Parque de Lima.

Esa es la Lima antigua y moderna que aunque pasen los años uno siempre lleva muy dentro del corazón y a la que nunca dejará de cantarle ni de resaltarla por más lejos que uno se encuentre.

«Lima de mis amores, aquí tienes tu canto ./. en la voz de un limeño que te ama de verdad, ./. que conoce con Palma tus bellas tradiciones ./. y recuerda con Gálvez la Lima que se va»… estrofa de «Lima de mis amores», composición con la que Lorenzo Humberto Sotomayor expresa su amor por Lima.

Dario Mejia
Melbourne, Australia

 

Coraje y honor de los suburbios

por:Jorge Salazar

Una historia que al parecer no tiene que ver con el cruce de las espadas frente a los padrinos. La plebeya chaveta enfrenta a dos bravos de los bajos fondos limeños

Uno, romántico de viejo cuño, quisiera recoger una historia de espadas o, a última hora, preparar la crónica a partir de una historia de puñales, instrumentos que, según señalaba Borges, eran algo más que una estructura de metales. Los hombres, decía el argentino inmenso, pensaron y formaron el puñal para un fin muy preciso: el de derramar brusca sangre. El puñal en la historia humana ha tenido usos muy específicos: consumar traiciones (allí está Julio César), lucir coraje o limpiar la honra. Pero todo eso por allá, lejos de nuestros predios. Entre nosotros, el arma usada para jugarse el valor y el honor ha sido si se quiere más oscura, hondamente más modesta; ese tipo de historias se han escrito con chaveta.

LA FIESTA DEL ACERO

Los poetas y los juglares de todas las épocas han tenido siempre la convicción de que las peleas y duelos donde relumbra el acero puede ser una fiesta. Homero, las sagas vikingas, Quevedo y Víctor Hugo, entre otros, han cantado con júbilo las pendencias con armas cortantes; por allí, por el lado de la canción y el poema no nos hemos quedado atrás, como lo demuestra Duelo de caballeros, título que Ciro Alegría otorgara a esa danza de muerte llevada a cabo en escenario bajopontino por una pareja de guapos de barrio.

Ese choque de «faites», como denominará el vulgo a la mortal pelea, tendría su primer corolario artístico con la aparición, en 1915-el mismo año del duelo – del vals «Sangre criolla», una melodía que, con guitarra, cajón y castañuelas, cantaría los pormenores de ese encuentro a chaveta.

Luego, 20 años después, Ciro Alegría se encontrará con el vencedor, Carita, en la Penitenciaría de Lima. Allí, el escritor y el bandido harán una fecunda amistad. De ese encuentro nacerá Duelo de caballeros, el celebrado relato que se publicará por primera vez en la Cuba de 1955.

EL POLVORÍN DE EUROPA

Mientras, el Perú de José Pardo vivía días de saneado y próspero balance fiscal a causa de las grandes exportaciones de caucho a una Europa convertida en polvorín en razón de la Guerra Mundial, conflicto que, dicho sea de paso, brindaba a los medios de información un suculento material para la especulación y la discusión entre la asombrada lectoría nacional. Los periódicos volaban. Nuevas palabras y términos surgidos del infierno bélico se incorporaban al vocabulario cotidiano: aviones artillados, tanques, lanzallamas. Pero lo que constituía el gran «gancho» noticioso eran los gases tóxicos, demoniaca aparición germana que cubría con mantos de muerte las trincheras aliadas. Pero, llegada la hora, ninguna noticia venida del exterior superará el despliegue periodístico que desatará el duelo entre Carita y Tirifilo.

EL ODIADO TIRIFILO

Gastador de escarpines y vistoso sombrero panameño, Cipriano Moreno era mejor conocido en el Rímac como Tirifilo. Zambo alto, fornido y de saltones ojos, era, a decir de algunos, muy «respetado» por esos fueros. Aquello de respetado era una forma de manifestar que se le temía y odiaba porque, a apesar de ser ladrón, había sido reclutado como confidente, soplón, de la Policía. Era sabido que su violentismo fue utilizado haciéndole ejercer el rol de torturador y verdugo durante el primer gobierno de Leguía. Esos servicios, que lo hacían inmune ante la ley, permitían a Tirifilo cobrar cupos a otros delincuentes, y era vox pópuli que había despachado al otro mundo a varios hampones que chocaron con él. Con esos antecedentes, Tirifilo no pudo imaginar que un esmirriado don nadie, como calificaba a Carita, hubiese podido pisarle el poncho. Nunca.

«CARITA DEL CIELO»

Ladrón de poca monta, Emilio Willman era el hijo de una lavandera negra y un vaporino yanqui, quien luego de preñar a la mujer se embarcó a buscar nuevos amores, y dejó como huella de su estadía peruana a un niño de rasgos finos y ojos claros que las vecinas del callejón materno llamarían desde muy pequeño Carita del Cielo. Luego, ya crecido, el mote se reduciría a una palabra sola: Carita. Por lo buenmozo, fino y apuesto, contaban las emocionadas zambitas de Bajo el Puente. La aspiración mayor de Carita, que se sostenía con el juego y algunas raterías, se había cumplido: gozar del favor de las mujeres. Y es que a su pinta sumaba otras dotes: modales de señorito, buena labia, elegante y bailarín. Era feliz.

LA CAUSA

Veinte años después de los hechos, un Carita ya mayor contará a Ciro Alegría que él fue motivado por unos insultos que Tirifilo profirió contra su madre en una discusión callejera. Sin embargo, testigos de la época sostendrán que, más allá del odio que despertaba la condición de agente de policía de Tirifilo, la razón de la reyerta se encontraba en un incidente habido entre ambos en un burdel. La manzana de la discordia, Teresa, La Pantera, había preferido la compañía de Carita a la de su rival. Otras voces hablarán de una pública recriminación de Carita debido a que Tirifilo lo había «soplado» ante la Policía luego de un robo en el centro de Lima. De esa acusación se servirá Tirifilo para retarlo. Pero el confidente policial, dirán en el barrio, no quería matarlo, solamente desfigurar el envidiado rostro con ojos claros.

EL ESCENARIO

Todos los presentes estaban convencidos, mientras contemplaban cómo la chaveta buscaba el rostro de Carita, que Tirifilo sería el vencedor en el momento que se lo propusiera con firmeza. Su rival, novato en estas lides, acometía con más furia que técnica sobre el cuerpo del enemigo, que se burlaba de sus inútiles esfuerzos.

El primer cuarto de hora de pelea sirvió para que Tirifilo «marcase» el rostro de su rival, que sangraba profusamente. Dirán que ya estaba escrito. Tirifilo, que únicamente había recibido un chavetazo en el brazo izquierdo, por hacer una burlona finta torera, dará un traspié y allí acabará el juego del gato con el ratón. Veloz como una luz, Carita introducirá toda la hoja de su arma en los pulmones de Tirifilo, que, vomitando sangre por la boca, se desplomará para expirar sobre el mugriento suelo. Frente al cuadro, padrinos y ayayeros huirán en todas las direcciones, mientras el malherido Carita se arrastrará por las calles hasta encontrar una farmacia para ser atendido. Mientras ello ocurría, uno de los testigos, recordando la condición policiaca del muerto, acudirá a denunciar el hecho ante las autoridades. Dos horas después Carita será apresado, pero, vista su gravedad, fue internado en un hospital. A partir de allí, el tiempo se encargará de diseñar el perfil de un héroe popular, mientras el mundo del criollismo, desde el Rímac a La Victoria, pasando por los Barrios Altos, prestará sus letras y su música para homenajear y rendir culto al coraje de Carita.

PROCESIÓN DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Procesión del Señor de los Milagros
Procesión del Señor de los Milagros

La procesión del Señor de los Milagros, Cristo de Pachacamilla o Cristo Moreno, recorre las calles limeñas todos los años en el mes de Octubre desde 1687, trayendo consigo bendiciones de unión, esperanza, fervor católico y tradición. En el mes de Octubre la imagen del Cristo crucificado mueve a millones de fieles en procesión. Los fervientes devotos vestidos de morado tratando de emular a las hermanas nazarenas, llevando detentes como símbolo de adhesión y devoción al Señor.

Cuenta la historia que a mediados del siglo XVII un humilde mulato pintó al Cristo crucificado en un paño de muro, dentro del muladar de Pachamilla, una zona donde los negros angolanos se agruparon viviendo en una pobreza absoluta.El 13 de Noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde se produjo un terrible terremoto en Lima y El Callao, derrumbando Iglesias, sepultando mansiones dejando miles de muertos y daminificados. Todas las paredes de la cofradía se vinieron abajo, excepto el débil muro de adobe en el cual se encontraba pintada la imagen de Jesús. La imagen quedó intacta, sin ningún resquebrajamiento.

La imagen atrajo gran cantidad de adoradores, que con sus cánticos y bailes semipaganos escandalizaban a las autoridades políticas y religiosas, el Virrey ordenó la destrucción de la imagen. Al subir un pintor la escalera para borrarla, empezó a sentir temblores y escalofríos, teniendo que ser atendido de inmediato para proseguir con su labor. Luego intentó nuevamente subir pero fue tanta la impresión causada que bajó raudamente y se alejó asustado del lugar sin culminar con la tarea encomendada.

Un segundo hombre, un soldado de Balcázar, de ánimo más templado, subió pero bajó rápidamente, explicando luego que cuando estuvo frente a la imagen vió que se ponía más bella y que la corona se tornaba verde; por esa razón no cumplió la orden dada. Ante la insistencia de las autoridades por desaparecer la imagen, la gente manifestó su disgusto y comenzó a protestar con airadas voces y actitudes amenazantes que obligaron a retirarse a la comitiva. La orden fué revocada y se acordó que en ese lugar se rindiera veneración a la poderosa imagen.

El 20 de Octubre de 1687 un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla que se habia levantado en honor a la imagen de Cristo. Quedando solo en pie la pared de adobe con la imagen del Cristo Crucificado. De esta forma fue admitido por la Iglesia y se consagró su culto.

Una copia al oleo de la imagen fue confeccionada y fué llevada en procesión por las calles de Lima implorando al Cristo Crucificado para que apaciguara la ira de la naturaleza. Desde aquel entonces se estableció que en los dias 18 y 19 del mes de Octubre tendria lugar la procesión del Señor de los Milagros.

Las procesiones que parten del Convento de Las Nazarenas se desplazan por diversos lugares, durando varios días, hasta retornar a su punto de partida, no tienen igual en ninguna parte de América.

EL HÁBITO
A la difusión del culto contribuyó el esfuerzo de Antonio Lucía del Espíritu Santo, sierva de Dios. Ella vestía de morado, con un cordón blanco. Fundó el Beatario de Las Nazarenas y la congregación vistió como ella. Se dedicaron, entre otras labores, a cuidar la imagen de Pachacamilla. Así, poco a poco, se fue asociando el traje morado al Señor de los Milagros. Desde entonces hasta hoy, los fieles hacen peticiones al Cristo Morado y le prometen, a cambio, vestir de morado por un año o hasta por toda la vida el hábito.

EL TURRÓN
Según cuenta la tradición que su inventora fue una morena, llamada Josefa Marmanillo, una esclava del valle de Cañete. Doña «Pepa» fue liberado porque adolecía de parálisis y prometió al Señor de los Milagros seguir la procesión si la aliviaba de su mal. Durante el primer día de la procesión recuperó milagrosamente el uso de sus brazos y manos. Y esa misma noche, Doña «Pepa» soñó la receta del turrón. Al día siguiente lo preparó y lo repartió entre los pobres de Las Nazarenas. Desde entonces todos los meses de octubre este dulce invade con su aroma toda la ciudad.

LOS CARNAVALES EN LIMA

Lima celebraba carnavales desde tiempos muy remotos. Desde los turbulentos años veinte, ya había pomposos bailes de disfraces, y carros alegóricos en las calles, ocupados por reinas de belleza.

En las casas de familia practicabanse el juego de agua o los ataques con pintura de colores, batallas de flores, agua y papel picado. Se usaban los chisguetes de éter, los que más tarde serían prohibidos, serpentina, y antifaces. Pero esto contrastaba con los juegos más populares y hasta lumpenescos de los barrios de «abajo el puente» de la Lima de entonces. Los alcaldes prohibían los juegos con agua y permitían sólo el carnaval seco, para tratar de evitar que los más aventados se den el placer y la osadía de bañar a una encopetada dama o un almidonado señorito delante de todo el mundo. Esto originaba airadas crónicas entre los vecinos más eruditos de la ciudad, quienes pedían un poco más de cordura en el carnaval.

Los desmanes del carnaval de los años 30 habían recrudecido con el advenimiento de la matachola, con la cual se aporrazeaba a la víctima sin piedad. Por eso las autoridades recomendaban celebrar el carnaval «sin originar molestias a los vecinos». También se celebraba la llegada del Ño Carnavalón, costumbre que ya se ha perdido en Lima. A su paso recrudecía el juego de agua, barro, aguas negras, betún para zapatos y hasta piedras. En tiempos de Manuel Prado, se declaró prohibido el juego del carnaval en las calles e inclusive se declaró días laborables al lunes y martes después del domingo de carnaval. Esto, sin embargo, no fue sorpresa para los limeños quienes ya habían sido advertidos por las autoridades muchas veces.

Luego de varias décadas, se continuaba celebrando con carnaval seco y fiestas de disfraces. Los carnavales retomaban su lujo y esplendor, y en la fecha central, Lima se precipitaba a ver el desfile de selectas damitas que desfilaban en el corso mientras la gente les echaba pétalos de flores al pasar. «Nadie se atrevía a echar un balde de agua».

Pero los tiempos fueron cambiando y Lima sobrevivía al caos de dictaduras, recesiones e incipiente libertad política. En este marco social, tanto la aristrocacia limeña, como los callejones «de un sólo caño», encontraron el escenario perfecto para volver a imponer, a lo disimulado, la costumbre del juego de agua en las calles.

Hasta el año de 1958, en que la violencia del carnaval tuvo su máxima expresión y acabó en tragedia. Los servicios se detuvieron, nadie quería salir por miedo a las turbas callejeras, que atacaban a los transeúntes con matacholas, piedras o palos. La respuesta del Gobierno no se hizo esperar. El entonces presidente, Manuel Prado, con Decreto Supremo N. 348, ordenó se suprima todo juego de carnaval en todo el territorio de la república a partir del año 1959

JIRONEAR

Libro: CHARLAS DE CAFÉ
Autor: Vicente González Montolivo
 
Jironear es un verbo de conjugación exclusivamente limeña. Sólo los limeños salíamos a jironear, aunque en los últimos años esto ha sido poco menos que imposible. Jironear era pasearse por el jirón de la Unión. Salir de compras al Centro, aunque no se tuviera con qué ni se comprase nada, constituía toda una fiesta cuyo clímax se alcanzaba de 7 a 9 de la noche en el «Jirón por excelencia». El único que adornaban con iluminación de colores para Navidad y Fiestas Patrias. Nadie entraba al «Jirón» si no estaba bien vestido y con sombrero. Era el paseo reglamentario para estrenar chuzos.
Bautizado como Jirón Unión, en homenaje a la conocida provincia de Arequipa, el uso y los años le han agregado el distintivo nobiliario (y muy arequipeño por cierto) del «de la» y ahora es el Jirón de la Unión, tal vez porque en él se unen o confluyen todos los jirones transversaleso, más bien, porque de él parten esos jirones. La calle más alegre de nuestra Lima Cuadrada y de la depositaria de su Flor y Nata.
Las chicas «en edad de emrecer» si no salían al Centro se quedaban a vestir santos. Y las madres consentían en estos paseitos por aquello de: «hay que exhibir la mercadería para que no se quede».
Las niñas armaban sus paquetitos en casa para simular que iban de tiendas y, aparentando mirar vitrinas recibían los piropos de todos aquellos que pululaban por allí. Contertulios permanentes del Jirón, se apostaban en los dinteles de las confiterías como la Fuente de Soda Castillo, o en las puertas de antiguas casas comerciales, famosas por la calidad de sus productos.
Era el Jirón una cale con vida propia y fulgurante. Allí funcionaba el Ministerio de Hacienda y junto a él, rodeando al monumento a don Ramón Castilla, se desparramaba la «Pampa del Hambre», con sus mesitas en la calle para que pudiesen tomar asiento y hasta café la legión de «indefinidos»: militares en retiro y empleados jubilados, a la espera del pago: pensión provisional o sueldos devengados. Cuando cobraban algo pasaban de la «Pampa al café Leons, que estaban al fondo, para comer más formalmente.
Al frente, la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced para los ruegos y arrepentimientos y más abajo, hacia la esquina de Baquijano, el Palais Concert, confitería de lujo, y reunión de intelectuales, que daban lustre al periodismo; y mentidero político del primer orden.
Por el «Jirón» se dirigían a Palacio los Embajadores con su disfraz de gala y en calezapara presentar sus credenciales. Por allí se hacían los «Desfiles» militares y el del Corso de carnaval. Hasta el Presidente cuando era «macho», salía a jironear. Ahora salen en el carro blindado y a toda viada. Salir del jirón era innecesario porque hasta se contaba con el más simpatico o íntimo de los teatros, el Campoamor, con sus largas temporadas a cargo de la Compañía de Emestina Zamorano y el Cholo Carlos Rebolledo. Cuando uno no estaba pije, prefería caminar por los jirones laterales, le daba vergüenza entrar al jirón.
Ahora es al revés: entrar al jirón es una vergüenza.Para algunos sociólogos el de ahora es el verdadero Jirón de la Unión: la unión de vivanderas, vendedores ambulantes, descachalandrados y maleantes. Hemos vuelto a los albores de la República, en que os bandoleros se aventuraban hasta la Plaza de Armas o se parapetaban en la Plaza de la Merced. Allí han sentado sus reales suerteros y picaroneras. Dicen que así es una síntesis del Perú.
Antes pasear por las noches era una obligación. Se cumplía el viejo precepto higiénico: después de almorzar, reposar y después de comer, pasear. Además era un pretexto para que las pollonas de entonces salieran en grupo a tomar aire y a encontrarse con su «peor es nada». Para el efecto los mocosos servíamos de «correo sin estampila» y a veces nos caía un propinón de a peseta o de cincuentón. Ahora las parejitas tienen que amartelarse por los rincones de los by-pass, pegadas a las paredes coco lapas. Ya no pueden pasear porque los jardines tienen rejas, en los parques solitarios los asaltan y como «atracos son atracos», el jovencito puede perder la vocación matrimonial de por vida. Lo más seguro es la calle. Ya no se trata del amor libre, sino del amor al aire libre.
Ya no hay «Jirón», ni parques, ni paseos. El de «Aguas» está definitivamente seco, el de los Descalzos, sin estatuas ni banquitas y el de las Flores, junto al Estadio, huele a choncholí.
Jironear fue un neologismo hermoso que tuvo vigencia, elegancia y esplendor, pero que murió antes de llegar al diccionario. 
 
 
Cecilia Nuñez

Jarana para Llorar Riendo

Marinera de Lima.
Alicia Maguiña

De la pena yo me rio
la vida me ha condenado
de dia rio despierta
de noche rio dormida
De la pena yo me rio

Risa me da el desprecio
risa el olvido
risa me da el amor
ay que he tenido

Risa el olvido madre
cierto muy cierto
de risa, andar andar
casi me he muerto

Mi llanto, andar andar
llanto que es risa

Es mi risa, en medio de su dulzor
tan amarga que no siento su sabor ( Bis)
Yno se llorar solo reir, reir llorar
llorar reir, todo es igual, reir llorar
Para mi lo mismo da.
Riendo riendo riendo paso la vida
riendo
De dia rio despierta
de noche rio dormida, de dia rio despierta ,
de noche rio dormida ( bis)

Rio de noche y de dia

Aporte de Mercedes Mendoza

HABLEMOS DE LIMA

por::José Mendoza

Corrientemente se ha considerado que el nombre de Lima fue corrupción española del nombre quechua de su Río: Rímac. Esta voz indígena, ya fundada la ciudad y en virtud de la ley del menor esfuerzo, con el correr de los años, se habría suavizado, trocándose la ere inicial en ele y suprimiendo luego el uso de la letra final, un tanto ruda.

Los conquistadores y sus descendientes, -según la teoría-, acabaron con el tiempo pronunciando Lima en vez de Rímac, tras transferir la denominación a la capital que había surgido con el orgulloso nombre de Los reyes. La tesis parecía aceptable, pero cierta vez no dejó de llamarnos la atención el hecho de que un culto conquistador, Alonso Enríquez de Guzmán, hablara en 1535 «del pueblo de Lima»; y en más de una oportunidad. Con toda evidencia, siendo su crónica una obra tan fresca, no había mediado suficiente tiempo -deducíamos nosotros-, para que se deformara en labios cristianos, y de tal manera radical, una palabra indígena breve y sencilla. Las dudas aumentaron cuando nos fijamos en que su obra estaba escrita a modo de diario de viaje, o sea con tendencia al detalle. Aseveración, ésta, cuya importancia se acrecienta, -insistimos-, al recordar que don Alonso llegó a esta ciudad en septiembre de 1535, apenas unos pocos meses después de fundada la Ciudad de Los reyes: testimonio entonces de primer orden. Aun más, dado el espíritu curioso e inquieto del autor, con toda seguridad trató al cacique del lugar.

Nuestra vacilación fue peor, por último, al leer el título que él mismo dio a uno de sus capítulos: «Cómo partí de esta ciudad de Lima, en lengua de indios y de cristianos de los Reyes». Así pues, -según él-, los indios llamaban Lima a este sitio y no Rímac ni Rima. Hombre perspicaz, ese aventurero deudo de los reyes de España y Portugal, a su paso por estos lares dejó una descripción de lo que era en aquel momento la surgente capital; la cual aunque brevísima es la primera que se posee, sobre la urbe que años después y por mucho tiempo, habría de ser la señora del continente: «Los cristianos como digo aquí, tienen hechas las casas tierra, hechas de adobes pintados y cobertizados como en Castilla, y buenas huertas dentro de ellas».

En cuanto a la residencia del Gobernador Francisco Pizarro, contó que eran «grandes casas y palacios nuevamente hechos»; mezcla seguramente del solar extremeño y del palacete nativo. No está demás acotar que la ciudad por nueva, tenía ya un carácter peculiar: techos planos por ausencia de lluvias; cobertizos contra el Sol; profusión de adobes. Esteras y hamacas debían abundar. Aquellas casas y palacios «nuevamente hechos», revelan por otra parte, que desde un principio los conquistadores se hicieron sus propias mansiones. Actuaron pues, diferentemente de cómo lo habían hecho en otras comarcas del país, como en Cuzco, Cajamarca o Jauja, donde al inicio se contentaron con los palacios de los vencidos. Por otra parte, al lado de la nueva urbe, un pueblo de indios continuaba existiendo; el antiguo de Lima, modestísimo caserío de quincha, en torno a la residencia del curaca. Asiento aquel de un obscuro régulo que nada era al lado de los altivos caciques de Maranga, Surco y Carabayllo, opulentos señores de lo más y mejor del valle. Lugarejo al fin, el de Lima, tan discreto que en él no reparó Hernando de Pizarro ni su Veedor Miguel de Estete, durante la primera travesía hispánica por el valle del Rímac allá por enero de 1533.

Pero retornemos al nombre de nuestra capital. Lo antedicho por Enríquez de Guzmán se conjugaba con cuanto afirmó Bernabé Cobo en su «Fundación de Lima». Este asegura, claro que tardíamente, pero con más erudición que retraso, que a la Ciudad de los reyes «se llamaba también Lima, nombre que se le pegó del sitio y pueblo de indios en que se asentó, el cual es al presente mucho más común y usado que el primero». Cobo observó ya la variación del quechua en esta zona y dijo «no sólo nosotros -al quechua-, lo pronunciamos diferentemente que ellos, más también entre ellos mismos hay diferencia». Y menciona el jesuita, además de Lima, el caso de Lunahuaná, corrupción yunga Runahuanac. Agregaríamos nosotros Lurigancho de Hurinhuanchos, Limatambo de Rimactampu, Linche hoy Lince y Lurín de Huarín. Era la ele la letra favorita del quecha de esta faja marítima y en general del usado en gran parte del norte. Así mismo,conviene recalcar que otro sabio sacerdote, Martín de Morúa, a fines del XVI anota diferencias entre el río Rímac y el paraje o valle de Lima.

Por último, resta el testimonio reciente de Aurelio Miró Quesada quien en su «Costa, Sierra y Montaña», transcribiendo un documento de la conquista, saca a relucir que «el asiento del cacique de Lima» fue el que más agradó a quienes Francisco Pizarro encomendó la búsqueda de un sitio para fundar la nueva ciudad. También queda el acta misma de la fundación, fechada el 18 de enero de 1535, «en el dicho pueblo de Lima». Así pues, esa fundación en el pueblecito yunga de Lima y aunque entonces se recalcó solemnemente que se manda llamar «desde ahora para siempre jamás la ciudad de los reyes», a la postre primó el nombre nativo que a la vuelta de dos generaciones tomaron los nacidos en este suelo, ya fuesen indios, mestizos, españoles o negros. Por último, quizás la más valiosa de todas las pruebas. El dato de un cronista indio: Santa Cruz Pachacuti Yamqui. Este nos dice que al norte de Pachacámac, estaban los «pueblezuelos» de los «Limacyungas», que fueron conquistados por Pachacútec al retorno de su campaña contra los Chancas en Ancash.

Lima

UBICACION, EXTENSION Y POBLACION

El departamento de Lima se encuentra ubicado en la zona central occidental del país. Por un lado lo bañan las aguas del Océano Pacífico y por el otro se encuentran Los Andes de la Sierra.

Tiene una extensión de 33 mil 820 kilómetros cuadrados y su población supera los 7 millones de habitantes, casi un tercio de todos los habitantes del Perú.

Su capital es la ciudad de Lima, una de las más importantes de Sudamérica y declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad. Tiene un clima suave y fresco durante todo el año, debido a su proximidad a las playas y ausencia de lluvias.

 


BREVE RESEÑA HISTORICA
 
La Ciudad de Lima, más conocida como «La Ciudad de los Reyes» fue fundada el 18 de enero de 1535, a orillas del río Rímac, por el conquistador Francisco Pizarro, debido a las magníficas condiciones estratégicas y geográficas. La palabra Lima, proviene de Rímac – vocablo quechua, idioma oficial en el imperio incaico, que significa «hablador»-.

Durante el virreynato, entre los siglos XVI y XVII, se convirtió en la ciudad más importante y poderosa de esta parte del continente, siendo centro de todas las actividades comerciales y culturales.

El 28 de julio de 1821, tras la decadencia del virreynato, y luego de una serie de movimientos políticos y de emancipación, el general José de San Martín proclama en la localidad de Huaura, la independencia del Perú y se inicia desde entonces la etapa republicana.

 

 

Iglesias y Conventos de San Francisco, Santo Domingo, La Merced, Las Nazarenas, San Pedro, San Agustín, Los Descalzos, San Marcelo y Santa Rosa, muchos de los cuales tienen más de 300 años de antigüedad y albergan en su interior restos de santos limeños, hermosas esculturas, tallados y obras pictóricas de incalculable valor.

Museos y Casonas como Torre Tagle, Casa de Pilatos, Palacio de Osambela, Museo de la Nación, Museo Nacional de Antropología y Arqueología, Museo Nacional de Historia, Museo de Oro del Perú, Museo Amano, Museo de Arte Italiano, Museo de Arte, Museo Larco Herrera, que muestra no sólo la belleza de su arquitectura colonial y son sede de instituciones públicas sino que también permite al visitante apreciar la historia completa del país, desde el imperio incaico hasta nuestros días. En los diferentes locales se muestran cerámicas milenarias, textilería, orfebrería prehispánica, platería colonial y republicana.

Zonas arqueológicas como Huallamarca y Pucllana enclavadas en el centro de modernos distritos como San Isidro y Miraflores, con museos de sitio de gran atractivo para los visitantes.

Distrito de Miraflores, moderno, comercial con una intensa actividad cultural y artística todos los días. Aquí se encuentran ubicadas numerosas discotecas, restaurantes y salas de juego.

Distrito de Barranco, que mantiene aún los rasgos de los primeros años de la etapa republicana. En él viven prestigiosos artistas y escritores y se ubican típicas tabernas y restaurantes.

La Costa Verde, la zona de playas que une a 6 distritos de la capital. De fácil e inmediato acceso para quienes gustan del mar y desan bañarse, hacer surfing o practicar parapente y alas delta.

 

PRINCIPALES ATRACTIVOS CERCANOS A LA CAPITAL
 
Balneario de Ancón
, ubicado a 38 kilómetros, pueblo de pescadores., ubicado a 38 kilómetros, pueblo de pescadores.

Reserva Nacional de Lachay, en el kilómetro 105 de la Panamericana Norte, con variedad de microclimas, abundante vegetación, animales silvestres y áreas arqueológicas de culturas prehispánicas.

Fortaleza de Paramonga, ubicada en el kilómetro 209 de la panamericana norte, construida durante el imperio incaico con material de barro.

Ruinas de Puruchuco, a 10 minutos del centro de la ciudad. Es una antigua casa preinca que nos da una idea de cómo se vivía hace 2 mil años. Tiene un museo de sitio.

Marcahuasi, impresionante bosque de rocas erosionadas por el tiempo con formas humanas, de animales y fácilmente identificables. Los estudiosos de los misterios extraterrestres lo sindican como punto de encuentro con ovnis. Está ubicada sobre los 4 mil metros sobre el nivel del mar y llegar hasta ahí demanda varias horas, incluyendo una caminata.

Pachacámac, Templo Preinca construido de adobe con varios niveles, pasadizos y laberintos. Tiene un moderno museo de sitio donde se exhiben piezas arqueológicas halladas durante sus excavaciones. Se encuentra a 33 kilómetros de la capital y está muy cerca a las más bellas playas del sur.

Cañete, provincia perteneciente el departamento de Lima, ubicada a una hora, con hermosas playas, caletas de pescadores y zonas arqueológicas. A esta provincia pertenece Lunahuaná con impresionantes áreas naturales para practicar el canotaje, la pesca y la caza.

 

PLATOS Y BEBIDAS TIPICAS
 
Por su cercanía al mar, los principales potajes limeños son a base de pescados y mariscos. Sobresalen entre ellos el famoso cebiche, el escabeche, las conchitas a la parmesana y el cocktail de camarones.

Otros platos limeños muy conocidos son el cau-cau, los anticuchos y el ají de gallina. Asimismo hay típicos postres como la mazamorra morada, picarones, suspiro a la limeña, arroz con leche y el turrón de Doña Pepa.

Entre las bebidas refrescantes se recomienda la chicha morada y entre los aperitivos el internacional pisco sour, cocktail en base al pisco y limón peruanos y azucar.

 

CALENDARIO TURISTICO
 
Del 12 al 19 de enero
 se celebra la Semana de Lima, en recuerdo a su fundación realizada el 18 de enero de 1535 por Francisco Pizarro, con actividades culturales, artísticas, pasacalles y diversos espectáculos al aire libre. se celebra la Semana de Lima, en recuerdo a su fundación realizada el 18 de enero de 1535 por Francisco Pizarro, con actividades culturales, artísticas, pasacalles y diversos espectáculos al aire libre.

Cuarta Semana de marzo. Vendimia en Surco. En este distrito de gran tradición vitivinícola se eligen a reinas, y se organizan diversas actividades.

Semana Santa. Durante esos días Lima muestra un espíritu de recogimiento en recuerdo a Jesucristo. Se realizan diversas procesiones y actos religiosos en diferentes partes de la ciudad.


Tercera semana de mayo
. Concurso Nacional del Caballo de Paso Peruano en el centro turístico de Pachacámac. Exhibición de estos ejemplares descendientes de los finos caballos árabes y que en el Perú adquirieron una estilo muy especial en su andar.

28 y 28 de Julio. Fiestas Patrias con actividades oficiales como Paradas Militares, Te Deum, importantes carreras de caballos en el Hipódromo de Monterrico. Simultáneamente se realizan las Ferias del Hogar y la Feria de la Molina con la presentación de los más renombrados artistas del extranjero y exposición de diversos productos.

Del 20 al 30 de agosto tiene lugar la Semana de Cañete en conmemoración al aniversario de la provincia. Se festeja con festivales folklóricos, competencias diversas y actividades de aventura.

30 de agosto. Santa Rosa de Lima. Peregrinación a Quives, distrito de la provincia de Canta, donde viviera la santa limeña. En la capital se visita el monasterio y los fieles escriben un deseo para lanzarlo a un pozo.


Octubre.
 Mes del Señor de los Milagros, patrono de la ciudad. Los días 18, 19 y 28 de octubre tienen lugar las procesiones más multitudinarias de todo el mundo. El fervor religioso se pone de manifiesto ante la sagrada imagen pintada en 1650 y que permaneciera intacta pese al peso de los años, terremotos y otros cataclismos. También se efectúan otras procesiones en diferentes días, llevando las andas sobre un trailer a lugares alejados del centro de la ciudad.

Entre finales de octubre y mediados de noviembre tiene lugar la Feria del Señor de los Milagros, temporada de toros en la bicentenaria Plaza de Acho, mandada construir por un virrey a su amada hace más de 200 años, en la que participan los mejores toreros del mundo.

Un Barrio con Historia

Muchas personas desconocen realmente los límites de los Barrios Altos y quizás ni cuenta se han dado que transitan o trabajan en esa zona. Los Barrios Altos está limitado por el Río Rímac, la Avenida Abancay, la Av. Grau y su prolongación. El Congreso de la República está dentro de su área por lo que bien harían nuestros padres de la patria en elaborar leyes que protejan y sobre todo reconstruyan o rehabiliten esa zona muy tradicional de nuestra Lima que tiene una plaza que fue considerada por muchos años como la segunda principal de Lima, después de la Plaza Mayor, me refiero a la Plaza Bolívar.

El Congreso tiene dos plazuelas. La del frente es una plazuela o plaza con mucha historia, «Plaza Bolívar» y la que está en su parte posterior es una Plaza que fue construida junto con el local del Congreso, «Plaza del Congreso».

Como de niño viví a sólo una cuadra de la Plaza Bolívar, fui testigo de ciertos cambios que en ella ocurrieron y descubrí también a través de la lectura que dicha plaza es histórica y fue por mucho tiempo el centro cultural e intelectual de la vieja Lima ya que entre otros, ahí estuvo ubicada la Universidad de San Marcos que fue demolida para dar paso a lo que ahora es el Congreso. De ahí se desprende que la cuadra dos del Jirón Ayacucho se llamaba antiguamente «Calle de la Universidad» y fue cercenada cuando se construyó el local del Congreso.

La Plaza Bolívar es también conocida como «Plaza de la Inquisición» ya que allí quedaba el local de la Santa Inquisición, muy temida por muchos durante la época de la colonia. En su museo se exhiben los instrumentos y aparatos de tortura que utilizaba dicha institución. Con el crecimiento de Lima se perdió gran parte de dicho local ya que se tenía que dar paso a la construcción de la Avenida Abancay. Lo que siempre tuve curiosidad fue el saber si en las noches penaban las almas al interior de la Bomba Roma que se construyó a su costado y sobre terreno que había sido de la Santa Inquisición. Tal vez algún bombero que haya pasado la noche en ese local pueda contarnos si se podía dormir bien ahí.

Ricardo Palma, en sus «Anales de la Inquisición de Lima», contó una anécdota sobre la tan temida Santa Inquisición: «Premunidos en sus privilegios, llegó ocasión en que los inquisidores se atrevieron a llamar a juicio hasta el representante de la corona. Citado a comparecer ante el Tribunal el marqués de Castelfuerte, se hizo escoltar hasta la puerta por una compañía de sus guardias y dos piezas de artillería. Penetró en la sala de audiencias, colocó su reloj sobre la mesa y previno a sus señorías que, si antes de sesenta minutos no había terminado la sesión y salido él a la calle, sería cañoneado el edificio. Dicho esto, tomó asiento y contestó a las futilezas que se le preguntaron. Inútil es añadir que media hora después el virrey se retiraba tranquilo».

Por estar la Universidad de San Marcos ahí ubicada, la Plaza Bolívar fue conocida también con el nombre de «Plaza de la Universidad» y ahí solían reunirse los intelectuales de la Lima antigua, siendo también el centro de las ceremonias más importantes de aquella época.

Ramón Castilla fue quien inauguró la estatua de Simón Bolívar que tiene dicha plaza y que fue mandada a construir en Europa. Desde esa fecha, dicha plaza adoptó el nombre de «Plaza Bolívar». En la ciudad de Caracas, Venezuela, hay una plaza que tiene una estatua idéntica a la que hay en la Plaza Bolívar de Lima, y es que ellos maravillados por la belleza de dicha estatua pidieron permiso a las autoridades peruanas de entonces para utilizar los moldes con que se construyó dicha estatua.

Durante la época militar de los 70s el Congreso de la República estuvo cerrado y ello originó que se descuidara dicha Plaza. Durante la noche dicha plaza era invadida por los «peloteros» de diversas partes de los Barrios Altos y se organizaban allí partidos de fulbito hasta la madrugada. Toda la plaza fue dividida en canchas de fulbito.

Con el retorno de la democracia, se le hicieron trabajos de reparación y embellecimiento y ya no permitían que se juegue fulbito allí de noche, así que se volvió un poco solitaria. Ciertas mujeres de la noche se aprovecharon de dicha soledad en que se encontraba la plaza y la convirtieron en su centro de operaciones y de «trabajo». Años después alguien tuvo la horrible idea de cercar dicha plaza y hasta ahora se encuentra cercada, habiéndosele quitado parte de la estética con el cerco de hierro que tiene.

La historia del Perú, en parte, se desarrolló alrededor de la Plaza Bolívar en los Barrios Altos. Del mismo modo hay otras plazas y lugares en los Barrios Altos que están llenas de historia por lo que es deber de nuestras autoridades el rehabilitar dicho barrio tradicional de nuestra querida Lima.

Dario Mejia
Melbourne, Australia

Estrellita del Sur

Si hay un vals peruano que ha dado la vuelta al mundo y se encuentra en la lista de los clásicos…ese es «Estrellita del Sur» letra y música de Felipe Coronel Rueda. Como ya es costumbre poco o nada se sabe de él y por medio de esta entrevista actualizada llegaremos a conocer aspectos totalmente desconocidos de este gran músico peruano radicado en Buenos Aires-Argentina muchísimos años.

«Estrellita del Sur»
El vals peruano que dio la vuelta al mundo – 1era Parte
por Raúl Alvarez-Russi

En la capital argentina Buenos Aires era el año 1983 , una tarde soleada en una confitería esquina Córdoba y Pellegrini habíamos quedado en encontrarnos con dos glorias de la música ciudadana del Perú, Miguel Paz autor de la letra del Vals «Desdén» y Felipe Coronel Rueda autor y compositor del clásico de clásicos «Estrellita del Sur», esta reunión la había planificado Hernán Delgado un
excelente músico arequipeño que vivía muchos años en Buenos Aires.

Esa tarde comenzó una amistad que ha perdurado en el tiempo, a pesar de vivir los dos en la misma ciudad y ser los dos socios de la Sociedad Argentina de autores y Compositores (SADAIC) no se veían mucho y cada uno tenían sus intereses, desde ese momento me di la tarea de acercarlos, eramos tan pocos en esos tiempos , profesionales y estudiantes que residíamos en Buenos Aires y pude escribir esta entrevista, son dos historias, dos vidas de compositores peruanos que han dado gloria al cancionero peruano. Miguel Paz ya no está con nosotros, murió en un accidente en pleno centro de Buenos Aires hace unos años y de él me queda su sonrisa franca y su hogar siempre abierto para un amigo sincero como buen norteño, sus contables e incontables anécdotas (la verdadera historia jamás contada «porque se separaron ‘Los Trovadores del Perú’ en pleno super éxito con un contrato millonario para viajar a New York a grabar discos y continuar su ascendente internacionalización») en esas tardecitas de Buenos Aires en su departamento de la Calle Sarmiento y su esposa argentina Alicia.

Felipe Coronel Rueda con quien mantengo un contacto fluido y su esposa italiana Erta en su casa del barrio de Villa Urquiza realizamos esta entrevista.

…»Nací en el Callao y viví hasta los ocho años en la Calle Colón, luego nos mudamos con mis padres Doña Esperanza Rueda, Don Abel Coronel y mis seis hermanos a Chacra Colorada»…nos dice con un dejo de tristeza recordando los momentos de infancia para luego retornar a su habitual humor…»Soy el único artista de mi familia»…»el único que no trabaja»…

Residiendo en la Argentina casi 60 años, ha vuelto al Perú en seis oportunidades, la última vez hace casi 40 años por eso muchos creen que no vive o que es una leyenda, que nunca existió, músico de corazón partió a buscar nuevos horizontes con el conjunto «Los Mensajeros del Perú» que lo conformaban Carlos Dávila, Luis Abanto Morales y el director del grupo Ramón Irizar, el viaje empezó en Chile abarcando una extensa gira por diversas ciudades del hermano país. En el puerto de Iquique conoce a una hermosa joven de nombre Mercedes «Meche» Pineda y él dedica el hermoso vals «Estrellita del Sur» corría el año 1948,… » yo tenía 24 años, era un amor de juventud» rememora, pero acota que tuvo problemas y fue prohibido en Chile por su letra porque pensaban que era una reclamación de tierras por la Guerra del Pacífico…/No te digo un adiós/ estrellita del sur/ porque pronto estaré/ a tu lado otra vez/

CONTINUARA….

Allá por los años cuarenta Buenos Aires era la meta para los artistas latinoamericanos especialmente para los peruanos ya que por esa época no había estudios de grabación en Perú y viajaban a la capital argentina por temporadas para realizar las primeras grabaciones y los caminos tomados eran generalmente por Chile o por Bolivia como fue el caso de «Los Trovadores del Perú» pero «Los Mensajeros del Perú» que lo integraba Felipe Coronel Rueda lo hizo por Chile, ahí compuso su vals célebre «Estrellita del Sur» y siguieron camino a Buenos Aires.

Continúa 2da parte…

Así fue el comienzo de este vals, que luego ya caminara solo, cuando llegaron a su destino final la capital porteña estando en una reunión se presenta Alfredo Gobbi conocido músico y director de una típica argentina y como peruanos les pide referencias de un vals que llegó de Chile, sin saber que en el grupo estaba el autor y compositor. Fue el primero en grabarlo en el año 1951 y luego vinieron las versiones de Libertad Lamarque, Alberto Castillo y, Leo Marini sin olvidarnos que la primera grabación que se hizo conocida en el Perú fue la que realizara Yolanda Vigil «La Peruana».

Recuerda su primera obra titulada «El Diario de mi Vida» que lo grabara una grande de la música ciudadana peruana Eloísa Angulo «La Soberana» de quien guarda gratos recuerdos, «fue la primera en dar a conocer mis composiciones y grabarlas, la llevaré siempre en mi recuerdo y en mi corazón» manifestó bastante emocionado.

«Estrellita del Sur» es la composición que más satisfacciones le ha brindado. Siendo socio de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (SADAIC) en la cual está inscrita toda su producción musical, le llega liquidaciones desde Japón, Inglaterra, Israel, Australia, Estados Unidos, Grecia, Francia, de países africanos y países latinoamericanos…»Es que SADAIC cuida muy bien los intereses de sus asociados y eso es lo que quisiera que sucediera en mi patria. Que todos se unan y puedan formar una sola entidad fuerte para cuidar el patrimonio musical de nuestro país» expresa con convicción.

CONTINUARA…

Otra gran figura que vivía en Buenos Aires por ese tiempo era Rosa Gutiérrez «Fetiche» a pesar que vivían a pocas cuadras en el mismo barrio residencial de Villa Urquiza no tenían contacto, al crear y fundar la Asociación Cultural Felipe Pinglo Alva en la Argentina pude reunir en varias oportunidades en reuniones privadas y en homenajes a estos grandes de nuestra música: Fetiche, Miguel Paz y Felipe Coronel Rueda.

Parte Final…

Transmite su admiración por el Maestro de los Autores y Compositores Peruanos Felipe Pinglo Alva a quien le dedicara una composición que tituló «Bardo Criollo» y que le entregara a su hija Carmencita Pinglo en uno de sus viajes, este tema sigue prácticamente anónimo porque nadie lo ha grabado, Coronel Rueda está totalmente vigente y entre sus composiciones no conocidas se destacan los temas editados por la Editorial Lagos de Buenos Aires el vals peruano «Botoncito de amapola», el huayno «Princesita Andina» y el carnavalito «Charango Chicha».

El Centro Cultural General San Martín fue el escenario donde la Asociación Cultural Felipe Pinglo Alva en la Argentina le ofreciera un homenaje en 1987 por sus 40 años como autor y compositor entregándole el premio «AMAUTA» -Guardianes de la Tradición- conjuntamente con Rosa Gutiérrez «Fetiche» en sus 34 aniversario de actividad artística haciéndose presente numeroso público así como la colonia artística argentina.

Felipe Coronel Rueda nació un 23 de Setiembre de 1924 estando a un paso de sus primeros ochenta años sigue componiendo y cantándole a su Perú afirmando que no tiene rango militar…»ese es mi apellido»… «y paterno»… recuerda a su país, su familia, sus amigos, sus barrios de infancia y juventud, aunque ya echara raíces en la Argentina, su segunda patria y país que tanto respeta a la música peruana en especial al vals peruano.

BARDO CRIOLLO Vals Peruano

dedicado al Maestro de los Autores y Compositores
del Perú Felipe Pinglo Alva

Hidalgo caballero de nuestra canción
diste con tu vida nueva inspiración
ahora y siempre en la lejanía
escucharás tu insólita armonía

En el pentagrama grabado quedó
pluma literata caudal musical
para flamear en la cima
del horizonte triunfal
la bandera blanca
de tu musa inmortal.

Fuiste cual paloma mensajera
que trajiste a la tierra
el poema genial
eres el mañana que has tejido
con sus rimas y tañidos
nuestro acervo popular

Fuiste cual un sol de primavera
que alumbraste a la pradera
con su trova virginal
Mi voz en el silencio azul
de tu morada
dejarán flores perfumadas
para ti FELIPE PINGLO ALVA