Erasmo Díaz: El compositor del amor

Erasmo Díaz Yuiján
Erasmo Díaz Yuiján

Después del homenaje que el compositor Erasmo Díaz recibiera con el álbum Sólo Erasmo, prepara jóvenes valores del criollismo con algunos de sus nuevos temas

El sendero sinuoso del amor alimenta sus composiciones. Hace más de medio siglo, Erasmo Díaz Yuiján (Chincha, 1925) descubrió en la música el mejor lenguaje para comunicar sus sentimientos. Todo se lo debe al piano Wetzell que heredó de sus abuelos y al incansable apoyo de “mamá Angélica”.

A los diez años viajó a Lima e ingresó en el colegio Salesiano de Breña. Allí conoció a Mario Cavagnaro –“compañero de carpeta y travesuras”- y juntos reafirmaron su vocación artística al compartir la música sacra con la ejecución de todo tipo de géneros.

En 1949, mientras dirigía el conjunto criollo de Radio América y estudiaba derecho en la Casona de San Marcos, Erasmo conoció al amor de su vida: Anita Tang. La cortejó día y noche, sin mayor resultado. Hasta que, inspirado, le compuso su primer –y más famoso- valse: Cariñito.

La dulzura de la canción (hoy llegas a mi lado / como una bendición / jamás quiero que te apartes / tú de mi corazón) conmovió y sedujo a la muchacha, hasta el punto de que, luego ella aceptara casarse con él.  Ahora, cincuenta años después, no sólo continúan casados, sino, además, disfrutan de los placeres que les otorgan cinco hijas y dos nietos.

“En estos días no existe el romanticismo de antaño. Los jóvenes van a otro ritmo, cambian de pareja demasiado pronto. Desconocen que, con el tiempo, el amor verdadero se transforma, que significa un aprendizaje continuo. Por eso, el amor fue y será la principal motivación de mi obra”, afirma.

Su creatividad se traduce en valses –Sincera confesión, Valsecito del ayer, Amé y perdí-, en boleros –Te esperaré- e incluso en un festejo como La parrita. Además de Olvídame, el tema que lanzó al estrellato a Eva Ayllón durante el Festival Criollo de Sullana de 1978.

El autor criollo reconoce que, al componer, son igual de fructíferos el enamoramiento y las desilusiones amorosas. “El amor frustrado, el engaño y el despecho producen una sensación única, que a la juventud contemporánea le fascina. Por eso, mis composiciones actuales se relacionan con esos temas”.

Así, cada sábado se reúne en su casa con jóvenes valores del criollismo –Pamela Abanto, Carlos Castillo y Roxana Molina-, quienes interpretan sus temas inéditos. De ese modo dan vida a un nuevo registro del compositor en piezas que reflejan las pérdidas amorosas (Amigo de qué) y el desamor (Con qué derecho).

A ello se suma el homenaje musical que recibe con el disco Sólo Erasmo de Vilma Chávez y producido por Lucho González, que reúne a diez de sus clásicos y dos temas nuevos que corroboran su vigencia: En Lima fue y Mirador del puente.

Risueño, y con saludable sinceridad, confiesa que su amor por la música es inmenso. Por eso, no se opone a que se renueve y evolucione. Aunque a sus 77 años es un hombre realizado, considera que su mayor sueño continúa siendo la globalización de nuestros ritmos.