La Fiesta de Amancaes

Más de uno diría: ¡de nuevo a arremolinarse a la Pampa de Amancaes…! ¡a degustar la tradicional pachamanca, los sabrosos anticuchos y picarones, y para «bajar» una chicha o vino…!

Es que Amancaes fue escenario de bailes nacionales, donde el pueblo se conjugaba para disfrutar con las contagiantes melodías de las orquestas, cuyas voces la constituían negros vaqueanos, así como conjuntos, dúos, solistas y bailarines, quienes con gran flexibilidad artística hacían delirar al público.

De la excentricidad de los bailes que constantemente se desarrollaba, sobresalía la fiesta de San Juan de Amancaes, los 24 de Junio de todos los años. Festividad que se realizó desde la creación del Día del Indio durante el Gobierno de Augusto B. Leguía y denominándose aún más por preocupación del entonces Alcalde don Juan Ríos.

Esta fiesta se celebraba desde 1631 donde se efectuaban cacerías de aves y venados. En la época de la Colonia, el Virrey Duque de la Palata fue uno de los màs asiduos concurrentes. Posteriormente, en ella participaron, delegaciones costumbristas de la costa, sierra y selva del Perú.

En la Historia General de los Peruanos de Raúl Porras Barrenechea, expresa un artìculo al respecto: «….La zamacueca, conservando siempre su índole y el genio de su música, ha sufrido diversas denominaciones, como por ejemplo: maisito, ecuador, zanguraña, chilena y últimamente marinera….»

De las fiestas de Amancaes, sólo ha quedado su Capilla derruìda y el Coliseo, que representan vestigios de una época costumbrista de bonanza con el recuerdo de su música.

Amancae y la Zamacueca
En la Pampa se instalaban numerosos vendedores de comida y licor; en la barracas que existían, arpistas y guitarristas armaban jarana pero no tocaban ni polcas ni mazurcas, «sino zamacuecas». Las familias «de la alta clase» no concurrían en esa ocasión a pasear a Amancaes; sólo participaban artesanos, obreros y trabajadores en general, quienes regresaban a pie, a caballo y en todo tipo de carruajes, «bajo la acción del aguardiente y de la chicha, bulliciosos y alegres».
Así transucrrió por muchos años como una fiesta tradicional- popular.
Venía de la época de la colonia. En sus inicios tuvo carácter eminentemente religioso. Acudían a rezar en la capilla edificada bajo la advocación de San Juan (por haberse puesto la primera piedra el 24 de junio) autoridades de la iglesia, del mundo político y de la administración del Estado para rendir homenaje al santo patrón de muchas ciudades de España donde era venerado.
 
Poco a poco se fue convirtiendo en una fiesta pagana, o , si queremos ser menos duros, se transformó en una festividad de carácter popular a la que concurrían «hombres y mujeres con merienda e instrumentos de música, danzas y otros entretenimientos», según dijera Juan Antonio Suardo en su Diario, escrito entre1626 y 1639. Joseph de Mugaburu señala que el duque de la Palata, Melchor de Navarra y Rocaful, frecuentaba la Alameda, pero a veces distanciaba sus paseos un poco más allá en compañía de su esposa, hacia el lugar conocido después como Pampa de Amancaes; los virreyes posteriores a él lo imitaron. En ese paraje habían perdices y venados, que incitaban a la caza a los visitantes.
Pero, ¿qué es un amancae o amancay? «Es una especie de narciso amarillo» (Juan de Arona). «Es una hierba anual, que crece en el suelo arcilloso o pedregoso, y principalmente en las lomas costeñas cuya altura varía de 200 a 1,000 metros. De junio a agosto se decora con numerosos bulbos amarillos, de olor aromático»(Tauro).
 
Del Mariscal Castilla al «oncenio» de Leguìa

El Mariscal Ramón Castilla solía visitar la pampa y ordenar a la caballería «un aparatoso simulacro de combate», que era el espectáculo esperado por los concurrentes. Uno de sus invitados a ese lugar fue, en 1851 el notable argentino Bartolomé Mitre.

Durante el oncenio de Leguía (1919 – 1930) esta celebración empezó a ser diferente. Organizada por el alcalde del Rímac señor Juan Ríos desde 1927, hubo concursos de caballos de paso con premios a los propietarios de los mejores potrillos o potrancas inscritos y, naturalmente, a los chalanes mejor presentados.

Se establecieron certámenes de baile y música tanto de la Costa como de la Sierra; intervenían también las bandas militares. Con razón Augusto Paz -criollo limeño del grupo de «Karamanduca»- formuló esta crítica: «Ya la celebración de San Juan de Amancaes ha perdido por completo su sabor y su estilo. Ahora todo tiene carácter muy serio, pues se realiza a base de un programa oficial».  Concurrían el Presidente de la Repúbica, los miembros de su gabinete, el cuerpo diplomático y los funcionarios de la administración pública; todos ellos con sus respectivas familias y de esa manera, lo que antes había sido una reunión eminentemente popular, se convirtió en cierta forma en una especie de cita de carácter social y político.

Pero…. volvamos a la fiesta. En 1928 se presentaron los hermanos Condemarín de Piura: tocaron y cantaron marineras, tonderos y resbalosas, acompañados por guitarras y cajón. También actuó la rondalla típica de ese departamento, que era dirigida por Juan Requena. Y el conjunto limeño «Sáenz», que interpretó igualmente bailes costeños.

El 24 de Mayo de 1930, el presidente Leguía, mediante decreto supremo, creó el «Día del Indio». El artìculo 1ro del citado dispositivo, dice «Declárase Día del Indio el 24 de Junio de cada año, fecha en que se celebra los concursos de Música y Bailes Nacionales de Amancaes».

La caída de su gobierno, a causa del golpe militar del comandante Sánchez Cerro, significó la lenta desaparición de la fiesta de Amancaes, aunque hubiese intentos (fallidos) por que se proyectase en el tiempo. Entre 1938 y 1939 se trabajó bastante para que todo continuase como algo natural, que tenía raíces antañeras. Conjuntos criollos (trío «Miraflorino», cuarteto «Pedro Icochea») interpretaron música de Pinglo y de otros grandes de la música criolla; parejas conformadas por Francisco Monserrate e Isabel Fontané, Gerardo Jiménez e Irene Risco, participaron en concursos de marinera; el Regimiento de Infanterìa No. 7, mediante su banda de músicos, puso también las notas de alegría. Pero ya todo era como ir contra el tiempo. Definitivamente, Amancaes pertenecía al pasado.

* Rïmac: Abajo el Puente: Juan Charry Aysanoa, LIam 1989

* Canción criolla: Memoria de lo nuestro, Lima 1999

ENVIADO POR: José Olivera y Cecilia Núñez