Alejandro y Rosa Dolores Ascoy

Alejandro y Rosa Dolores Ascoy
Alejandro y Rosa Dolores Ascoy

“La Limeñita y Ascoy”

Fueron hermanos; se llamaban Alejandro y Rosa Dolores Ascoy.

Unieron sus voces en 1936, para formar el dúo que les dio fama pero no dinero. Uno de sus discos de larga duración más populares fue “Glorias de la Canción criolla”.

La manera en que se inició en el canto Rosita Ascoy, la narró al columnista Alfredo Kato, de esta manera: “visitaba con mi familia la radio Goicochea cuando encontré una guitarra y me puse a tocarla. Yo toco desde los siete años. Me escuchó un señor, de Brito creo que se llamaba, que era director artístico de la emisora. Me llevó a lo que hoy se llama la cámara de transmisiones y me animó a cantar. Yo interpreté “Huérfano soy,

no conocí a mi madre”, vals que en ese entonces se cantaba mucho.

La buen interpretación que causó en Rosa Elvira Figueroa y en “un poeta Alatrista”, recordó la cantante, le abrió el camino de la emisora. Pero…su familia le dijo no. Como su madre había fallecido y su hermano Alejandro no se encontraba en Lima, tuvo que esperar…esperar que pase la tormenta.

Inició su actuación con el auspicio de las Empresas Eléctricas Asociadas, con el programa “mi guitarra y yo”. De vuelta a lima, su hermano Alejandro, hizo dúo con él previo acuerdo con los directivos de la radio. Era el año 1937.

Jorge Aprile, periodista argentino radicado en Lima, editor de la revista “ Cahuide”, los llevó al Teatro Municipal para que interviniesen en un festival; participaron con ellos: Filomeno Ormeño, Nicolás Wetzell y el cajonero Carlos Bahamonde. A partir de entonces, los cines de Lima, Callao y balnearios fueron escenarios donde su presencia se hizo notar.

Como la suerte los acompañaba, en 1939 empezaron a viajar. Su arte se imponía, se había impuesto. Argentina y Chile fue la ruta que recorrieron. Pero después Guillermo García Ocharán, esposo de Rosita, guitarrista del grupo, enfermo.

¿ Qué sabor les dejó la vida artística?, ¿Qué podían decir en 1972 cuando Alfredo Kato los entrevistó?, “….se trabajó mucho y se ganó muy poco”. Dolorosa y triste confesión.

Ascoy, antes de unir su voz a la de su hermana Rosa, había formado un dúo conocido como “Ascoy y Costa”; en 1931 ambos trabajaron en las películas nacionales “La última lágrima” y “La huérfana de Ate”. Eran conocidos por sus presentaciones en el Teatro Delicias, donde acompañados al piano por Carlos Saco, hicieron popular el vals “Las cadenas”.

Rompe con tu cariño

Las cadenas,

Las cadenas que se unen

A las ondas del quebranto:

Una palabra calmará mis

Penas,

Una sonrisa enjugará mi

Llanto.

Alejandro Ascoy vivió en el barrio de las Carrozas (segunda y tercera cuadra del Jr. Huánuco), correspondiente al cuartel 3ro en los Barrios Altos. Su hermana Rosa – “La Limeñita” – cantaba en 1945 en Radio Victoria y además solía actuar en teatros. Alejandro murió en 1986; Rosa poco después.

De: Canción Criolla, Memoria de lo nuestro (Manuel Zanutelli Rosas)

Enviado por Jose Olivera.

Daniel Alomía Robles

Daniel Alomía Robles
Daniel Alomía Robles

Siendo niño integró el coro de la catedral de su ciudad natal. Al cumplir 13 años, su madre, doña Micaela Robles, dama huanuqueña de ancestros andinos, lo envía a Lima para alentar su talento artístico en el campo de pintura y las artes manuales. En 1887, en plena adolescencia, conoció al maestro Manuel de la Cruz Panizo, negro liberto, compositor de música religiosa en varias iglesias y monasterios de Lima, quien lo instruyó en el solfeo y en el canto coral. Poco tiempo después, Panizo puso en contactoal joven Alomía con el maestro Claudio Rebagliati, compositor italiano radicado en el Perú, para los estudios de piano, armonía y composición.

Viajero infatigable desde los 15 años, recorrió el Perú internándose por los más abruptos lugares de su serranía, recogiendo los cantares y música que se transmitían de generación en generación, captando melodías tradicionales y leyendas de las épocas incaica y colonial, coleccionando instrumentos musicales y cerámicas de las antiguas culturas peruanas.

Su amistad con el Padre franciscano español Gabriel Sala en el Monasterio de los Padres Descalzos de San Luis de Shuaro fue determinante para sus orientaciones musicológicas, en la misma medida en que lo fue su amistad con Felipe Pedrell en la Argentina.

En febrero de 1897 contrajo matrimonio con la dama pianista cubana Sebastiana Godoy, hija de banqueros y hermana del poeta simbolista Armando Godoy radicado en París. De esta unión nacieron diez hijos. En 1910 el padre Alberto Villalba Muñoz lo presenta en la Universidad de San Marcos como descubridor, al lado de Castro y Alviña, de la gama pentafónica de los Incas.

A los dos años de la muerte de su esposa acaecida en Nueva York, en 1922, casó Alomía Robles con doña Carmela Godoy, hermana de la difunta, en la que tuvo dos descendientes. Sus numerosos viajes lo llevaron a trasponer las fronteras de su patria en varias oportunidades, visitando Bolivia, Argentina, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, en donde radicó en la ciudad de New York durante 14 años, desde 1919 hasta 1933.

Diversas instituciones y personalidades del mundo artístico norteamericano manifestaron profundo interés por su obra: Mr. Peter H. Goldsmith, director de la división interamericana de la «American Association for International Conciliation»; el maestro Edwin Franko Goldman, director del a famosa banda del mismo nombre; las fundaciones Carnegie y Guggenheim; las Universidades Columbia y Yale; la Unión Panamericana en Washington y el presidente Harding de los EE. UU. Este último propuso su ópera Illa Cori para ser estrenada en las grandes ceremonias de apertura del Canal de Panamá, en 1914. Lamentablemente, el conflicto bélico frustró el proyecto.

Las casas: RCA Víctor y Brunswich grabaron en 24 discos sus principales obras, de las cuales, la plegaria de la zarzuela El Cóndor Pasa es la que alcanzó mayor difusión y fama.

El 16 de junio de 1933 arribó al Callao, Perú, regresando a la patria tras prolongada residencia en Nueva York. Afincado en Lima, recibe homenajes, un nombramiento para un cargo público y numerosos estrenos con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de su entonces titular, maestro Theo Buchwald.

Atacado de septicemia fallece en Chosica – Lima, a los 71 años de edad dejando inconclusas varias composiciones y el proyecto de un departamento de investigación con el compositor puneño Theodoro Valcárcel, artista también de estirpe y vocación andinas.

Daniel Alomía Robles fue un infatigable compositor de honda raigambre andina. Sus conceptos musicales difieren radicalmente del academicismo imperante en la época. Fue, sin lugar a dudas, el primer compositor peruano y, tal vez, latinoamericano, que basó su trabajo de constructor musical en la investigación y estudio constante de los materiales sonoros nativos, específicamente andinos, es decir aquellos que definen como afirmara González Prada, «…el verdadero Perú… la nación formada por la muchedumbre de indios diseminados en la Cordillera».

Su trabajo creativo encontró en los géneros populares, en la canción y en las breves piezas pianísticas efectivos canales de expresión mezclados en sencillas y espontáneas estructuras formales. Obviamente, en trabajos más elaborados, obras de cámara, sinfónicas y dramáticas, no pretendió alcanzar las complejidades del convencional desarrollo o variación académicas, propias de las concepciones europeas, pero sí dejó hermosos testimonios de una auténtica búsqueda de expresión musical peruana.

Si, aparentemente, los méritos del recopilador opacaron su genuino talento creador, es necesario establecer que su labor de musicólogo únicamente constituye sólido complemento y fuente de inspiración para la del compositor. Alomía Robles no sólo ha legado una estupenda colección de melodías nativas sino ha logrado, como compositor, y ello es trascendente, una propuesta sencilla, pura y espontánea en el manejo de los materiales sonoros andinos, propuesta visionariamente ligada al quehacer del compositor peruano del mundo contemporáneo. (Fuente: Conservatorio. Revista Musical Peruana N° 3. 1991-1992. pp.21-23)

Daniel Alomía Robles escribe 88 canciones, muchas de ellas sin hacer uso de melodías populares, la mayoría de un exaltado romanticismo como son Volverán las oscuras golondrinas, Sobre la playa o Fue una ola de mar. En Nueva York realiza su obra más seriamente elaborada: el sexteto El Indio para flauta, oboe, clarinete, corno, fagot y piano. Tiene cuatro partes donde se alternan movimientos lentos y expresivos con danzas entusiastas y originales como la ‘Cashua’ del final, que posee una instrumentación muy colorida y original».

El cóndor pasa

La obra más célebre de Daniel Alomía Robles es la zarzuela El cóndor pasa, escrita en 1913, con texto de Julio Baudouin y Paz. Este argumento resultó ser revolucionario por su carácter político contra el imperialismo yanqui.

El libretista de El cóndor pasa seguramente había leído a Gonzales Prada, que afirmó: ‘No forman el verdadero Perú las agrupaciones de criollos y extranjeros que habitan la faja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes: la nación está formada por las muchedumbres de indios diseminados en la banda oriental de la Cordillera’…’No veamos, pues, en la cuestión indígena una crisis provincial y pasajera sino un problema nacional y permanente’…’La palabra que se dirija hoy a nuestro pueblo debe despertar a todos, poner en pie a todos, agitar a todos como una campana de incendio en avanzadas horas de la noche’…

El argumento de Baudouin y Paz transcurre en una region minera de la sierra peruana. Allí se enfrentan los explotadores y los explotados. Mister King es odiado por los trabajadores y muere aplastado por una inmensa piedra que le arroja Higinio. Pero inmediatamente surge Mr. Cup y la lucha empieza nuevamente, siendo el cóndor que vuela en el cielo símbolo de la libertad.

Este planteamiento desarrollado en la zarzuela era de una novedad absoluta en el teatro, si bien había sido ya tratado en las novelas románticas de Aréstegui, Mercedes Cabello de Carbonera y Clorinda Matto de Turner, pero en 1913 y bajo la presidencia de Guillermo Enrique Billinhurst, fue de un impacto fulminante.

En el teatro Mazzi se dio tres mil veces a lo largo de cinco años. De los ocho fragmentos musicales, el que más éxito tuvo es la cashua, que se sigue tocando hasta el presente en muchos países del mundo, siendo un éxito cantado en idiomas muy diversos.

Para entender hasta qué punto utilizaba Robles el folklore peruano, debemos decir que el principio de la melodía de esta cashua es un canto de amor de Jauja, cuyo texto en quechua dice: Huk urpichatam uywakarkani y fue publicada en el célebre libro La música de los incas, de los esposos D’Harcourt en el ejemplo musical N. 47, p.303, editado en París en 1925, doce años después del estreno de la zarzuela en Lima.

Los tres primeros compases de la canción jaujina son idénticos, pero luego la melodía cambia totalmente. Por ello, no se puede decir que no haya auténtica creación, como variación de un tema popular, por parte de Alomía Robles.

Fuente: PINILLA, Enrique. La Música en la Republica. Siglo XX. En «La Música en el Perú». Patronato Popular y Porvenir Pro-Música Clásica, Lima 1985. pp.139-140

Obras: Colección de Melodías Populares, recientementre publicada por su hijo; la ópera Illa Cori (o La Conquista de Quito por Huayna Capac); la zarzuela El Cóndor Pasa; la zarzuela Alcedo, de la que sólo queda la «Sereneta»; la opereta La Perricholi, de la cual se han encontrado fragmentos; 88 canciones para voz y piano; una Misa de Gloria (1909); y los poemas sinfónicos «El Indio», «El Amanecer andino», y «El surgimiento de los Andes»; y algunas piezas para piano.

otros datos:

Nació en Huánuco en 1871, y murió en Lima, en 1942. A los trece años fue a Lima y estudió con el maestro y compositor Manuel de la Cruz Panizo, cantor de iglesia limeño, que lo inició en el solfeo.

Siendo niño integró el coro de la catedral de su ciudad natal.
Al cumplir 13 años, su madre, doña Micaela Robles, dama huanuqueña de ancestros andinos, lo envía a Lima para alentar su talento artístico en el campo de pintura y las artes manuales.

En 1887, en plena adolescencia, conoció al maestro Manuel de la Cruz Panizo, negro liberto, compositor de música religiosa en varias iglesias y monasterios de Lima, quien lo instruyó en el solfeo y en el canto coral.

Poco tiempo después, Panizo contactó al joven Alomía con el maestro Claudio Rebagliati, compositor italiano radicado en el Perú, para los estudios de piano, armonía y composición.

Viajero infatigable desde los 15 años, recorrió el Perú internándose por los más abruptos lugares de su serranía, recogiendo los cantarees y música que se transmitían de generación en generación, captando melodías tradicionales y leyendas de las épocas incaica y colonial, coleccionando instrumentos musicales y ceramios de las antiguas culturas peruanas.

Su amistad con el Padre franciscano español Gabriel Sala en el Monasterio de los Padres Descalzos de San Luis de Shuaro fue determinante para sus orientaciones musicológicas, en la misma medida en que lo fue su amistad con Felipe Pedrell en la Argentina.

En febrero de 1897 contrajo matrimonio con la dama pianista cubana Sebastiana Godoy, hija de banqueros y hermana del poeta simbolista Armando Godoy radicado en París. De esta unión nacieron diez hijos. A los dos años de su muerte acaecida en New York, en 1922, casó Alomía Robles con doña Carmela Godoy, hermana de la difunta, en la que tuvo dos descendientes.

Sus numerosos viajes lo llevaron a trasponer las fronteras de su patria en varias oportunidades, visitando Bolivia, Argentina, Ecuador, Panamá y Estados Unidos, en donde radicó en la ciudad de New York por 14 años, desde 1919 hasta 1933.

Diversas instituciones y personalidades del mundo artístico norteamericano manifestaron profundo interés por su obra: Mr. Peter H. Goldsmith, director de la división interamericana de la «American Association for International Conciliation»; el maestro Edwin Franko Goldman, director del a famosa banda del mismo nombre; las fundaciones Carnegie y Guggenheim; las Universidades Columbia y Yale; la Unión Panamericana en Washington y el presidente Harding de los EE. UU. Este último propuso su ópera ‘Illa Cori’ para ser estrenada en las grandes ceremonias de apertura del Canal de Panamá, en 1914. Lamentablemente, el conflicto bélico frustró el proyecto.

Las casas: RCA Víctor y Brunswich grabaron en 24 discos sus principales obras, de las cuales, la plegaria de la zarzuela «El Cóndor Pasa» es la que alcanzó mayor difusión y fama.

El 16 de junio de 1933 arribó al Callao, regresando a la patria tras prolongada residencia en New York. Afincado en Lima, recibe homenajes, un nombramiento para un cargo público y numerosos estrenos con la Orquesta Sinfónica Nacional, bajo la batuta de su entonces titular, maestro Theo Buchwald.

Atacado de septicemia fallece en Chosica – Lima, a los 71 años de edad dejando inconclusas varias composiciones y el proyecto de un departamento de investigación con el compositor puneño Theodoro Valcárcel, artista también de estirpe y vocación andinas.

Daniel Alomía Robles fue un infatigable compositor de honda raigambre andina. Sus conceptos musicales difieren radicalmente del academismo imperante en la época. Fue, sin lugar a dudas, el primer compositor peruano y, tal vez, latinoamericano, que basó su trabajo de constructor musical en la investigación y estudio constante de los materiales sonoros nativos, específicamente andinos, es decir aquellos que definen como afirmara González Prada, «…el verdadero Perú… la nación formada por la muchedumbre de indios diseminados en la Cordillera».

Su trabajo creativo encontró en los géneros populares, en la canción y en las breves piezas pianísticas efectivos canales de expresión mezclados en sencillas y espontáneas estructuras formales.

Obviamente, en trabajos más elaborados, obras de cámara, sinfónicas y dramáticas, no pretendió alcanzar las complejidades del convencional desarrollo o variación académicas, propias de las concepciones europeas, pero sí dejó hermosos testimonios de una auténtica búsqueda de expresión musical peruana.

Si, aparentemente, los méritos del recopilador opacaron su genuino talento creador, es necesario establecer que su labor de musicólogo únicamente constituye sólido complemento y fuente de inspiración para la del compositor.

Alomía Robles no sólo ha legado una estupenda colección de melodías nativas sino ha logrado, como compositor, y ello es trascendente, una propuesta sencilla, pura y espontánea en el manejo de los materiales sonoros andinos, propuesta visionariamente ligada al quehacer del compositor peruano del mundo contemporáneo.

Felipe Pinglo Alva

Felipe Pinglo Alva
Felipe Pinglo Alva

El 18 de julio se conmemora el nacimiento del gran poeta y compositor peruano, Felipe Pinglo Alva, considerado el Padre de la Música Criolla y autor de una de las más importantes piezas musicales del Perú, el vals «El Plebeyo».


FELIPE PINGLO ALVA: «El Plebeyo»

Don Felipe Pinglo Alva, es considerado el padre de la música criolla, poseedor de un estilo de amplio arraigo popular que surgió en la etapa republicana y que vino a enriquecer el acervo musical de nuestra patria.
Sus creaciones, principalmente en forma de vals, son reconocidos como poemas de sobria versificación y acompasada melodía, facilitando de esta forma que el pueblo repita bellas y cultas expresiones literarias que cantan al amor, al sentimiento, la solidaridad humana y la necesidad de justicia social.
El vate criollo, contribuyó además a prestigiar a nuestro país en el plano exterior, puesto que el Perú es reconocido, entre otras características, por tener su vals con personalidad propia, aún cuando el vals -venido de la vieja Europa- se había propagado por toda América.

Don Felipe Pinglo Alva, nació en los Barrios Altos de Lima, el 18 de julio de 1899, hijo de un pedagogo y huérfano de madre desde muy niño. La pobreza en la que vivió y las enseñanzas de su padre y sus tías, fueron formándolo como niño instruido pero con sentimiento social.

Con sus propinas adquirió más tarde un rondín e intuitivamente aprendió a repetir en el instrumento musical las interpretaciones de las bandas militares ofrecidas en las retretas, en las plazas públicas de su tradicional barrio.

En 1917, ganado por la música criolla, comenzó su producción con el vals «Amelia» que, en el transcurso de diecinueve años hasta 1936 en que tempranamente falleció, llegó aproximadamente a 300 canciones; muchas de ellas perdidas o conocidas solamente en forma fragmentada.

Las más difundidas, sin embargo, son: «El Plebeyo», «El Huerto de mi Amada», «Mendicidad», «La Oración del Labriego», «Sueños de Opio», «El Canillita», «Pobre Obrerita», «Pasión y Odio», «Rosa Luz», «El Espejo de mi Vida», «Hermelinda», «El Tísico»; «Bouquet», «Amor Traidor», «Melodías del Corazón», «Celos», etc.

Es valedero decir que gracias a Pinglo la música criolla adquiere jerarquía, dándole interpretación al proceso de transculturización de nuestro pueblo, de la que nacieron también la polka, la marinera, el tondero, estilos musicales que teniendo antecedentes de otras realidades geográficas, son también auténticamente peruanos.

Felipe Pinglo Alva, falleció prematuramente el 13 de mayo de 1936, víctima de una penosa enfermedad, pero nos dejó versos y melodías, verdaderos himnos populares que enriquecieron la cultura popular.

José María Arguedas diría que «Felipe Pinglo le enseñó a los limeños a querer su música».

Felix Pasache Castillo

Felix Pasache Castillo
Felix Pasache Castillo
Félix Pasache, gran compositor peruano, falleció el 22 de abril de 1999 en la ciudad de New York. Compositor prolífico que tiene entre sus obras a «Nuestro secreto», «Déjalos», «Dijiste adiós», «Dime la verdad», «Mi amiga la tristeza», «Se acabó y punto», «Sigue tu rumbo», «Tu capricho», «Vete», «Volvamos a ser novios».
 
Hace un mes, buscando en periódicos pasados, encontré el artículo de La República, donde daba a conocer la noticia de tan lamentable perdida para el Perú. Quienes vivimos fuera del Perú, mayormente, ya sea por uno u otro motivo, no tuvimos la oportunidad de enterarnos de aquella noticia, en su momento. Ello debido a que en muchos países no llegaban las noticias de Perú, algo que se ha solucionado gracias a la internet. Comparto aquel artículo de La República donde se informó de la desaparición física del gran compositor peruano, Félix Pasache. Saludos.

Restos de Félix Pasache llegan madrugada del jueves

Descansará en Lima

El pasado jueves 22 de abril dejó de existir el notable cantautor
peruano Felix Pasache. Sus restos actualmente son velados en la ciudad de White Plains, New York.
Anoche (a las 7:00) se le ofició una misa de cuerpo presente en la ciudad de Manhattan, New York, como última despedida que le tributó la colonia peruana en los Estados Unidos.
Los restos del recordado criollo, Félix Pasache, serán traidos a Lima en vuelo de Delta Airlines la madrugada del jueves 29 de abril procedente de la ciudad de los rascacielos.
«A nombre de mi familia quiero agradecer a toda la comunidad hispana que ha mostrado su gran cariño hacia mi padre. Espero que la gente que supo seguir su música, nos acompañe en Lima en la Funeraria Las Nazarenas (Garcilazo de la Vega 1904, Lince) luego del arribo a la patria donde quizo ser enterrado», informó mediante e-mail a nuestra redacción, Oscar A. Pasache, hijo del desaparecido cantautor.
Asimismo, el heredero del criollo, informó que esta noche, en vuelo de American Airlines procedente de Nueva York, arribarán la esposa, cinco hijos, y nietos de Felix Pasache, para recibir los restos que llegarán este jueves.

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El 22 de abril se conmemora un año más del sensible fallecimiento de FELIX PASACHE CASTILLO.
Es uno de los mas grandes valores de la Guardia Nueva de la Música Criolla. Creo que su más grande éxito NUESTRO SECRETO (este secreto que tienes conmigo…) dejó huella en la memoria de cada amante de la música criolla.
 
Otras producciones de este gran personaje son :
  • Sigue mintiendo
  • No insistas
  • Vete
  • Déjalos
  • Sé féliz
  • Se a cabó y punto
  • Dime la verdad
  • Volvamos a ser novios
  • Parece un sueño

Jorge Perez Lopez

EL “CARRETA” JORGE PEREZ ESTA DE FIESTA
Bodas de Oro con jarana
ADEMÁS, ALISTA UNA TELESERIE CON AUGUSTO POLO CAMPOS

 Es serrano pero canta valses como si fuera un criollo limeño y jaranero. El “Carreta” Jorge Pérez tiene ya 50 años de vida artística y los celebrará el viernes 17 con un show en el local barranquino De Rompe y Raja, donde tendrá como invitados especiales a los hermanos Zañartu y “Melcochita”.
“Será una reunión para recordar mis inicios y demostrar que canto aún, no obstante a los años, con la misma alegría y entusiasmo”, manifestó el intérprete que nació hace 72 años en Huaraz.
Además de ofrecer este espectáculo, pronto presentará el segundo disco compacto de su carrera, que se titulará Las Profecías de Nosfregamos. El álbum incluirá canciones de tono irónico y popular como Haga su agosto en agosto; Pepa, pepita y pepona y San Valentín, temas escritos por su amigo Augusto Polo Campos.
“En esta producción interpretaré, como siempre, temas que reflejan la vida, costumbres, gustos y picardías del criollo ingenioso y alegre. Los arreglos estarán a cargo del maestro Javier Munayco, con quien hice también mi anterior disco: Al Fondo Hay Sitio, que fue editado hace cuatro años por IEMPSA”, contó el maestro de la replana.

Proyecto televisivo. En forma paralela a este trabajo, el artista grabará junto a Polo Campos el piloto de una teleserie, que reflejará al igual que en sus canciones, la vida cotidiana de los limeños de barrio.
“La idea es presentarlo a los canales de televisión, para ver si alguno se anima a llevarlo a la pantalla. Esperamos que se concrete la ayuda del Estado, ahora que el nuevo Presidente es un cholo del pueblo, que promete difundir lo nuestro”, agregó el popular “Carreta”, quien asegura que sus presentaciones en la OEA y la ONU fueron los mejores momentos de su vida.
Sin duda, los cincuenta años de carrera artística y los casi ochenta de vida no amilanan el entusiasmo ni la férrea voluntad de Jorge Nicolás Pérez López. Su vitalidad y labor de difusión de nuestra música nos motiva a concluir que hay “Carreta” para rato. (Amparo Prieto)

El Eterno Carreta

En la década del 50, el Maestro Mario Cavagnaro, criticado porque su producción se centraba en boleros que cantaban los Caballeros de la Noche» en Radio El Sol, tuvo la original idea, para demostrar que podía hacer valses, de hacerlos utilizando el lenguaje jergal o de argot, entre nosotros conocido como replana.

Me contaba Mario, que la idea surgió, al escuchar el estilo alegre y dicharachero, del Conjunto «Los Troveros Criollos, que cantaban una hora antes en la misma emisora. El éxito fue inmediato, y los nombres de Lucho Garland, Director del Grupo, y de Jorge Pérez, se hicieron popularísimos. Jorge Pérez, quien adoptó el apelativo de «Carreta» que se repetía en esas canciones, estos temas le dieron oportunidad de desarrollar una carrera brillante, ya como solista, pues dejó a los ‘Troveros Criollos». A Mario Cavagnaro volvieron a criticarlo por el uso de ese tipo de lenguaje y esto lo motivó a componer valses de altísima calidad. Pero esa es otra historia.
Lo definitivo, es que el «Carreta» Pérez, celebró el pasado 19, en el «Rompe y Raja», cincuenta años de carrera artística, cargado de distinciones y premios. Uno de ellos, importantísimo, pues se lo entregó la OEA, distinguiéndolo como «Embajador Musical del Perú».

Pese a estar en un proceso de recuperación por una afección cardiaca, actuó al lado de los «Hermanos Zañartu’, y recibió del Alcalde de Surco el nombramiento de ‘Vecino Surcano Preferente’. Un galardón más para este infatigable difusor de lo nuestro, que anuncia una nueva producción con temas de su autoría. Fiel a su estilo, los estrenos que anuncia, serán del mismo corte, ocurrente y replanero, del que se mantiene como solitario difusor, y que siempre provoca en sus seguidores, el aplauso y el cariño.

Felicitamos a nuestro Consocio por estos cincuenta años de carrera artística, de la mano con el éxito.

Pedro A. Bocanegra

Famoso compositor y cantante criollo de la «Guardia Vieja», de varonil voz y hermosas inspiraciones. Nació en Chiclayo, Lambayeque el 4 de junio de 1890. Hacia 1910 toca el clarinete en la Banda de Guerra del Ejército del Peú, en la frontera norte. Se sabe que en 1921 vivía en Limaen un cuarto del callejón del Pino, de la calle Patos, donde aprendió a tocar la bandurria y a ejecutarla en la bohemia. En 1918 se fue a vivir al valle de Huanca del Mantaro; retornando a su rincón bohemio del Cuartel Primero de Lima en 1921. En na madrugada de enero de 1927, al volcer de una jarana, cayó enfermo y falleció de los bronquios y del corazón.

Compuso las obras: Entre los dos, La Alondra, en tu día (La bóveda azulada), Soy hoja desprendida, A orillas del Mantaro, etc

 

Enviado por Jose Olivera

Maria Jesús Vasquez

María Jesús Vasquez
María Jesús Vasquez

En 1939, Aurelio Collantes, «La voz de la tradición», organizó un concurso para designar a la reina de la canción criolla. El evento que se transmitió por radio, tuvo como escenario el Teatro Segura. La calle Pachacamilla, en el jirón Chancay está a sólo unas cinco cuadras del Teatro Segura. Y desde un solar de aquella arteria central, llegó una chiquilla llena de encanto y poseedora de una extraordinaria voz. Se llamaba Jesús Vásquez Vásquez.

Siendo apenas una chiquilla se adjudicó, y para siempre, el título de Reina de la Canción Criolla. Y para el efecto escogió como números de su repertorio tres temas de Felipe Pinglo Alva. El primero: «El Plebeyo». Desde entonces Jesús se convirtió en una de las más auténticas y legítimas intérpretes del cancionero Pinglo.

«Nací en el barrio de Pachacamilla, a una cuadra de la iglesia de Las Nazarenas. Mi padre era chotano y mi madre huancaína, de Concepción, fue ella quien me enseñó a cantar aunque recuerdo que los dos no tuvieron mucho contacto con los criollos de ese entonces.

De chica me gustaba sentarme sobre la pila de agua del callejón vecino y desde allí escuchar los ensayos del trío «Los criollos de pura cepa», en la casa de la familia Paz Soldán, todas las tardes. Aquel trío lo integraban Lucho de la Cuba, Aramburu y Ernesto Echecopar… Un día me los dueños de la casa me invitaron a cantar a dúo con Lucho de la Cuba y después de escucharme me dijeron que iba llegar bastante lejos, acuérdense…».

La obra de Jesús es una de las más fecundas de la historia de la canción peruana. Ha grabado innumerables discos, ha hecho éxitos temas de grandes compositores, inclusive gente de la Guardia Vieja que ella no pudo conocer. Grabó valses, marineras, polkas y huainos, mencionaremos algunos memorables como: «La Pasionaria», «Secreto», «Todos vuelven», «Corazón», «Muñequita rota», «Historia de mi vida».

Carmencita Lara

Carmencita Lara
Carmencita Lara

Dama de los valses tristes
Durante sus 54 años de vida artística, Carmencita Lara popularizó valses que le cantan al desamor, la tristeza y la esperanza.

Su voz quejumbrosa es como el pañuelo que alivia las penas y la nostalgia. “Llora cholo, llora. ¡Y sufre!” Así fue desde sus inicios, así lo es hasta hoy. Carmencita Lara no sólo ha viajado por todos los rincones del Perú, sino también por varias ciudades de Europa y América Latina, en las que convocó las catarsis colectivas en sus recitales.

Sin embargo, en su casa de Comas, ella intenta superar sus tristezas personales. Comenta que el asalto que sufrió en su hogar el año pasado la ha dejado sin recursos económicos. Además, le cuesta obtener las regalías de medio siglo de éxitos porque sólo tiene dos discos compactos reconocidos: Éxitos de Carmencita Lara y Siguen los éxitos volumen 2. Los aproximadamente mil discos de carbón y vinilo sólo sirven para el orgullo de la familia.
Hace 54 años su esposo Víctor Lara le inventó a Julia Rosa Capristán García un seudónimo. Se prestó el nombre de su madre y la bautizó con éste para siempre. Así nació Carmencita Lara, conocida también como “la reina de la rockola”.

Desde entonces, juntos saborearon los aplausos de miles de admiradores. El acordeón de Víctor es el acompañante inseparable de la voz aguda de Carmencita, que es capaz de tocar el dolor de los corazones rotos de los melancólicos. Juntos embelesaron los coliseos y las radioemisoras de la capital que hoy sólo vemos en las fotos en blanco y negro. “Siempre hemos cantado a los pobres, a los humildes y marginales”, afirman.

Sus temas pertenecen hoy a los recuerdos, pero sus mensajes no han perdido vigencia. “Olvídala amigo”, “El árbol de mi casa”, “Llora, llora corazón” y “Devuélveme a mi madre” son algunos títulos del ramillete de éxitos que en sus escasas presentaciones le reclaman como si se tratara de la canción más importante de la última semana.

Nadie puede negar los aportes de la pareja de artistas a la música peruana. Ella acabó con el estigma de que los criollos no cantan huainos. Adoptó también por primera vez el sonido del acordeón y la batería en el vals peruano. Además, inauguró la fórmula exitosa de fusionar la voz femenina con el arpa. Otras le siguen actualmente los pasos, aunque no quieran reconocerlo.

Pero la dama mayor de la canción popular está cansada y no desea subir a los escenarios ni efectuar giras como antaño. Sólo el aplauso de su público la anima en ocasiones a coger el micro. Otras veces la insistencia de los empresarios termina convenciéndola.
Tampoco es una figura habitual de los programas de televisión, no obstante haber sido invitada en varias oportunidades. “No me gusta cantar con pista musical, sino con el acompañamiento de mi conjunto.”

Ni concede entrevistas ni participa en reuniones sociales. Carmencita Lara, la dama de las canciones tristes y amadas, preferiría vivir sólo de sus regalías. Mientras el estribillo y su voz sigan escuchándose en las emisoras, ella desearía sólo ver a su nieta convertirse en una Carmencita Lara nueva, pero que le cante a la alegría. (José Vadillo Vila).

Carmen Rosa Capristán Garcia
«Carmencita Lara»
La Reina de la Rockola

Una Reina en su estilo, que el Criollismo Olvido injustamente.

Al mencionar su nombre artistico,»Carmrncita Lara» estoy seguro que a nuestras mentes llegan inmediatamente valses criollos que se hicieron populares e innolvidables en nuestros barrios, especialmente en las «Rockolas» y en el corazón de muchos peruanos que admiraron, la forma de interpretar las sentidas letras que esta dama supo seleccionar para formar su propio repertorio, que la hizo grande.

Hay que reconocer con tristeza, que apesar que las radios capitalinas de aquel entonces, habian centrado sus programaciones criollas a otros grupos de artistas, «Llamando las cosas por su nombre», Carmencita Lara era ignorada por esas emisoras, pero como sucede en estos casos, la tenacidad de Carmencita no tuvo limites mientras que la «ARGOLLA» se encargaba de hacerla a un lado, ella se daba el lujo de llenar todos los coliceos y los teatros habidos y por haber, que existian en las populosas ciudades de la gran Lima y sus Provincias, el publico masibamente acudia a verla y a escuchar sus canciones tales como «Olvidala Amigo», «El Arbol de mi casa», Llora, llora corazón», «Los Cuervos» y tantos otros exitos que penetraron el alma de sus seguidores que no la olvidan.

Tambien hay que reconocer que Carmencita Lara fue una innovadora de nuestro vals criollo no solo en su forma de interpretarlo si no tambien en el acompañamiento, era su esposo el maestro Victor Lara quien contribuyo a que Carmencita tuviera una instrumentación distinta a las demas interpretes, no olvidemos que fue el quien introdujo el Acordion al vals criollo, ese vals que Carmencita paseo por todo el Perú, ese vals criollo que traspaso las fronteras, permitiendo de esta forma que nuestro vecino Ecuador al escucharla la adoptara, la hizo suya y la hizo grande, colocandola en el sitial que su propia patria le habia negado, un lugar que Carmencita se habia ganado a pulso, ahi si podemos decir con honestidad aquel dicho «Nadie es Profeta en su Tierra». Ella tambien interpreto Hauynos y Pasillos, que mas hay que decir de esta dama peruana orgullo de nuestra nación. Carmencita Lara fue idolo en otras tierras en el Ecuador, hasta hoy se escuchan sus canciones hasta hoy las radios programan sus bellas melodias, hasta hoy se preguntan que fue de Carmencita Lara?.

Una vez mas me pregunto, que podemos contestarles, a todas aquellas personas que preguntan por ella, digame alguien si en algun momento una revista o algun periodico o alguna emisora radial se a preocupado por investigar que fue, de Carmencita Lara, «La Reina de la Rockola» ?

Por que tenemos que esperar que nuestros artistas se nos enfermen o se nos vayan, para hablar de ellos? o simplemente si nos enteramos que estan en desgracia inmediatamente sale la noticia amarillista haciendo leña del arbol caido, por que? se nos hace tan facil olvidar lo innolvidable.

Lo ultimo que hemos sabido de Carmencita Lara, es que esta enseñado canto y baile en la escuela «Estados Unidos», del pueblo de Comas, que los medicos le han recomendado una cirugia inmediata a una dolencia que esta molestando su rodilla izquierda, que la felicidad se la dan hoy sus alumnos que la admiran y la respetan, que esta luchando por que las autoridades le permitan mantener su casita la que esta apunto de perder debido a algunas deudas las cuales no ha podido consolidar, hay que dejarle saber al publico, que desgraciadamente hace poco fue asaltada en su propio hogar y que estos delincuentes la despojaron de todas sus pertenencias y de sus ahorritos que con mucho sacrificio ella habia podido mantaner hasta ese entonces, aun y todo eso, las autoridades no hacen nada para ayudarla. Y pensar que los corruptos politicos pueden salir airosos de sus fechorias y a nuestra Carmencita Lara le queremos quitar lo unico que le queda, su vivienda y el derecho ha ser recordada como lo que fue, Carmencita Lara nuestra indiscutible
» Reina de la Rockoloa».

Otra pregunta que queda en el aire, que pasa con la ley del artista? la que fue instaurada hace ya unos años, ademas segun Carmencita Lara ella y su esposo el maestro Victor Lara fueron fundadores de la APDAYC y no esta recibiendo las regalias que dicha institución tendria que hacerle llegar, por que simplemente no reconecen sus grabaciones, acaso se trata de seguir ignorandola, por fabor señores respetemos a nuestros artistas, reconoscamos de una vez y por todas quien es y que significa para el pueblo peruano y para el criollismo, Julia Rosa Capristán Garcia, Carmencita Lara, «La Reina de la Rockola».

Desde Pennsylvania:
Victor Hurtado Riofrio

RONNY ZUZUNAGA

Limeño de nacimiento, Ronny recibe la formación artística no solo en casa, si no tambien en la escuela, los Colegios Hans Christian Andersen y el prestigioso «Salesiano» lo tienen como primera voz de sus Coros y ganador de los festivales escolares ; es en el primero donde conoce a su Maestra, la reconocida profesora del Conservatorio Elsa Ramirez, ella lo encaminará en la correcta técnica vocal e impulsará su sensibilidad interpretativa.

En la década de los 80, momento muy dificil para la música peruana Ronny apuesta por ella, sin medios de comunicación, ni prensa que apoye los valores nacionalista, van perdiéndose jovenes valiosos, pero Ronny no desmaya, gana festivales, se convierte en promotor y crea fuentes de trabajo para sus compañeros.
Hijo mayor de una familia de profesionales, termina la carrera de educación y la ejerce durante 6 años en su Alma Mater, la Pontificia Universidad Católica del Perú.
 
Los 90 llegan con una esperanza, primero el Festival de la Punta, luego el Festival del Centenario de Pinglo, Finalista del «Decouvertes» de Radio France International , y luego su  «Universidad artística » la ya legendaria «Palizada» donde no solo triunfa como solista estelar sino como Director artístico…. Vendran luego los viajes y otros locales y retos; trabaja como coordinador del espacio criollo del programa «Simplemente Lola » de Canal 2, inaugura y dirije los nuevos locales criollos de moda, Conduce el taller de nuevos artistas de Radio Nacional del Perú, es Docente del Instituto nacionalista «Contigo Perú» con Augusto Polo Campos y  miembro fundador de «Avanzada Criolla» con Mario Cavagnaro.
Es vital velar por el futuro de lo nuestro al lado de la empresa privada, crea  el  Festival interescolar de la Canción Criolla «Edelnor y los criollitos del Siglo XXI» manteniendo un taller para los niños ganadores y elaborando con los niños, las primeras producciones discogáficas multimedias e interactivas en la historia de nuestro criollismo.
Ronny no descuida su discografía y con el Diario «La República» graba  «Las mas grandes Obras de nuestro Criollismo» produción que rompe los esquemas en ventas .
Actualmente ha cumplido un año de éxito inenterrumpido conduciendo y dirigiendo el programa «CLASE CRIOLLA» en Radio Nacional , llegando a ocupar el primer lugar en sintonia de la emisora del Estado .
 
Gran calidad vocal , fuerza interpretativa y una performance de  primer nivel, colocan a     Ronny Zuzunaga como el mejor exponente de su generación y con justa razón es bautizado hace ya varios años por la Señora Cecilia de Risco, al presentarlo como :
 «Criollismo con Clase »    
                                                                                                  F. Marini

Eusebio «Pititi» Sirio

Para muchos, y razón no les falta, Eusebio Sirio, mejor conocido como «Pititi», es el mejor cajoneador peruano. Y es que entre él y la madera hay un comercio ancestral, que se remonta al batir y retumbar de los tambores africanos. De sus manos surge primero el ritmo, que luego irá aderezando con velocísimos repiques, inesperadas síncopas, tresillos perfectos en su barroquismo y un swing que parece propio de alguien poseído por el mismo diablo (un demonio bueno en este caso, valga la aclaración). «Pititi» es maestro por partida doble. Es decir, no solamente porque ejerce pleno dominio sobre su instrumento, sino también porque imparte lecciones de cajón tanto en el Museo de Arte de Lima como en la Escuela Nacional de Folklore José María Arguedas. Hace unos años, «Pititi» perdió la vista, pero en él la vida puede más y esa desafortunada circunstancia no ha sido óbice para que siga demostrando por qué, a la hora de acariciar el cajón, es el mejor. Aquí, la voz del maestro. Oído a la música, señores.

Yo nací en la avenida Francisco Pizarro cinco veintiocho, interior número doce, en el Rímac. Ese barrio se llamaba Malambo. Ahí nací, te digo, posiblemente el veinte del ocho del cincuenta y uno, hermano. Mis padres son Eusebio Sirio y Adela Castillo. Mi papá era músico de los Barrios Altos, tocaba guitarra. Mi mamá era una persona muy conocida, ya que era sobrina del señor Manuel Quintana Aldón, a quien llamaban «El Canario Negro». Oigame, yo vengo de una estirpe así, callada. De mi infancia recuerdo sobre todo a la gente que se reunía para jaranear y cosas por el estilo. Por la casa caían, te voy a contar, hermano, el señor Elías Ascues, el señor Augusto Ascues, el señor Pancho Caliente, mi tío Francisco Flores, el señor Arístides Ramírez, También llegaban el señor Huambachano y el «Chino» Soto, hermano, y qué te digo, un montón de gente más. Yo de chico me apegaba mucho a las piernas de mi tío Augusto Ascues; él cantaba y al mismo tiempo me tenía en sus brazos. También recuerdo las sorpresas. La sorpresa era la fiesta que se hacía sin que se enterara el dueño de casa, pues. A veces venían temprano y decían hoy es santo de Eusebio, vamos a hacer una sorpresa. Bueno pues, decían, y se ponían de acuerdo en qué traía cada uno, y cada uno llegaba en la noche con su sorpresa, ¿me entiendes? Entonces el señor Eusebio llegaba a su casa con la idea de acostarse y en eso se prendía la luz y todo estaba listo para la fiesta, con cadenetas y todo. Hasta el otro día era la cosa.

Fui a un colegio, llamado Experimental Villacampa, y luego al colegio España en la Alameda de los Descalzos. Llegué a tercero de media y luego terminé en una nocturna de Comas. Mi papá me decía que yo tenía que seguir estudiando, que no tenía inquietudes para tocar; pero yo seguía tocando, me acuerdo. Ponía un disco de cuarenta y cinco en el pick up, que así se llamaba antiguamente, y yo acompañaba. Hasta que un día mi tío Ernesto Soto me dice: «sobrino, acompáñame a la casa de César Lévano, hoy es su cumpleaños». Yo le dije bueno pues, vamos, ya que estamos acá… Acá en La Florida fue el asunto. Yo tenía en ese tiempo, hermano, catorce o quince años. Y bueno, llegamos a la casa de César Lévano. Y en eso vimos que en la casa estaban la señora Alicia Maguiña y don Carlos Hayre. Entonces mi tío Ernesto me pidió que lo acompañara en un tema. Mandaron sacar uno de los cajones de un ropero, y me puse a tocar junto a él. ¿Y sabes qué, hermano? Eso le cayó a la señora Alicia Maguiña como pera en el agua. La señora se quedó encantada y me pidió que le dejara mi dirección, que ella viajaba y que a su regreso quería que tocara con ellos. Para ese entonces, ya no vivía en Malambo, sino en Limoncillo, por el mercado; ahora se llama Prolongación Tacna, creo. Eso habrá sido el año sesenta y ocho más o menos. Cuando menos pensé, me fue a buscar don Carlos Hayre para que fuera a su casa. Así comenzamos a trabajar, hicimos un long play, se llamó «Alicia y Carlos». La señora Alicia no me decía Pititi, me decía Eusebio Sirio. Lo de Pititi fue una ocurrencia de mi señora madre. Cuando yo estaba muy chico, había una radionovela y uno de los personajes era Pititi. Entonces un día yo pasaba por ahí y escucho que mi madre dice Pititi y yo volteo y entonces me dice Pititi, Pititi, ven, ven, Pititi. Ahí me quedé con lo de Pititi.

 

Te hago saber, para que sepas bien claro. Mira, yo he visto a diferentes percusionistas, pero no llegué a ver a Monserrate. Sí vi tocar al «Gancho» Arciniegas. Y había un señor al que yo paraba viendo y seguramente molestando, pidiéndole que me enseñara algunas cosas, era el señor «Morocho» Contreras, que tocaba con el conjunto Los Trovadores del Norte, donde estaba también Rafael Otero López, el compositor de «Odiame». Ellos tocaban en Radio Victoria y yo iba a cada rato, pues, para ver al «Morocho» Contreras. Yo lo observaba atentamente, cada movimiento, cada golpe, su misma presencia. Esas tardes me enseñaron mucho, hermano, me ayudaron a conocer un poco más a profundidad este maravilloso instrumento de percusión.

 

Un día la señora Alicia y don Carlos me dicen para ir a Buenos Aires. Tenía ella que cantar una muliza. Mira hermano, era la primera vez que iba a pisar un avión. Acá no subo, me dije, acá retrocedo yo con esto. Pero al final subí y fuimos en el avión, además, con César Altamirano y Lucho Neves. Llegamos a Buenos Aires y nos fuimos al City Hotel. Tenía dieciséis años no más, hermano. Y andaba solo, porque me levantaba temprano para buscar a la señora Alicia y a don Carlos y no estaban, y César y Lucho estaban como locos trabajando en unos arreglos. Al tercer día me empecé a desesperar, porque ¿qué hacía yo solito en esa ciudad inmensa? En eso, paseando por el hotel, veo a un patita que pasa con una etiqueta en la solapa que decía Perú. Me acerqué. ¿Tú eres peruano?, le dije. Sí, me contestó. Yo también soy peruano, le dije otra vez. ¿Con quién has venido? Yo he venido con un grupo que está acá, el grupo Perú Negro. Oye, no sabes el alivio. ¿Y dónde están?, llévame por favor. Cuando entramos a la habitación me encuentro con el grupo completo ahí. Dicho sea de paso, yo no conocía a nadie del grupo, sólo a Rodolfo Arteaga, el hijo de Valentina, que me reconoció de inmediato y me presentó a todos. Estaban ahí Ronaldo Campos, Caitro Soto, Lucila Campos, en fin. Así, de casualidad nomás, encontré compañía, y más trabajo, porque me hicieron bailar en el Luna Park mientras Césear Calvo recitava unos versos.

También tuve la suerte de conocer a la señora Chabuca Granda, y es más, la suerte de trabajar con ella. Recuerdo una vez que nos invitó a su casa para formar el grupo Matalaché. En esa reunión estuvo también Cecilia Barraza. De Chabuca aprendí mucho, hermano. Lo más importante: convencerme de que las cosas las tienes que hacer cada día mejor. Trabajé con ella cerca de ocho años, junto con Alvaro Lagos y Caitro Soto. Ensayábamos en su casa, allá en la esquina de Veintiocho de Julio con La Paz, en Miraflores. En Buenos Aires grabamos un disco precioso, titulado «Cada Canción con su Razón». En ese disco participó también Lucho Gonzales.

 

En la vida uno nunca sabe, ¿no?, ¿qué me iba a imaginar yo que me iba a quedar ciego? Pero perdí la vista. Yo no sabía qué me pasaba, todo comenzó con unos dolores de cabeza terribles, pero nadie sabía qué tenía yo dentro del cuerpo. Ya vivía en Comas con mi madre. Ibamos a un médico y a otro, y nada, nadie daba con lo que tenía. Hasta que descubrieron que tenía un tumor en el cerebro que me estaba afectando la vista. Y un día, en mi propia casa, perdí la visión. Me deprimí terriblemente, me alejé de la música cerca de un año, paraba recluido en mi casa. Me había quedado completamente solo. Una persona que me ayudó mucho fue Enriqueta Rotalde, que es ahora directora de la Escuela Nacional de Folclore. Ella me fue a ver al Hospital de Collique. De ahí me pasaron al Hospital Obrero. El doctor Esteban Roca y el doctor Polo Sabogal me operaron. De ahí me fui a neoplásicas para un tratamiento de baños de cobalto y para que me hicieran un par de tomografías de las que salí limpiecito, hermano. Después de haber pasado por eso, me di cuenta de que había perdido a Dios, así que me apegué a Nuestro Señor Jesucristo, y con él camino. Lo que tengo ahora es lo más bello que puede tener un hombre: paz, por la gracia de Dios.

 

«Pititi» vive ahora en olor de serenidad. Recién casado hace ocho meses con Elizabeth Urquiza, profesora de arte, la vida en él ha vuelto a florecer. La ceguera ya no es problema ni carga para nadie. El propio «Pititi» baja los cinco pisos que lo separan de la calle 6 de Agosto, en Jesús María, para hacer sus compras en la bodega o en la farmacia, o para abordar algún taxi en las noches de trabajo. De hecho, hay algunos taxistas que lo conocen y lo esperan en la puerta. Lo demás es accesorio. Cuando dicta sus clases de cajón, ningún detalle se le escapa y conoce perfectamente el sonido de cada uno de sus alumnos. Y cada vez que toca, según nos confesó, es tal el éxtasis que se apodera de él, que ve pasar su vida como una película y recuerda esas jaranas aurorales, los tiempos en que era acólito en las iglesias de San Lorenzo y San Alfonso, las tardes en que miraba extasiado al «Morocho» Contreras o al «Gancho» Arciniegas. A golpe de cajón, para suerte de todos, «Pititi» ha vuelto de las tinieblas.